29/04/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Refugio en la montaña

01/01/1995
"Lo siento, pero no están para la venta", dice el herrero Wu Chen-hsun cuando un visitante muestra interés en un juego de armas chinas tradicionales en la pared de su tienda en Puli, en la parte central de Taiwan. "Ellas han sido hechas especialmente para conmemorar la tienda". El se siente orgulloso de esas piezas, que hizo el año pasado para celebrar la longevidad de su tienda, un negocio de la familia por tres generaciones. La tienda de Wu es una de las pocas que quedan en lo que antes era conocido como Calle de Hierro. Al inicio del presente siglo, cuando se cultivaba manualmente y los campos eran cosechados con búfalos de agua, la calle estaba alineada con docenas de herrerías. Un cliente podía caminar un centenar de metros y encontrar hoces, azadones, palas, cuchillos y otros numerosos instrumentos esenciales. Pero hoy en día quedan menos de diez tiendas, y sus dueños ya no son jóvenes. A pesar de la introducción de hornos a gas y máquinas forjadoras que pueden reemplazar las hogueras de leña y los músculos humanos, la industria de la herrería está desapareciendo rápidamente. No puede mantenerse a la par con las fábricas que están produciendo instrumentos en masa con maquinarias de alta tecnología. "Los productos hechos con la tecnología moderna son más baratos y mejores, y la gente joven no desea trabajar en este tipo de entorno", dice Wu, cuyo negocio es uno de los más viejos que quedan. "El futuro de nuestras tiendas es obvio". Después de toda una vida de arduo trabajo para mantener abierta la tienda, él está seguro que no habrá una cuarta generación que se encargue de ella. Ninguno de sus hijos está interesado en ser un herrero. Sin embargo, a pesar que el negocio en la Calle de Hierro ha declinado, la hospitalidad tradicional permanece sin cambiar. Los dueños de tiendas disfrutan conversando con los visitantes como si fueran amigos de hace tiempo, no solamente clientes potenciales. Si alguien se lo pide, Wu se siente feliz de encender la hoguera y demostrar cómo se trabaja un pedazo de hierro para convertirlo en un instrumento útil, sabiendo que las oportunidades de venderlo son más bien remotas. La sensación de ayer preservada en esas herrerías refleja la atmósfera general de Puli, un pueblo de montaña de alrededor de 86.000 personas. Si bien la mayor parte de Taiwan se encuentra en medio de la modernización, este lugar retiene su atracción de los viejos tiempos y su paisaje natural. Es el paisaje en particular —las montañas por todos lados— lo que ha ayudado a Puli a conservar su carácter especial. "Las montañas podrían haber retardado nuestro desarrollo económico", dice Chang Hung-ming, jefe del pueblo, "pero ellas también han retardado los efectos secundarios del desarrollo, tales como la contaminación y las relaciones humanas frías". Puli está situado en el centro geográfico de Taiwan, en medio de la Cordillera Central. El pueblo en sí es un valle plano rodeado de verdes y escénicas colinas. El clima benigno, rico suelo, y el agua y aire limpios han hecho que sea por mucho tiempo, el sitio ideal para la agricultura. Puli sigue siendo famoso por una cantidad de productos agrícolas y bienes relacionados, tales como el papel hecho manualmente y el licor de arroz. El ambiente natural también lo ha convertido en un refugio para las personas que quieran escapar de la vida urbana, especialmente los artistas y escritores. De hecho, el pueblo es conocido ahora tanto por su comunidad artística como por sus paisajes. La historia de Puli es una compleja interacción de diferentes culturas que reflejan la historia de Taiwan como un todo. Artefactos de piedra y arcilla desenterrados en el centro del pueblo muestran que la civilización llegó al área por lo menos hace tres mil años. Los colonizadores más antiguos de que se tiene conocimiento, mencionados en los documentos de la corte Ching a inicios del Siglo XVIll, fueron miembros de los caseríos Atayal, Bunun y Tsou, tres de las tribus aborígenes de Taiwan. Ellos subsistieron en base a la caza, pesca y siembra de algunos cultivos. Las montañas, así como la práctica de la caza de cabezas, mantuvieron a los primeros residentes aislados de los chinos que comenzaron a emigrar hacia Taiwan en el Siglo XVII. Antes de 1720, la corte Ching declaró el valle de Puli un "área de bárbaros". Sólo se permitía la entrada de los comerciantes chinos en dicha área en ciertos días, cuando la policía del gobierno ofrecía protección. En 1823, Puli fue amenazada por la invasión de los Pingpu, tribu que habitaba en las planicies y había adoptado muchas de las costumbres de la cultura china. Para contrarrestar la invasión, las tres tribus acordaron en permitir que algunos de los Pingpu se mudaran al área. Con su civilización más