28/04/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

LA ISLA CON MUCHOS NOMBRES

01/10/2008
La Isla Verde era un lugar misterioso para los residentes de la propia isla de Taiwan, pero se ha convertido rápidamente en un popular destino turístico.

La diminuta Isla Verde es un lugar donde los turistas pueden relajarse y meditar sobre el pasado de Taiwan.

Una mañana a finales de julio, el ferry, con aire acondicionado, baja la velocidad a medida que se acerca a un islote a 33 kilómetros de la costa sudeste de la isla de Taiwan. Ya casi al final de los 50 minutos en barco desde el Puerto Fugang en la Ciudad de Taitung, muchos turistas a bordo se pusieron sus sombreros, lentes de sol y hasta camisas de manga larga. Las mujeres jóvenes sacaron lociones para protegerse del sol y sombrillas plegables de sus bolsas, preparándose para atracar en un pedacito de tierra que se llamaba antes la “Isla en Llamas” de Taiwan. En la distancia, la forma de la Montaña en Llamas atrae la atención, alzándose detrás del puerto. Aunque sólo cuenta con 281 metros de altura, la Montaña en Llamas es el punto más alto de la isla, y su puerto en la costa occidental es el único del lugar.


La Isla en Llamas se llamó así por varias razones —una fue el incendio que acabó con la isla hace cientos de años. No obstante, el calor que hace allí en verano no es una de las razones. Otro apodo por el que se conoce es “Isla del corazón de pollo”, obviamente por la forma de la isla. Pero, Isla en Llamas es el nombre antiguo de la isleta volcánica, que luego en 1949 recibió el nombre de Isla Verde, o Lyudao en mandarín, y que actualmente es uno de los principales destinos turísticos de Taiwan.

Después que los turistas llegan al embarcadero, la mayoría se sube a motonetas alquiladas —la renta por día es de NT$300, o US$10— y se dirigen a la única estación de gasolina de la isla para cargar combustible, y luego registrarse en sus hoteles o posadas. La mayoría de estos alojamientos se encuentran en las zonas noroeste y norteña de la isla. Muy pocos turistas eligen el microbús público, que pasa cada hora por la carretera principal de 20 kilómetros de longitud dando la vuelta por la isleta. En una motoneta —el principal medio de transporte tanto para locales como turistas en la Isla Verde–se puede viajar convenientemente y disfrutar mejor la sensación de la brisa, especialmente al atardecer cuando ya no hace tanto calor.


La mayoría de los visitantes se queda una noche en la pequeña isleta, que cuenta con un área de sólo 16,2 kilómetros cuadrados. La isla tiene una población censada de aproximadamente 3.000 habitantes, aunque el número de residentes permanentes es mucho menor. Gran parte de los visitantes pasean por la carretera principal que da la vuelta a la isleta a lo largo de la costa. La Isla Verde es famosa por sus formaciones rocosas costeras, comunes también en otras islas aledañas. Aquí no viven muchos aborígenes. Aunque en el pasado los aborígenes ocuparon la Isla Verde, ahora la mayoría de los habitantes son de origen chino han, quienes se han trasladado paulatinamente desde principio del siglo XIX, y la mayoría de los aborígenes que vivía allí se reubicó a la cercana Isla de las Orquídeas o la propia Isla de Taiwan.

Sitios para ver
Si desea ver lugares tales como la villa en Youzihu es necesario un paseo por las carreteras secundarias. A orillas de una ensenada en la costa nordeste, la pequeña villa estuvo habitada hasta los años ochenta, cuando el último residente se trasladó a zonas más pobladas en la isla o al mismo Taiwan. El paisaje desolado, con viviendas de piedra abandonadas, dispersas a lo largo de la costa, crea un ambiente especial. Los visitantes pueden sentir el paso del tiempo al pasear entre las viviendas abandonadas que están en ruinas.


Casi todos los visitantes van al faro, un sitio famoso en la isleta, ubicado en el extremo noroeste. La imagen de esta estructura blanca de 33 metros de alto, con el cielo y el agua azul del Océano Pacífico como un telón de fondo, es impresionante, igual que su trasfondo histórico. Una embarcación estadounidense, con 780 pasajeros y tripulación a bordo, se hundió en las afueras de la costa norteña de la isla en diciembre de 1937. Como agradecimiento a los locales por los esfuerzos de rescate que salvaron a todos lo que iban en el barco, y para mejorar la seguridad de navegación en el área, el gobierno estadounidense financió la construcción del faro, que fue terminado en 1939.


