02/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Buscando las palabras

01/02/2005
Para los maestros y editores de revistas en dialectos taiwaneses como Tân Hong-hu-i, quien se especializa en holo o minnan, Taiwan es una sociedad iletrada. Muchos taiwaneses no tienen idea de que las primeras colecciones de obras de ficción y prosa publicadas en Taiwan en los años veinte, no fueron escritas ni en chino ni japonés -los idiomas de la clase gobernante colonial. En su lugar, aquellas fueron escritas en una versión romanizada de holo, el idioma del mayor grupo étnico de Taiwan, que representa más del 70 por ciento de la población.

Pocos taiwaneses saben que una ortografía holo independiente ha existido por más de un siglo y medio, y mucho menos gente se da cuenta de que es un sistema sofisticado capaz de expresar pensamientos profundos.

“Nuestra enseñanza de idioma ha colocado poco énfasis en la romanización, hasta para el aprendizaje de la pronunciación”, dice Tân. “Lo que la gente posee son a menudo conceptos muy vagos e incluso errados sobre la romanización de holo”.

En respuesta a la creencia general en Taiwan de que muchas palabras taiwanesas no pueden ser escritas, Tân indica que lo que en realidad están diciendo es que no tienen caracteres chinos. Sin embargo, los equivalentes romanizados están allí para cualquiera que le interese echarles un vistazo.

En Taiwan, todos los alumnos de primaria aprenden mandarín mediante una serie de 37 símbolos fonéticos no romanizados(ㄅㄆㄇㄈ...) que derivan de radicales, o los bloques para crear pictogramas básicos, de los caracteres han. Este sistema, diseñado y aceptado por el Gobierno Nacionalista en los años diez, conocido generalmente como bopomofo en inglés, dio lugar alrededor de cuatro décadas más tarde al nuevo sistema Pinyin de la administración comunista, que fue adoptado en 1979 por la Organización Internacional para la Estandarización, como la romanización estándar para el idioma chino moderno. Entre tanto, el sistema antiguo siguió vivo con el Kuomintang (KMT), que se trasladó a Taiwan a finales de los años cuarenta después de la derrota por parte del Partido Chino Comunista.

El resultado es que en Taiwan muy poca gente tiene alguna idea de qué tan útiles pueden ser los sistemas romanizados. A pesar de un primer impulso del gobierno del KMT para desarrollar un sistema romanizado para el mandarín, que en 1928 resultó en Gwoyeu Romatzyh, poca gente en Taiwan estaba al tanto de su existencia. Incluso después de haber sido revisado y reconocido oficialmente en 1986, nunca fue enseñado en las escuelas, y hasta fue catalogado con frecuencia como un método de transliteración por sistemas, diseñado por extranjeros tales como el Wade-Giles.

“El mundialmente usado alfabeto romano fue uno de los grandes inventos del hombre”, dice Lí Khîn-hoa-n, profesor de lingüística en el Instituto de Postgrado de Cultura, Idiomas y Literatura de Taiwan, de la Universidad Nacional Normal de Taiwan, que fue establecido en 2003. “Pero en lugar de aceptarlo como una propiedad para todos los seres humanos, nuestra cultura tiende a salvaguardarse de ese tipo de influencia exterior”. En un prefacio de un libro de texto sobre ortografía para idiomas chinos, Lee Yuan-tseh, presidente de la Academia Sínica, dice que él piensa que el escaso conocimiento de los estudiantes taiwaneses de la romanización es una gran desventaja del sistema educativo de Taiwan.

La romanización de los idiomas locales es esencialmente una parte integral de la historia social, cultural y literaria de Taiwan. El primer ejemplo conocido data del período colonial holandés (1624-1662), cuando los misioneros romanizaron el dialecto Siraya hablado por los habitantes austronesios de los llanos sudoccidentales para enseñarles y convertirlos al cristianismo mediante libros y testamentos traducidos. Más de un siglo después que los holandeses se marcharon, el pueblo Siraya continuó usando el sistema romanizado para escribir títulos hipotecarios, contratos de compraventa o de arrendamiento.

En cuanto al modelo de escritura coloquial peh-o-e-ji- (POJ) que empleaban los poetas y escritores holo como Lí, la historia se remonta a la primera mitad del siglo XIX, después que un importante número de chinos han ya se habían establecido en Taiwan. Una gran diferencia de la tradición clásica de los caracteres han que estos emigrantes trajeron consigo, las escrituras romanas estaban diseñadas para registrar el lenguaje cotidiano de los predicadores cristianos, especialmente los de la Iglesia Presbiteriana.

Los misioneros vinieron a Taiwan en grandes cantidades, después que se flexibilizaron las restricciones sobre actividades misioneras aproximadamente a mediados del siglo XIX, bajo el régimen de la Dinastía Qing de China. Ellos tradujeron la Biblia al holo, hakka y lenguas aborígenes romanizadas, compilaron diccionarios, publicaron diarios y libros de texto para aprendices del nuevo sistema ortográfico, y escribieron ensayos en POJ sobre temas tales como matemáticas y medicina. En 1926, Te-n Khe-phòan (1896-1951) publicó su novela en POJ, Línea entre la vida y la muerte, proclamando una era de literatura taiwanesa moderna en una época en la que ninguna obra literaria importante escrita en caracteres chinos, hubiese afirmado su derecho sobre la historia de la literatura taiwanesa.

