05/05/2024

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El gusto es importante

01/03/2002
Puong Khieng abrió su estudio poco después de venir a Taipei en 1999. En menos de dos años ha logrado gran reconocimiento en la isla por su talento en el diseño de moda.

a primera vez que uno ve a Puong Khieng, se podría fácilmente confundir al diseñador de moda de origen cambodiano con un doctor. Khieng viste siempre de blanco en el trabajo, para poder juzgar mejor y con más precisión el color de la tela, contrastándolo con su ropa. Ese hábito es sólo un indicativo de la atención que Khieng coloca en los detalles. “Un diseñador de moda debería saber más que solamente hacer los diseños sobre el papel. El o ella debe conocer todas las técnicas necesarias para producir un vestido de calidad”, dice este especialista en diseño de ropa femenina hecha a la medida.

Khieng, cuyos padres proceden de Chaozhou, Provincia de Guangdong, emigró de Cambodia a Francia a la edad de doce años. Tras graduarse en 1983 de un colegio de artes en París donde estudió diseño de moda, trabajó para varias marcas famosas francesas tales como Emanuel Ungaro. En 1999 se mudó a Taiwan porque su esposa taiwanesa deseaba regresar a su tierra natal. En un ambiente totalmente nuevo donde al principio no era capaz de hablar ni una palabra del idioma local, Khieng trató de adaptarse, y abrió un estudio en Taipei. Hoy viaja a París por lo menos dos veces al año para hacer pedidos de telas. “Prefiero estar allí en persona para elegir las telas. Tengo que sentirla para saber su calidad”, dice el diseñador en un mandarín no muy fluido pero comprensible.

El diseñador recalca la importancia del profesionalismo y la atención a sus clientes. “La comunicación con mis clientas es una prioridad. Me hago amigo de ellas antes de llegar a algún acuerdo. Veo a cada una como un reina esperando ser servida”, dice. Pero Khieng indica que las clientas taiwanesas le piden que entregue algunos vestidos en uno o dos días. “Les aconsejo ser más pacientes. Se requiere de tiempo para hacer una prenda de vestir, si desea que sea de alta calidad”.

La espera vale la pena, ya que Khieng se adhiere a los principios de la alta costura cuando fabrica su línea única de vestidos. La alta costura se caracteriza por la artesanía exquisita en la fabricación de vestidos hechos a la medida de alta clase. Para ilustrar lo que significa la alta costura, Khieng elige un vestido con una etiqueta por NT$250.000 (US$7.250) y cuenta la historia de éste. La tela fabricada en Europa fue enviada primero de París a Taipei para teñirla, luego a India donde diez costureras le cosieron flores hechas de cinta. Finalmente, el subcontractista indú trajo a mano el material de vuelta a Taiwan para cortarlo y coserlo. “Solicité a varias fábricas de Taiwan realizar estas tareas agotadoras, pero nadie estuvo interesado”, dice Khieng. “Pienso que los taiwaneses prefieren ganar dinero rápido haciendo trabajos menos complicados”.

El gusto es importante

Puong Khieng: “La comunicación con mis clientes es una prioridad. Me hago amigo de ellas antes de llegar a algún acuerdo. Veo a cada una como una reina esperando ser servida”.

La “cultura de la comida rápida” de Taiwan es menos impresionante en los ojos de este proponente de la alta moda. Khieng espera poder ayudar a más gente local en la industria a apreciar el valor del esmerado método francés de confeccionar una prenda de vestir. Por ello, él aprovecha cada oportunidad para comunicarse con sus cuatro empleados taiwaneses, y les anima a aprender de un modisto francés que contrató para que le ayude en Taipei. Una universidad local, al tanto de la experiencia de Khieng y su disposición a compartir su conocimiento, le invitó a enseñar en su departamento de diseño de moda. “Pero, rechacé la oferta, porque quiero concentrarme en mi trabajo. Si trato de dedicarme a mis clientes y a los estudiantes, podría terminar sin hacer ninguna de las dos cosas”.

