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Taiwan Today

Taiwán Hoy

Preservando la poética

01/03/2001
Los acuerdos comerciales y otros documentos necesitan ser traducidos en muchos idiomas. Los programas de formación multidisciplinarios podrían ayudar a mejorar la calidad.

Determinar el tamaño exacto de la industria de la traducción en Taiwan en términos de venta es una tarea difícil, pero nadie en este negocio niega que está creciendo exponencialmente. El proceso de globalización ha colocado presión en un enorme espectro de gente y empresas, incluyendo periodistas, editores, y a unas cuantas empresas comerciales y de entretenimiento, para que realicen trabajos de traducción de alta calidad. Cualquier compañía que desee seriamente incursionar en los mercados internacionales necesita preparar versiones de su literatura de ventas y documentos comerciales. Pero ésto no acaba aquí. Los cambios demográficos y sociales —por ejemplo, el gran influjo de trabajadores extranjeros en Taiwan— también ha conducido a una mayor necesidad de traductores, en este caso especializados en indonesio y tailandés.

No hay uniformidad en cómo las empresas llevan a cabo sus traducciones. Algunas estaciones de televisión, por ejemplo, tienen sus propios equipos de idiomas, pero muchas otras usan los servicios de otras empresas, lo que significa un gran negocio para las agencias, aproximadamente sesenta de ellas, que pertenecen a la Asociación de Traducción y Testimonio de Taipei (TAAT, siglas en inglés), creada en 1992. Pearl Hsieh, presidenta del Servicio de Traducción de Hoy, es uno de los directores de TAAT. Su agencia, que se especializa en el suministro de documentos con fines comerciales y de inmigración, tiene departamentos separados para servicios de idioma, notaría, mecanografía, servicios de computación, y para gente que desea ir al exterior a cursar estudios. Emplea unos veinte empleados de jornada completa y unos cincuenta de trabajo independiente. Otros miembros de TAAT se centran exclusivamente en áreas diferentes, tales como la publicación de libros.

En el presente, el inglés y el japonés aún dominan el mercado de las traducciones de Taiwan, seguidos por el francés, el alemán y el español. La demanda solía ser de una sola parte: la gente quería documentos traducidos de idiomas extranjeros al chino. No obstante, hoy día, las traducciones de chino a otro idioma extranjero son una parte del negocio que crece rápidamente. “Se puede sobrevivir durante una recesión económica si se dominan bien varios idiomas”, dice Hsieh.

Quizás —pero depende de a quién se refiere esa frase. Las agencias siempre tienen buen negocio; un traductor particular, en cambio, puede apenas sobrevivir. Un experto que se especializa en traducción de banda sonora de filmes recibe generalmente menos de NT$100 (US$3,25) por minuto de tiempo de operación de la producción de subtítulos en chino. Los traductores de libros pueden ganar NT$0,5- 0,8 (dos o tres centavos de US$) por caracter chino, y un libro tiene un promedio de aproximadamente 150.000 caracteres. Estas sumas se elevan aproximadamente un 50 por ciento si la traducción es del chino a otro idioma.

Una persona que trabaja en casa y vive únicamente de honorarios de traducción puede ganar un ingreso razonable por encima del sueldo anual promedio de Taiwan, que fue más de US$15.000 en 1999. Pero a pesar de los avances en los programas de computación disponibles para ayudar a los traductores, es definitivamente una industria de mano de obra intensiva, un trabajo pesado, largo y aburrido.

Son pocos los graduados de idiomas extranjeros de Taiwan que eligen la traducción como carrera. Según Hsieh, muchos de los graduados en idiomas más talentosos continúan sus estudios en el extranjero o buscan oportunidades en los círculos diplomáticos o comerciales. En consecuencia, sufre la calidad de la traducción promedio. Con excepción de la interpretación oral, que se considera muy moderna, la traducción todavía no ha obtenido el reconocimiento como un trabajo bien recompensado en Taiwan, y en la actualidad simplemente no hay suficiente gente con talento en esta profesión. Las casas editoras o estaciones de televisión consideran frecuentemente la traducción como un trabajo intrascendente y contratan gente sin experiencia para ahorrarse dinero.