desarrollada, incluyendo su habilidad para cultivar el arroz, los Pingpu ocuparon pronto las tierras del valle y se convirtieron en la cultura dominante de Puli. Las otras tribus se trasladaron a las áreas montañosas más altas, donde se encuentran todavía. A mediados del Siglo XIX, un influjo de inmigrantes de las provincias de Fukien y Kwangtung arribó a Taiwan, y muchos comerciantes bajaron a Puli para comprar productos locales, particularmente cueros de animales. Una vez allí, los colonos Han vieron muy grandes oportunidades en el rico suelo y buen clima, y muchos se mudaron al área ocupando eventualmente el sitio de los Pingpu. Para los recién llegados, la agricultura no era solamente un medio de sustento, sino que también era una importante actividad económica. Ellos cultivaron la tierra en forma agresiva, explotando el arroz, la madera y el alcanfor para comercializarlos. "La llegada de los chinos tuvo efectos tanto positivos como negativos", dice Teng Hsiang-yang, técnico en medicina que ha pasado sus ratos libres estudiando la historia del área. "Ellos desarrollaron los recursos hidráulicos de Puli, construyeron templos y escuelas, aumentaron la población y alentaron la actividad comercial", explica. "Por otro lado, la cultura del pueblo Pingpu comenzó a desaparecer gradualmente". Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes que los habitantes chinos perdieran también control de Puli. Después que Taiwan quedó bajo el poder de los japoneses en 1895, el pueblo fue desarrollado de acuerdo a las políticas coloniales. Además del arroz, los campesinos comenzaron a cultivar caña de azúcar, bananos y té para ser exportados a Japón. Los japoneses también echaron los cimientos para las industrias forestal y del papel. Además, ellos mejoraron los caminos del pueblo, abrieron bancos, y crearon asociaciones agrícolas y comerciales. "Económica y comercialmente", dice Teng, "los japoneses establecieron una buena base para Puli". Como el resto de la isla, Puli experimentó una caída desde mediados a fines de los años cuarenta, después de que Taiwan fue retornada a China. Pero el pueblo tuvo otro auge en los años cincuenta, cuando el gobierno inició su programa de tierra para quien la cultiva, que hizo posible que los agricultores compraran sus propias parcelas. Sin embargo, durante los años sesenta, el gobierno comenzó a enfatizar el desarrollo de industrias orientadas a la exportación. Pocas compañías estaban interesadas en establecer sus fábricas en Puli debido a su aislada localidad. La industria forestal eventualmente decayó debido a los problemas de transporte y el exceso de tala de árboles. El pueblo podía solamente desarrollar algunas industrias livianas, tales como el papel hecho a mano, las decoraciones de Navidad, y recuerdos hechos de mariposas locales. "Muchos grandes empresarios tienen casas de campo en Puli debido a su entorno", dice Hsieh Hsiu-chen, que trabaja en la oficina de administración de tierras del pueblo. "Pero ninguno de ellos desea construir una fábrica aquí, también debido al medio ambiente". El aumento de los costos laborales y la preocupación ecologista han obligado a cerrar las fábricas que hacen decoraciones y recuerdos con mariposas, pero Puli sigue siendo uno de los principales proveedores en la isla de papel especial hecho a mano que se usa para la pintura y caligrafía con tinta china. Existen más de treinta fábricas de papel, todas usando procesos tradicionales —y las claras aguas de los arroyos del área— para producir una limitada cantidad de producto de alta calidad. Aunque se usan ahora algunas maquinarias sencillas, la mayor parte del trabajo se sigue haciendo manualmente. Debido a las limitaciones del desarrollo industrial, Puli ha mantenido su base agrícola. A fines de 1992, 40% de la tierra del pueblo se usaba para la agricultura y 35% de la población trabajaba en el campo. Uno de los cultivos más lucrativos en el área son las flores. En los años setenta, un número de agricultores hicieron el primer intento dentro del mercado de las flores al cultivar crisantemos para ser exportados a Japón. El clima cálido y húmedo era perfecto para los crisantemos, pero también favorecía ciertas enfermedades de las flores. Después de tres años, el cultivo de crisantemos tuvo que cancelarse. Pero los agricultores rehusaron abandonar la lucrativa industria de las flores, y eventualmente se las arreglaron para cultivar claveles, orquídeas, rosas, lirios y varios otros tipos. Hoy día, un total de 230 hectáreas se usan para cultivar flores, la mayoría de ellas para el mercado interno. Los floricultores también han creado una sociedad para ayudar a controlar la oferta de ciertas flores dependiendo de las demandas del mercado. "El mercado de las flores se parece al mercado de la moda", dice Hsieh Hsiu-dlen. "Tienes que ofrecer diferente mercadería