28/04/2024

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Historias de perros lanudos

01/07/2000
“¿Cuánto cuesta ese perrito?” no es lo realmente relevante. La pregunta verdaderamente importante es ¿cuántos perritos hay allí? Según el Consejo de Agricultura, a fines del año pasado, el número de perros callejeros alcanzaba aproximadamente los 660.000, o uno por cada 34 personas. La cifra verdadera es seguramente mucho más alta.

Cada vez que Kuo Chiu-chu ha bla sobre los perros callejeros de Taiwan, casi se le salen las lágrimas. Kuo es la administradora de una escuela, además es miembro de la Asociación para la Conservación de Animales del Distrito de Taoyuan (TCACA, siglas en inglés), de allí que esté al tanto, más de lo que quisiera, de la crueldad hacia los animales. Por ejemplo, cita un artículo de un diario local, escrito en febrero pasado por un policía de un puesto ubicado en una isla pequeña de los alrededores, donde narra que ha visto a sus camaradas cumplir las instrucciones de sus jefes: golpear perros callejeros hasta matarlos, o atarlos y arrojarlos al mar. Kuo se estremece con sólo recordar a una perra y sus cachorros, expuestos a un viento mordaz en un refugio para perros callejeros de la ciudad. “Incluso, supe de un perro que fue matado a golpes en un colegio de secundaria superior, delante de los estudiantes”, dice tristemente. “¿Qué tipo de educación es esa?”

Hasta hace poco, el problema de los perros callejeros de Taiwan parecía haber alcanzado el nivel de epidemia incontrolable. Comenzó, como de costumbre, teniendo poca importancia. Algunas personas abandonaban sus perros, dejándolos vagar por las calles. Por no haber sido esterilizados, el número de perros comenzó, de inmediato, a elevarse velozmente. No habían refugios a donde llevarlos para que cuidaran de ellos, porque el concepto de bienestar animal, conocido desde hace tiempo en muchos países occidentales, no se había asentado aún en Asia. Esta mezcla de factores se transformó en una temible amenaza, porque a pesar de que el último caso de rabia registrado en la isla data de 1958, muchos de los perros podrían formar jaurías y atacar a cualquiera que se les acercara.

La TCACA, creada en 1998, con sede en el distrito de Taoyuan al norte de Taiwan, es una de las diversas organizaciones que están haciendo lo que pueden para que se tomen las medidas correctas, en particular en lo que se refiere a educar a la gente sobre “el mejor amigo del hombre”. Este tipo de educación es definitivamente necesaria. Según un estudio realizado a finales de 1999, publicado por el Consejo de Agricultura (COA, siglas en inglés), el número de perros callejeros en Taiwan es aproximadamente 660.000. No obstante, la cifra pudiera, en realidad, ser mucho más alta, porque en ese estudio se excluyeron varios lugares muy frecuentados por perros callejeros: mercados, basureros, y áreas montañosas. Las estadísticas oficiales fueron tergiversadas, por cuanto la cifra aproximada del número de mascotas –2,1 millones– incluía más de 380.000 perros sin hogar, pero que eran alimentados en las calles por gente de buen corazón.

En una sociedad donde todavía hay gente que se queja del tratamiento inhumano hacia los perros callejeros, especialmente en la comunidad de extranjeros que residen en Taiwan, la TCACA está tratando de inculcar una actitud más compasiva y afectiva. Por lo menos, sus miembros están decididos a erradicar la práctica de comer carne de perro, considerada una delicadeza por ciertas personas que conservan la costumbre tradicional de generaciones pasadas de comer esta carne cuando el clima se torna frío. “Hemos manifestado en contra de las tiendas de la llamada ‘carne sabrosa’, y eso ha funcionado”, dice Su Chia-ming, de la TCACA y concejal de la ciudad de Taoyuan. Su asegura que esos establecimientos ya han sido erradicados en Taoyuan.