Además, hay muchos aficionados en el campo. Muchas traducciones terminan en manos de gente que no domina bien el idioma, ni posee el conocimiento especializado necesario, y no consideran la traducción como un arte o ciencia. “Si tengo que elegir entre alguien con conocimientos especializados y alguien con habilidades de traducción, elegiría a este último sin pensarlo”, dice Chen Ying-ching, director de editorial de Owl Publishing House. “Un traductor tiene que ser capaz de apreciar la unicidad y sutileza del trabajo de traducción, irrespectivamente de su nivel de instrucción”.

En los últimos años, las traducciones han sobrepasado el número de obras escritas en chino en el mercado local. En cualquier librería más de la mitad de los libros en el estante de “nuevas publicaciones” son seguramente traducciones.

En cuanto a éstas, a pocos editores les preocupa el proceso riguroso de mejorar la calidad del trabajo, borrador por borrador, que emplearían con un manuscrito en chino. Chen ha sido editor por más de diez años, y dice que los editores jóvenes, recién llegados a este campo, cometen muchos errores antes de tener suficiente experiencia para hacer un buen trabajo. Es esencial, dice, “acumular recursos”, tales como una lista de traductores responsables con quienes el editor tenga una relación a largo plazo. Sin embargo, durante el período de prueba y error, los operadores inexpertos publicarán algunas traducciones dudosas.

A pesar de todo, Chen confía en que finalmente en el mercado aparecerá la traducción más correcta. “Si los lectores dicen que desean traducciones de primera categoría, los editores buscarán traductores de primera categoría, y de esa manera las de inferior calidad quedarán eliminadas a través del proceso de selección natural”, dice. El enfatiza que los editores deben luchar por mantener un margen de error mínimo, y cree que la medida correcta es hacer más revisiones a las traducciones.

La posición de la traducción en los círculos académicos es un indicador útil de por qué hay tantos problemas en Taiwan. “Mucha gente niega aún la importancia de la traducción como una disciplina académica”, dice Hu Yao-heng, profesor de idiomas y literatura extranjeros en la Universidad Nacional de Taiwan (NTU, siglas en inglés) y director de su departamento de drama y teatro.

Un gran problema con cualquier proyecto de traducción es encontrar gente talentosa que pueda realizarlo, y el sistema educativo local debería desempeñar un papel importante en ésto, formando a buenos traductores. Por desgracia, las casas de estudios a nivel universitario de Taiwan muestran poco interés en ésto. Hu aún recuerda cómo hace una década sus colegas en la NTU hasta se oponían a establecer un instituto de posgrado de traducción. “A la gente en los círculos académicos le gusta hablar sobre teorías, pero la teoría y la traducción se hayan en posiciones opuestas”, dice. “Cuando se traduce, la clave es comprender los aspectos significativos del contexto y el trasfondo cultural”. El sostiene que un profesor debería ayudar a sus alumnos a centrarse en estas herramientas básicas, en lugar de teorías y conjeturas exageradas.

La traducción puede considerarse una herramienta de enseñanza indispensable, ya que capacita al alumno a obtener conocimiento y acceso a los clásicos en su propio lenguaje. La degradación de la traducción sugiere un grado de indiferencia a la creación de una infraestructura académica sólida. “Si los estudiantes estadounidenses pueden aprender en su propia lengua, ¿por qué no podemos nosotros hacer lo mismo?”, pregunta Hu. “Muchas obras maestras fueron escritas originalmente en idiomas diferentes al inglés. ¿Por qué tenemos que leerlas en traducciones al inglés, que con frecuencia no son de muy buena calidad? ¿Por qué no podemos leerlas en chino?

Wang Daw-hwan, un antropólogo biológico e investigador en el Instituto de Historia y Filología de la Academia Sínica, está de acuerdo y señala que en Japón y China continental, los estudiantes pueden leer todo en su idioma nativo hasta llegar al nivel de posgrado, y afirman recibir la mejor educación posible. “Uno de los problemas más graves en la educación de Taiwan en este momento es la falta de materiales de enseñanza confiables en idioma chino”, dice.

Para los profesores universitarios la investigación es más importante que la enseñanza. Pues, redactar un buen trabajo les puede traer una posible financiación o promoción, entretanto que la traducción entra en la categoría de aficionados, sin mejorar la reputación de los profesores. El ambiente en las instituciones académicas de Taiwan es generalmente desfavorable para el trabajo de traducción.

