07/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Heridas coloniales

01/01/2003
El Colegio de Medicina de la Universidad Nacional de Taiwan fue originalmente parte de la Universidad Imperial Taihoku, construida por los japoneses en un inconfundible estilo colonial.

En las librerías de todo Taiwan, los niños se entretienen hojeando novelas de caricaturas japonesas. Los programas japoneses son populares en la televisión. Igualmente, los músicos japoneses no sólo ofrecen música pop a los adolescentes japoneses, sino que también influencian sus estilos de cabello, vestido y argot. Esta es la locura japonesa que ha barrido a Taiwan como un tsunami. La locura por las cosas japonesas surge en parte como resultado de la globalización y en parte porque Japón se ha convertido en modelo a imitar como el país más rico en Asia. Pero vaya a la esquina de historia de cualquier librería, y encontrará información sobre una conexión más antigua con Japón, una invasión de clase literal y los cincuenta años de ocupación que le siguieron. Para los devotos de la hajihfeng, eso es historia antigua; en cambio, para los historiadores el período colonial japonés es aún uno de los períodos más controvertidos de la historia de Taiwan, y que apenas empieza a explorarse.

La ocupación japonesa de Taiwan comenzó en 1895 con la firma del Tratado de Shimonoseki, que dio fin formalmente a la Guerra Sino-japonesa y cedió Taiwan a los japoneses. Cuando el Tratado fue firmado, algunos residentes taiwaneses intentaron convencer a la Corte Ching para que retomaran Taiwan de los japoneses. Otros residentes trataron de proclamar la independencia y establecer una república, esperando que esto les hiciera acreedores de la simpatía internacional y previniera a los japoneses de residir en la isla. Sin embargo, estos intentos fracasaron y los militares japoneses llegaron para apoderarse de su nuevo territorio.

La colonización japonesa puede por lo general dividirse en tres períodos: las etapas iniciales de la ocupación, desde 1895 hasta 1918; los intentos de asimilación forzada desde 1919 hasta 1937; y finalmente, los años de guerra, que duraron hasta la derrota de Japón en 1945. Durante la primera fase, los militares japoneses estuvieron ocupados suprimiendo la resistencia armada de los residentes locales, incluyendo los aborígenes, y estableciendo los mecanismos de la administración colonial. La resistencia armada a gran escala ocurrió por primera vez cuando las tropas japonesas entraron a Taiwan en junio de 1895, pero no duró mucho tiempo porque el número de soldados resistentes era mucho menor y tenían pocas armas y municiones. A pesar de todo, perecieron alrededor de siete mil soldados y miles de ciudadanos civiles taiwaneses. En 1915, veinte años después que los japoneses tomaron posesión de Taiwan, otra rebelión importante, conocida como el Incidente Tapani y dirigida por importantes opositores, se inició en el actual distrito de Tainan, dando lugar a la muerte de miles de taiwaneses. Esta fue la última rebelión importante contra los ocupantes japoneses, aunque la resistencia se sublevaba esporádicamente después del incidente, especialmente en partes más remotas de la isla.

A pesar de la resistencia, los japoneses establecieron un gobierno formal, e implementaron controles de policía estrictos para prevenir el desorden. Durante la primera etapa del régimen japonés, los ocupantes se propusieron encuestar y catalogar su nueva colonia. Los japoneses estudiaron la tierra y domicilios, monopolizaron productos importantes, tales como la sal y el azúcar, comenzaron a recaudar información de censos, y realizaron un estudio etnológico de las tribus indígenas de la isla.

Para gobernar la gente de Taiwan, especialmente en las áreas más allá de sus centros administrativos, los japoneses seguían con frecuencia las costumbres locales y algunas veces empleaban a taiwaneses para los cargos de los gobiernos locales. “Básicamente, los japoneses adoptaron una política muy flexible”, dice Wu Wen-hsing, profesor de historia en la Universidad Nacional Normal de Taiwan. “Ellos respondían y hacían los ajustes conforme a las situaciones locales”.

Algunos intelectuales creen que esta flexibilidad fue el resultado de las aspiraciones japonesas de incorporar Taiwan de forma permanente al Imperio Japonés. Asimismo, los países asiáticos —por ejemplo, China, Japón, Corea— compartían una herencia cultural similar, y por ello era más fácil aceptarse el uno al otro, afirma Chung Shu-min, investigadora asistente en la Oficina Preparatoria del Instituto de Historia de Taiwan de la Academia Sínica. “Taiwan fue un distrito especial gobernado bajo diferentes leyes, y los taiwaneses fueron tratados de maneras diferentes por los japoneses en Taiwan, pero se suponía que era un período de transición”, dice. “Finalmente, los japoneses querían convertir a los taiwaneses en japoneses, y hacer de Taiwan una extensión del territorio japonés que sería gobernado por la misma constitución de su madre patria”.

