05/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Hacia lo nativo

01/12/2003
Los residentes extranjeros ayudan a incorporar diversidad a Taiwan, así como también destrezas profesionales. Las leyes están ahora siendo enmendadas para ayudar a estos residentes a hacer de la isla su hogar permanente.

Cada año, miles de extranjeros vienen a Taiwan para trabajar. Las estadísticas del Ministerio del Interior muestran que para finales del 2002, residían en Taiwan más de 405.000 residentes extranjeros. Además de los obreros, estudiantes y amas de casa, habían alrededor de 17.000 trabajadores de cuello blanco. Entre los cuales había 6.000 profesores, 5.000 empresarios, 3.400 ingenieros, 2.000 misioneros, y un pequeño número de abogados, contadores, periodistas y doctores.

Tras completar sus misiones en Taiwan, la mayoría de estos profesionales de cuello blanco se van, pero algunos se enamoran de la isla y deciden quedarse. En muchos países occidentales, los extranjeros que desean convertirse en residentes pueden obtener los derechos como residente permanente como una alternativa a la ciudadanía. Sin embargo, para los extranjeros que deseaban inmigrar a Taiwan, la residencia permanente no era una opción. Los residentes extranjeros necesitaban salir del país, y luego volver a entrar una vez al año para renovar sus visas. E incluso, después de dedicar décadas de su tiempo y energía en Taiwan, los residentes extranjeros tenían que irse del país después de su jubilación.

No fue sino hasta 2000, cuando fueron promulgadas las Reglamentaciones para los Extranjeros Visitantes, Residentes y Residentes Permanentes, que se les permitió a los residentes extranjeros poder solicitar la residencia permanente en la estación de policía local. Para obtener el Certificado de Residencia Permanente (APRC, siglas en inglés), los solicitantes deben vivir en el país por lo menos 270 días del año durante siete años consecutivos, y necesitan presentar documentos que garanticen su solvencia financiera -un ingreso mensual mínimo de NT$31.680 (US$918), que es el doble del monto del salario mínimo de Taiwan. O, los solicitantes pueden ofrecer prueba de que poseen propiedades o bienes raíces con un valor mayor de NT$5 millones (US$145.000). Los solicitantes deben realizar también un examen físico y probar que no tienen récord criminal en Taiwan ni en su país. El costo de la solicitud es de NT$10.000 (US$290).

Ted Knoy, quien ha enseñado escritura técnica en varias universidades locales desde 1989, y edita varias publicaciones técnicas con sede en Taiwan, se convirtió en el primer estadounidense en Taiwan que obtuvo un APRC en abril de 2000. Knoy obtuvo su APRC después de vivir en Taiwan durante siete años. Para él, el APRC ofrece seguridad y la certeza de que puede quedarse en el país, independientemente de alguien -su empleador o su esposa. Los residentes extranjeros sin derechos de residencia permanente pueden ser deportados si pierden su trabajo o sus matrimonios terminan por causa de muerte o divorcio.

En mayo de 2002, con la ayuda de algunos legisladores y grupos privados organizados por los residentes extranjeros de Taiwan, el Legislativo aprobó las revisiones a la Ley de Inmigración que flexibilizaron en gran medida los requisitos para que los extranjeros y miembros familiares extranjeros de los ciudadanos de la República de China solicitaran la residencia permanente aquí. Según las nuevas enmiendas, los extranjeros que han pasado legalmente por lo menos 183 días por año en Taiwan durante siete años consecutivos, o durante diez de veinte años; aquellos que están casados con un ciudadano de la República de China y han pasado legalmente por lo menos 183 días al año en Taiwan durante cinco años consecutivos, o en cinco o más años de los últimos diez años, tienen derecho a solicitar la residencia permanente. Según las estadísticas de la policía, las revisiones acabarían con el problema de renovar la visa para quedarse en el país a alrededor de 2.800 extranjeros. Sin embargo, para mantener su calidad de residente permanente, los extranjeros que posean un APRC deben pasar por lo menos 183 días al año en Taiwan.

