04/05/2024

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Taiwán Hoy

Regreso al mar

01/12/2003
principios de marzo, un barco atracó en la ciudad de Hualien, ubicada en la costa oriental de la isla, y logró atraer la atención de la gente interesada en las aguas que rodean Taiwan. El barco se preparaba para darle una vuelta a Taiwan y recoger información sobre sus costas. Esta no pareciera ser una expedición tan extraordinaria para una nación isleña. Sin embargo, durante el pasado medio siglo, la gente de Taiwan, principalmente debido a las estrictas normas de seguridad que controlaban el acceso al mar, había vivido más como gente de un país mediterráneo. La costa era con frecuencia inaccesible, y algunas veces los terrenos costeros se tenían como bienes raíces indeseables cerca de una antigua vía ferroviaria.

La embarcación y su tripulación de diez personas salieron de Hualien, con la esperanza de fomentar el interés en el mar alrededor de Taiwan. “La travesía tenía el objetivo de decir a la gente de Taiwan que el océano debería ser parte de nuestro ambiente de vida, y deberíamos cuidarlo”, dice Liao Hung-chi, cofundador de la Fundación para la Educación Oceánica Kuroshio, la organización sin fines de lucro que planificó el evento. Un mes más tarde, tras visitar 21 puertos pesqueros y dar la vuelta a la isla, la embarcación regresó al punto de partida cargada de datos escritos y visuales sobre los aspectos naturales, culturales e históricos de los 1.141 kilómetros de longitud de costa de la isla. “Vivimos en una isla, pero pocos saben cómo navegar en el mar”, dice Liao. “Espero que la información recolectada pueda encender el amor de la gente por las actividades marinas y ayudarlos a explorar los mares”.

Liao empezó a preocuparse por el estado de las aguas costeras de Taiwan cuando trabajó durante cinco años como pescador. “Los peces que pescaba eran cada vez más pequeños y menos, por lo que supe que mi amigo no andaba bien”, se refiere afectuosamente al océano. En 1998, Liao fundó junto a otras personas la Fundación para la Educación Oceánica Kuroshio, con la esperanza de promover la cultura marítima y preservar el ambiente marino de Taiwan. Parte del problema, cree él, era que la mayoría de los taiwaneses no estaban al tanto de las aguas que los rodean. Durante el período de la ley marcial (1949-1987), los civiles tenían generalmente prohibido acercarse al mar, excepto por las visitas ocasionales a varios resorts de playa. Las islas adyacentes también estaban militarizadas en gran medida. Las islas de Kinmen, por ejemplo, tenían las costas minadas para ayudar a proteger las islas, antiguamente consideradas un puesto de primera línea, de los ataques
anfibios y la infiltración de hombres rana procedentes de China continental. No obstante, la defensa también fue un obstáculo para que la gente local disfrutara de la costa y les distanció del mar.

Bajo las restricciones militares, las personas civiles perdieron el interés en el mar y las áreas costeras. Muchos ignoraron completamente las costas, excepto cuando buscaban un lugar para arrojar basura y colocar incineradores. Las zonas industriales, tales como las de la costa occidental de la isla, también comenzaron a ocupar las costas. “El océano desempeñó un papel marginado en nuestra vida, y las áreas costeras se destinaban a actividades que preferíamos tener lejos”, indica Emilia Tseng, miembro de la tripulación del barco que dio la vuelta a Taiwan. Como resultado, la nación isleña durante una época dio la espalda al mar, privándole a sus habitantes de los grandes recursos que ofrece y de su belleza natural.

Regreso al mar

Las áreas costeras, consideradas de vital importancia para la defensa, estuvieron prohibidas anteriormente para los civiles. Las restricciones han sido flexibilizadas, y la mayor parte de la costa está abierta al público.

on la lenta flexibilización de las tensiones entre ambos lados del Estrecho de Taiwan durante las últimas décadas, y la derogación de la ley marcial en 1987, a la costa de Taiwan se le ha dado una segunda oportunidad. Las islas adyacentes que habían sido militarizadas fueron abiertas al mundo exterior, incluyendo Kinmen, donde se estableció un parque nacional en 1995. Un caso más reciente es la liberación de la Isla Gueishan cerca de la costa de Ilan en el noreste de Taiwan. Usada hasta hace poco como un campo de tiro durante los ejercicios navales, se le dio acceso al público a la isla hace tres años y comenzó a atraer turistas deseosos de admirar su paisaje, aún hermoso tras años de bombardeos.

