06/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Un lugar para hallar consuelo

01/11/2001
Hay un gran número de deidades veneradas en las religiones folklóricas y taoístas, lo que confunde a algunos devotos, quienes no saben a qué religión pertenecen.

“Visito templos con el objetivo de mejorar mi suerte”, dice Yu Chun-po, un residente de Taipei que el año pasado fue en dos ocasiones al templo cuando estaba teniendo dificultades. “No sé si eran templos budistas o taoístas. En realidad, no me importa. Eso no es importante”. Yu no es el único que no puede diferenciar las dos religiones. “Por lo general, la gente no distingue entre el budismo y el taoísmo”, indica Huang Ching-sheng, jefe de la Sección de Asuntos Religiosos del Departamento de Asuntos Civiles del Ministerio del Interior. “Incluso algunos templos tienen deidades de ambas religiones, por ejemplo el Templo Lungshan en Taipei”.

Las sociedades chinas están quizás más influenciadas por el taoísmo que por cualquier otra religión, y ésto se debe en gran medida a su larga historia. El movimiento, dirigido por Chang Tao-ling, se remonta a la dinastía Han oriental (25-220) y es la religión más antigua creada por los chinos. Con el tiempo, sin embargo, mucha gente comenzó a alabar deidades sin saber que estaban en la familia de los dioses taoístas. Igualmente hay mucha coincidencia entre las diversas deidades, ya que muchas pertenecen también a la categoría de religiones folklóricas. Las líneas divisorias son tan poco claras que algunos devotos se consideran seguidores de cierto Dios y no del taoísmo, mientras que otros afirman erróneamente que son budistas porque visitan templos y sostienen varas de incienso.

La confusión se debe a la falta de organización dentro del taoísmo. “En comparación, las organizaciones budistas son más activas y reciben más publicidad en los medios de comunicación, por ello los taiwaneses están menos conscientes de las influencias del taoísmo”, indica Lee Fong-mao, investigador en el Instituto de Literatura y Filosofía Chinas de la Academia Sínica. Quizás por su tendencia panteísta, habían más de 8.500 templos taoístas registrados en Taiwan en el año 2000, comparado con sólo 4.000 budistas. “El número de deidades taoístas continúa aumentando a medida que se incorporan nuevos dioses, grandes o pequeños, a esta categoría”, indica Lee. “La mayoría de ellos han sido incluídos por sus contribuciones a la sociedad”. Matsu, por ejemplo, es la santa patrona de los marineros, y es quizás la deidad más venerada en toda la isla. Otra deidad popular es Kuan Yu, un guerrero famoso del período de los Tres Reinos en el siglo III.

Otra religión bien conocida en Taiwan es I-kuan Tao, o la Religión de la Unidad Unica. Tuvo su origen en la Provincia de Shandong en el norte de China durante la última Dinastía Ching (1644-1911) y fue traída a la isla en 1945, después de la liberación de Taiwan del régimen colonial japonés. I-kuan Tao comparte algunos de los principios básicos del confucionismo, el budismo, el taoísmo, el cristianismo, y el islamismo, indica Hsiao Chia-chen, subsecretario general de la Asociación I-kuan Tao de la República de China con sede en Taipei. “Los buenos conceptos deberían ser compartidos por toda la gente, sin importar la religión que practiquen”, agrega. Hoy, hay alrededor de 800.000 devotos de I-kuan Tao en Taiwan.

El cristianismo también desempeña un importante papel en la comunidad religiosa de la isla. La Iglesia Presbiteriana llegó aquí antes de 1949, cuando los cristianos fueron expulsados de China continental, indica Chen Chi-rong, presidente del Departamento de Religión de la Universidad Aletheia. “Un gran número de sacerdotes cristianos de diferentes denominaciones, procedentes de China continental, se trasladó a la isla en esa época. De repente, Taiwan se convirtió en la sede de muchas denominaciones cristianas”, dice Chen. “Fue una situación poco común”. Por diversas razones, tales como la falta de respaldo financiero, algunas denominaciones se marcharon de la isla. Según el Ministerio del Interior (MOI, siglas en inglés), hoy día hay aproximadamente 900.000 seguidores del cristianismo en Taiwan, un 8,3 por ciento de la población religiosa, con el número de protestantes superando al de católicos, 593.000 y 304.000 respectivamente.