para diferentes épocas y satisfacer los gustos de diferentes clientes". Puli también es famoso por varios otros productos: caña de azúcar, fideos de arroz, "avena de agua" (un tipo de hierba acuática comestible), y sobre todo, por el licor Shaohsing. De hecho, los visitantes que llegan a Puli rara vez se van sin llevarse media docena de Shaohsing, un licor de arroz que es popular en los banquetes chinos. La fábrica de Shaohsing en Puli, fundada en 1952 por el Buró del Monopolio del Tabaco y el Vino de Taiwan, saca ventajas del agua de alta calidad de un manantial local. Además de sus productos especiales, Puli tiene algo que lo aparta de los otros pueblos pequeños en Taiwan: su atmósfera artística. Un número de artistas, muchos de ellos residentes nativos, han encontrado en los escénicos alrededores una fuente de energía creativa. Frecuentes exhibiciones, actividades artísticas y clases de arte en las escuelas constituyen también parte regular de la vida. El pintor Wang Hao, que también es poeta y profesor de chino de primer ciclo de secundaria, cree que Puli comenzó a nutrir a los artistas por una razón práctica: para contrarrestar los competitivos exámenes que se requieren para ser admitidos en la universidad. Los estudiantes de pueblos pequeños, explica, no pueden competir tan fácilmente con los muchachos de la ciudad en materias tales como Matemáticas o Inglés, debido a que los estudiantes urbanos tienen acceso a escuelas privadas de preparación intensiva. Muchos niños rurales tienen una mejor oportunidad de entrar en el departamento de arte de un colegio o universidad debido a que los exámenes de admisión incluyen no solamente materias académicas, sino también dibujo y pintura. "Con certeza, no todos los alumnos que han adoptado esta actitud han entrado en la universidad", dice Wang. "Pero al practicar tales destrezas para los exámenes de admisión, muchos de nosotros hemos terminado enamorados del arte". El pueblo cuenta entre sus residentes con varios de los artistas más famosos de la isla, incluyendo a los escultores internacionalmente conocidos Ju Ming, mejor conocido por sus enormes figuras de madera que han sido exhibidas en Asia y Europa, y Yuyu Yang (alias Yang Ying-feng), cuyas monumentales formas de acero inoxidable han sido comisionadas desde todo el mundo. Ambos artistas se mudaron de Taipei a Puli, al igual que el pintor en tinta china Chiang Chao-shen, exsubdirector del Museo Nacional del Palacio de Taiwan. Para muchos artistas en Puli, el medio ambiente no es la única atracción. "Algo diferente sobre la comunidad artística de aquí es su aceptación de los recién llegados", dice Wang Tzu-hua, ceramista de 36 años de edad. Wang se mudó al pueblo con su esposa, una nativa de Puli, hace nueve años después de pasar tiempos difíciles tratando de establecerse en Taipei. "La comunidad artística en Taipei es difícil de penetrar", indica. "No existe mucha comunicación entre los artistas". Pero en Puli, él descubrió pronto un lugar para sí, así como una dirección más exitosa para su arte. Alentado por amigos, Wang se pasó de la pintura a la cerámica, y desde entonces, ha creado una sólida reputación. "Compartimos experiencias y destrezas unos con otros aquí", dice Wang. "Cuando los artistas tienen exhibiciones, ellos obtienen completo apoyo de toda la comunidad artística". Los artistas en Puli también mantienen un activo intercambio con la gente del pueblo. Los padres e hijos asisten con frecuencia a las demostraciones de arte o participan en los talleres de trabajo informales en pintura o cerámica patrocinados por los artistas. "La gente aquí aprecia el arte", dice Liang Kun-ming, un pintor local. "Ellos respetan el arte como una profesión decente". Sin embargo, a pesar de la actitud pública positiva, los artistas tienen dificultades en vender sus obras dentro de la comunidad local. "La gente desea colgar una buena pintura en su pared en vez del afiche de una estrella de cine —siempre y cuando la pintura sea gratuita—", dice Liang, quien se jubiló hace dos años después de trabajar como maestro de arte en un colegio de secundaria básica local durante veinticinco años. El poeta y pintor Wang Hao también se ha mantenido a sí por casi veinticinco años enseñando chino en otro colegio de secundaria básica. Y el ceramista Wang Tzu-han cuenta con la ayuda de su esposa, que tiene un restaurante. Wang Hao bromea que la falta de competividad para las ventas localmente puede ser la razón del porqué los artistas de Puli son un grupo tan unido. "Las cosas se tornan más sencillas cuando no hay dinero de por medio", comenta. Sin embargo, los artistas aquí no se han detenido en su esfuerzo por lograr que el público se involucre más en recolectar, y muchos de ellos venden sus obras a precios muy bajos localmente. Algunas personas del pueblo han sido picadas por