Después de debatir los asuntos sobre la seguridad nacional y las preocupaciones sobre un aumento en la inmigración ilegal y el contrabando, la Administración de la Guardia Costera, a nivel de Gabinete, flexibilizó aún más las restricciones para el acceso del público a las costas en noviembre de 2001. Junto con el Ministerio de Defensa Nacional y el Ministerio del Interior, anunció la derogación de las restricciones sobre partes de la costa de Taiwan: Las zonas de la costa bajo control permanente se redujeron de 28,1 a 26,9 kilómetros, mientras que las zonas bajo control durante cierto período del día fueron disminuidas de 270,3 a 56,1 kilómetros. En el mismo mes, tuvo lugar un cambio importante en el Estatuto para el Desarrollo del Turismo. A diferencia de la antigua versión que enumeraba las playas permitidas para actividades acuáticas, el revisado estatuto permite a la gente más acceso, y enumera solamente las que están prohibidas. En otras palabras, todas las áreas costeras, a menos que estén específicamente prohibidas, están abiertas al público para actividades recreativas.

Las restricciones sobre el transporte marino también fueron flexibilizadas. A partir de 1999, ya no se exige que los barcos atraquen en el mismo puerto del que salieron. En ese mismo año, otro avance significativo fue los botes de placer ya no tenían restringido llevar a pasajeros mar afuera para pescar. Según Liao, el pasajero antes de tomar un barco tenía que mostrar una caña de pescar para probar que era pescador. “Eso es ridículo”, dice. “¿Qué pasa si sólo me gusta ver a la gente pescar?"

Hoy, las embarcaciones para recreación llevan a la gente mar adentro simplemente para respirar el aire marino y ver la belleza de la isla desde otra perspectiva. Las excursiones para observar ballenas y delfines están aumentando en popularidad. Una corriente tibia, llamada Kuroshio, que fluye desde el ecuador hasta Japón, trae manadas de mamíferos marinos a las costas de Taiwan. Las giras turísticas a la costa oriental con sus impresionantes desfiladeros y altos picos como fondo también incluyen vistas de alegres mamíferos marinos. Estos paseos se están convirtiendo rápidamente en la actividad más popular marítima en Taiwan, y llevan a la gente deseosa de ver a estos mamíferos marinos a las costas de Ilan, Hualien y Taitung.

Regreso al mar

Las rutas acuáticas, también conocidas como “autopistas azules”, ofrecen una manera más agradable de pasear por la costa de la isla. Las rutas llegan hasta islas aledañas y en el futuro podrían llegar hasta países cercanos, tales como Filipinas.

Viajar por el mar puede ser una manera conveniente y placentera de ir a otra parte de Taiwan o simplemente una nueva forma de admirar la isla. “La grandeza de los promontorios en la costa de la isla es sin duda mucho más impresionante cuando se observa desde el océano que desde la tierra”, dice Saga Dai, directora ejecutiva de la Fundación para la Educación Oceánica Kuroshio, quien viajó a bordo del barco que dio la vuelta a Taiwan a principios de marzo.

Viajar por el mar está siendo promovido por muchos gobiernos locales, y las rutas se están ampliando. Las rutas más conocidas incluyen ahora una en el norte de Taiwan que conecta Keelung y la Isleta de Keelung, una en el este de Taiwan que une la costa de Ilan y la Isla Gueishan, así como la del sur de Taiwan entre Kaoshiung y Pingtung. Otras posibilidades más ambiciosas están siendo discutidas, tales como un plan para crear una vía marina entre la Isla Orquídea al sureste de la costa de Taiwan y las Islas Batan en las Filipinas.

Siguiendo los esfuerzos del Gobierno Central en centrar la atención en el océano, los gobiernos locales han comenzado a celebrar eventos a gran escala en el mar. Este año, el gobierno del distrito de Pingtung eligió el Area Paisajística Nacional Bahía Dapeng como sede de un festival de un mes de duración que incluyó, piragüismo, vela, y otras actividades recreativas. El pasado octubre, 17 equipos de nueve países se dieron lugar en Penghu, un grupo de islas en el Estrecho de Taiwan, conocido también como las Islas Pescadores, para participar en la 49 regatta (una competencia para botes de 4,9m) organizada conjuntamente por el gobierno local. El evento internacional, que fue cubierto por los medios de comunicación internacionales y ayudó a impulsar la imagen de Penghu, tuvo tanto éxito que está programado para volver a celebrarse en el otoño, con la posibilidad de convertirse en un evento anual en esa cadena de islas.