Esto es una pena, porque desde la perspectiva de los recursos educativos y su asequibilidad, la traducción es más valiosa que la investigación “pura”, especialmente desde que se ha empezado a reconocer que implica la creatividad propia. “Comparado con un trabajo de investigación que sólo llega a un limitado número de lectores, un clásico traducido en chino fluído y fiel será mucho más preponderante”, dice Wang Daw-hwan.

Wang señala que Taiwan es un país pequeño y no puede ni debe perseguir metas ilusorias, por ejemplo los logros académicos creativos. Para sacar el mejor provecho de sus limitados recursos educativos, el investigador de la Academia Sínica sugiere que cualquier trabajo de traducción debería equipararse al trabajo docente o a una investigación. De esa manera, el ambiente será más favorable a la traducción, y los profesionales con destrezas especiales estarán más dispuestos a trabajar.

En cuanto a las traducciones del chino al inglés u otros idiomas extranjeros, el futuro es más optimista. Desde 1990, el Consejo para Asuntos Culturales (CAC), que tiene nivel de Gabinete, ha estado patrocinando un Proyecto de Traducción de Literatura China en colaboración con varios editores e imprentas universitarias del extranjero. Hasta ahora, ochenta libros de más de treinta autores continentales y taiwaneses, enfatizando más Taiwan, han sido recientemente traducidos del chino, con el objetivo de darle a los lectores extranjeros una mejor comprensión de China continental y Taiwan.

El proyecto recibió un impulso el pasado octubre, cuando Gao Xingjian fue nombrado el primer ganador con un libro en idioma chino del Premio Nobel de Literatura. Cuando la noticia llegó a Taiwan, muchos comenzaron a preguntarse si un autor taiwanés podría algún día recibir el mismo honor. Los intelectuales y escritores están todos de acuerdo en que la traducción en uno o más idiomas extranjeros importantes es crucial si se espera que las obras de literatura taiwanesas se coloquen en un lugar legítimo en la escena internacional. “Quizás sea un poco fantasioso asociar este proyecto con la creación de un posible laureado Premio Nobel taiwanés”, reconoce, Chen Yu-chiou, presidenta del CAC. “Es otra parte de nuestros esfuerzos continuos por darle a Taiwan una identidad nacional y hacerla destacar dentro de la comunidad internacional”.

Chen reconoce completamente la extensión del conocimiento y destreza profesional que requiere el trabajo de traducción. “Se trata de una profesión muy especializada”, dice. “Pero se necesita un sistema unificado que incluya códigos culturales únicos”. El Gobierno ha hecho algo para estandarizar la profesión. En marzo de 1996, el Ministerio de Justicia celebró una reunión para discutir el proyecto de Ley de Traductores Licenciados, con la participación de agencias de traducción, universidades, y el mismo gobierno. “Esa fue una reunión muy importante, y participé con mucha ilusión”, dice Pearl Hsieh. “Por desgracia, quedé desilusionada. No hay agencias gubernamentales dispuestas a tomar responsabilidad”.

¿Qué debe hacerse en Taiwan para tener un ambiente más saludable para la traducción? Chen Ying-ching piensa que la isla podría aprender algo de los intercambios de publicaciones a través del Estrecho, que continúan creciendo a un ritmo sorprendente a pesar de las incertidumbres políticas. La propia compañía de Chen, Owl Publishing House, publicó recientemente varios clásicos occidentales, incluyendo La Iliada y la Odisea de Homero, que fueron traducidos en China continental.

En Taiwan también se han publicado numerosas traducciones de obras en idiomas diferentes al japonés e inglés, realizando primero revisiones sintácticas o idiomáticas. (Los textos sobrecargados política e ideológicamente se dejan intactos). Esta interacción ha revelado diferencias interesantes entre ambas culturas. En China continental, por ejemplo, todas las provincias más grandes tienen sus propias asociaciones de traductores y publicaciones profesionales, porque la traducción ocupa un nivel más alto allí, y se considera un carrera respetable. Según Chen, ésto es precisamente lo que hace falta en Taiwan. Si él está en lo cierto, será muy importante, a pesar de las dificultades, hallar una solución.

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