Durante el segundo período importante de la colonización japonesa, desde 1919 hasta la invasión japonesa de China en 1937, los japoneses intentaron asimilar culturalmente a los taiwaneses al Imperio Japonés. Los japoneses instituyeron leyes japonesas, establecieron la educación obligatoria japonesa, y desanimaron los idiomas y dialectos locales a favor del japonés. Se estimuló a los taiwaneses a negar su herencia, adoptando nombres japoneses, usando vestimenta al estilo de Japón, comiendo la comida y observando los ritos religiosos de ese país.

Durante este período, los japoneses también promovieron el rápido desarrollo de la economía de Taiwan. Como una colonia, se suponía que Taiwan era provechosa, y para animar el desarrollo económico, los japoneses construyeron la infraestructura de Taiwan —expandiendo el uso de electricidad, ampliando las líneas ferroviarias, construyendo puentes, y modernizando los puertos. Los ingenieros japoneses, por ejemplo, construyeron más de cinco mil millas de líneas ferroviarias y autopistas, y construyeron represas de concreto y embalses para facilitar la irrigación y las guarniciones de poder hidroeléctrico. Ellos también realizaron investigación extensiva sobre el desarrollo agrícola, que condujo a mejorar la producción agropecuaria. Los japoneses también hicieron mejoras en los servicios de salud pública, finanzas, y educación. Sus esfuerzos redujeron el analfabetismo, aunque los estudiantes durante la ocupación japonesa sabían leer y escribir japonés, pero no sus dialectos nativos.

Siguiendo el modelo japonés, el gobierno japonés esperó también que Taiwan se convirtiera en un mercado para los productos terminados fabricados en Japón, y en un lugar que podía ofrecer hospedaje para los emigrantes de un país cada vez más poblado. Mucho peor, Japón veía Taiwan como un escalón desde donde lanzar su agresión hacia la zona sur. Con el objetivo de preparar la isla para desempeñar un papel en la expansión militar de Japón, los japoneses introdujeron un programa de industrialización que se concentraba en el desarrollo de industrias estratégicas, tales como las de químicos, metales, y construcción de embarcaciones.

La declaración de guerra en 1937 marcó el comienzo de la tercera y última fase de la ocupación japonesa, que duró hasta la derrota de Japón en 1945. Mientras que la industria pesada, la producción agrícola y otros artículos de Taiwan fueron usados para suministrar la maquinaria bélica japonesa, se hicieron nuevos esfuerzos para asegurar la lealtad de los taiwaneses hacia los japoneses y sus objetivos bélicos. “Los japoneses necesitaban más soldados para luchar en la guerra, por ello reclutaron gente en la colonia”, dice Chung Shu-ming, de la Academia Sínica. “Se les dijo a los taiwaneses que si querían ser tratados igual que los japoneses, debían primero demostrar su lealtad al Emperador japonés y estar dispuestos a sacrificarse por él”. La misma isla de Taiwan se libró en gran medida de los estragos de la Segunda Guerra Mundial, excepto por algunos bombardeos de los aliados ya al final de la guerra; no obstante, alrededor de dos cientos mil hombres taiwaneses se incorporaron a las fuerzas armadas japonesas, y un número de mujeres taiwanesas fueron obligadas a servir como “mujeres de comodidad”, o exclavas sexuales, para los militares japoneses. Muchas de ellas nunca volvieron a casa.

Tras la derrota de Japón y el retiro total de los japoneses de Taiwan, los taiwaneses tuvieron que enfrentarse a los cambios que su sociedad había experimentado durante el régimen japonés. Desde la perspectiva económica, los japoneses tuvieron éxito transformando a Taiwan en una sociedad moderna, en comparación con sus vecinos. De hecho, muchos de los proyectos japoneses de infraestructura ya habían comenzado antes de su llegada, pero fue el gobierno colonial el que los llevó a cabo de manera sistemática. Durante un período de treinta años, desde 1905 hasta 1935, el área plantada con caña de azúcar, por ejemplo, incrementó en un 500 por ciento y la producción se elevó en gran medida. En 1939, Taiwan era el séptimo productor de azúcar más grande del mundo. Wu Wen-hsing explica que el desarrollo económico colonial tenía el propósito principal de beneficiar a Japón, pero le dio a Taiwan una sólida base para el desarrollo futuro. “Admitiendo que no significa que esto le da todo el crédito a los japoneses, porque ellos fueron simplemente los que colaboraron con el traspaso hacia Taiwan de la modernización que Japón aprendió del Occidente”, explica. “Fue gracias a la gente flexible y de mente abierta que en Taiwan se pudo absorber lo que era bueno y rechazar lo que no era”.