Además, Su se queja de que, sobre el tema de los perros callejeros, se ha hablado mucho, pero hecho poco, y la TCACA quiere cambiar esto. Sus soluciones incluyen promover la esterilización y adopción de perros callejeros, y ayudar a crear refugios de animales más humanos en el distrito. La Ley para la Protección de Animales (APL, siglas en inglés) promulgada en noviembre de 1998, estipula que los gobiernos locales deben establecer o autorizar a las organizaciones o grupos privados para crear refugios de animales, y la TCACA intenta hacerse cargo de la administración del refugio de perros callejeros de la ciudad de Taoyuan, que actualmente es responsabilidad del escuadrón de eliminación de desechos. “Antes, en ese refugio tenían una política de eliminación muy simple y directa –atrapar y matar”, dice Chen Yi-cheng, de la TCACA, otro concejal de la ciudad de Taoyuan. “La situación no cambió hasta que la presión que ejerció nuestra asociación les obligó a cambiar su manera de pensar”.

Los métodos usados para eliminar a los perros callejeros, son el centro de la controversia actual entre las agencias gubernamentales y las organizaciones privadas que tienen interés en este asunto. La mayoría de los grupos privados defensores de la protección de los animales están en contra de la política de atrapar y matar, aún cuando se utilizan inyecciones indoloras para sacrificarlos. Kuo Chiu-chu señala que mucha gente no está dispuesta a enviar los perros a los refugios, porque cuando están repletos, hasta los saludables son sacrificados. Otro grupo que se opone totalmente a esta política es la Asociación para la Protección de Animales de China (CAPA, siglas en inglés), con sede en Taipei. “Si nuestro Gobierno continúa matando perros”, dice Shen Jung-chen, “seguiré luchando en su contra hasta el último día de mi vida”. Shen, quien es la presidenta de CAPA, llama a la APL “la ley para sacrificar animales”, porque aunque prohíbe el sacrificio indiscriminado de animales, estipula ocho casos excepcionales. “Soy budista”, dice. “Matar jaurías de perros no es bueno para el futuro de este país”.

CAPA, creada en 1996, tiene como política fomentar la adopción de perros callejeros. Dentro de una comunidad, “madres voluntarias” aceptan la responsabilidad de esterilizar, alimentar y cuidar cierto número de perros hasta que se les encuentra un hogar. Este método funciona bien. A medida que los perros sean adoptados o mueran de causas naturales, en el caso de los más viejos, el número de perros callejeros disminuirá gradualmente y el medio ambiente mejorará.

Las “madres voluntarias” hacen lo posible por esconder los perros a su cargo, evitando a los perreros de la ciudad. “Ellos pertenecen a la comunidad”, dice. “Nadie puede quitárnoslos. Sabemos que no podemos dejarlos en las calles para siempre, pero ¿cómo podemos enviar estos perros a los refugios, públicos o privados, si no confiamos en ellos?” Shen siempre trata de evitar que los perros que han sido esterilizado sean sacrificados. “¿Por qué deben sufrir doble? Es opresivo y avergonzante”.

Toda regla tiene su excepción, por supuesto, y algunas veces el sacrificio de perros es el único recurso. Incluso Shen Jung-chen, de CAPA, da su aprobación a la eutanasia, siempre y cuando, sea cuidadosamente supervisada y verdaderamente necesaria, por ejemplo, si el perro está gravemente enfermo. Sin embargo, muchos funcionarios gubernamentales y expertos que ayudaron a redactar la APL sostienen que éste es un serio problema.

Sencillamente, no es posible ofrecer refugio a todos los perros callejeros de Taiwan por tiempo ilimitado. Los recursos son escasos y deben emplearse con sensatez. “Si quiere hablar de brutalidad, hay que referirse a la gente que abandona esos perros, no a quienes los atrapan y sacrifican”, dice Hsia Liang-chou, profesor de biología en la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología de Pingtung (NPUST, siglas en inglés). El indica que en muchos países extranjeros se emplea el sacrificio de animales callejeros, y en algunos casos, la cifra de animales sacrificados anualmente sobrepasa a la de Taiwan. “El asunto primordial no es matar”, indica. “Es la manera en cómo se lleva a cabo el sacrificio. Es importante hacerlo indoloro”.

Según Hsia, la renuencia de los budistas a aceptar este concepto ha tenido un impacto negativo en el control de los perros callejeros en Taiwan. La gente no sabe simplemente qué hacer con los animales que, por una razón u otra, ya no desean tener. Es difícil encontrar un hogar para ellos y, para muchos taiwaneses, sacrificarlos no es una opción. En otras palabras, la situación es muy difícil de resolver.

