30/04/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

La necesidad de dar

01/09/2002
A medida que el público general se vuelve más acaudalado y más interesado en los asuntos sociales, el voluntariado crece de manera gradual.

“Es mejor dar que recibir”. Chen Hui-mei no sólo cree sino que vive con arreglo a éste viejo refrán. Chen es voluntaria en el hospicio del Hospital de la Universidad Nacional de Taiwan, trabaja con delincuentes juveniles en la Corte Distrital de Taipei, y en la Fundación Budista de Ayuda y Compasión Tzu Chi, un grupo religioso conocido por sus actividades caritativas. “La gente me agradece profusamente por ayudarlos. Pero soy yo la que se siente agradecida porque el voluntariado es una experiencia que sustenta el espíritu”.

No muchos taiwaneses comparten la satisfacción que siente Chen cuando realiza esta labor. El voluntariado no es una característica típica china, y cuando existe, no es motivada tradicionalmente por el altruismo puro. En el pasado, cuando las comunidades eran más pequeñas y dependían de la agricultura, la gente ayudaba a los amigos de su vecindad y sus parientes durante la estación de cosecha y en ocasiones especiales, tales como bodas y funerales, con la esperanza de que esos servicios fueran devueltos.

De forma similar, la gente en las sociedades chinas tienden a donar dinero a los templos sólo a cambio de las bendiciones de las deidades, no por motivos puramente religiosos. Chen Ting-ming, maestro en un colegio comunitario de Taipei, considera que hay otra razón del fenómeno de voluntariado que apenas ha surgido recientemente en Taiwan: “Sólo cuando las necesidades propias han sido satisfechas, la gente busca satisfacción mediante actos altruistas”.

Sin importar la motivación, el trabajo voluntario en Taiwan está comenzando a jugar un papel más importante en la sociedad a medida que el país se vuelve más industrializado, acaudalado y pluralista. El público general tiene más interés en los asuntos sociales, y se ha vuelto más activo socialmente, dice Lin Fang-mei, presidenta de la Comisión Juvenil del Yuan Ejecutivo (NYC, siglas en inglés). “El voluntariado no sólo abarca el bienestar social, sino también la reforma social y el apoyo de ciertas causas”, explica. El reciente establecimiento de organizaciones sin fines de lucro (NPO, siglas en inglés) que apoyan los derechos humanos, la protección ambiental y las reformas educativas, es una indicación de que el voluntariado abarca mucho más que ayudar a aquéllos en necesidad.

La inclinación de la gente moderna a buscar constantemente el crecimiento personal, explica también la aparición del voluntariado. “Como la esperanza de vida ha aumentado, la vida ya no es tan simple”, explica Lin Ju-ping, profesora asociada de Educación en Economía de la Universidad Nacional Normal de Taiwan. “En el pasado, la gente estudiaba, trabajaba, y luego llegaba al final de sus vidas. Pero ahora, desean poder aprender más, aún después de haberse jubilado. El trabajo voluntario ofrece a la gente la oportunidad de aprender”. Lin, quien también es jefa de la unidad universitaria encargada de planificar cursos para los voluntarios que trabajan en centros de educación familiar en el norte de Taiwan, cree que mucha gente viene a los centros para ampliar sus conocimientos. “Además, trabajando como voluntarios, la gente puede desarrollar destrezas comunicativas y encontrar algo útil que hacer”, añade. Estos centros —que ofrecen clases sobre educación familiar y asistencia a la gente con problemas familiares— son financiados por el Ministerio de Educación y administrados por cada gobierno de ciudad y distrito de Taiwan, excepto Kinmen y Matsu.

La sociedad también se beneficia en gran medida del trabajo de los voluntarios porque ayudan a suavizar la carencia crónica de recursos humanos en las NPOs y ciertas instituciones gubernamentales, tales como el Museo Nacional del Palacio, que ha empleado voluntarios desde 1989. Hoy el museo depende de casi 300 voluntarios, incluyendo a veinte extranjeros. “Casi todas las giras del museo para los visitantes locales son realizadas por guías voluntarios”, señala Cheng Wei-hsing, miembro del Departamento de Educación y Exhibición. Para mejorar el servicio, el año pasado el museo comenzó a reclutar voluntarios entre los estudiantes de secundaria superior, quienes se consideran los guías más apropiados para los visitantes de las escuelas primarias. Hoy, un total de treinta adolescentes de secundaria superior dedican con regularidad parte de su tiempo para trabajar como voluntarios en el museo.