Aunque Khieng sólo ha vivido en Taiwan dos años, él ha logrado considerable reconocimiento a nivel nacional. En 2001, fue comisionado para diseñar la mercancía vendida en las tiendas de regalos de dos exhibiciones de alto perfil una sobre artefactos antiguos de Asia Occidental y la otra sobre la era napoleónica. Asimismo el año pasado, Tsai Chin, conocido cantante de Taiwan, le pidió diseñar los trajes para una importante presentación en Hong Kong, fortaleciendo mucho más su reputación en la industria.

Cuando se le pregunta sobre los planes futuros, Khieng menciona de inmediato China continental. “El mercado de Taiwan es pequeño”, dice. “Además, ya hay muchas marcas internacionales establecidas compitiendo aquí”. Otro factor es que muchas de sus clientes son esposas de comerciantes taiwaneses que pasan la mayor parte del tiempo en China continental en sus negocios. “Esas clientes van allí con mucha frecuencia, por ello las sigo para servirlas”. A principios de 2002, Khieng y su socio de Hong Kong planifican abrir una tienda en Beijing para vender sus productos así como también accesorios de famosas marcas francesas. De nuevo, Khieng está emprendiendo otro reto emocionante en otro ambiente totalmente nuevo.

a fascinación de Yuan Nien-hua con el chi pao tiene mucho que ver con los antecedentes de su familia. “Mi padre es un chino continental, y crecí con la idea de que las chicas continentales deberían usar chi pao. Por ello es que me interesé en diseñarlos y hacerlos”. Yuan, ahora de cincuenta y tantos años, comenzó desarrollando sus destrezas de bordado cuando era una adolescente, y ahora aún borda personalmente la mayoría de las imágenes y patrones en los vestidos que diseña. Yuan hace solamente chi pao a la medida, que según ella quedan mejor y son más cómodos que los listos para usar. Quizás algunas otras tiendas dicen que elaboran chi pao especialmente diseñados, indica. “Pero yo palpo a la cliente y según su figura sé qué tipo de vestido diseñar exclusivamente para ella. Esa es la diferencia”.

El chi pao es un derivado de los trajes usados por la gente Chi, la aristocracia entre los manchúes que gobernaron China durante la dinastía Ching (1644-1911). Más tarde los chinos Han adoptaron también este tipo de indumentaria. Al principio el chi pao no iba tan ceñido al cuerpo de la mujer. Las mujeres chinas eran más bien conservadoras en esa época; se sentían incómodas si sus curvas se exhibían demasiado. La madre de Yuan le contó que cuando era niña, con frecuencia probó varias maneras de aplastar sus senos para que no se exaltaran tanto. “La moda extranjera fue introducida en Shanghai a finales de la dinastía Ching y fue entonces cuando el chi pao comenzó a cambiar” de la pieza suelta original, dice Yuan. “Como las occidentales estaban acostumbradas a usar vestidos relativamente ajustados, los diseñadores de chi pao siguieron esta tendencia”.

El gusto es importante

Yuan Nien-hua: “Sabe, ponerse un chi pao puede hacerla lucir más elegante en un banquete, cuando todas las demás mujeres llevan vestidos de famosas marcas occidentales”.

En la opinión de Yuan, el chi pao tradicional es ideal para mostrar la coquetería disimulada y belleza graciosa de la mujer china. El cuello mantiene la cabeza de la mujer derecha para que no se vea lánguida. Los cortes a los lados permiten a la mujer caminar más cómodamente al tiempo que oculta parcialmente las piernas para hacerlas aún más seductoras. Con el paso del tiempo, sin embargo, las versiones nuevas del chi pao fueron introducidas en un intento de alcanzar un segmento más amplio del mercado. Algunos diseños presentan ahora cuellos bajos, por ejemplo, y casi todos los chi pao de hoy llevan cierres en la espalda en lugar de abrirse con botones por el frente.

