06/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Un nuevo capítulo para los libros usados

01/04/2008
Whose Bookstore atrae a los expatriados con su colección de libros extranjeros.

Cuando era una niña de edad escolar, Janice Tsai soñaba con vender libros usados en su propia librería. En 2002, su sueño se hizo realidad, y estaba determinada a que no se repitiera el modelo conocido por la mayoría de los taiwaneses, en el que los libros se amontonaban en el piso sin ningún orden en particular, y los clientes tenían que escudriñar entre ellos uno por uno. “Si no compraba ningún libro después de la búsqueda, algunos libreros decían, ‘¡No me desordene los libros, si no va a comprar uno!’”, recuerda Tsai.

En los años setenta y ochenta, muchas librerías de segunda mano se encontraban en los sótanos del Mercado Guang-hua de Taipei, que es ahora mejor conocido por sus electrónicos y computadoras. Los padres de Tsai eran propietarios de una librería de segunda mano allí, de la cual su hermano se hizo cargo luego, y la hizo más cómoda para los clientes, pero aún no era lo que ella tenía en mente.

En 2002, Tsai dejó su trabajo como corredora de seguros de vida y, con dos amigos, abrió una tienda en Tienmu, un distrito exclusivo de Taipei.

Aunque Tsai sabía exactamente qué tipo de negocio quería abrir, no tenía una buena estrategia de mercado y no estaba muy familiarizada con el área. “Fue una decisión algo improvisada”, explica. “Mi amigo sólo necesitaba el primer piso para su restaurante, pero el dueño insistía en que alquilara también el segundo piso”. Tsai estuvo de acuerdo en tomar el espacio adicional para ayudar a su amigo. Sin embargo, su plan abierto resultó favorable para ella.

Ella sabía que quería una librería, que ella llamó Whose Bookstore, que fuera un lugar donde a ella y sus clientes les agradaría pasar tiempo. “Quiero que mis clientes vean esta librería como su propio estudio, un lugar donde se puedan relajar”, dice Tsai.

Mientras que se decoraba la librería, Tsai estaba ocupada recolectando libros. Ella distribuía panfletos a los comercios y residentes en la vecindad, para que le vendieran sus libros usados. Ella dice que los estantes aún estaban medio vacíos el día que su tienda se inauguró. “Literalmente, agarraba todos los libros que podía”, dice Tsai. “No hubo un proceso de selección”. La mezcla única de la gente que vive en Tienmu llevó a su negocio hacia una dirección que no había anticipado.

Tienmu ha sido la zona residencial predilecta por las familias de expatriados, por lo que era inevitable que muchos libros en la librería de Tsai fueran escritos en idiomas diferentes al chino. “La mayoría de los libreros no están dispuestos a comprar libros extranjeros”, explica Tsai. “Ellos no saben si los libros se pueden vender, o cómo clasificarlos y colocarles un precio”. Pero la necesidad de llenar los estantes vacios prevaleció. Su decisión de aceptar libros en idiomas extranjeros fue profética. A medida que su librería empezó a atraer a más clientes internacionales, comenzaron a llegar más libros extranjeros. Tsai calcula que el 40 por ciento del inventario actual de su librería, de los 20.000 libros en idioma extranjero, la mayoría está en inglés.

Clasificación de los clásicos

Tsai halló que para muchos de los expatriados en Tianmu, el hecho de que sus libros pudieran ser leídos por otras personas, era suficiente recompensa para donarlos. Muchos se negaban a recibir dinero por sus libros desechados aún cuando Tsai insistía en que aceptaran una mínima compensación monetaria. Otros le enseñaron a organizar su colección en inglés por género, y quizás lo más importante, alfabéticamente por el apellido del autor (aunque los libros chinos podían en teoría organizarse de manera similar ­por número de radical o de trazos?la mayoría de las librerías en Taiwan no exhiben los libros conforme a ningún esquema de clasificación común).