En el otro lado de la isla, en la costa sudoeste se encuentra el Manantial Termal Jhaorih. El manantial fue construido por la Administración del Area Paisajística Nacional de la Costa Este, que se encarga de la gestión de la Isla Verde desde 1990.


Se dice que el sitio, actualmente operado por el sector privado, es uno de los tres únicos manantiales de agua salada en el mundo, los otros están en Sicilia, Italia, y en Kyushu, Japón. La gente puede disfrutar de estas piscinas de aguas termales al aire libre, lo que es un gran atractivo para los turistas. “Es un verdadero placer relajarse en la piscina, mientras se escucha el sonido de las olas y se disfruta el paisaje de las colinas cercanas”, dice Joseph Chien, un turista de Taichung. Lo que es mejor aún, la instalación da hacia el este y está abierta las 24 horas del día desde mayo hasta octubre, para que los visitantes puedan quedarse en el lugar a observar el amanecer y comprender realmente el significado del nombre del manantial, Jhaorih, que se traduce como “sol matutino”.


Para los amantes de la flora y la fauna, la Isla Verde es el lugar ideal; y para los amantes del mar, la isla posee muchos sitios idílicos para practicar el buceo o submarinismo. El paisaje submarino tiene una belleza única gracias a la Corriente Kuroshio, una corriente de aguas tibias que pasa a través de la región noroeste del Pacífico, desde Filipinas hasta Japón, y por la Isla Verde en su recorrido hacia al norte. La corriente trae consigo diversos tipos de peces. Los locales se beneficiaban de la abundante pesca en el pasado, y hoy día los turistas pueden disfrutar del espectáculo marino. Hay más de 400 especies de peces tropicales y 200 especies de coral, que enriquecen el espléndido mundo submarino de la Isla Verde. Con el propósito de preservar el ambiente marino en Chaikou y Shihlang, dos lugares populares para practicar buceo y submarinismo, en 2001 el Gobierno del Distrito de Taitung declaró las zonas como reservas naturales.


Además de los paseos para hacer submarinismo, que casi todas las posadas y hoteles pueden organizar, los turistas también pueden hacer excursiones para observar especies de animales e insectos autóctonos de la isla. Hace cinco años, los operadores locales iniciaron un programa de excursiones con guías, la mayoría nocturna, para observar las especies que se encuentran localmente, según Tien Hui-hung, dueño de una posada. No es difícil hallar criaturas, tales como insectos palo gigantes, cangrejos del cocotero, ranas toro de India, o zorros voladores formosanos (una especie de murciélago) y hasta la civeta cara de gema formosana. Pero se les recuerda a los visitantes que estas especies sólo pueden observarse, ya que son especies raras que están protegidas por la ley.


En la Isla Verde también se puede observar el venado sika, traído desde la propia isla de Taiwan, y que en sí mismo, es un legado del pasado. A lo largo de toda la década de los setenta, los habitantes de la isla dependieron de la cría de venados, además de la pesca, para sobrevivir. Criaban estos animales para vender su cornamenta, que se utilizaba en el pasado en la medicina china tradicional. Sin embargo, hoy día es una especie protegida y ahora se pueden ver muchos venaditos en la “Isla Venado”, otro apodo que recibe la Isla Verde.


Igualmente, vale la pena observar la flora de la isla. En las áreas costeras, los pandanus, cuya fruta es el ingrediente básico de una bebida local popular, son especies comunes. Los especímenes locales de Pemphis acidula son únicos y crecen hasta dos metros de alto; en cambio, en la propia Taiwan se vuelve una variedad enana. Las caminatas por las montañas, que generalmente hacen los turistas que se quedan por lo menos dos noches, permiten apreciar el paisaje exuberante. En general, las plantas leñosas que crecen en la Isla Verde están íntimamente relacionadas con aquellas que se encuentran en la Isla de las Orquídeas y en Filipinas, y las plantas herbáceas se relacionan con las de la propia Taiwan.

