02/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Un recuento de viejas historias

01/12/2003
Una vista panorámica de la parte posterior de la casa. La casa estuvo en otras épocas rodeada de un jardín de dimensiones mucho más grandes, y se realizaban carreras de caballos en un hipódromo cercano.

omo portadores de recuerdos y vestigios de la historia, muchos edificios antiguos en Taiwan que han sobrevivido las amenazas que presenta la modernización, están ahora siendo más valorados como perlas empolvadas a la espera de brillar otra vez. En abril de este año, la Casa de Cuentos de Taipei, un refugio donde los ensueños del siglo pasado pueden encontrarse y volverse a disfrutar, abrió sus puertas al público. Este edificio de estilo Tudor, y noventa años de antigüedad, se encuentra en la Calle Chungshan Norte -la vía pública más importante de la ciudad hasta hace una década- cerca del lugar donde el río Keelung intersecta al río Tamsui en Yuanshan.

El edificio fue construido -según creen los historiadores en 1914- por un adinerado comerciante de té, Chen Chao-chun, como un lugar para entretener a los invitados y relajarse. Para complementar la estructura, Chen y su arquitecto agregaron un hipódromo privado, donde se encuentra contiguo el actual Museo de Bellas Artes de Taipei, así como un jardín mucho más grande que el que existe hoy día. El río Keelung ofrecía un medio conveniente para que Chen y sus invitados extranjeros y locales llegaran a la villa desde el área de Tataocheng -el centro comercial donde se hallaban la residencia y la oficina de Chen- en la parte oeste de lo que ahora es la ciudad de Taipei. El viaje en bote era placentero, porque el área de Yuanshan (literalmente “colina redonda”) era considerada uno de los 100 primeros lugares paisajísticos de Taiwan durante el período colonial japonés (1895-1945). En la cumbre de esta montaña se hallaba el Altar Shinto de Taiwan, donde ahora está el Gran Hotel, que honraba el recuerdo de los conscriptos taiwaneses que sacrificaron sus vidas por la causa imperialista japonesa.

Un recuento de viejas historias

Suspendidos en el tiempo. Artículos del hogar de los años veinte y treinta están en exhibición en la galería del segundo piso usada para exhibiciones especiale

La Calle Chunshan Norte que estaba conectada con Yuanshan por el Puente Meiji, servía como la ruta por la que el Virrey japonés y los miembros visitantes de la familia real pasaban para visitar el Altar. En la época en que la población local se mantenía normalmente bastante separada de la élite gobernante japonesa, la presencia de una residencia cuyo propietario fuera taiwanés en esta exclusiva zona en el “camino real”, era un desarrollo muy resaltante. “Lo que es más importante sobre este edificio no es lo que vemos en la arquitectura, pero lo que sabemos sobre su propietario”, dice Liao Hsien-hao, comisionado del Departamento de Asuntos Culturales (DCA, siglas en inglés) del Gobierno de la Ciudad de Taipei. “Ante todo, este edificio marcó un avance significativo en la posición social de la gente taiwanesa, a medida que lograban más poder como empresarios”.

Durante ese período, la industria del té en Taiwan estaba floreciendo, lo que trajo considerable riqueza y conexiones internacionales a aquellos relacionados con este negocio. La aparición de estos empresarios ricos no sólo produjo cambios en la rígida estructura social de ese entonces, sino que también comenzó a cambiar la apariencia física de Taipei. Como se ve ejemplificado en la villa de Chen, los mercaderes de té ayudaron a introducir elementos del estilo de vida occidental en el Taiwan colonial.

Esta estructura, mitad ladrillo y mitad madera, fue la única construida a imitación de la arquitectura europea, en vez de adoptar una noción japonesa de los gustos occidentales. Hasta donde se conoce, fue también el primer edificio en Taiwan erigido con propósitos diferentes a la vivienda o comercio, sino puramente por placer- una idea totalmente extraña para la mayoría de los taiwaneses de ese período. “El dueño representa a alguien que mantenía un estilo de vida ecléctico”, indica Liao. “En gran medida, este nuevo estilo de vida manifestaba la vitalidad cultural de la gente de Taiwan, incluyendo su habilidad para adaptarse y absorber elementos de otras culturas”. Desde esta perspectiva, esta villa de la ribera quizás presagió la mayor diversificación de la cultura taiwanesa en el futuro como resultado del desarrollo económico.

