05/05/2024

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El último Shangri-la

01/01/2001

MatsuHsieh Chao-hua

eguramente que cualquier lugar que provoque la mezcla de emociones expresadas en esta corta estrofa debe ser especial. Las Islas Matsu abarcan aproximadamente veintinueve kilómetros cuadrados, y están integradas por unas veinte isletas que han sido comparadas con una sarta de perlas dispersas cerca de la desembocadura del río Min en Fukien. El archipiélago está compuesto de roca ígnea y su clima se caracteriza por lluvias monzónicas durante el invierno y niebla en el verano. Nankan es el principal centro político, económico, cultural y educativo de esta cadena.

El paisaje es espectacular, convirtiendo este ramillete de islas en un imán para los especuladores que desean desarrollar centros turísticos. La mayor parte del terreno montañoso aloja una combinación única de instalaciones militares, monumentos históricos, arquitectura tradicional sureña china, e incluso limpias playas esparcidas. Mucha gente considera que Matsu es un centro potencial para la pesca recreacional, debido a que numerosos canales profundos en las aguas cercanas son ricos en peces, tanto endémicos como migratorios. El archipiélago posee una flora radiante, muchas plantas son raras, asimismo han sido registradas más de 250 especies de aves, la mayoría de ellas migratorias. El año pasado, ocho de las isletas fueron clasificadas como el 12º refugio de vida salvaje de Taiwan por el Consejo de Agricultura (COA, siglas en inglés).

De hecho, el mayor atractivo de Matsu podría ser su vida salvaje. En agosto pasado, los medios de comunicación domésticos e internacionales acudieron a esta área tras el descubrimiento, en una de las islas más pequeñas, de ocho golondrinas de mar copetudas pequeñas chinas, una especie de ave marina en peligro de extinción, junto a cuatro nidos. El COA estima que el número total en todo el mundo de esta ave, descubierta en 1863, es menos de cien. “Puede decirse que la golondrina de mar copetuda pequeña china es casi una criatura mítica”, dice Lucia Liu, una investigadora en el Instituto de Zoología de la Academia Sínica. “Nadie sabe dónde se reproducen, y no existen registros documentados sobre su comportamiento y ecología”.

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Los militares omnipresentes de Matsu ­aparte de defender las islas, han construido caminos, represas, y plantas eléctricas, lo que ha beneficiado a la población civil.

Todo esto se suma a la atmósfera de lejanía y misterio que caracteriza a Matsu, que tomó su nombre de la Diosa del Mar. La leyenda narra que ella era la hija de un pescador durante la dinastía Sung (960-1279) que nació en una isla cercana a la costa de la provincia de Fukien. De niña, tenía habilidades excepcionales y una profunda piedad filial. Se cuenta que sus restos fueron sepultados en Nankan, la isla más grande del grupo, tras ahogarse tratando de rescatar a su padre que había naufragado. Los residentes locales devotos erigieron un templo para conmemorar su coraje, y hasta hoy día los pescadores adoran a Matsu, acreditándole milagros que ocurren en el mar, ya sean grandes o pequeños.

Con todo esto, ¿cómo es posible que Matsu no se haya convertido en un centro turístico desde hace mucho tiempo? Algunos residentes indican que la costa, aunque inexplorada y espectacular, cuenta con pocas playas adecuadas para nadar. Pero el verdadero motivo puede resumirse en dos palabras: el ejército. Dondequiera que vayan los turistas en Matsu, escucharán la marcha de los soldados. El grupo de islas se encuentra a menos de seis millas de la costa de China continental, y durante cinco décadas ha sido muy protegida de la invasión de las fuerzas armadas de China continental.

La agobiadora presencia militar trajo muchos beneficios a la población civil de las islas. Los militares apostados allí han construido caminos, embalses, y plantas de electricidad. También han contribuido a suavizar la apariencia desértica de los farallones de roca ígnea, plantando árboles y otras plantas. La mayoría de los isleños cultivaban hortalizas y criaban aves de corral y ganado (y algunos todavía lo hacen), que vendían a los oficiales de aprovisionamiento del ejército, mientras que un número de pequeñas empresas de servicio aparecieron para servir tanto al personal militar como a los residentes locales.