El Alcatraz de Taiwan
Muchos turistas visitan las prisiones. Debido a la ubicación aislada y fuertes corrientes de las aguas que la separan de Taiwan, la Isla Verde ha sido un lugar ideal para encarcelar reclusos, y aún cumple tal función. Así como la Isla Alcatraz en las afueras de San Francisco, parte del atractivo turístico de la Isla Verde es su historia penitenciaria.

El Manantial de Aguas Termales Jhaorih es uno de los tres únicos manantiales de agua salada en el mundo. Por estar al aire libre, es un lugar perfecto para relajarse. (Cortesía de la Administración del Area Paisajística Nacional de la Costa Este.)

A diferencia de los típicos sitios turísticos, un paseo por las prisiones fuera de servicio es una experiencia educativa y poco común. El primer centro correccional fue operado por los japoneses en la década de 1910 durante la era colonial (1895-1945). Luego, cuando el gobierno dirigido por el Kuomintang ocupó Taiwan en 1945, y se trasladó desde China continental en 1949, Taiwan atravesó un extenso período de inestabilidad y caos. Había mucha tensión social, exacerbada por conflictos entre los locales y el entonces autoritario gobierno del Kuomintang, y el temor de que llegara el comunismo a Taiwan. En este momento, la Isla Verde volvió a cumplir la función de cárcel, pero esta vez acogió miles de disidentes y víctimas —en general, prisioneros políticos, desde 1951 hasta la derogación de la ley marcial en 1987. Entre los reclusos había importantes personalidades, que luego formaron parte del Partido Democrático Progresista, que gobernó a Taiwan entre 2000 y 2008.


Entre principios de los cincuenta y mediados de los sesenta, la Isla Verde recibió el mayor número de reclusos, alrededor de 2.000 prisioneros políticos. Desde 1965 en adelante, esta cantidad fue disminuyendo; sin embargo, se construyó una nueva cárcel en 1972 para alojar a otro tipo de reclusos. En 1990, se abrió otra prisión que luego cerró en 2002. Hoy, solamente la prisión que abrió en 1972 permanece en operaciones y aloja alrededor de 200 internos.


“La Isla Verde era un lugar misterioso para los que viven en Taiwan porque muchos prisioneros políticos fueron enviados allí”, dice Cheng Wen-jen, secretario del jefe de la Oficina del Pueblo Lyudao. Pero esta parte singular de la historia se está transformando en un atractivo turístico.


En 1999, se construyó un monumento a los derechos humanos a fin de conmemorar el pasado sangriento y penoso de la isleta. Este fue diseñado por el famoso arquitecto taiwanés Han Pao-teh, y ya es una parada común en las giras por la isleta. El parque abarca las prisiones fuera de servicio, las cuales fueron abiertas al público en 2002. Los visitantes pueden ver las celdas de los reclusos, e imaginar la vida miserable que sufrieron en la Isla Verde.


El área incluye 32 hectáreas, y lleva el nombre de Parque Conmemorativo de los Derechos Humanos. Fue ideado por el Consejo para los Asuntos Culturales, que actualmente lleva a cabo la renovación de las prisiones fuera de servicio. El consejo también organiza el Festival Artístico de los Derechos Humanos en la isla, que se realiza anualmente desde el 17 de mayo de 2005. La fecha del festival se eligió para rememorar el día en 1951 cuando llegaron los primeros prisioneros políticos a la Isla Verde. El tema del evento varía cada año, y este año se centró en la educación de los jóvenes sobre los derechos humanos. El festival de 2008 tuvo tres días de duración y contó con la participación de una gran cantidad de jóvenes. Los visitantes vinieron a las prisiones y disfrutaron de presentaciones al aire libre, y también pudieron conversar con ex prisioneros políticos, quienes hicieron un recuento de sus experiencias durante su encarcelamiento en la isla.

Mirando hacia delante

El patrimonio cultural e histórico de la isla no es un importante atractivo para algunos turistas, como por ejemplo, Joseph Chien, quien prefiere pasar su tiempo relajándose en los manantiales termales; no obstante, para otros visitantes podría ser un incentivo para conocer mejor la isleta. Quizás podría marcar una diferencia, más cuando el número de turistas ha declinado en la Isla Verde, de casi 400.000 en 2004 a 323.000 el año pasado. Cheng Wen-jen, secretario de la Oficina del Pueblo, culpa a la lenta economía y el hecho de que los taiwaneses cuentan con menos recursos económicos que antes, pero cree que si existen más sitios turísticos, más turistas estarían interesados en venir a la isla.