Pero cualquiera que sea su estilo, Yuan teme que el chi pao ya no goce de mucho atractivo en el mercado, aparte de su uso como parte del ajuar matrimonial. “La mayoría de la gente no se atreve a usarlo porque hoy las mujeres en Taiwan no son tan delgadas como antes. Además, existe la impresión de que el chi pao sólo le va bien a las mujeres de la clase alta”. Ella cita el ejemplo de Soong Mei-ling, esposa del difunto presidente Chiang Kai-shek, quien siempre llevaba un chi pao en las ocasiones importantes. Otro aspecto que también preocupa es que los modistos de chi pao antiguos, la mayoría de China continental, han fallecido o se han retirado. Sus destrezas no están siendo transmitidas a la próxima generación. “En el pasado, el diseño de chi pao era un curso en los departamentos de diseño de moda o economía doméstica, pero ya no”, se lamenta Yuan.

Hace décadas el chi pao era un vestido casual. “Cuando algo está en voga, será popular como quiera que se diseñe”, señala Yuan. “Pero cuando no está a la moda, no vale lo que se haga en cuanto al diseño y promoción. Es difícil atraer la atención de la gente”. Como resultado, hace cuatro años Yuan estableció un desfile de moda anual de chi pao, donde se exhibe una variedad de diseños “mejorados”. Un ejemplo fue el chi pao “spice girl”, con el bajo más arriba de las rodillas para atraer a la generación más joven. “Hoy, los diseñadores de chi pao combinan con frecuencia los estilos chino y occidental, por ejemplo agregando colas”, dice Yuan. A las mujeres con figuras más robustas, es más fácil hacerlas lucir bien con un vestido apropiado hecho a la medida. “No hay que estar en buena forma para ponerse un chi pao”.

Por su glamour, el chi pao está lentamente volviendo a ponerse de moda, mantiene la diseñadora. “Sabe, ponerse un chi pao puede hacerla lucir más elegante en un banquete cuando todas las demás mujeres llevan vestidos de famosas marcas occidentales”, dice Yuan, expresando confianza en que gradualmente más mujeres se darán cuenta de esta ventaja. “Y piense en el gran mercado que podría crearse en China continental”, exclama. Una vez que el péndulo de la moda retorne al otro lado, los diseñadores de chi pao podrían encontrar posibilidades para el desarrollo.

uando Avon Chen comenzó a diseñar trajes para golf hace tres años en la firma Lynx, una marca estadounidense presente en el mercado de Taiwan, tuvo dudas sobre lo desafiante que sería este trabajo a nivel profesional. “A diferencia de la ropa femenina, no hay mucho espacio para la diversificación en la ropa deportiva. Por eso no es fácil diseñar ropa de golf cada año hay que esforzarse mucho para crear algo diferente que llame la atención de los compradores”, observa.

La demanda de ropa de golf ha ido aumentando continuamente junto con la mayor popularidad del golf en Taiwan. “Ahora, los jóvenes están comenzando a interesarse en este deporte, que ya se ofrece como un curso electivo de educación física en muchos colegios”, dice Chen. La habilidad de la joven superestrella Tiger Woods ha sido también un factor que ha animado a los jóvenes a interesarse en este deporte.

En el pasado, el golf en Taiwan era principalmente un pasatiempo de la gente de edad mediana y adinerada. Con frecuencia, compraban su vestuario para jugar golf en el exterior o utilizaban otro tipo de vestido casual. Había poca ropa de golf disponible en Taiwan hasta finales de los años ochenta cuando Lynx abrió una tienda en Taiwan para vender mercancía relacionada con el golf. Otras compañías siguieron el ejemplo, y en el mercado de Taiwan, Lynx tiene ahora más de diez competidores, procedentes de Estados Unidos, Europa y Japón. Algunos están simplemente importando los mismos productos que venden en sus propios países, mientras que otros, tales como Lynx están diseñando productos exclusivos para el hombre deportivo de Taiwan.

