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Los ojos de los ciegos

01/07/2003
Los voluntarios de la Asociación de Perros Guía de Taiwan posan con equipos de dueños y perros guías.

n 1979, Ke Ming-chi, de 26 años, ansiaba un futuro prometedor. Había terminado el servicio militar obligatorio y había sido contratado para trabajar en una sucursal de una compañía japonesa en Taiwan como técnico. Pero, de repente, el mundo de Ke cambió totalmente. Un juego de baloncesto terminó en tragedia cuando un accidente le hizo perder la visión. Después de un largo período de pánico, miedo y depresión, Ke decidió volver a tener el control de su vida. Se inscribió en el Instituto para los Ciegos de Taiwan (IBT, siglas en inglés) para aprender destrezas y recibir formación vocacional. También solicitó un perro guía, y en junio de 1996, Ke se convirtió en el primer propietario de perro guía de Taiwan.

Antes de su accidente, a Ke no le gustaban los perros, pero la dificultad extrema de ir de un lado al otro en las calles llenas de gente y obstáculos de Taipei, sin su visión, fue suficiente para que superara su desagrado por los perros. “Al principio, estaba lleno de expectativas y dudas”, recuerda Ke. “Había usado un bastón por más de diez años. ¿Estaría mejor con un perro guía? y ¿cómo iba a cuidarlo?"

Aggie, una perra de la raza labrador retriever, se lo ganó rápidamente. “Ella es la representación de tres características: rapidez, seguridad e inteligencia. Ella hace muy buen trabajo evitando obstáculos, y me ayuda a tomar decisiones necesarias según lo que ella observa”, dice Ke. Aggie no sólo me guía, sino que también se ha convertido en una compañera valiosa. “Después de perder mi visión, me sentía inseguro cuando andaba sólo, y me vi obligado a reducir el número de mis actividades”, dice Ke. “Pero ahora cuando estoy caminando, me siento mejor sabiendo que no estoy solo. Es maravilloso tenerla a mi lado”.

En Taiwan todavía falta establecer un programa de adiestramiento para perros guía, Aggie fue enviada a Japón para aprender sus destrezas bajo el patrocinio del IBT. En más de 40 países alrededor del mundo operan aproximadamente 70 escuelas para perros guía. En Asia, Japón se ha dedicado a estas actividades durante 45 años, y Corea del Sur durante diez. Taiwan ha tenido un inicio relativamente lento. Aunque hay aproximadamente 50.000 personas ciegas en Taiwan, hay solamente seis perros guía en la isla. En comparación, Estados Unidos tiene alrededor de un millón de ciegos y 10.000 perros guía.

El IBT compró inicialmente los padres de Aggie en Australia con la intención de criar perros para sus programas de perros guía, pero como el instituto se concentra en la enseñanza de destrezas cotidianas para los ciegos, el programa tuvo que detenerse. Sin embargo, la Asociación de Perros Guía de Taiwan (TGDA, siglas en inglés), fue establecida en abril de 2002 para impulsar este tipo de programa en Taiwan. En junio pasado, Perros líderes para los ciegos, con sede en Detroit donó cuatro perros guía a la TGDA para ayudar a impulsar sus servicios.

Los ojos de los ciegos

Para promover el valor de los perros guía, la Asociación de Perros Guía de Taiwan organiza prácticas donde gente con los ojos tapados son llevados por estos caninos bien entrenados.

illiam Chen, secretario general de la Asociación, completó el programa de entrenamiento de cuatro años de duración para instructores de perros guía en la Fundación Real de Nueva Zelanda para el Servicio de Perros Guía para los Ciegos. El continúa en contacto con entrenadores de perros en otros países, incluyendo a los miembros de la Federación Internacional de Escuelas de Perros Guía para los Ciegos, para obtener más información y asistencia.

El adiestramiento de perros guía es un proceso que necesita de mucho tiempo. Todo el proceso requiere aproximadamente dos años. Los perros guía son seleccionados por su temperamento, y las razas más comunes son labrador retriever y golden retriever. Generalmente, los cachorros de ocho semanas se envían a voluntarios caminadores de perros para recibir la socialización esencial que les ayudará a tener confianza en una variedad de ambientes. Esta continúa de 12 a 15 meses y le sigue un período de adiestramiento de seis meses. En este momento, los perros son cuidadosamente valorados y se les busca un propietario según sus necesidades y personalidades, así como el estilo de vida y el ambiente de vida del dueño. El dueño y el perro pasan juntos por un mes de orientación.

Los perros guía cuestan alrededor de US$35.000 cada uno y la TGDA los ofrece gratuitamente a los solicitantes que tienen éxito. Los perros trabajan generalmente de ocho a diez años, y pasan a tener un papel de acompañante después de su jubilación. La meta final de la Asociación es localizar el programa de servicio de perros guía mediante el establecimiento de un centro de adiestramiento para supervisar todas las tareas, desde la cría hasta encontrar dueños y el adiestramiento. “Creo que, además de utilizar un bastón, los ciegos deberían contar con la opción de tener un perro guía”, dice Chen. “Nuestra misión es que esta opción sea disponible”.

Para lograr esta meta, la TGDA debe lograr que la gente tome conciencia de la valiosa función que cumplen los perros guía, dice Joseph Chang, presidente de la organización. La educación general es una manera de elevar esa conciencia, que es la razón por la que la TGDA introdujo cuatro perros guía de Estados Unidos en medio de una campaña de publicidad. “La publicidad está a la cabeza de nuestras prioridades porque la mayoría de la gente no está familiarizada con la función de los perros guía y cómo tratarlos”, dice Chang. “El público debe aprender que los perros guía poseen un alto nivel de adiestramiento y no son ninguna amenaza, dice el Presidente, agregando que la gente nunca debería alimentar, tocar y dirigirse a un perro guía mientras está cumpliendo con su deber, particularmente en los cruces de calle.