Tsai dice que los residentes de Tianmu han colaborado para que Whose Bookshop sea una parte integral de su comunidad. “La gente entra con libros y comida para animarnos”, dice ella con aprecio. Los clientes de Tsai se han convertido en una familia. “Algunos dejan a sus hijos con nosotros cuando necesitan de niñera”, dice ella, mencionando también que algunos van sólo para saludarla mientras pasean sus perros. “Una vez, un cliente me pidió prestada la cocina para cocinar para un amigo”, recuerda.

Algunos atribuyen el éxito de Whose Bookstore a su ambiente acogedor, que incluye pisos de madera y grandes ventanas que dejan entrar el sol por la tarde, Tsai cita el lugar que ocupa la librería en la comunidad como la razón principal de su popularidad. “Los antiguos vecinos siguen viniendo a visitar después de mudarse a otros lugares”, dice Tsai. “La gente viene para conocer nuevos amigos y ponerse al día con los viejos”.

Tsai quiere abrir más tiendas Whose Bookstore, pero le preocupa que no pueda replicar el éxito de la tienda en otros lugares. Tai Li-cheng, propietaria de Mollie Used Books, ha logrado un modelo exitoso que no depende exclusivamente de la ubicación. “A los clientes les gusta encontrar buenas ofertas en las librerías de segunda mano ­siempre que ofrezcan la misma calidad de servicio y la atmósfera que las librerías que venden libros nuevos”, dice ella.

Usados pero perfectos

Un cliente frecuente Joe Wu dice que si él necesita un libro, él sabe que seguramente lo encontrará en una de las cuatro sucursales de Mollie. “A menudo, encuentro libros que fueron publicados sólo uno o dos meses antes aquí”, dice. “Ellos están en perfecta condición y los precios por lo menos 40 por ciento más baratos”. Wu cree que pronto más gente comprará libros usados si la economía no mejora. “El precio es el factor más importante”, recalca.

Tai indica que su librería cuenta con libros que no se encuentran en las librerías regulares. Ella dice que la facturación en la mayoría de las librerías es alta, y que los libros nuevos se retiran con frecuencia en una semana o menos si no se venden bien. Tai piensa que los clientes de las librerías de segunda mano suelen ser amantes de libros, que buscan algo específico, por lo que no hacen tantas compras impulsivas como los clientes de las librerías regulares. Uno de los clientes de Tai le dijo que, él regala los libros que compra en librerías regulares, pero siempre guarda los de Mollie, porque cada uno ha sido cuidadosamente elegido.

El éxito de Mollie sugiere que a los clientes les atrae la combinación de bajos precios y grandes colecciones de libros. Tai dice que ella abre una nueva sucursal “cuando necesito espacio adicional para mis libros”. Su negocio de libros usados ha logrado una reputación por ser el más grande en Taipei, con alrededor de 50.000 libros en cada sucursal. Además, su tienda compra libros usados de cualquier persona que desee venderlos, aun cuando Tai adquiere la mayoría de sus libros en lugares de reciclaje. Ella explica que la mayoría de los taiwaneses reciclan libros junto con el papel de desecho. Tai piensa que compartir los libros es una forma de fomentar un intercambio de conocimiento y al mismo tiempo proteger el medio ambiente. “Cuando me encuentro un libro que me gusta, lo leo, y luego lo vuelvo a colocar en el estante para el próximo cliente”, dice ella. Aunque su tienda continúa hallando clientes leales de manera gradual, por el bien del ambiente, ella espera que la conciencia de vender los libros desechados a librerías como la de ella, incremente rápido en los próximos años.

Usados y nuevos

Hung Yi-chen incursionó en el mercado de libros usados por accidente hace tres años. “Todo lo que teníamos en mente mi esposo y yo era una librería tradicional, como las que venden artículos escolares, materiales para la preparación de exámenes y algunos libros populares”, dice Hung. En esa época las librerías 69 Dollar prosperaban en Taipei. La cadena de librería vendía los libros que se devolvían a los editores, por NT$69 (US$2) o menos. Hung dice que ella y su esposo se acercaron al dueño de la tienda en cadena y él estuvo de acuerdo en venderles los libros a ellos, pero no necesitaban el nombre “69 Dollar” de la tienda.

