06/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Guerra y paz

01/03/2002
El conflicto y la tensión entre los hombres y las mujeres han aumentado en los últimos años, debido en gran parte a que las mujeres exigen más en las relaciones.

n la sociedad tradicional de Taiwan, no había ‘guerra’ entre los hombres y las mujeres porque estas últimas solían ser sumisas, gentiles y estaban dispuestas a cumplir un papel secundario”, dice Ching Meng-chung, famoso locutor de radio y conferencista sobre asuntos sociales. “Pero hoy día, debido a su considerable independencia económica, las mujeres modernas especialmente las feministas exigen tener más opinión en todo. Eso provoca tensión e incluso conflicto entre los hombres y las mujeres”.

En los últimos años, el mayor impacto de la occidentalización y los medios de comunicación ha traído cambios substanciales a la sociedad de Taiwan. Las nociones occidentales de individualismo y apertura sexual, en particular, han retado los valores chinos tradicionales de la moralidad y la castidad. “Frente a los ideales occidentales de ‘ser sincero consigo mismo’ y ‘buscar la felicidad personal’, los vínculos tradicionales de los principios morales chinos se han debilitado cada vez más”, sostiene Ching. “Como resultado, la relación entre los hombres y las mujeres hoy día no es tan conservadora y preceptiva como solía ser. Eso es especialmente obvio entre la generación más joven”.

El concepto tradicional de casarse con el primer amor y mantenerse fiel para siempre ya no se tiene como el ideal supremo, y en su lugar, la gente tiene como objetivo buscar la autosatisfacción. Tanto los hombres como las mujeres quieren ahora más opciones en sus relaciones románticas, y están dispuestos a terminar una relación si están recibiendo más dolor que felicidad. “Me divorciaría si mi matrimonio no funciona después de hacer grandes esfuerzos por salvarlo”, dice Jacky Hsu, empleado de banco, soltero y de treinta años. “No tiene sentido mantener un matrimonio sin amor”.

El bajo índice de divorcio de Taiwan en épocas anteriores no significaba necesariamente que los matrimonios en el pasado fueran más felices, dice Ching Meng-chung. Pero debido a las presiones familiares y sociales, poca gente disolvía un matrimonio por muy malo que fuera. Ahora, algunas personas de sesenta o setenta años pedirían el divorcio para tratar de buscar la felicidad en los años que le quedan.

A medida que la sociedad ha ido cambiando, las mujeres han experimentado transformaciones más drásticas que los hombres y a un ritmo más acelerado. “Los principales cambios en las relaciones hombre-mujer resultan de la mayor capacidad económica de la mujer, así como el reforzamiento de su confianza tras la participación en el mercado de trabajo”, dice Helene Lin, profesora de sicología en la Universidad Soochow de Taipei. “Ahora, las mujeres están más en armonía con sus propias necesidades. En consecuencia, la relación entre los hombres y las mujeres se ha vuelto más complicada y tiende a ser más conflictiva”.

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Las nociones occidentales de individualismo y liberación sexual continúan retando los valores chinos tradicionales de moralidad y castidad.

Eric Wu, famoso escritor de libros sobre cómo mantener una buena relación, postula que actualmente las mujeres están marchando a un ritmo tan rápido que a los hombres se les dificulta alcanzarlas. “En comparación con los hombres, las mujeres parecen tener un empuje más fuerte para aprender, así como para tratar los asuntos de los sexos”, observa. “Eso explica el porqué las mujeres están alcanzando tantos logros en el campo educativo y en las oportunidades de empleo”. Según la Dirección General de Presupuesto, Contabilidad y Estadísticas, el número de mujeres de más de quince años de edad en la fuerza laboral alcanzó los 3,92 millones en 2000, un 24,1 por ciento más desde 1990. Cerca del 29 por ciento de estas empleadas eran graduadas universitarias o de nivel más alto, representando un aumento del 13,3 por ciento en relación a hace diez años.

Wang Lih-rong, profesora asociada del Instituto de Posgrado de Sociología en la Universidad Nacional de Taiwan, indica que hasta hace una generación, los hombres y las mujeres tendían a desempeñar papeles muy distintos en la sociedad. Se esperaba que el marido fuera el mantenedor de la familia, mientras que las mujeres eran las amas de casa y las que cuidaban de los miembros de la familia. Pero hoy ambos sexos deben cumplir funciones múltiples. En particular, los mejores currículos educativos y niveles sociales de las mujeres las ha vuelto más independientes y autónomas. La mayor participación de las mujeres en el sector político de Taiwan es un ejemplo concreto del cambio de posición de las mujeres en la sociedad, indica.