Sin embargo, el éxito económico tuvo un alto costo para los taiwaneses. Durante los cincuenta años de la colonización japonesa, a los taiwaneses se les prohibió el auto gobierno y no podían ocupar cargos altos en ningún nivel de la sociedad. Los taiwaneses también sufrieron para mantener su propia identidad bajo el peso de la cultura japonesa impuesta. Los dialectos y las costumbres nativas fueron desanimados y se cerraron las escuelas de idioma chino. La gente aprendió a verse así misma como japoneses en lugar de taiwaneses. Mientras que algunos han elogiado el sistema educativo creado por los japoneses, otros están más resentidos de todo este episodio. “El propósito de la educación colonial fue idiotizar a la gente de Taiwan sobre su propio legado y convertirlos en japoneses”, dice Wang Hsiao-po, profesor del departamento de Filosofía de la Universidad Nacional de Taiwan. “En los cincuenta años de régimen japonés no se pudo convertir a los taiwaneses en japoneses, pero se logró con éxito convertir a muchos taiwaneses en no chinos”.

Aparte del difícil asunto de la identidad, muchos taiwaneses creen que los japoneses influenciaron también la sociedad taiwanesa de algunas maneras positivas. Por ejemplo, algunos creen que las leyes estrictas impuestas por el gobierno colonial japonés son responsables de haber convertido a Taiwan en un lugar donde rige de manera permanente la ley con un comparativamente bajo índice de crimen. “Por temor u otras razones, se logró que la gente de Taiwan aprendiera a obedecer la ley, porque no podían hacer frente a las consecuencias de violar la ley”, dice Chung Shu-min.

Asimismo, los japoneses exigieron puntualidad, y algunos afirman que esta tendencia todavía se encuentra en Taiwan. “Un tren es ‘lento en minutos’ en taiwanés, pero ‘atrasado por horas’ en mandarín, indica Wu Wen-hsing. “Esa expresión encierra las diferentes perspectivas sobre la puntualidad en China y Taiwan”.

Tras la derrota de Japón en 1945, Taiwan fue controlada por el gobierno nacionalista. La política principal del gobierno chino era eliminar los vestigios de la cultura japonesa y renovar la china en la isla, mediante el énfasis de la identidad, cultura, idioma e historia chinas. La política se intensificó después de la llegada de la administración nacionalista en 1949.

El objetivo principal de la administración del Kuomintang (KMT) en ese entonces era economizar y establecer una base desde la cual volver a China continental y unificar a China, y esta política quedó reflejada en la orientación centrada en lo chino de la academia. Por ejemplo, los libros de historia usados desde la escuela primaria hasta la universidad, trataban principalmente de la historia china, y examinaban superficialmente la de Taiwan porque su historia se consideraba breve y periferal en comparación con la milenaria civilización de China.

Según el gobierno del KMT, Japón fue también vilipendiado, y los académicos escribían sus informes de investigación para acomodarlos a las políticas de la época y evitar una violación a las leyes de censo. Por ejemplo, fue políticamente aceptable escribir sobre la resistencia taiwanesa contra los japoneses, pero no sobre los éxitos económicos que logró Taiwan bajo el régimen colonial japonés. “Era comprensible que el régimen de China continental no estaba demasiado interesado en lo japonés después de ocho años de guerra”, dice Wu. “Pero esa ideología dificultó que, las autoridades del Gobierno fueran compasivas en cuanto a animar una interpretación equilibrada desde la perspectiva académica del régimen japonés en Taiwan”.

No fue hasta finales de los años setenta, cuando la liberalización social y política se extendía por Taiwan, que los intelectuales se vieron animados a estudiar los períodos anteriormente desanimados de la historia. Por suerte, el gobierno del KMT preservó la mayoría de los documentos históricos dejados por los japoneses, y muchos de ellos están ahora en la Academia de Historia y otras instituciones académicas. Sin embargo, el período japonés no ha generado aún demasiada atención de parte de los jóvenes académicos. Según Wu Wen-hsin, sólo noventa y nueve tesis para obtener el título de maestría en campos relacionados con la política, economía, sociedad, educación o cultura del período colonial japonés fueron escritas entre 1945 y 2000.

Una de las razones principales de la poca popularidad del estudio del período japonés es que muchos de los documentos dejados fueron escritos a mano en japonés clásico con un estilo caligráfico muy difícil, por lo que requiere de buen nivel lingüístico y considerable formación para poder interpretar los materiales. No muchos historiadores poseen esas habilidades, y pocos estudiantes de hoy están dispuestos a pasar por la difícil tarea de aprenderlas. Pero a pesar de este obstáculo práctico que es la lectura de japonés, un rico tesoro de información histórica está a la espera de los intelectuales, que pueden finalmente presentar una mejor comprensión del período japonés y su significado para Taiwan.

“Todavía queda mucho sobre la colonización japonesa que no sabemos y quedan muchos materiales para ser interpretados”, dice Chung Shu-min. “Seguro, algunos pueden interpretar un incidente histórico, usando teorías y sin comprender nada de japonés, pero los hechos de la historia sólo pueden ser indagados a través de la evidencia concreta —materiales históricos, es decir, ni teorías ni deducciones”.

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