Liu Li-chyun es el jefe del Gobierno del Distrito Lianchiang, que es el órgano administrativo local responsable de Matsu. El indica que los residentes de Matsu nunca pueden olvidar que viven cerca de una zona de guerra. En décadas pasadas tuvieron que resistir la agresión de China continental, algunas veces ruidosas transmisiones de propaganda con altoparlantes desde el otro lado del Estrecho, algunas veces bombardeos (aunque ésto cesó ya hace mucho tiempo). Además, el desarrollo económico local siempre ha ocupado un segundo lugar ante la necesidad de la defensa nacional.

Durante muchos años antes de 1992, los subsidios anuales para el desarrollo de infraestructura suministrados por el Gobierno Central estaban limitados a NT$50 millones (US$1,6 millones). A partir de 1993, poco a poco comenzaron a elevarse hasta los actuales NT$2.000 millones (US$64,5 millones). Un contraste en comparación con su vecina sureña Kinmen, otra isla cercana con una concentrada presencia militar, que en 1991 tuvo un presupuesto de NT$700 millones (US$22,6 millones) que se elevaron a NT$4.800 millones (US$154,8 millones) en 1999 y NT$5.700 millones (US$183,9 millones) el año pasado. La carestía de fondos frenó el desarrollo del archipiélago de Matsu, y hasta hoy su ritmo de desarrollo es más lento en comparación con el resto de Taiwan.

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Un pequeño lugar sosegado, donde los turistas pueden tomar su tiempo para disfrutar del paisaje y relajarse.

Pero la flexibilización de las tensiones a través del Estrecho, junto con la reducción gradual de las fuerzas armadas de Taiwan, ha provocado un cambio significativo en el papel principal de Matsu como una fortaleza. El grupo isleño ha estado bajo control civil desde 1992. El pueblo de Matsu, al igual que el de Kinmen, disfruta ahora los mismos derechos que otros taiwaneses, incluyendo el derecho a participar en elecciones locales y nacionales, y la libertad de desplazamiento entre Taiwan y las islas cercanas.

La abolición de la ley marcial dejó a Matsu dependiente económicamente del personal militar, cuyo número se ha visto reducido de un máximo de 40.000 en 1970 a aproximadamente 10.000 hoy día. Esto afectó duramente a muchas empresas pequeñas, especialmente a aquéllas en los negocios de comida y entretenimiento. Hasta hace poco, la población de Matsu estaba disminuyendo. Hace treinta años habitaban allí 17.000 personas. Hoy, solamente 6.000 viven en Matsu.

El declive del sector de los servicios, asimismo como la escasez de oportunidades de empleo e instituciones de educación superior, han dado lugar a un éxodo de gente joven. La lista de industrias tradicionales de Matsu es un claro indicativo del porqué la mayoría de los jóvenes tratan de hacer sus vidas en otros lugares: pesca, agricultura simple, y fabricación de licor kaoliang. En el presente, la mayoría de los residentes trabajan en el servicio de funcionarios o tienen pequeñas empresas.

“Todos mis hermanos y hermanas se han mudado a Taiwan, y sólo me queda un amigo aquí”, dice Chen Yen-hsu, de 25 años, quien trabaja como empleado público contratado en la oficina del ayuntamiento. “La vida aquí es muy aburrida. Mis padres quieren que me quede, pero después de ahorrar dinero me gustaría ir a Taiwan, para poder tener más oportunidades laborales y una vida más emocionante”. Sus padres tienen una tienda de alquiler de libros de caricaturas, pero el negocio es lento y va empeorando.

parte de la visible presencia militar, Matsu tiene que batallar con otro asunto. Gracias a su remota ubicación está relativamente intacta, pero ésto también dificulta llegar allí. El aeropuerto es pequeño y no cuenta con un sistema de aterrizaje mediante instrumentos que ayude a guiar el tráfico aéreo. Tras un par de accidentes fatales de aeronaves comerciales, causados por el clima, Matsu se halla en la lista negra de la mente de muchas personas, quienes la consideran un lugar peligroso. El viaje por mar, frecuentemente encrespado, es muy largo y poco agradable, especialmente durante el monzón de invierno y la temporada de tifones en el verano.