Sin la asistencia de voluntarios, los centros locales de educación familiar de Taiwan —que normalmente no tienen más de dos empleados a tiempo completo— no podrían funcionar apropiadamente, dice Lin Ju-ping. Aunque los voluntarios trabajan a jornada parcial y sin salario, están bien entrenados. “Suelen realizar más tareas que los voluntarios del pasado, y son más profesionales”, indica. Lin Fang-mei está de acuerdo, agregando que algunas escuelas han formado a “madres voluntarias” —amas de casa que típicamente ayudan a los escolares a cruzar las calles o realizan deberes de aseo— para que ayuden a identificar alumnos que muestran señales de retraso en el aprendizaje.

Reconociendo el valor del voluntariado, el Gobierno está prestando atención a este importante recurso. El presidente Chen Shui-bian conmemoró el segundo aniversario de su mandato, pasando parte del día en un hospital en el Distrito de Ilan, en la costa oriental de Taiwan, ayudando en las necesidades de los pacientes ancianos. Ya en 1995, el Ministerio del Interior emprendió el “Programa Paz y Armonía”, una campaña para promover el voluntariado en el sector del bienestar social, subsidiando programas de entrenamiento y otorgando distinciones a las organizaciones de voluntariado ejemplares.

Hace dos años, el NYC se unió a la Asociación Internacional para el Esfuerzo Voluntario (IAVE, siglas en inglés), una organización establecida originalmente por mujeres en 1970 con el fin de resolver los problemas sociales en el mundo mediante el voluntariado. En 2001, IAVE con la ayuda de NYC, estableció su oficina de Taiwan, enlazando la isla a una red internacional de noventa y cuatro países miembros.

Fue también significativo cuando las Naciones Unidas designó el año pasado como Año Internacional del Voluntariado. En respuesta, el Gobierno de Taiwan promulgó la Ley de Servicio de Voluntariado en enero de 2001. Conforme a la ley, las organizaciones que operan con voluntarios deben ofrecer algún apoyo básico, como por ejemplo, un seguro de accidente. También consagra los deberes y derechos de los voluntarios. Por ejemplo, los voluntarios deben recibir formación por parte de la organización para la que trabajan, y están restringidos a aceptar remuneración por su trabajo. Además, aquéllos que realizan anualmente más de 300 horas de voluntariado durante tres años pueden entrar gratuitamente a las áreas paisajísticas públicas, y los varones voluntarios sobresalientes en edad de prestar servicio militar pueden solicitar realizar servicio alternativo en un campo relacionado a su trabajo de voluntarios.

Las instituciones académicas juegan igualmente un papel en el estímulo del voluntariado. Muchas escuelas de secundaria superior y colegios toman en consideración si los estudiantes han realizado algún trabajo de voluntario. De igual modo, algunas universidades exigen ahora a sus estudiantes cierto número de horas de voluntariado. En 1998, la Universidad Nacional de Taiwan comenzó a solicitar a sus estudiantes un promedio de una hora de voluntariado a la semana durante tres semestres. Esta actividad que no tiene créditos y es obligatoria, puede referirse a cualquier servicio público como por ejemplo, recolectar desperdicios o visitar ancianatos u orfelinatos.

Para fomentar aún más el voluntariado, el año pasado el NYC creó siete centros de voluntariado alrededor de Taiwan —cuya labor es construir relaciones entre las escuelas y las organizaciones de voluntariado. Lin Fang-mei, del NYC, agrega que estos centros planean ayudar a los gobiernos locales a encontrar voluntarios para los festivales regionales a gran escala que se celebran a través del año. Por otra parte, la comisión organizó este año veinte talleres para profesores de secundaria superior a fin de promover el trabajo de voluntario.