Estos cambios han dado lugar a un llamamiento para reforzar la comunicación y el entendimiento entre los hombres y las mujeres. Si continúa existiendo una brecha en cuanto a la igualdad y otros asuntos entre ambos sexos, la gente siempre se hallará en medio de relaciones tensas, explica Wang. Ella agradece que el asunto de las relaciones entre los hombres y las mujeres esté recibiendo más atención por parte del Gobierno. El Ministerio de Educación, por ejemplo, ha establecido un comité educativo sobre la igualdad de los sexos para ayudar a formar maestros y preparar materiales de enseñanza sobre el tema. El Gabinete ha creado también un comité para la promoción de los derechos de las mujeres a fin de brindar a éstas mayor protección legal. Pero a Wang también le gustaría ver que el Gobierno desempeñe un papel más activo en la promoción de la igualdad de los sexos mediante el mejoramiento de los sistemas de bienestar social relacionados con el cuidado de niños y ancianos. La carga de estos cuidados cae generalmente en las mujeres, indica, y la insuficiencia de la existente red de apoyo social ha afectado la calidad de la vida matrimonial de muchas parejas, e incluso desanimado a algunas mujeres a contraer matrimonio.

or lo general, las mujeres en Taiwan disfrutan de un elevado nivel social y económico, gracias a sus esfuerzos individuales, así como también por el alza del movimiento feminista. “Ultimamente, como resultado de los esfuerzos de organizaciones feministas, se ha prestado más atención a los asuntos de los sexos, tales como el respeto mutuo y la igualdad, asimismo a la educación sexual”, observa Wang. “Debido a sus esfuerzos por el tratamiento equitativo en cuanto a las oportunidades, derechos y distribución de los recursos nacionales, las mujeres han logrado mucha más visibilidad y ya no pertenecen a un grupo desamparado”.

A pesar de esos logros, el movimiento feminista ha tenido generalmente una imagen negativa en la sociedad de Taiwan, señala Wang. “El concepto erróneo prevaleciente del movimiento es que está dirigido a reforzar los derechos de las mujeres a costa de los de los hombres”, dice. “Temiendo a que sus derechos y posiciones sean socavados, muchos hombres piensan que el feminismo es una amenaza para las relaciones amigables entre hombres y mujeres”. De hecho, explica, el feminismo sólo tiene como objetivo capacitar la sociedad en su totalidad para que comprenda mejor los problemas y necesidades de las mujeres, y promover la igualdad entre ambos sexos. Lin, de la Universidad Soochow, también da crédito al movimiento feminista por ayudar a infundir la aceptación gradual del concepto de igualdad de los sexos en la mente del público general. Pero quizás el entusiasmo de las activistas por remediar la injusticia que han sufrido las mujeres, es la causa de la considerable resistencia en Taiwan, donde los hombres ocupan aún la mayoría de los cargos de autoridad.

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Las pancartas en esta protesta feminista piden igualdad de derechos laborales y el fin a la discriminación en la contratación.

El escritor Eric Wu piensa que al principio, por la necesidad de atraer la atención a su causa, las feministas no tuvieron otra opción más que adoptar una postura relativamente “agresiva”. Pero esa actitud hizo que muchos hombres tuvieran una impresión negativa del movimiento. “Las feministas han logrado asegurar mayores oportunidades para las mujeres, pero al mismo tiempo han provocado cierta reacción entre los hombres”, indica. “A lo mejor en el futuro pueden adoptar una medida más sofisticada para tratar los asuntos de los sexos, tratanto a los hombres no como el enemigo sino como gente que necesita entenderse y con la que hay que aprender a llevarse bien”. Por cualquier razón, sostiene Wu, los hombres de Taiwan parecieran estar más dispuestos a enfrentar y resolver el asunto de los sexos que los de otros lugares de Asia. En los últimos años, las campañas de publicidad han inculcado la imagen del “nuevo buen hombre” ?alguien que no sólo mantiene el hogar, sino que también es un marido atento y un padre que comparte las tareas domésticas y la crianza de los hijos con su esposa, y la trata con respeto. Esa publicidad, en la opinión de Wu, ha cumplido una función educativa muy positiva. Con este tipo de estímulo de los medios de comunicación, los hombres ya no temen a los comentarios de haber perdido su independencia al contraer matrimonio.