El jefe del distrito, Liu Li-chyun, cree que su tarea principal es mejorar el sistema de transporte, tanto para ir al archipiélago, como dentro del mismo. El aeropuerto en la Isla Peikan, la segunda isla más grande de la cadena Matsu, está actualmente siendo renovado a un costo de NT$700 millones (US$22,6 millones). La pista será alargada y reubicada, y las montañas, peligrosas durante el último tramo del aterrizaje, van a ser niveladas. La terminación de la construcción de un aeropuerto completamente nuevo en la Isla Nankan está prevista para finales de este año. Cuanto esté listo, aviones mejor equipados como el DASH-300 podrán volar a Matsu, ofreciendo el doble de asientos disponibles.

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El espectacular paisaje costero natural ­sin embargo, muy pocas playas son aptas para nadar.

Actualmente, sólo una embarcación navega la ruta entre Matsu y el puerto de Keelung en el norte de Taiwan: el Tai Ma, que ofrece alojamientos medianamente austeros. Liao Yuan-long, director general de la Administración del Area Paisajística Nacional de Matsu, del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MOTC, siglas en inglés), ha sugerido la incorporación de un casino, una pista de baile, y un bar con karaoke, para hacer más entretenidas las siete u ocho horas de viaje. Reconociendo el benigno poder de la competencia, él está tratando también de interesar a otras compañías navieras para que sirvan esa ruta.

Los problemas de los turistas no acaban llegando a Matsu. Los autobuses públicos conectan solamente pueblos y villas, sin hacer paradas en los sitios turísticos. Durante los meses de invierno, los paseos en botes entre las islas son cancelados debido a los mares encrespados. Por ello, Liao, quien es un residente de Matsu, insta al gobierno local a forjar conexiones con los operadores de helicópteros civiles, con la esperanza de mejorar el transporte entre las islas, así como la compra de autobuses que lleven a los visitantes alrededor de la isla.

Varios proyectos de desarrollo de infraestructura contribuirán a que las islas prosperen: mejoras a caminos, represas, telecomunicaciones, muelles y sitios turísticos. Liu indica que estos planes ya han tenido un resultado positivo: durante los últimos dos años la población de la isla, tras un largo período en descenso, ha comenzado a aumentar otra vez.

¿Qué le depara el futuro a Matsu? “En el presente, la economía todavía depende en gran medida del consumo de los militares”, dice Liu. “En un futuro cercano, sin embargo, esperamos que el centro principal de la economía sean el turismo y los lazos de transporte directo a través del Estrecho”. Liu tiene confianza en el potencial turístico del archipiélago. “Se puede pensar en Matsu como el último Shangri-la. Por su aislamiento del resto del mundo durante tantas décadas y su carencia de contaminación industrial, su ambiente ecológico y paisaje costero están intactos. Los visitantes también pueden disfrutar de la rica herencia cultural e histórica del delta del río Min. Su ambiente sosegado, donde la gente puede tomarse tiempo para disfrutar del paisaje y relajarse, en vez de andar correteando entre tiendas antes de subirse otra vez al autobús que los lleva en gira”.

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La rara golondrina de mar copetuda pequeña china, es sólo una de las 250 especies que han sido avistadas en Matsu.

Es cierto que ahora muchos taiwaneses tienen más tiempo libre disponible, y algunos lo usan para conocer mejor su tierra natal. “Estoy realmente impresionada con la belleza de estas islas”, dice Rose Chang, que las visita por primera vez, y ha venido a Matsu con su esposo y dos hijos. “¡Es simplemente fantástico! Hay cosas aquí que no había visto nunca antes: túneles subterráneos, reliquias de guerra, villas tradicionales antiguas con estructuras de granito. ¿Regresaría aquí? Claro que sí”.

Pero hay inconvenientes: Debido a la falta de transporte público, Chang y su familia tienen que pasear por las islas en un taxi que cobra el equivalente en moneda local de US$20 por hora, o alquilar motocicletas, que son peligrosas en los terrenos montañosos. Además están desilusionados por la escasez de hoteles y restaurantes decentes. “Terminamos en nuestro hotel comiendo fideos instantáneos en varias ocasiones”, dice.

Chen Sai-hsiang abrió el primer hotel en Nankan hace cuatro años, anticipando la subida vertiginosa del negocio tras el regreso de las islas al control civil. “En este momento, nuestros mejores clientes son aún los militares y sus parientes”, dice. “No hay muchos turistas. No creo que tengamos suficientes instalaciones recreacionales y medios de transporte decentes para atraer a visitantes de Taiwan”. Los índices de ocupación en el verano son tolerables, pero en el invierno el negocio baja bruscamente. Chen y su esposo cancelan sus deudas, prescindiendo de empleados y haciendo todas las tareas por sí mismos.