Durante la misma época, el primo de Hung la llevó a Mollie Used Books y la instó a usar el mismo modelo. Hung decidió probar ambas opciones de forma simultánea. Cuando abrió su librería, Yi-Tian Books, y vendió libros nuevos por NT$69 en el frente y libros usados en la parte posterior de la tienda. “Los clientes abarrotaron la parte posterior de la tienda”, recuerda Hung. “Asumí que los clientes se sentían más cómodos alejados de la mira del vendedor”. Por eso cambió los libros de NT$69 a la parte de atrás y descubrió que los clientes siguieron los libros usados a la parte del frente. “Fue allí cuando me di cuenta que a los clientes les llamaba la atención el contenido de los libros más que su condición”, dice Hung.

Ella decidió centrarse en la venta de libros usados. Para Chung Lui-cheng, la librería de Hung es un oasis en un desierto cultural, especialmente por su ubicación en Miaoli, una extensa área rural en el centro de Taiwan. “Aquí puedo hallar libros viejos que no se encuentran en ningún otro lugar”, dice Chung, coleccionista de autobiografías y memorias. Para Chung, comprar libros en la librería de Hung es una manera conveniente y accesible de enriquecer su colección.

Hung está planeando aumentar su clientela a través del comercio electrónico. Ella mantiene una amplia base de datos computarizada de sus propiedades, desde que estableció Yin-Tian Books. Hasta ahora, ella sólo la ha utilizado para control de inventario y búsqueda de libros. Pero en los meses venideros, ella transformará la página de inicio de su librería en una tienda en Internet, cuando la conecte a la base de datos e incorpore la función de comercio electrónico.

Paraíso para los coleccionistas

Wu Ya-hui, propietaria de Jiu Xiang Ju Books (JXJ), planifica también una base de datos en Internet, pero con un objetivo bastante diferente. Wu vende libros antiguos y de colección en su librería. Ella prevé que la base de datos será una parada útil para los investigadores, cuyo principal interés es una pequeña cantidad de información de los libros que ella vende. “Me gusta pensar que la gente compra nuestros libros, los ama y atesora realmente”, dice Wu. “Por eso es que espero que algún día pueda ofrecer a los investigadores la información que necesitan a través de la base de datos en Internet, para que no tengan que comprar los libros”.

La pasión de Wu por los libros y sus conocimientos sobre éstos, se desarrollaron a muy temprana edad, cuando JXJ fue establecida por su padre en 1978. Las conexiones que él entabló en el pasado continúan ayudándola a tener acceso a coleccionistas y vendedores de libros. Ella comparte su conocimiento acumulado con los clientes. En lugar de dar a los compradores y vendedores la idea de que pueden “eliminar al intermediario” al contactarse directamente, de hecho el espíritu de compartir profundiza su dependencia en Wu y su librería. “JXJ es un lugar donde la gente se reúne para intercambiar ideas”, dice Wu, y agrega que ella recomienda con frecuencia libros a sus clientes regulares después de conocer qué tipos de libros les interesa. Jhai Yu-shu no disimuló su emoción cuando Wu le dio una pila de la primera edición de novelas del famoso escritor Bo Yang. “Quería comprar los libros que leí hace 20 ó 30 años...las mismas tapas, la misma letra”, dice Jhai. El dice que JXJ Books es un lugar para recuperar los recuerdos. “Usted tiene que oler y tocar los libros”, dice él.

Para algunas personas, los libros usados tienen mucho significado. Para otros, comprar y vender libros es una manera de conectarse con la comunidad. Otros se emocionan al buscar y encontrar ediciones raras. Para la mayoría de los clientes ­así como de los propietarios­ una librería de segunda mano es un buen lugar para encontrar algo que les hace falta, ya sea tan concreto como un libro en sí mismo, o más abstracto, como un recuerdo o una amistad.

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