09/05/2024

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Navajas culturales

01/11/2002
“Dependiendo del tamaño, tipo de mango, y calidad del acero, el precio de una navaja de Shihlin oscila ahora entre US$34,29 y $714,29.

El Mercado Nocturno de Shihlin en el norte de Taipei es un lugar popular de reunión después del trabajo para los jóvenes y no tan jóvenes. Atestado con visitantes casi todas las noches, el concurrido bazar ofrece todo tipo de bocadillos además de una amplia gama de vestidos, muebles, y discos compactos. Después que su apetito ha sido satisfecho y han comprado lo necesario, la mayoría de los visitantes consideran que ya no hay más motivo para quedarse allí. Pero aquellos deseosos de explorar un poco más pueden descubrir que el distrito de Shihlin tiene otra atracción.

En la Calle Tapei, un estrecho callejón a sólo unos cuantos minutos a pie de la sección de más movimiento del mercado nocturno, se encuentra la Cuchillería Kuo Ho Chi, fundada por Kuo Ho en 1869. Por más de 130 años en prácticamente la misma dirección, la tienda ha estado produciendo una navaja especial, conocida originalmente como navaja de Pachihlan —pero llamada la navaja de Shihlin desde que Pachihlan fue cambiado a Shihlin después del fin del período colonial japonés en 1945. “Hay muchas navajas en el mercado, pero ésta es la primera y única original de Taiwan, y ésta es la única tienda que las vende”, dice Kuo Ming-jang, de treinta y tres años, el tataranieto del fundador.

Kuo Ho, quien aprendió de un artesano cantonés los aspectos básicos de convertir un pedazo de metal en un cuchillo, fue el creador de una navaja de bolsillo única con el mango en forma de berenjena y la hoja en forma de hoja de bambú. Qué le inspiró a elaborar este diseño particular es algo desconocido. El mango está equipado con un asidero superior, y la hoja es atractiva y muy efectiva para cortar, mondar, y hasta afeitar. Los tres componentes principales —un mango hecho de cuerno de búfalo con una banda interior, una cerradura (la pieza de metal en la parte superior del mango a la cual está anexada la hoja), y una hoja de acero acorazado —ensambladas con clavos de metal para formar la navaja. Aunque el hierro se oxida, explica Kuo Ming-jang, el revestimiento protege el acero duro pero frágil, así como la corteza de madera de un lápiz protege la mina que se encuentra en el interior, y por lo tanto, aumenta la durabilidad de la hoja.

La navaja de Pachihlan ganó varios concursos de artesanía durante la ocupación japonesa. Aunque era considerada bastante costosa, era muy popular gracias a su calidad, durabilidad y conveniencia de transporte. Hasta los años setenta y principio de los ochenta, todavía se usaba comúnmente por todo tipo de personas, desde pescadores hasta vendedores de betel. “Estaba en la caja de herramientas de mi padre —él era un mecánico en la Dirección General de Telecomunicaciones”, recuerda el coleccionista de cuchillos, Yang Shih-huang, de veintiséis años. “Vi a agricultores usarlo cuando quedaba mucha tierra cultivable cerca de mi casa en Panchiao, y era usado por casi todos los vendedores de los mercados al aire libre. Era indispensable”.

Cuando el negocio estaba en auge, alrededor de veinte tiendas a lo largo de la Calle Tapei fabricaban navajas de Shihlin. El abuelo de Kuo Ming-jang y sus cuatro hermanos habían incursionado en este negocio, y la oferta no lograba satisfacer la demanda. Pero la rápida industrialización provocó cambios importantes en el mercado. Después que los cuchillos producidos en masa y hechos con máquinas comenzaron a aparecer, el precio de los productos hechos a mano se volvió menos competitivo, y muchos artesanos de navajas incursionaron en otros negocios para poder sobrevivir. Cuando Kuo Wen-cheng, el padre de Kuo Ming-jang, administraba la tienda, Kuo Ho Chi se había convertido en la única cuchillería que quedaba en la Calle Tapei.

Sin embargo, a pesar de ser el único abastecedor de navajas de bolsillo de Shihlin fabricadas a mano, la vida no era tan fácil. Kuo Ming-jang señala que los artesanos con experiencia como él, que usan herramientas de poder, pueden hacer tres navajas como máximo en un día, pero una fábrica pequeña puede producir por lo menos trescientas. “Lo que es peor es que no existía nada parecido a la protección de derechos de propiedad hace más de cien años, por lo que cualquiera puede producir esta navaja con su mango en forma de berenjena y hoja en forma de bambú”, dice. “Los consumidores promedio no pueden ver las diferencias entre las versiones hecha a mano y la hecha con máquinas en cuanto a calidad y artesanía, pero pueden ver la diferencia en el precio, y no ven razón para comprar la más caro”. Para sobrevivir, Kuo Ho Chi comenzó a fabricar cuchillos de cocina en los años setenta, y ha vendido desde 1990 varios tipos de artículos de cuchillería importados, tales como tijeras y cuchillos de colección.

A diferencia de las primeras tres generaciones de propietarios quienes trabajaron hasta bien entrados en los setenta años de edad, Kuo Wen-cheng optó por retirarse hace nueve años, a la edad de cincuenta y dos. Kuo Ming-jang dice que la razón principal de la decisión de su padre fue un cambio en el mercado traído por la introducción del pasatiempo de coleccionar cuchillos en Taiwan. “Los coleccionistas de cuchillería quieren más —un poco de toque artístico o mejores hojas, por ejemplo— pero eso no convenció a mi padre, quien creía que un cuchillo era una herramienta y sólo necesitaba ser afilada y duradera. El no quería transigir, pero en vista de la reacción de los clientes, sintió que ya no estaba haciendo algo que el mercado deseara, por ello, se retiró”.