Liu Li-chyun admite que las islas no están listas para el turismo, debido a su infraestructura inadecuada. Las evaluaciones ambientales preliminares de la capacidad de recibir turistas transitorios sugiere que su número no debería exceder de 5.000 diarios. “No queremos cometer el mismo error que se cometió en Kinmen, promoviendo el turismo antes de estar listos”, dice. “Queremos ofrecer calidad, para que los visitantes deseen regresar”. Liu sabe todo sobre Kinmen, otro grupo isleño adyacente ubicado hacia el sur. Cuando se redujo el número de establecimientos militares, y la isla se abrió al turismo, el número de visitantes se elevó dramáticamente de 20.000 a 200.000 al año. Pero sus instalaciones de calidad inferior han hecho que el turismo en Kinmen haya disminuido recientemente.

El MOTC procura poner en marcha un plan de desarrollo de cuatro años, comenzando en 2001, con un fondo de más de NT$1.000 millones (US$32,2 millones) que se emplearán en la restauración y administración de los lugares turísticos y las instalaciones correspondientes, la formación de guías turísticos, y la producción de literatura turística. La Administración del Area Paisajística Nacional Matsu del ministerio también respalda al gobierno local en la conservación de los recursos ecológicos y edificios históricos.

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El Tai Mai navega siete u ocho horas para llevar pasajeros entre Taiwan y Matsu. Las instalaciones son austeras, y el mar, con frecuencia, está encrespado.

l principal administrador del área paisajística de Matsu, Liao Yuan-long, indica que las islas poseen ciertos rasgos únicos. Junto al espectacular paisaje costero, se encuentran villas tradicionales características de la parte oriental de la provincia de Fukien, cuyas casas hechas de granito lucen techos de ladrillos y baldosas. También hay reliquias de guerra, faros, templos antiguos, inscripciones en piedra, y por supuesto las omnipresentes instalaciones militares. “Todo el mundo está de acuerdo ahora en que el futuro de estas islas depende del turismo, particularmente una vez que haya disminuido el consumo de los militares que han sido la principal fuente de ingresos para la mayoría de los residentes”, dice. “El problema es saber cómo empacar las giras y mejorar las instalaciones y servicios necesarios”.

Durante mucho tiempo, Matsu fue regida por el hombre, no por la ley, y aunque han transcurrido algunos años desde que se derogó la ley marcial, continúan existiendo muchas restricciones. “En el pasado, la prioridad del Gobierno del Distrito de Lianchiang era el estado de preparación y la defensa militar”, dice Liao. “Por ello, no puede culpárseles de imponer ciertas restricciones a la población civil. Pero tras la disminución de las tensiones a través del Estrecho, el escenario ha cambiado. Las fuerzas armadas necesitan reajustar su mentalidad y flexibilizar otras cuantas reglas”.

Muchos lugares con los paisajes más espectaculares de la isla se hallan aún bajo el control de las fuerzas armadas, sujetos a prohibiciones en cuanto a la toma de fotografías y la entrada de civiles. Liao desea que el número de tales áreas sea reducido a un puñado con verdadera importancia estratégica. Mejor aún, a él le gustaría que fuera posible visitar las instalaciones militares, lo que formaría parte de las giras turísticas, como ocurre en Kinmen. Esto permitiría a los taiwaneses comprender mejor las tribulaciones que viven los militares para defender a su país. Liao afirma haber recibido una respuesta favorable de las autoridades militares, aunque lo que ocurra en la práctica está aún por verse.

Matsu posee muchos ejemplos espléndidos de arquitectura china sureña, y varias personas locales interesadas se han agrupado para ayudar con el trabajo de preservación. Tsao Yi-hsiung, miembro del Concejo del Distrito de Lianchiang, es uno de los organizadores más activos. “La conservación es mucho más difícil que la construcción, y no puede demorarse ­el trabajo debe hacerse antes de que sea demasiado tarde”, enfatiza. Pero él ha hallado mucho escepticismo. “Algunas personas piensan que lo que estoy haciendo es absurdo, dado que el clima económico es tan malo, y se preguntan cuál es el propósito de conservar estos edificios históricos. Pero es vital enfatizar que también la cultura puede beneficiar económicamente a la gente”.