Aunque popular en el Occidente, el cristianismo no está muy propagado en Taiwan. “El principal impedimento para su desarrollo es que prohíbe a sus seguidores la realización de ritos en honor a sus antepasados”, indica Chen. “Esto es muy importante para los chinos, pero para los cristianos se trata de un ritual pagano”. Mientras que la Iglesia Católica permite a sus seguidores realizar esos ritos, la Iglesia Protestante aún tacha esta tradición de tabú, aunque ha comenzado a discutir el asunto en los últimos años. “Otra razón por la que el cristianismo no es compatible con la cultura local es la percepción de que es una religión profética”, señala Chang Chung-shen, un sacerdote católico en el Seminario de la Universidad Católica Fu Jen. “Exige seguir y aceptar la palabra de Dios. Pero lo que desea la gente es tener la sabiduría que les ayude a superar cada día”.

Chang cree que los cristianos están esforzándose para que su religión parezca menos profética y más atractiva. Podrían ponerse al corriente con las denominaciones protestantes emergentes, tales como la Iglesia Ling Leung. “Sus seguidores están más dispuestos a ir a la iglesia que los de las iglesias tradicionales, incluyendo la Iglesia Católica”, dice. Chen Chi-rong, de la Universidad Aletheia, también se ha dado cuenta de esta tendencia. El indica que algunas iglesias comparativamente nuevas son más independientes y populares entre la generación más joven. “A diferencia de las iglesias tradicionales, éstas inyectan energía en las actividades eclesiásticas. Por ejemplo, se toca música en vivo durante el canto de himnos”, indica Chen. Para mantenerse al día con las tendencias modernas, la Iglesia Presbiteriana ha adoptado esta idea y continúa siendo la mayor denominación protestante en la isla con alrededor de 420.000 miembros, incluyendo al ex presidente Lee Teng-hui.

Como en cualquier otra democracia, Taiwan está orgullosa de su libertad de religión, un derecho fundamental de todos los ciudadanos de la República de China. Hasta la fecha, se han registrado siete religiones en el Departamento de Asuntos Civiles del MOI. La isla no fue siempre un paraíso para el desarrollo religioso. Durante la época colonial japonesa (1895-1945), el Gobierno intentó sistemáticamente suprimir el taoísmo porque era considerado una forma de patriotismo chino. Para evitar la persecución, muchos templos taoístas fueron registrados como budistas y celebraban ciertas ceremonias budistas para mantener la farsa. Después de 1945, estos templos regresaron a sus prácticas taoístas verdaderas. Entretanto, durante la guerra civil entre el Kuomintang y los chinos comunistas, un gran número de sacerdotes taoístas se trasladó a Taiwan, incluyendo a Chang En-pu. El estableció una congregación taoísta en la isla en 1950, y desde entonces el taoísmo se ha convertido en una religión organizada en Taiwan.