De hecho, sin embargo, la situación es menos grotesca que lo que alegan muchos grupos a favor de la protección de los animales. Por ejemplo, aunque la APL permite que los refugios sacrifiquen animales no reclamados ni adoptados, eliminándolos legalmente siete días después de la notificación al cuidador registrado, los refugios tienen mucha discreción y, mientras tengan espacio, postergan el sacrificio del animal. Los colaboradores hacen lo posible por encontrar un hogar adoptivo para los perros, incluso después de haberse cumplido los siete días, aunque sus esfuerzos se ven obstaculizados por la regla de “sólo dos perros por adoptante”.

Sin embargo, ellos sí tienen una importante ventaja en comparación con el resto de la isla. En el distrito rural de Pintung, en el extremo sur de Taiwan, muchas granjas locales necesitan de perros guardianes adultos. Los agricultores no tienen objeciones a los animales “excesivamente sensibles”, difíciles de adoptar por familias con niños pequeños, por ejemplo –de hecho, cuanto más agresivo el perro, más posibilidades de ser elegido. El resultado es que, con excepción de los perros enfermos o los que por algún motivo deban ser sacrificados, los empleados del refugio tratan de encontrarles un hogar a casi todos los perros callejeros que pasan por allí.

En el refugio de la NPUST, los perros adultos y los cachorros tienen sus áreas especiales. Los machos son generalmente separados de las hembras. Hay mucho espacio de esparcimiento, y se controla la existencia de pulgas u otras plagas. Los visitantes quedan sorprendidos por la casi total ausencia de malos olores. Hsia se siente orgulloso de este lugar que, según él, es el primero de su tipo en Taiwan en tener tan altos estándares. Es el resultado de la reciente acción del COA de establecer refugios de calidad alrededor de toda la isla. En mayo de 1999, frente al hecho de que muchos perros callejeros estaban confinados en las condiciones más depravadas, el Gabinete aprobó un presupuesto de NT$110 millones (US$3,55 millones) para la creación de refugios para animales abandonados en doce ciudades y distritos. “Construir estos refugios es definitivamente la tarea más importante”, afirma Hsia, quien ha ayudado a diseñar y establecer refugios en diversos lugares.

Este refugio también funciona como un centro de formación para los perreros y otros empleados encargados del bienestar de los animales, que por mandato de la ley, debe existir en cada ciudad y distrito. En agosto de 1998, catorce representantes del COA, varios gobiernos locales y la NPUST, participaron en un curso de formación organizado por la Sociedad Humana Hawaina, donde aprendieron cómo transmitir las destrezas necesarias a las personas interesadas en el problema de los perros callejeros –cómo atrapar, limpiar y examinar perros callejeros, los diversos métodos de adopción, y las formas de enlace con la comunidad. El refugio ya ha entrenado a más de mil aprendices.

Eso es exactamente lo que necesita la isla, según Yeh Li-sen, profesor de medicina veterinaria de la Universidad Nacional de Taiwan (NTU, siglas en inglés), quien cree que las destrezas humanas son el punto importante. El indica que Taiwan no posee ninguna organización que pueda ejercer la autoridad total, efectiva e independiente sobre la enorme población de perros callejeros de la isla. Diferentes agencias gubernamentales, tales como aquellas responsables por el bienestar animal y la protección ambiental respectivamente, por algún motivo, no logran trabajar conjuntamente bajo una dirección unificada y con responsabilidades concretas.

Este sistema fragmentado significa, entre otras cosas, que la gente adecuada para el trabajo se halla en raras ocasiones en el lugar correcto para llevarlo a cabo. Es una pena que, frecuentemente en el pasado, los perros callejeros estuvieron al cuidado de funcionarios que no poseían ni experiencia ni entusiasmo –que es precisamente por lo que Yeh considera tan importantes los programas de formación de la NPUST. “Si se coloca la gente incorrecta, se desaprovecharán los recursos gubernamentales, un ejemplo es la compra de equipos inútiles, y de este modo, cualquier proyecto de mejora terminará en el fracaso”, dice él. El sugiere que deberían seguirse los modelos americanos y europeos, para establecer un sistema administrativo capaz y coherente, con personal bien formado y cuidadosamente seleccionado.