Tsao cree que una vez que las casas antiguas sean renovadas, pueden ser ocupadas por turistas que quieran experimentar cómo vivía la gente en épocas antiguas. Algunas de ellas podrían convertirse en casas de té, cafeterías, estudios artísticos, o simples centros atractivos para eventos sociales y culturales. “Mucha gente quiere regresar a la vida simple y disfrutar la naturaleza”, indica. “Quieren encontrar paz espiritual. Las casas viejas son estupendas para eso. Algún día, queremos poder afirmar que en Taiwan se disfruta de un estilo de vida acaudalado, pero en Matsu se disfruta de calidad de vida”.

Algunos residentes locales son entusiastas. “Los proyectos de desarrollo y turísticos pueden ponerse en marcha en cualquier momento y llevarse a cabo paso a paso”, dice Cheng Chih-jen, que pasó sus dos años de servicio militar en Matsu, tras sacar un título en arquitectura y ahora vive en una de las islas. “Pero si las villas tradicionales desaparecen, será para siempre. Estos sitios históricos son exclusivos de Matsu, algo que vale la pena mostrar a los visitantes. Es sólo haciendo máximo uso de recursos como éstos que Matsu puede aspirar a convertirse en un destino turístico internacional”. El Gobierno del Distrito de Lianchiang ha comenzado recientemente a tomar medidas, formando un grupo de trabajo que se ocupará de la conservación y otros proyectos de mejora.

Otro papel que Matsu podría desempeñar en el futuro es el de centro turístico de pesca recreacional. Pero Lin Jih-fu, jefe del ayuntamiento de Tungyin en la Isla Tungyin, señala que en los últimos años ha aumentado el número de navíos pesqueros de China continental en aguas taiwanesas. Sus redes almacenan una buena pesca, lo que es bastante dañino, pero además los pescadores continentales usan frecuentemente explosivos, algo que nunca harían los pescadores de Matsu. Esto ha provocado una drástica disminución del número de peces, y es una amenaza para el ambiente ecológico marino del área.

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La bodega de Matsu en la Isla Nankan, donde se fabrica licor kaoliang a base de sorgo.

“En épocas anteriores, nos gustaba decir que el mar era nuestro refrigerador”, dice Lin. “Cada vez que teníamos huéspedes, simplemente íbamos a la costa y atrapábamos peces, cangrejos, almejas y camarones. Pero eso ya no es posible ahora, por culpa de esos pescadores continentales y sus métodos ilegales”. En el pueblo de Lin, el número de pescadores ha disminuido de aproximadamente doscientos en 1990 a veinte hoy día.

Lin piensa que el Comando de la Guardia Costera debe llevar a cabo patrullajes más frecuentes para proteger las aguas territoriales de Taiwan. El sostiene que las guarniciones de la isla deberían arrestar a las tripulaciones continentales y confiscar sus embarcaciones y equipos si ignoran repetidamente sus advertencias. “La protección de nuestros recursos oceánicos se ha vuelto la prioridad”, dice. “Es necesario hacer algo ahora”.

Entablar conexiones de transporte directas con China continental es otra posible manera de impulsar la prosperidad de Matsu. El jefe del distrito de Lianchiang, Liu Li-chyun recalca que estos lazos son necesarios y deberían iniciarse pronto. “Estos tienen un considerable papel que desempeñar en la promoción de los intercambios bilaterales económicos y comerciales”, dice. “Una vez que estén en marcha, podemos usar los contactos resultantes para resolver la crisis política paso a paso”.

La formación de alianzas comerciales se ha convertido en una tendencia global, según Liu, que cita la Unión Europea como un ejemplo. Con la planificación adecuada, el Gobierno de la República de China podría transformar Matsu y Kinmen en centros portuarios parecidos a Hong Kong, centros de venta de productos hechos en Taiwan para los millones de chinos continentales que viven en la costa de la región de Fukien.

“El turismo y los lazos directos a través del Estrecho son dos metas principales que deberíamos tratar de alcanzar aquí en Matsu”, reitera Liu. “Sólo así podrá Matsu llegar a tener un mejor futuro y convertirse en una mina de oro para el Gobierno, en lugar de ser un desagüadero para sus recursos”. Entretanto, los residentes de Matsu deben tener paciencia, ya que si el Gobierno desarrolla estas islas, los turistas vendrán”

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