Un ejemplo más reciente de represión religiosa puede hallarse en la historia de I-kuan Tao. Como mucha gente con creencias religiosas que escapó de China continental, un grupo de seguidores de I-kuan Tao se instaló en Taiwan alrededor de 1949. Existía mucho temor de la infiltración comunista en esa época, y el Gobierno comenzó a sospechar de la secta, porque sus rituales no eran abiertos al público. En 1953, se impuso una prohibición oficial a todas las actividades de I-kuan Tao. El Gobierno y los medios de comunicación controlados por éste, emprendieron una campaña de desprestigio contra el grupo, y lo calificaron de dañino e inmoral, según Hsiao Chia-chen, quien fue detenido durante cinco días en los años setenta por tomar parte en un evento de I-kuan Tao. Algunos comentarios que se diseminaron sobre la secta religiosa incluían que sus creyentes tenían que desnudarse durante sus rituales. “Cuanto más duras las medidas, mayor mi determinación de ceñirme a mis creencias”, indica Hsiao, agregando que I-kuan Tao logró sobrevivir en ese ambiente tan opresivo. Los líderes, tratando de mantener viva la religión, comenzaron a promoverla en el exterior. Y durante un período de liberalización, el Gobierno derogó su prohibición sobre I-kuan Tao en 1987, el mismo año en que fue derogada la ley marcial. “I-kuan Tao fue oprimida por muchos años, pero no tengo resentimientos contra el Gobierno”, agrega Hsiao. Algo interesante, otras religiones emergentes consideran I-kuan Tao una religión pionera porque fue discriminada antes de que la sociedad la aceptara, indica.

Las religiones principales y las que han emergido más recientemente no sufren de persecuciones hoy día en Taiwan; sin embargo, no son inmunes a los escándalos. El año pasado, los taiwaneses quedaron sorprendidos con la noticia sobre veinticuatro niños que vivían en un templo que acusaron a un monje budista de abuso sexual. Muchos padres envían a sus hijos indisciplinados a los templos con la esperanza de que el poder de la religión les ayude a mejorar su comportamiento. Pero tras este episodio, la gente comenzó a cuestionar la seguridad de sus hijos en esos lugares.

Un escándalo más reciente ocurrió el pasado verano cuando la policía arrestó al presidente de un templo taoísta muy conocido y a su esposa por malversación y lavado de dinero. Irónicamente, el arresto se llevó a cabo al día siguiente de que el Gobierno citara al templo por sus donaciones a caridades durante el año anterior. Según el MOI, los grupos religiosos recolectaron un total de NT$4.020 millones (US$116,5 millones) en donaciones de dinero efectivo en 2000. El templo en cuestión, el mayor donador de la isla, dio NT$675 millones (US$19,6 millones) a diversas obras de caridad.

Con el fin de ofrecer un marco legal claro para las actividades de los grupos religiosos, el Gobierno invitó a los líderes de las principales religiones de Taiwan para redactar el proyecto del Acta de las Organizaciones Religiosas, que fue terminado y publicado en junio. El proyecto contiene treinta y tres artículos, incluyendo uno que estipula que las autoridades pueden cancelar el registro de un grupo religioso si éste se involucra en actividades ilegales relevantes que incluyan apuestas, violencia o pornografía. Además, el grupo religioso debe obtener un permiso gubernamental antes de transferir cierta cantidad de bienes muebles a una persona o empresa. En el pasado sólo la transferencia de bienes inmuebles era reportada. En un suceso relacionado, se están realizando esfuerzos para convertir la Sección de Asuntos Religiosos del MOI en un Departamento de Asuntos Religiosos. La solicitud para su establecimiento ya ha sido aprobada en la primera lectura del Legislativo.

Apesar de los deslices ocasionales, los grupos religiosos mantienen aún una imagen pública positiva en Taiwan. La manifestación más obvia de su naturaleza altruista es quizás mejor ejemplificada en sus diversas organizaciones dedicadas al bienestar social. La Iglesia Católica Romana y la Protestante son impresionantes en este aspecto. Para el 2000, operaban veintiséis hospitales, casi la mitad del total de hospitales administrados por grupos religiosos de Taiwan. Hay seis centros de rehabilitación y diez instituciones para los discapacitados, todos administrados por iglesias cristianas. Asimismo, la Iglesia Católica opera más jardines de infancia (199), centros para los discapacitados mentales (21), y ancianatos (10) que cualquier otro grupo religioso.