Los ojos de los ciegos

Chang Kuo-jui y Ohara en un restaurante. Los dueños de perros guía enfrentan problemas de obtener permiso para llevar a sus perros a algunos negocios privados.

Sin embargo, la TGDA carece de fondos y recursos humanos. Chang espera que más gente pueda colaborar con la Asociación mediante el trabajo voluntario, caminadores de cachorros o haciendo donaciones. El intenta establecer un fondo de desarrollo, idealmente con los subsidios del Gobierno, el patrocinio de corporaciones, o las donaciones públicas, para financiar el programa de entrenamiento de perros guía.

El apoyo gubernamental procura también garantizar el acceso de perros guía a las áreas públicas. La TGDA está instando a que se incluyan los derechos de los perros guía bajo la Ley de Protección para las Personas Física y Mentalmente Discapacitadas. Como el primer equipo de perro guía, Ke Ming-chi y Aggie han tenido que romper las barreras que otros han de seguir. Con frecuencia, no se les permitía entrar a lugares públicos aún cuando Ke explicaba que Aggie era una perra guía y no un animal doméstico. “Yo sabía que si nuestro intento era un fracaso, sería más difícil hacer un segundo intento”, señala Ke. “No podía dejar que eso pasara”.

e solicitó el apoyo del Ministerio del Interior, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Transporte y Comunicaciones, y el Legislativo. Después de casi tres años, el Gobierno emitió decretos administrativos a todos los dueños de perros guía para permitirles llevarlos en los medios de transporte público y para entrar en lugares y agencias públicas. Aunque los decretos no tienen fuerza legal, y los violadores no pueden castigarse, esto ha ayudado a pavimentar el camino para otros, tales como Chang Kuo-jui, que ha tenido desde octubre de 1999 a Ohara, una mezcla de labrador retriever y golden retriever, adiestrado en Nueva Zelanda. Los dos no tienen generalmente problemas para desplazarse alrededor de Taipei, pero algunas empresas así como algunos lugares públicos les han negado entrada incluso después de mostrar el permiso emitido por el Gobierno.

En estos casos, Chang lucha siempre por obtener admisión. “Una vez que me dejan llevar a Ohara a algún lugar, tengo confianza en que su comportamiento sorprenderá a la gente que no quería dejarle entrar”. El cita como ejemplo una oportunidad en la Sala Nacional de Música, donde los trabajadores no permitían que Ohara entrara al teatro. Luego, después de la presentación, un trabajador le dijo a Chang que el perro se había comportado mejor que otros miembros del público, recuerda con una sonrisa.

Los ojos de los ciegos

Para asegurar el acceso a lugares públicos, los ciegos y sus defensores están instando al Gobierno a incluir los derechos de los perros guía bajo la Ley para la Protección de las Personas Física y Mentalmente Discapacitadas.

Como dueños de perros guía, tanto Ke como Chang deben luchar contra la idea errónea del público. “Cuando me dieron a Ohara, ni siquiera los directores y maestros de las escuelas para ciegos sabían mucho sobre perros guía”, dice Chang. “Me preguntaban si mi perro mordía y decían que sería demasiado difícil para mí cuidar de un perro”. Sin embargo, durante los últimos tres años, Chang ha descubierto que ha sido todo lo contrario. “Ohara está muy bien adiestrado para recibir órdenes y muestra auto dominio a la hora de comer y defecar”, dice. “Sólo necesito alimentarlo, cepillar su pelo, y jugar con él cuando no está realizando sus obligaciones”.

Así como Ke, Chang encontró difícil desplazarse por su propia cuenta. El terminaba con frecuencia cayéndose o doblándose los tobillos cuando se tropezaba con un hueco o un bache en la acera que no podía detectar con su bastón. También sufrió heridas cuando no podía detenerse a tiempo para evitar algún obstáculo. El sólo hecho de ir a cualquier lugar se convirtió en algo que le quitaba tanto tiempo y tan agotador, que a menudo prefería no salir a la calle a menos que fuera absolutamente necesario.

No obstante, la situación ha cambiado muchísimo. Con la ayuda de Ohara, Chang puede desplazarse más rápido y con mayor facilidad. “Ohara es atento y emocionalmente estable. Me siento mucho más seguro y relajado con su compañía durante las veinticuatro horas del día”, dice Chang. “Gracias a él, puedo ahora salir y visitar amigos con más frecuencia y participar en todo tipo de eventos y actividades. También me ha ayudado a superar varios obstáculos físicos y psicológicos”.

Esta relación estrecha e intuitiva que se desarrolla entre el perro guía y su dueño no sólo contribuye a que el equipo se desplace con seguridad e independencia, sino que también brinda compañía irreemplazable que mejora la vida de los ciegos, y les ayuda a calmar sus sentimientos de aislamiento. “Cuando caminaba con mi bastón, me sentía avergonzado e inferior”, dice Chang Kuo-jui. “Pensaba que todo el mundo me observaba. Pero ahora con Ohara, no puedo más que sentirme orgulloso de tener un perro tan inteligente. El es el mejor compañero que puedo tener”.


Asociación de Perros Guía de Taiwan
886-2-23708747
http://www.guidedog.org.tw
17-1, No.50, Sec.1, Chunghsiao West Rd., Taipei, Taiwan, ROC

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