El gusto es importante

En la actualidad, las ventas están disminuyendo debido a la recesión económica. Además, muchos empresarios que han llevado sus operaciones a China continental compran ahora sus vestidos para jugar golf en ese lugar.

Cualquiera que sea la nacionalidad de la compañía, los diseños para el mercado de Taiwan tienden a estar muy influenciados por el estilo japonés, que es lo que los clientes han preferido tradicionalmente. Chen, quien estudió en un colegio de diseño de moda en Tokio, se siente bastante cómoda con esta tendencia. “El estilo japonés se caracteriza por integrar todas las partes en un todo”, dice. “Si Ud. ve mis diseños de ropa de golf, hallará siempre una prenda superior con unos pantalones que le hacen juego”. Ella cree que el estilo estadounidense es más “casual y rústico”. “Observe a los golfistas estadounidenses. A ellos no les importa mucho lo que llevan puesto. Pero en Taiwan, Ud. puede ver mujeres bellamente vestidas en los campos de golf. Puede que sean malas golfistas, pero lo que llevan puesto las convierte en el punto de atención”.

Además, la ropa de golf al estilo japonés enfatiza la comodidad y la salud, empleando materiales especialmente procesados para absorber el sudor rápidamente y bloquear los rayos ultravioletas. “Igualmente, la mayoría se puede lavar en la lavadora; en cambio, las piezas más caras deben lavarse sólo al seco”, dice Chen. En general, la ropa de golf es más cara que otras ropas deportivas. Una camisa polo producida por la compañía de Chen cuesta típicamente entre NT$3.000 y $4.000 (US$87 y $116), y los pantalones cuestan aún más.

No obstante, a pesar de que el producto sea muy bueno, durante los períodos de recesión económica, el negocio decaerá. Las ventas en su compañía bajaron en un 20 a 30 por ciento en 2001, dice Chen. Un motivo secundario de esta baja es el gran número de empresarios taiwaneses que han llevado sus operaciones a China continental. “Muchos de ellos juegan golf, y ahora compran sus ropas en el otro lado del Estrecho”, indica.

Un problema más profundo es que mientras los taiwaneses están diseñando ropa de golf, nadie en Taiwan ha intentado crear una marca nueva. “Los taiwaneses adoran las marcas internacionales famosas, ya sea en ropa masculina, femenina o deportiva”, dice Chen, admitiendo que algunos de sus clientes compran los productos Lynx porque es una marca estadounidense bien conocida. Como resultado, ella cree que será extremadamente difícil sacar al mercado una marca doméstica y que en las tiendas por departamento le cedan un espacio sólo para ésta. A menos que los consumidores de Taiwan cambien su mentalidad básica, Chen teme que su sueño de crear su propia marca pueda ser inalcanzable.

ophie Hong tiene una opinión diferente, diciendo que ella es una prueba viviente de que los taiwaneses también pueden crear marcas famosas. “Soy la primera diseñadora de moda taiwanesa que se hizo de un nombre en el mercado internacional”, dice con orgullo. “Eso es porque tuve el coraje de ser una pionera y crear mi estilo propio”. Graduada del departamento de diseño de moda en la Universidad Shih Chien en Taipei, Hong ha estado exhibiendo sus diseños en desfiles de moda a partir de mediados de los años ochenta, y entró en el mercado internacional en 1994 como una de once diseñadores locales famosos invitados a participar en un desfile en París.

“Enfatizo la importancia de ser original, y siempre puedo producir artículos que son especialmente atractivos”, dice Hong. “Diseño vestidos de la misma manera como pinto en un lienzo o hago una escultura. Me gusta crear, y me inspiro en cualquier cosa a mi alrededor”. De hecho, el interior de su estudio, decorado con las propias pinturas de Hong y otros objetos de artes, es tan atractivo como sus creaciones. “Cuando mis amigos y clientes vienen a la ciudad, visitan mi tienda como un lugar turístico”, dice riendo.