I-kuan Tao ha establecido veintiún hospitales hasta la fecha, un logro impresionante en comparación con los esfuerzos de los grupos budistas y taoístas. “Los cristianos son más activos estableciendo hospitales y otras instituciones benéficas”, admite Hsieh Ching-kuei, subdirector del Departamento de Asuntos Religiosos de la Fundación Tzu Chi, un grupo filantrópico budista fundado en 1966. Pero han tenido lugar ciertos avances. El Hospital General Tzu Chi de Hualien, el primer hospital budista de la isla, abrió sus puertas en el oriente de Taiwan en 1986. Catorce años después Tzu Chi fundó su segundo hospital en Chiayi, en el occidente de la isla. El grupo planifica establecer un tercer y un cuarto hospital en el norte y centro de Taiwan, respectivamente. Tzu Chi estableció también los primeros colegios budistas de la isla, uno de enfermería y otro de medicina, en 1989 y 1994 respectivamente. Estas instituciones han sido elevadas al nivel de Colegio de Tecnología Tzu Chi, y Universidad Tzu Chi.

En contraste con otros grupos budistas, Tzu Chi está más involucrada en las tareas de ayuda tanto en la isla como en el exterior. “Tzu Chi ofrece un canal para que los taiwaneses expresen su compasión porque es bastante fidedigna”, dice Hsieh Ching-kuei. Esta confiabilidad quedó constatada tras el terremoto del 21 de septiembre de 1999. El grupo recolectó una enorme cantidad de donaciones, y junto con muchos otros grupos religiosos Tzu Chi no sólo ofreció bienes materiales sino también ayuda espiritual a las víctimas que sobrevivieron. La inmensa cantidad de donaciones y la distribución de la ayuda fueron ejemplos claros de cómo un grupo religioso podía jugar un papel clave en la sociedad.

Tzu Chi ha alcanzado fama internacional por la ayuda prestada durante la última década. Parte del reconocimiento que recibió ha contribuido a impulsar cierto movimiento budista alrededor del mundo con la fundación de 130 sucursales en treinta y cuatro países durante los últimos doce años. La popularidad del budismo fuera de la isla también ha aumentado bajo la dirección del maestro Hsing Yun, el fundador de Fo Guang Shan, un importante grupo religioso de Taiwan. El gran Templo Hsi-lai en Los Angeles fue terminado en 1988, y en 1995 el templo más grande en el hemisferio sur fue inaugurado por Fo Guang Shan en Sydney, Australia. Fo Guang Shan también está presente en Amsterdam donde en 2000 construyó el primer templo al estilo chino en Europa.

El una vez desválido I-kuan Tao, que estableció su sede internacional en Los Angeles en 1996, está activamente ganando prosélitos en el exterior, principalmente en las comunidades de chinos de ultramar. “I-kuan Tao es bueno para estas personas porque les ayuda a preservar la cultura y las tradiciones chinas. El agrega que I-kuan Tao promueve seriamente los valores chinos tradicionales, tales como la piedad filial y la lealtad, y los seguidores recitan frases de ciertos libros bien conocidos, como por ejemplo, Las analectas de Confucio. “Una vez que podamos promover libremente I-kuan Tao en China continental, pienso que crecerá rápidamente”, observa. “La gente de China continental necesita satisfacer el vacío cultural que dejó la Revolución Cultural”.

A diferencia de China continental, Taiwan sirve de base para una gran variedad de religiones, algunas de las cuales han sido exportadas exitosamente al resto del mundo. Y a diferencia de algunos países, la isla practica la tolerancia religiosa que contribuye a la armonía entre los diferentes grupos. “Cada religión puede tratar de fortalecer su congregación y llevarse bien con otros grupos al mismo tiempo”, dice Huang Ching-sheng, del MOI. En algunos casos, las diferencias entre las religiones son difíciles de ver, incluso para los creyentes, como aquéllas entre el taoísmo y el budismo. Y en algún sentido, no hay diferencia entre las diversas religiones, siempre que los seguidores encuentren consuelo en sus creencias.

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