Aunque se pueden hacer excepciones por razones médicas o educativas, algunos dicen que la regla hace que la nueva condición no sea permanente sino condicional. Ellos creen que los extranjeros merecen la libertad de viajar y salir del país, siempre que ellos lo deseen después de obtener la residencia permanente. El legislador Apollo Chen quien ha instado activamente las revisiones, indica que la flexibilización tiene como fin hacer que la ley de inmigración del país sea más razonable y humana.

La nueva enmienda también exige que la Administración Nacional de Policía forme una comisión especial para supervisar las solicitudes de expertos extranjeros en alta tecnología u otros que han hecho contribuciones importantes en Taiwan. La estructura legal para la comisión especial aún está bajo construcción, y “alta tecnología” y “contribución importante” son conceptos no definidos en la enmienda. Sin embargo, varios extranjeros de edad avanzada que han realizado contribuciones importantes a Taiwan durante las últimas décadas, han recibido la calidad de residente permanente por parte del Ministro del Interior, Yu Cheng-hsien. “Muchos de nuestros respetados amigos extranjeros no han podido obtener residencia permanente conforme a las leyes anteriores”, dijo Yu en una ceremonia. “Agradezco que las revisiones a la Ley de Inmigración pertinentes a esta situación hayan sido aprobadas, lo que permite recibir la residencia permanente a los residentes extranjeros que han realizado contribuciones importantes a Taiwan”.

Algunos de estos extranjeros que no pueden satisfacer los requisitos de residencia o financieros, pero han hecho importantes contribuciones a la sociedad taiwanesa son Bjarne Gislefoss y su esposa Alfhild Gislefoss en el Distrito de Nantou, Joyce Millan en el Distrito de Changhua, Doris Brougham en la ciudad de Taipei, y Ted Skiles y su esposa Beverly Skiles en Ilan. “Esta residencia permanente es el regalo más valioso que yo y mi esposa hemos podido recibir en Taiwan”, dijo Bjarne Gislefoss a los medios de comunicación al recibir el certificado. La familia Gislefoss estableció el Hospital Cristiano de Puli en el Distrito de Nantou, y ha dedicado casi cincuenta años de su tiempo y experiencia médica a la población local. Doris Brougham, una misionera cristiana de Seattle, que se ha dedicado a mejorar el dominio del idioma inglés entre el público taiwanés desde 1962 con su revista y programas de radio y televisión Studio Classroom, también expresa su agradecimiento hacia aquellos que ayudaron a instar el proceso que le concedió la residencia permanente, y cree que la residencia permanente sirve realmente como un estímulo a los extranjeros que ven a Taiwan como su hogar.

Hasta ahora, cientos de extranjeros que viven en Taiwan han recibido certificados de residencia permanente. Sin embargo, las estadísticas muestran que mientras que miles de personas del Sudeste Asiático se transforman en ciudadanos de la República de China cada año, la opción de naturalización no atrae mucho a los occidentales. Un motivo por el que no llama la atención de los extranjeros es la expectativa de servir en las fuerzas armadas de Taiwan. Cada ciudadano saludable de Taiwan, incluyendo a los nuevos inmigrantes, debe hacer el servicio militar o servicio civil alternativo, generalmente durante 22 meses. Otros no están de acuerdo con el requisito de que los individuos que soliciten la nacionalidad de la República de China deben renunciar a la ciudadanía de su país nativo.

Dan Jacobson, un ciudadano estadounidense y portador de APRC que vive en Taichung, piensa que la ley de naturalización de Taiwan es injusta. “Estados Unidos permite a los ciudadanos taiwaneses ser ciudadanos estadounidenses al mismo tiempo, pero Taiwan no es recíproco”, dice. “Taiwan exige que uno abandone su otra ciudadanía antes de ser ciudadano de Taiwan, pero al mismo tiempo permite a sus ciudadanos mantener la ciudadanía de otros países”. Jacobson cree que las autoridades de Taiwan deberían pensar si quieren que los extranjeros sean vistos como una parte integral de la vida en Taiwan. El agrega que si Taiwan quiere convertirse en un país bien desarrollado, debería permitir a gente de diferentes antecedentes étnicos obtener la ciudadanía.