El asunto de los perros callejeros es un problema muy visible y conocido por todos. “Esos perros están allí afuera, vagando por las calles, donde pueden ser vistos fácilmente por los residentes locales, así como por los turistas”, indica Yeh. La presión extranjera es un arma valiosa en la guerra contra la indiferencia. Algunos grupos locales de protección animal, tales como CAPA, han desarrollado buenos contactos con sus equivalentes extranjeros, especialmente en Alemania. Cada vez que aparece un caso de maltrato de perros en los titulares de las noticias de Taiwan, Shen Jung-chen, de CAPA, se encarga de que el reportaje llegue a las manos de organizaciones agresivas como Gente para el Tratamiento Etico de los Animales, con la que se puede contar para ejercer presión internacional. No todos los activistas locales están de acuerdo con este método, desaprobando la excesiva dependencia en la ayuda exterior. Shen no se arrepiente. “Ellos dicen que soy una agitadora, pero si estos asuntos son reportados por extranjeros en Taiwan, nos hallaremos en mayores problemas”, dice. “Estoy haciendo el papel de escudo protector para mi país. De lo contrario, nos hallaremos asechados por las sanciones económicas internacionales”.

“Lo que ha manchado nuestra imagen en el extranjero es lo que nuestro Gobierno ha dejado de hacer, no lo que la gente dice sobre ello”, dice Yeh Li-sen. “Acusar a la gente por decir la verdad, si realmente es la verdad, no funciona. Las acusaciones deben verse como un impulso saludable”. La publicidad que ha tenido el problema de los perros callejeros en Taiwan, tanto a nivel local como en el extranjero, según Yeh ha sido “un golpe de suerte para Taiwan”, que ha traído como resultado la promulgación de reglamentaciones más estrictas. Por ejemplo, la APL estipula el registro de las mascotas, una regla que todavía no es obligatoria en muchos países extranjeros.

Conforme al Artículo 19 de la ley, los propietarios deben registrar el nacimiento, adquisición, transferencia, pérdida y muerte de sus mascostas, con las organizaciones competentes que otorguen certificados de identificación a las mascotas y puedan implantar microchips. Estos últimos son instrumentos particularmente potentes, que contribuyen a la protección de las mascotas: cuestan alrededor de NT$1.000 (US$32) cada uno (precio que incluye el registro y la vacuna contra la rabia), y pueden ser insertados de manera indolora entre los omóplatos del animal, mediante una simple inyección. “Esta reglamentación tiene como fin resolver la situación que surge cuando la gente compra animales por un simple impulso, que pronto se convierte en indiferencia y termina con el abandono del animal”, dice Yeh, que dirigió a los activistas que presionaron por la aprobación de este artículo de la APL durante el proceso legislativo.

Sobre el papel, la APL es un hito para el bienestar animal en Taiwan. Consagra la protección de todos los animales, pero el Artículo 19 es de especial importancia para los perros callejeros de la isla. Por desgracia, sin embargo, la implementación de la ley está apenas comenzando, y no todo se ha desarrollado tranquilamente.

“El Gobierno no está bien preparado”, se queja Huang Wan-ju, de la TCACA, concejal del distrito de Taoyuan. “En el presente, esta ley son sólo palabras vacías, porque no existe la maquinaria esencial para ejecutarla”. ¿Ejemplos? Algunos inconvenientes en el suministro de microchips para implantar en los animales han obstaculizado el procedimiento de registro obligatorio. Por otra parte, el Gobierno aún tiene que establecer un sistema general para el reclutamiento de funcionarios que se encarguen del bienestar animal, quienes desempeñarán un papel fundamental en la ejecución de la ley. Huang recuerda amargamente cuando en una ocasión reportó a la policía a un vendedor ilegal de carne de perro. Un funcionario le dijo: “No teníamos idea de que debíamos proteger los animales, así como a los humanos”.

Como siempre, la educación es la clave para resolver este problema. “Los padres advierten con frecuencia a sus hijos que deben mantenerse lejos de los perros, porque muerden”, dice Hsia Liang-chou. “Esa es una manera incorrecta de definir la relación entre los animales y los seres humanos”. El sugiere que todas las escuelas ofrezcan cursos para enseñar a los niños a respetar y cuidar los animales. ¿Quién sabe? Esto, incluso, podría ayudar a mejorar el trato mutuo entre los seres humanos.

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