Se ha creado poco a poco un ambiente favorable para el voluntariado. Según autoridades del Ministerio del Interior, un total de 966 equipos de voluntarios se registraron con los gobiernos de distrito y ciudad en 2000, en comparación con 528 equipos en 1996. Durante este período, el número de voluntarios ha aumentado de alrededor de 35.200 a aproximadamente 56.600, con los voluntarios trabajando un promedio de dos horas por semana. El servicio en los hospitales es el tipo más común de trabajo voluntario, representando el 35 por ciento del total del tiempo invertido en voluntariado, mientras que el cuidado de los ancianos ocupa el segundo lugar con un 18 por ciento.

A pesar de las mayores oportunidades para que la gente realice voluntariado, Lin Fang-mei cree que un cambio en la actitud del público es necesario para lograr un avance dramático. Ella cita como ejemplo a estudiantes que hacen voluntariado sólo porque se les exige. Cheng Wei-hsing, del Museo Nacional del Palacio, dice que una mayoría de los estudiantes de secundaria superior que solicitan ser voluntarios en la institución, ven su experiencia de trabajo no como un servicio valioso para la comunidad, sino como algo que pueden usar para avanzar en sus futuras carreras —aunque reconoce que algunos estudiantes parecen apreciar genuinamente el trabajo y continúan con el servicio por más tiempo que otros compañeros.

“El voluntariado debería caracterizarse por la fuerza motivacional detrás de éste”, dice Chan Yu-chia, líder de los voluntarios en el Museo Nacional del Palacio. Chan tiene dudas sobre la estipulación de la Ley de Servicio de Voluntariado que indica que los voluntarios deben ser evaluados por la organización que los recluta. Estos voluntarios que trabajan excepcionalmente bien son luego premiados por la agencia gubernamental encargada de la organización. “Estaríamos mejor si no tuviéramos que evaluar a los voluntarios. Deberíamos verlos como gente que está ofreciendo sus servicios por su propia iniciativa, y no hacerlos competir entre sí por premios”, agrega.

Otro factor que debe siempre considerarse en la operación de las organizaciones de voluntariado es la economía. Muchas NPOs han sufrido paralelamente a las empresas comerciales durante el reciente descenso económico. Algunas organizaciones han visto una reducción dramática de las donaciones, y las más duramente afectadas han tenido que cerrar. El descenso económico ha sido particularmente negativo para las más pequeñas y menos conocidas, mientras que las más famosas, tales como la fundación Tzu Chi reciben mayor reconocimiento y más donaciones. “Para sobrevivir, estos grupos sin fines de lucro necesitan administrarse como empresas”, dice Chen Ting-ming. “Necesitan generar ingresos, y ellos deben trabajar conjuntamente para evitar malgastar recursos”.

Algunas NPOs han comenzado a cooperar en asuntos comunes. Chen cita una campaña exitosa en 1998 donde los grupos ambientalistas aunaron esfuerzos para detener la tala de un número de árboles en Chilan, Distrito de Ilan, pero él reconoce que se necesita más cooperación. Entretanto, la idea de establecer un “Banco de voluntarios” está siendo discutida. Según este plan, la gente podrá “depositar” horas de trabajo voluntario a cambio de un monto igual de tiempo de voluntariado por parte de otra persona en algún momento en el futuro. Pero el esquema, que fue iniciado en Japón, no es actualmente adecuado para Taiwan, afirma Lin Fan-mei, del NYC. “Ud. necesita una masa importante de voluntarios para hacer un intercambio de servicios factible. Ese número óptimo no ha sido alcanzado aún en Taiwan”.

Aunque muchos jóvenes realizan voluntariado para avanzar en sus objetivos educativos, y no por razones altruistas, por lo menos tienen la oportunidad de ser voluntarios, señala Lin Fang-mei. “Este tipo de experiencia podría ser una especie de catalizador para mejorar el voluntariado en base a su propia iniciativa más adelante en su vida”, agrega. La gente en Taiwan piensa aún que es más natural recibir que dar, pero se están dando pequeños pasos hacia la meta de que la gente contribuya con la sociedad por su voluntad propia. Quizás se darán cuenta a tiempo, como lo ha descubierto Chen Hui-mei, que la felicidad absoluta se basa en el desinterés absoluto.

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