Las reformas a las reglas sobre residencia permanente y leyes pertinentes son quizás necesarias, y ampliar la elegibilidad para la residencia permanente es un paso en la dirección correcta. Pero cuantos más extranjeros obtienen los derechos de residencia permanente, habrá algunos asuntos a largo plazo que necesitarán ser abordados. Por ejemplo, aunque los extranjeros —residentes permanentes o trabajadores temporales— pagan impuestos y pueden participar en el sistema nacional de seguro de salud de Taiwan, muchos otros servicios de bienestar y derechos políticos están sólo a la disposición de los ciudadanos de Taiwan. Ted Knoy indica que algunos lugares, tales como algunos estados miembros de la Unión Europea o municipalidades japonesas, permiten votar en las elecciones locales a los extranjeros con residencia permanente. No obstante, los extranjeros con residencia permanente en Taiwan no tienen ninguna representación política. Knoy sugiere que mientras que las personas que poseen la ciudadanía en Taiwan no tienen derecho al sufragio, debería haber algún tipo de comité de queja con acceso a la Policía de Asuntos Extranjeros u otras agencias gubernamentales.

Otro problema que enfrentan los residentes extranjeros con residencia permanente es la falta de derechos en cuanto a propiedad y herencia. La ley de reciprocidad de Taiwan estipula que los extranjeros sólo pueden comprar bienes raíces en Taiwan si los ciudadanos de este país tienen el mismo derecho en el país natal del extranjero (o estado natal en los Estados Unidos). Esta estipulación complica la vida para muchos residentes extranjeros a largo plazo. De hecho, el requisito de reciprocidad antecede el concepto de derechos de residencia permanente para los no ciudadanos, pero no fue enmendada. Los portadores de APRC están ansiosos por la eliminación de las reglas de reciprocidad, o por lo menos que no se apliquen a los residentes permanentes.

Algunos extranjeros no piensan que la residencia permanente les afecta en su vida cotidiana, y piensan que las reformas en otras áreas son más importantes que el sistema de residencia permanente. Una de estas áreas es el derecho a trabajar. En el pasado, los extranjeros casados con taiwaneses no tenían permitido trabajar a menos que tuvieran permisos emitidos por el Gobierno para trabajar en áreas limitadas. A partir de enero de 2002, los portadores de APRC, y los extranjeros que poseen Certificados de Residencia porque están casados con taiwaneses, han podido solicitar los llamados “permisos de trabajo abiertos” conforme a la Ley de Servicios de Empleo. Estos permisos, junto con el certificado de residencia, permiten al portador tomar cualquier trabajo que no exija la ciudadanía de Taiwan.

Otro asunto que preocupa a muchos extranjeros casados con taiwaneses es la nacionalidad de sus hijos. En el pasado, la nacionalidad de la República de China era pasada de padres a hijos únicamente. Los hijos de madre local y padre extranjero solamente tenían derecho a residencia, que expiraba cuando cumplían 20 años. Pero desde febrero de 2000, el Yuan Legislativo revisó la ley para dar mayor igualdad a los géneros. La ley asegura que los hijos menores de 20 años que tienen padre extranjero y madre taiwanesa se convierten automáticamente en ciudadanos de Taiwan.

En comparación con otros países, las reglamentaciones de inmigración y residencia permanente de Taiwan no son especialmente estrictas ni liberales. El Gobierno tiene sus preocupaciones sobre la mayor apertura de las políticas de inmigración, pero también está esforzándose para que Taiwan se convierta en un mejor lugar para los inmigrantes. Las leyes y reglamentaciones actuales, aunque no para la satisfacción de todos, están ciertamente dándole a algunos residentes extranjeros de la isla mayor seguridad y estabilidad.

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