Regreso al mar

Este puerto en la desembocadura del río Tamsui en el norte de Taiwan es compartido por botes pesqueros y dea placer. El puerto se ha convertido en un modelo para compartir recursos entre botes pesqueros y embarcaciones para la recreación.

pesar de la flexibilización de las restricciones sobre el uso de las aguas costeras de Taiwan y el estímulo del Gobierno hacia las actividades marítimas, aún quedan por resolver muchos problemas. “Ahora el mayor es la falta de buenas instalaciones”, indica Su Cherng-tyan, director general del Buró de Turismo, bajo el Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Por ejemplo, hoy hay solamente dos marinas para yates en toda la costa de Taiwan, y hay mucha resistencia para crear más. Casi todos los lugares adecuados para la construcción de puertos han sido ocupados desde hace mucho exclusivamente por la industria pesquera. Además, la industria está intentando mantener su monopolio en los puertos ?resistiendo los planes de dividir las instalaciones del puerto entre embarcaciones pesqueras y botes turísticos. Sin embargo, durante los últimos tres años, las partes competidoras han llegado a ciertos acuerdos, y el Buró de Turismo y la Administración de Pescadería del Consejo de Agricultura han convertido exitosamente cuatro puertos que se usaban exclusivamente para la pesca en modelos de uso compartido entre ambas industrias. El puerto posee instalaciones recién construidas que funcionan como centros turísticos, así como muelles flotantes para los botes y yates de recreación.

La coincidencia entre las áreas de pesca y las turísticas es otro problema difícil, según Ou Ching-hsiewn, profesor asociado del Departamento de Ciencias Pesqueras de la Universidad Nacional Oceánica de Taiwan. Muchos problemas han surgido entre los pescadores y los operadores de embarcaciones turísticas sobre las zonas marítimas para cada actividad. Algunos pescadores ya han sido compensados por compartir las aguas costeras con los barcos turísticos, pero Ou indica que es difícil encontrar un mecanismo estándar para decidir sobre el monto de la compensación. Estos problemas, aunque de ninguna manera insuperables, están retrasando el proceso de crear un ambiente favorable para el turismo cerca del mar.

Además, parte de la “autopista azul” parece ser menos popular de lo que se esperaba. La mayoría de los botes que navegan en estas aguas son ferries y no botes de placer, señala Ou, “porque no hay nada muy especial que ver durante el viaje en bote”. Las obras públicas, tales como los diques que se ven comúnmente a lo largo de la costa de Taiwan, han tenido sin lugar a dudas un efecto negativo en el paisaje marino y en la calidad de las playas. “Asimismo, el clima influencia en gran medida el desarrollo del turismo marino de Taiwan”, agrega. Eso es especialmente verdad en el invierno, cuando el viento estacional del noreste es fuerte, y la mayoría de las actividades turísticas en el mar deben detenerse. “Eso significa que los operadores deben buscar maneras para seguir el negocio durante la estación baja, por ejemplo, con la creación de actividades acuáticas de interior. De otra manera, es difícil crear una industria sostenible”.

Todos estos retos tendrán que recibir seria atención si se quiere que la frase “Taiwan oceánico” se convierta en un eslogan. Taiwan necesitará también guías bien entrenados para las giras marinas con fines educativos y de entretenimiento, y un cambio en los hábitos de viaje de los turistas. Muchos taiwaneses prefieren evitar solearse y no están acostumbrados a la idea de unas vacaciones en la playa. “Espero que la gente cambie sus hábitos de viaje durante los días feriados, y encuentren el placer único de relajarse con el océano como compañía”, dice Saga Dai. Cuando llegue ese día, la gente de Taiwan comprenderá seguramente por qué la cultura oceánica de Taiwan puede ser una fuente de orgullo y abrir una parte de la vida de la isla que ha sido ignorada desde hace mucho tiempo. “Si damos nuestra espalda al océano”, dice Liao Hung-chi, de la Fundación para la Educación Oceánica Kuroshio, “abandonamos virtualmente la mitad del futuro de Taiwan”.

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