Parte de la tradición familiar era que la artesanía debía enseñarse solamente a los hijos, aunque no todos los descendientes varones tenían la misma capacidad o interés. Kuo Wen-cheng enseñó el arte de hacer navajas a sus tres hijos, pero uno dejó el negocio porque las llamas del horno perjudicaban su visión débil, y otro simplemente lo abandonó porque no tenía interés. Por ello, a la edad de veinticuatro años, su segundo hijo Kuo Ming-jang tomó el puesto de propietario —la quinta generación Kuo que administraba la tienda. Con una perspectiva más flexible que la de su padre, el joven Kuo concluyó que mantener la fórmula de cien años de antigüedad del negocio, lo conduciría al desastre. En términos de puro aspecto práctico, por ejemplo, él consideró que no sería fácil para la navaja de una hoja fabricada tradicionalmente por la familia, competir contra el mayor número de navajas en el mercado con funciones múltiples, a veces con más de doce. Para afilar la competitividad de la navaja de Shihlin, el nuevo jefe comenzó a agregar la imagen de “colección” a estos productos, ofreciendo una selección más extensa de tamaños y materiales. Ahora, los clientes pueden elegir entre doce tamaños —de diez octavos de pulgada a seis pulgadas de longitud. Los modelos antiguos con mangos de cuernos de búfalo y hojas acorazadas fáciles de corroer, todavía se hallan disponibles, pero también han sido añadidas ciertas versiones novedosas, manteniendo el diseño original básico pero con opciones de mangos de plástico o madera, así como hojas elaboradas con acero de diferentes calidades.

El modelo de primera calidad tiene una hoja hecha de acero de Damasco, y el metal muestra los patrones naturales hallados solamente en el acero de muy alta calidad. El proceso es calentar una pieza de acero hasta que esté al rojo vivo, martillarla hasta que tenga cierta longitud y grosor, y luego doblarla por la mitad. A medida que se repite el proceso, las propiedades del acero cambian gradualmente hasta lograr la calidad deseada. Los métodos diferentes para doblar y martillar resultan en diferentes patrones en los productos finales.

Dependiendo del tamaño, tipo de mango, y nivel de calidad del acero, el precio de una navaja de Shihlin oscila actualmente entre NT$1.200 y $25.000 (US$34,29 y $714,29). Estos se consideran precios bastante razonables en comparación con los de navajas para coleccionara de marcas famosas. Pero además del precio, los coleccionistas de cuchillería juzgan el valor de una pieza desde diferentes perspectivas, tales como el detalle del trabajo de la artesanía y la calidad del acero. Yang Shih-huang, en cuya colección posee muchas navajas de marcas famosas, tales como Al Mar y Cold Steel, considera que las navajas de Shihlin de Kuo Ming-jang son tan buenas como las de esos fabricantes famosos.

Como materia prima, indica Kuo Ming-jang, la mayoría de los artesanos de navajas compran ahora lo que las acerías consideran acero para cuchillería, que posee propiedades especialmente adecuadas para los cuchillos. Algunos usan el acero tal cual, mientras que otros emplean varias técnicas necesarias para aplicar el calor o de refinamiento para cambiar la microestructura del acero y satisfacer las demandas individuales. “Cuanto más duro el metal, más afilada —pero más frágil— la hoja”, explica Kuo. “La clave está en alcanzar un equilibrio entre la dureza y la elasticidad, y los artesanos individuales tienen diferentes ideas sobre dónde está ese punto de equilibrio”. En promedio, los artesanos elaboran sus cuchillos con Dureza Rockness entre 56 y 62, las hojas de Kuo están entre 58 y 60. (La Dureza Rockness es una medida de resistencia a la penetración cuando el material es expuesto a una carga directa. Cuando más alto el número, más duro el material. Victorinox, el fabricante de la Navaja Swiss Army, usa acero de 55 a 56 en la escala de Dureza de Rockness).

Después de pasar de once a doce horas al día elaborando navajas desde que se graduó de la escuela secundaria básica hace dieciocho años, Kuo Ming-jang tiene confianza en sus destrezas y sus productos. Sin embargo, la artesanía exquisita y la mayor gama de productos no le han proporcionado mucho beneficio económico. Hsieh Chiu-wei, la esposa de Kuo Ming-jang, que solía vender cuchillería importada en una tienda por departamentos de Taipei, dice que en Taiwan no hay el tipo de ambiente para que un artesano pueda ganarse la vida, produciendo únicamente navajas de Shihlin. “Los artesanos de cuchillería extranjeros tienen la oportunidad de obtener tanto fama como riqueza”, dice ella. “Pero los artesanos de navajas en Taiwan, aunque emplean la misma dedicación, no reciben tanto reconocimiento ni del Gobierno ni el resto de la sociedad. Ellos necesitan depender mucho de sí mismos para su supervivencia”.

Al mismo Kuo Ming-jang no parece molestarle mucho las limitadas ganancias financieras. “Se necesita de mucho tiempo para alcanzar este nivel de calidad, y ganar mucho dinero, a menos que se esté dispuesto a bajar la calidad a cambio de una mayor productividad”, dice Kuo. “Kuo Ho Chi le ha dado prioridad a la calidad durante más de 133 años, y yo pretendo mantener esa tradición”. Si todo va bien, Kuo Ming-jang podrá mantener la tradición por varias décadas más. Pero, ¿y luego? Kuo y su esposa no tienen hijos todavía. Incluso cuando los tengan, Kuo dice que probablemente no los animará a aprender esta artesanía que no les proporcioná dinero para alimentar a sus familias. Para la navaja taiwanesa de más de un siglo de antigüedad, pareciera que el futuro ya no es tan brillante.

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