El año pasado, se abrió el parque para venados sika, de 23 hectáreas, donde los visitantes pueden observar el animal y otras especies que se encuentran en la isla. En mayo, el Gobierno del Distrito de Taitung comenzó un proyecto para proteger el pez murciélago (platax pinnatus) a lo largo de la costa sudoeste de la isleta. Esta es una especie muy apreciada por los que practican submarinismo y buceo. Se espera que estos esfuerzos, junto al parque conmemorativo, estimulen el turismo local.


Sin embargo, es también cierto que las instalaciones de la isla todavía pueden mejorarse aún más. Se pueden establecer restaurantes y hoteles con estándares internacionales destinados a los turistas más sofisticados. Otro obstáculo significativo, aunque más natural, para el desarrollo del turismo es el clima. En comparación con la época de verano, poca gente se atreve a viajar a la Isla Verde entre octubre y marzo, cuando el viento del nordeste es fuerte y el viaje en bote se hace agitado. Por ejemplo, 74.000 turistas viajaron a la Isla Verde en julio del año pasado, y el número apenas llegó a 5.100 en diciembre del mismo año. En invierno, el servicio de transporte en barco es poco fiable, porque algunos días solamente hay un viaje en bote y otros días ninguno. El acceso es por lo tanto otro obstáculo para el turismo.


La ruta típica que toman los visitantes para llegar a la isla es bastante larga. La mayoría toma un tren hasta Taitung, luego un taxi hasta el puerto, y allí se embarcan en un bote que les llevará a la Isla Verde, explican funcionarios de la Oficina del Pueblo de Lyudao. El viaje en tren es más conveniente, no sólo porque viajar en avión es más costoso, sino porque Taipei es la única ciudad con conexiones aéreas hasta Taitung. Una avioneta vuela desde Taitung hasta la Isla Verde, pero muy pocos turistas eligen esta opción. “El transporte es tan inconveniente. El viaje en tren hasta Taitung requiere alrededor de 6 horas”, dice Lee Shih-wei, un turista de Taipei.


Por otra parte, la disminución de los turistas durante los últimos años puede ser una buena noticia para los que piensan que hay demasiadas motonetas en la Isla Verde, que producen ruido y abarrotamiento de los espacios para aparcar. “Las personas mayores se quejan de las motonetas. Están acostumbrados a una vida más tranquila”, dice Cheng Wen-jen.


Otro impacto del turismo en el ambiente local es la mayor demanda de recursos de agua dulce. “En el camino de Nanliao, donde hay una mayor concentración de posadas y hoteles, algunos dueños han bombeado tanta agua subterránea, que el agua salada ya está mezclándose con ésta, dice Wu Chih-sheng, guardaparques de la estación que fue establecida en 1991, por la Administración del Area Paisajística Nacional de la Costa Este.


En vista de los problemas de desarrollo excesivo, algunos ambientalistas, así como agencias gubernamentales del nivel central, han solicitado un límite en el número de turistas que visita la Isla Verde. Sin embargo, como casi el 80 por ciento de los residentes de la Isla Verde se dedica a algún negocio relacionado con el turismo, por lo menos a jornada parcial, ha habido una fuerte resistencia al plan, según Cheng, de la oficina del pueblo.


Por suerte, algunos residentes locales han comenzado a tomar medidas para proteger su isleta, como por ejemplo Tien Hui-hung, propietario de una posada. Tien es uno de los residentes que en 2006 fue partidario de la creación de una asociación con el fin de proteger la ecología local y promover el turismo. Por ejemplo, los miembros del grupo hacen turnos para supervisar las reservas marinas, y se han unido a la oficina del pueblo a fin de promover giras exhaustivas y ecológicas. “Deseamos entrenar a los operadores de restaurantes y hoteles locales para que mejoren la calidad de sus servicios. Planificamos y promovemos las giras exhaustivas, con estadías de por lo menos dos noches, para que los turistas conozcan bien la isla y no causen daños al medio ambiente”, dice Tien.


La Isla Verde, uno de los sitios turísticos populares de Taiwan, a pesar de ser diminuta, ostenta una diversidad histórica y cultural, y una gran belleza natural. Es un lugar que no sólo vale la pena ser explorado, sino cuyo medio ambiente merece la atención de sus residentes y visitantes.

Popular

Más reciente