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La tienda de regalos, ubicada en la planta baja, vende artefactos hechos a mano que generalmente tienen un sabor folklórico, y van muy bien con el estilo del edificio.

egún el DCA, el “Padre de la República de China”, Sun Yat-sen, fue invitado a quedarse en esta casa durante un viaje para recaudar fondos a Taiwan desde Japón. Sun y Hu Han-min, quien era el gobernante militar de la Provincia de Guangdong, y destituido de su cargo por Yuan Shih-kai, vino a Taiwan el 3 de agosto de 1914, después del fracaso de la “segunda revolución” contra Yuan. Sun permaneció en Japón después de la revolución y estableció el Partido Revolucionario Chung-huan para rescatar a la joven república de Yuan. Durante el tiempo que estuvieron en Taiwan, Hu se quedó en la villa ubicada hoy entre el Yuan Ejecutivo y la Estación Principal de Taipei, según el DCA. El propietario de la villa de estilo europeo, Chen Chao-chun, fue uno de los que donó dinero a la causa de Sun. Durante las décadas siguientes, la casa pasó de manos varias veces. En un momento, la policía militar japonesa expropió la propiedad y la utilizó, entre otras cosas, para interrogar a prisioneros. Cuando el gobierno del Kuomintang tomó posesión en 1945, la villa sirvió como residencia del Presidente del Yuan Legislativo. En 1979, el título de la propiedad pasó al Gobierno de la Ciudad de Taipei, que la convirtió en un club social para artistas. Finalmente en 1998, el gobierno de la ciudad anunció la designación del edificio como un sitio histórico de tercera categoría.

La Ley para la Preservación del Patrimonio Cultural, promulgada en 1982, y revisada tres veces desde entonces, define tres clases de sitios históricos. La primera clase consiste en sitios históricos de significado nacional; la segunda abarca los sitios importantes de notable valor histórico, y la tercera, edificaciones antiguas de valor cultural local. Todos estos edificios serán protegidos por diferentes agencias gubernamentales. En los últimos años, tanto los gobiernos central como local han estado haciendo mayores esfuerzos para preservar las edificaciones antiguas de significado histórico. La ciudad de Taipei solamente ha designado 106 sitios históricos que están en el proceso de restauración. El DCA, establecido en 1999, ha creado un Comité para la Evaluación de los Sitios Históricos (HSEC, siglas en inglés) con el fin de determinar el tratamiento de los posibles sitios históricos. Este organismo emprendió un “programa de adopción” en 2000 para ayudar a recaudar recursos privados dirigidos hacia el esfuerzo de preservar y revivir los sitios seleccionados.

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Los cuadros del Taipei antiguo y de la casa misma cuelgan de las paredes en esta esquina de la antigua sala de comedor, lo que da a la sala una sensación de intimidad.

La Casa de Cuentos de Taipei fue el tercer proyecto realizado bajo el programa de adopción. Antes de que el edificio fuese reinaugurado en abril, estuvo sellado por motivos de renovación durante más de dos años. Durante ese tiempo, el DCA abrió el caso para adopción y apareció sólo un solicitante particularmente cualificado —Chen Kuo-tsi, una abogada jubilada y ex jefa ejecutiva de la Fundación Nacional de Cultura y Artes. Ella firmó un contrato de cuatro años que la convirtió en la patrocinadora privada y directora ejecutiva de la Casa de Cuentos de Taipei. Aunque otros casos de adopción han involucrado organizaciones, en vez de personas individuales como patrocinadores, Chen contaba con los recursos financieros y el conocimiento profesional necesarios para calificar como la curadora de la propiedad, indica Liao, del DCA.

Chen vino a Taiwan desde Hong Kong en 1975 para ejercer el derecho. Después de vivir en Taiwan por casi tres décadas, ella dice que esta isla es su hogar desde hace mucho tiempo. “Donde yo crecí era una colonia, y es muy difícil llamar hogar a una colonia”, dice. “Los gobernantes de la colonia procuraban que la gente de la colonia olvidara su propio pasado, que no recordara, lo que yo considero algo muy triste. No vine a Taiwan por motivo de la guerra. Venir a vivir aquí fue una decisión muy consciente para mí”. Y más allá de sentir a Taiwan como mi hogar, Chen cree firmemente en el valor de la herencia cultural de la isla, y ha colocado su creencia en la práctica a través de la participación activa en la preservación de estos patrimonios públicos.

El devastador terremoto de 1999 que destruyó muchos sitios históricos en el centro de Taiwan le dio más ímpetu a su deseo de contribuir con ese esfuerzo, dice Chen. La Casa de Cuentos de Taipei le ofrece la oportunidad de participar directamente. “Me contenta que el DCA implementara esta maravillosa política y la llevara realmente a la práctica”, dice. “El Gobierno no lo puede hacer todo, y debería aprovechar las fuerzas y recursos del sector privado a favor del bienestar público”. El DCA se encargó de restaurar la infraestructura de la Casa de Cuentos de Taipei, y luego cedió la administración del edificio a Chen al terminar la renovación. Durante la duración de este contrato, el HSEC evaluará periódicamente el trabajo de Chen para asegurarse de que la casa está bien cuidada.

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En la parte sur del jardín, se encuentra un restaurante que sirve platillos franceses al estilo campestre, que brinda a los visitantes un lugar para sentarse y disfrutar de la atmósfera.

on la aprobación de las agencias supervisoras, Chen decidió convertir la antigua villa en un espacio público. “Me di una misión a mí misma y para este lugar”, dice. “La casa en sí misma ayudará a diseminar la idea, lo que animará a la gente a amar y apreciar mucho más su patrimonio cultural”. Ella está convencida de que la manera de hacer eso es mediante la creación de razones para que la gente visite repetidamente la casa. Chen y su equipo tienen planeado celebrar exhibiciones temáticas cada tres meses, además de una exhibición permanente. Al determinar la ruta que la gente tomaría dentro de la casa, Chen y el arquitecto Curtis Kung pasaron mucho tiempo determinando cómo crear el ambiente apropiado sin dañar la estructura del edificio.