A pesar del origen de POJ como una herramienta para la instrucción religiosa, los seguidores de la iglesia, como el pueblo Siraya, no dudaron en usarlo en la vida cotidiana, por ejemplo, para tomar notas y escribir cartas. Muchas mujeres que no tenían educación formal eran perfectamente letradas en escritura romana. Entre las generaciones mayores, aún hay gente que puede leer y escribir en letra romanizada.

Hasta los años setenta, el Gobierno prohibió el uso de este sistema ortográfico para uso público, ya que aquel promovía el mandarín como el único idioma nacional. Los sermones y la Biblia en cualquiera de los dialectos locales fueron dejados fuera de la iglesia. Una de las razones para esta prohibición era el temor de que las escrituras que no eran de caracteres chinos, pudieran fomentar el desorden social en la que era una sociedad bajo ley marcial.

Desde los años ochenta, aproximadamente en la época de la abolición de la ley marcial en 1987, el POJ, o versiones revisadas, han reaparecido en el movimiento Tâi-bûn (escritura taiwanesa), y ya no se les prohibe a los creyentes religiosos. Ha sido adoptado por la mayoría de los periódicos Tâi-bûn de los cuales existen alrededor de 10, como por ejemplo, el Tâi-bûn Thong-Sìn, publicado en 1991 y el Tâi-bûn Bóng Pò, que comenzó en 1996, y del cual Tân es una editora.

En oposición a los modelos de todos caracteres o todo romanizado, estas escrituras usan un modelo mixto. En una sociedad dominada por la circulación de caracteres han, la romanización total es inaceptable para la mayoría de la gente, pero al mismo tiempo la tradición china tampoco satisface. “Por lo menos 15 por ciento del idioma holo no se ajusta a la tradición han”, dice Li. “Estos son residuos que han sobrevivido el proceso de asimilación, bajo el que el holo finalmente fue dominado por los chinos han que invadieron desde la región norteña de China”. Además, el holo taiwanés ha prestado y absorbido mucho de otros idiomas como los dialectos aborígenes austronesios, el holandés, japonés, e inglés. “Los escritores que usaban solamente caracteres han, producían en el mejor de los casos obras poco elegantes”, dice Tân.

La alternación de caracteres han y escritura romana ahorraba por una parte el problema de inventar caracteres han, y por otra, ilumina elementos holo que se diferencian del dominante idioma han, según Lí. Para él, el modelo mixto sólo representa una fase transitoria, que permite a la gente acostumbrarse a la escritura romanizada, antes de romanizar finalmente el idioma y abandonar la tradición china han.

Para muchos partidarios de Tâi-bûn, la romanización es también una manera más efectiva de preservar las lenguas maternas de la gente taiwanesa. “Es mucho más fácil de aprender que los caracteres han”, dice Tân. “No voy a decir que los caracteres han son buenos o malos, pero aparentemente toma mucho más tiempo perfeccionarlos".

En 2004, Lí y Tân ayudaron a fundar la Coalición Mun- dial para las Lenguas Taiwanesas, con el fin de promover la educación del idioma taiwanés, entre muchos otros. La organización está particularmente preocupada por la inconsistencia de la romanización en los diferentes libros de texto. Para el idioma holo, hay tres sistemas principales que están compitiendo entre sí: el POJ; el alfabeto fonético de idioma taiwanés, una forma revisada del POJ que emplea numerales al lado de cada palabra, en lugar de diacríticos para indicar el valor del tono de voz; mientras que el Tongyong Pinyin, o transliteración general, es el sistema de romanización oficial del mandarín del Gobierno, que está siendo extendido a todos los dialectos taiwaneses.

La mayoría de los lingüistas están de acuerdo en que los tres sistemas son de hecho muy parecidos, y algunos mantienen que sólo se necesita tiempo para que se integren. Hacia finales del año pasado, el Comité de Idiomas Nacionales del Ministerio de Educación tomó una importante medida al completar una lista de 300 palabras o frases recomendadas de holo para libros de texto de secundaria y primaria, y también para el uso general. “Esta lista incluye caracteres han y escritura romana que podría ocupar el lugar de caracteres han controvertidos o inapropiados”, dice el jefe del Comité, Robert L. Cheng. “No voy a decir que son términos absolutamente correctos, pero representan un acuerdo adecuado entre intelectuales, escritores, maestros y practicantes”.

Para Cheng, el acuerdo local es mucho más importante que la posición del holo en la tradición del chino han clásico. Y al igual que Lí, él no ve la necesidad de que los dialectos taiwaneses se ajusten a esa fuerza unificadora. “El idioma es ante todo un fenómeno de aspectos concretos culturales”, dice él. “Y tenemos que respetar la posibilidad única de cada idioma”.

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