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Sophie Hong: “Diseño ropas de la manera como pinto sobre un lienzo o hago una escultura. Me gusta crear, y me inspiro en cualquier cosa a mi alrededor”.

Hong va a París por lo menos dos veces al año para presentar sus últimos modelos en los desfiles de moda para las colecciones de primavera/verano y otoño/invierno. “Debo seguir participando, porque una vez que dejas de hacerlo, no es fácil volver atrás”, explica. Los organizadores tienden a ser extremadamente selectivos a la hora de admitir diseñadores, y no hay muchas oportunidades disponibles para los procedentes de Taiwan u otros países asiáticos. Pero Hong ha sido invitada durante siete años consecutivos y su nombre se ha vuelto muy conocido a nivel internacional entre los miembros de la industria. Igualmente, de manera regular, muestra sus creaciones en Nueva York, y en otros centros de la moda como Milán y Tokio. “La agenda es ajetreada”, dice refiriéndose a su rutina. “Me preparo para un desfile, luego regreso a Taiwan y comienzo a recibir los pedidos de mis clientes, al tiempo que me preparo para el próximo desfile”.

Su clientela incluye tanto extranjeros como taiwaneses, y también se dedica a desarrollar su devoción por las artes, diseñando trajes para los grupos teatrales locales. ¿Qué caracteriza el trabajo de Sophie Hong? “A diferencia de mucha ropa al estilo occidental, mis creaciones no se ciñen demasiado al cuerpo. Son generalmente desahogadas, cómodas y elegantes. Eso evoca el estilo libre de las pinturas en tinta china y la caligrafía. Se puede sentir el legado de la cultura china en mis diseños, aunque no me dirijo deliberadamente en esa dirección”. Algo particular es la música de fondo que elige para sus desfiles, que podría ser cadencias rítmicas de los aborígenes de Taiwan o pei-kuan, un acompañamiento a tiempo rápido de la ópera taiwanesa. La mayoría de sus prendas de vestir se elaboran con un tipo especial de seda, acentuando aún más el “sabor oriental”. Conocida como “seda de lodo” y escogida por ser una tela fresca, originalmente sólo se fabricaba en negro o café, pero Hong encontró la manera de diversificar tanto el color como la textura.

Hong está orgullosa de lo que ha logrado y de su contribución a la reputación internacional de su país. “Como insisto en la buena calidad y el buen diseño, estoy promoviendo una buena imagen de Taiwan”. Ella sabe que a excepción de los productos de computación, los occidentales tienden a considerar la mercancía de Taiwan como barata, de mala calidad y con frecuencia pirateada. “¿Quién pensaría en Taiwan cuando hablamos de moda? Pero ahora ellos conocen a la diseñadora de Taipei, Sophie Hong, lo que ayuda a mejorar la imagen de la industria local”.

Con todo el éxito que ha tenido Hong, ella aspira lograr aún mucho más. “Ya he penetrado en el mercado internacional. Ahora todo lo que necesito es un empuje publicitario, pero cuesta mucho hacer ese tipo de promoción. Si pudiera encontrar un patrocinador corporativo, tendría muchos mejores resultados”. Su otra meta es elevar el nivel de la industria de la moda de Taiwan, ayudando a educar a la próxima generación de diseñadores. Por ello, Hong comenzó el año pasado a enseñar en el Instituto de Posgrado de Diseño de Moda en su alma mater. “Acepté este cargo como profesora con un sentido de misión, pero no quiero que mis estudiantes sólo sigan mis pasos, me gusta enseñar a estudiantes creativos, porque es más emocionante, y me he sentido feliz de encontrarme con que algunos ya tienen sus propios estilos”. Quizás pronto el mundo verá a más diseñadores de moda taiwaneses con la misma confianza de Sophie Hong.

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