Ching Meng-chung dice que él ha observado un gran avance en cuanto a respeto y apreciación por parte de los hombres hacia las mujeres en los últimos diez años, particularmente en las zonas urbanas. “La relación entre los hombres y las mujeres se ha ido desarrollando en una dirección positiva”, dice. “Así como las feministas militantes, los chovinistas están encontrando difícil sobrevivir en la sociedad actual de Taiwan. Son duramente criticados por la mayoría de la gente”.

Además de esforzarse por posiciones sociales y económicas más altas, las mujeres están también desempeñando un papel más abierto y activo en las relaciones sexuales. Una encuesta realizada por la Fundación Educativa y Cultural Milenio en 1999 muestra un dramático aumento en el número de mujeres taiwanesas que tienen relaciones sexuales prematrimoniales. La cifra aumentó cuatro veces en comparación con la década anterior. El mismo informe revela otro resultado sorprendente. El 24,7 por ciento de los hombres encuestados no estuvo de acuerdo con la frase “tener relaciones sexuales sin casarse es un comportamiento irresponsable”, de igual manera, el mismo número de mujeres (24,7 por ciento) tampoco estuvo de acuerdo.

Los reportajes de los medios de comunicación indicaron igualmente que más y más gente lleva a cabo sexo casual y cibersexo sin involucrase sentimentalmente con sus parejas. Una reciente encuesta global realizada por la empresa fabricante de preservativos Durex SSL International dio a conocer que casi el 40 por ciento de los encuestados en Taiwan señaló que el “cibersexo” era aceptable, con un mayor índice de aceptación entre los hombres (56 por ciento), que entre las mujeres (22 por ciento).

Tanto Lin como Wang expresaron preocupación sobre la creciente popularidad de la intimidad vía Internet, en particular entre los jóvenes. “La liberalización e independencia sexual significan que la gente está en control de sus propios cuerpos, y no trata de reprimir sus deseos sexuales manteniendo una relación estable”, dice Lin. “La liberalización sexual no es lo mismo que promiscuidad”. Wang considera que el cibersexo es un medio para que la gente satisfaga sus necesidades sexuales al tiempo que mantiene en secreto su identidad. “Sin los elementos de sinceridad y compromiso, me pregunto cómo se desarrollará la relación entre los hombres y las mujeres”, reflexiona.

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Según encuestas recientes, un mayor número de mujeres está consintiendo las relaciones prematrimoniales y tiene una perspectiva más liberal sobre ello que los hombres.

stá en realidad volviéndose más difícil para los hombres y las mujeres contraer nupcias? La edad promedio en la que se contrae matrimonio ha ido aumentando continuamente en los últimos años. En particular, el número de mujeres solteras entre veinticinco y veintinueve años registró un alza substancial del 15,8 por ciento entre 1990 y 2000, según las estadísticas gubernamentales. Asimismo, la cifra para aquéllos entre treinta y treinta y cuatro se elevó al 9,2 por ciento. “Para muchas mujeres, el matrimonio es como firmar un contrato laboral en el que se espera que cumplan las funciones tradicionales como ama de casa, pero ellas vacilan en renunciar a sus aspiraciones de desarrollar su talento y potencial participando en la sociedad”, señala Wang. “Con frecuencia, eso frena a las mujeres a contraer matrimonio. Los hombres, por otra parte, no parecen percibir esas diferencias dramáticas entre la vida de soltero y la de casado”.

En el pasado, las mujeres estaban deseosas de casarse para lograr seguridad económica y satisfacer la obligación familiar y social de tener hijos. Pero muchas mujeres de la sociedad de hoy prefieren seguir financieramente independientes, y no piensan necesariamente que deben comenzar a tener familia tan pronto ni en el futuro, en algunos casos. Otras creen que si no pueden encontrar al hombre perfecto, preferirían dedicar más tiempo a sus carreras. Todas estas consideraciones las han llevado a casarse tarde o quedarse solteras.

“No me he quedado soltera a propósito, pero no estoy buscando activamente pareja para casarme sólo por el hecho de hacerlo”, dice Christy Lai, profesora de secundaria de treinta y cinco años de edad. Lai, quien se graduó en Estados Unidos y tiene apartamento y auto propios, es quizás la típica mujer moderna que se encuentra entre la necesidad de tener una vida que la satisfaga y el deseo de una relación duradera. “Aunque hay algunos momentos de soledad, me siento feliz la mayor parte del tiempo. Entonces, ¿para qué casarme con alguien que no es compatible conmigo y que no va a ayudarme a mejorar mi calidad de vida?”

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