Chen ha tratado de agregar un aire moderno a la casa para igualmente ayudar a darle forma a los recuerdos significativos del presente. “Un proyecto como éste -la creación de un diálogo entre una estructura antigua y el espacio de exhibición interior - es tan fascinante como desafiante”, dice Kung. Porque este delicado edificio tiene limitaciones físicas como una sala de exhibición, los mensajes que conlleve cada exhibición deben ser simples y directos. Kung ha encontrado maneras creativas de superar esas limitaciones para ayudar a articular los mensajes. El agregó una puerta divisoria de vidrio que separa la parte delantera y trasera del edificio, por ejemplo, para ayudar a guiar a los visitantes en el itinerario correcto a través de la casa. Asimismo, transformó la sala de recepción en el primer piso en una caja de cristal, al instalar paneles de vidrio a centímetros de las paredes interiores. Estos materiales modernos y transparentes muestran mapas antiguos del área, información histórica del edificio, y eventos mundiales de ese día. A través de los paneles de vidrio, los visitantes pueden ver la estructura original detrás de ellos. En el comedor, cuadros antiguos de Taipei llenan el interior con una atmósfera agradable. Hoy, la casa está decorada con muebles nuevos, pero la cerámica es una reproducción de la original y muchos otros aspectos tienen el sabor de ese período.

En el segundo piso, el arquitecto instaló sobre una pared blanca móvil “cajas de recuerdos” para registrar los eventos de la vida en Taipei. Estas pequeñas cápsulas del tiempo capturan eventos que afectan la gente en sus vidas cotidianas, tales como la primera línea de autobuses pública desde Taipei hasta el área de Yuanshan, que comenzó a prestar servicio el 2 de enero de 1913; el Parque Zoológico de Yuanshan, que fue inaugurado el 5 de abril de 1913; el Museo Nacional de Taiwan en el Parque 228, que fue fundado en 1915; y muchos otros. El arquitecto también convirtió el pasillo que llega al balcón en una segunda área de exhibición llena de cajas que pareciera que salieran de la nueva pared. Estas cajas contienen una serie de objetos cotidianos de los años veinte y treinta, tales como hieleras de vidrio, ollas chinas, estuches de cosméticos, ceniceros, y libros infantiles, entre otras cosas. Estos artículos exhibidos han sido prestados por varios coleccionistas, y reflejan el refinado estilo de vida de la gente opulenta durante esos períodos. Para ayudar a los visitantes a comprender mejor y apreciar el pasado, la casa también muestra una sala de audiovisuales que puede funcionar también como una aula de clases o como una sala para seminarios y conferencias. La tienda de regalos en la planta baja cuenta con una gama de artefactos elaborados a mano por artistas conocidos. En el jardín, los visitantes pueden disfrutar de la cocina francesa de campo en un restaurante gestionado por el Hotel The Landis Taipei.

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Muchas partes de la casa fueron meticulosamente restauradas. Las baldosas usadas en la chimenea y en los baños, por ejemplo, son reproducciones exactas de las originales.

Toda la atmósfera fue creada con la intención de estimular un sentido de nostalgia por aquellos días pasados, agrega Chen. En promedio, alrededor de 200 personas al día vienen a visitar la casa desde que fue inaugurada. Muchos de los visitantes incluyen grupos de estudiantes de diversos niveles educativos, y Chen les da la bienvenida con especial agrado. “Este edificio es tan hermoso que uno puede enamorarse fácilmente de él”, indica. “Espero que los jóvenes lo vean como un patrimonio cultural accesible, no como un templo que tiene poca conexión con ellos. Una persona joven con amor por un edificio antiguo es una combinación maravillosa”.

Kung indica que la casa posee una personalidad en sí misma, una que va bien con los muchos estilos diferentes y variados que caracterizan Taipei. “Cuando el presidente Chen Shui-bian era alcalde de Taipei, él convirtió la capital en una ciudad festiva”, dice Kung. “Ahora, Taipei está llena de muchos lugares culturales interesantes, y como resultado de estos cambios, se está convirtiendo en una metrópolis internacional estimulante”. El recomienda el programa de adopción por permitir al sector privado a contribuir con ideas frescas, administración eficiente y nuevas fuentes de apoyo financiero a la vida cultural de la ciudad. Como una de las pioneras del programa, Chen es un buen ejemplo a seguir por otros entusiastas”, señala.

La curadora de la Casa de Cuentos de Taipei planea establecer programas de cooperación, tales como giras conjuntas, con otros sitios históricos y museos en un futuro cercano. Y ella continuará tratando de aprender de la experiencia extranjera sobre la resurrección de los sitios históricos de Taiwan. “Este es sólo el comienzo”, dice ella. Para Chen Kuo-tsi, el pasado es su futuro.

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