el bicho de la colección. "Una vez que te inicias, es difícil detenerte", dice Wu liu, doctor herbolario chino y uno de los pocos coleccionistas locales. "Los artistas trabajan tan duro. Ellos se merecen alguna compensación aparte de ser solamente apreciados". Pero descubrir coleccionistas locales es tal vez algo que preocupa menos a los artistas en Puli que mantener el ambiente pacífico y la belleza natural del pueblo. Muchos artistas y otros residentes se sienten inquietos frente a los esfuerzos en los años recientes para desarrollar el área. Ellos temen que esto seguiría el camino de muchos otros pueblos pequeños en Taiwan, ya sea desapareciendo o convirtiéndose en uno de los muchos suburbios de la metrópolis más cercana. Aunque las montañas cercanas siguen manteniendo fuera las comunicaciones aéreas y por ferrocarril, la finalización de la Autopista Chungpu en 1987 ha traído un contacto más estrecho entre Puli y Taichung, la tercera área más poblada de la isla. Manejar hacia la ciudad toma ahora ochenta minutos, cerca de la mitad del tiempo que se requería antes. Los principales caminos en el pueblo también han sido ensanchados. Pero el paso del desarrollo realmente comenzó a acelerarse a inicios de 1992, cuando se inició la construcción de la Universidad Nacional Chinan. Aunque la misma no será terminada sino hasta 1999, varias de sus escuelas universitarias serán inauguradas este año y los empresarios ya están haciendo sus acciones para tomar parte del mercado potencial. Para acomodar el primer grupo de estudiantes, las constructoras han comenzado a construir edificios de apartamentos, y los precios del terreno se han duplicado o triplicado. El pueblo también ha ganado sus primeras tiendas convenientes de 24 horas y varias docenas de KTV, los populares salones de video karaoke tan populares en los centros urbanos de Taiwan. "No existen industrias que produzcan las 24 horas en Puli, pero cada vez hay más tiendas y sitios de recreación de 24 horas", se lamenta el ceramista Wang Tzu-hua. "El estilo de vida en Puli ha comenzado a cambiar. Se está pareciendo cada vez más a una ciudad". El pintor Liang Kun-ming también teme que la modernización tendrá un impacto negativo sobre el entorno natural del área. "Una de las atracciones más preciosas de Puli son sus montañas. La gente las puede ver desde las ventanas de sus casas en el centro del pueblo.", comenta Liang. "Una vez que llegue el desarrollo, los altos edificios y las luces de neón bloquearán la vista. La gente fácilmente olvida la naturaleza si vive mucho tiempo en la ciudad". Habiendo sido maestro por más de dos décadas, Liang también ha observado la influencia del desarrollo económico en las generaciones más jóvenes. "Cada vez hay más estudiantes interesados en la búsqueda de las cosas materiales en vez de apreciar la naturaleza", indica. "Lo que preocupa más es que esos jóvenes no sienten que está tomando lugar el cambio". Pero no todo el mundo está de acuerdo que el desarrollo es negativo. Hsieh Hsiu-chen , de sesenta y seis años de edad, considera que es una tendencia que no puede detenerse y que ofrecerá muchos beneficios. "Es una pena que algunos viejos edificios hayan sido demolidos y algunos árboles hayan sido talados", dice. "Pero creo que es parte del precio que tenemos que pagar". El historiador Teng Hsiang-yang está de acuerdo que no hay formas de detener la modernización de Puli, y que las influencias positivas se sobrepondrán a las negativas. El se siente especialmente animado con la nueva universidad nacional, que según él ayudará a mejorar la agricultura e industria locales. La población universitaria también traerá más actividad comercial y prosperidad al área. Además, él espera que la escuela sea una ganancia más para los artistas locales, ya que puede ayudarlos a mantenerse al tanto con lo que está pasando en los círculos artísticos alrededor de la isla. "Una universidad en sí es un lugar donde la atmósfera del arte está más desarrollada que en otros lugares", señala Teng. Una cosa que preocupa a Teng es la posibilidad de que Puli sufra de una crisis de identidad. La mitad de los doce mil estudiantes en la nueva universidad serán chinos de ultramar y la otra mitad vendrá del resto de Taiwan. Cuando ellos desciendan a Puli, traerán nuevas costumbres y actitudes. "Habrán muchas cosas nuevas, buenas y malas, y podrían tener un gran impacto en el estilo de vida sencillo que existe aquí", dice Teng. "Existe la posibilidad de que la gente de Puli pierda parte o toda su identidad y carácter". A pesar de sus preocupaciones, muchos residentes del pueblo tienen fe que las montañas alrededor de Puli continuarán protegiendo a su pueblo del excesivo desarrollo. Como lo describe Wang Hao en su poema "Puli": Siempre son las montañas, la cadena montañosa que suave como los brazos nos sostiene cuidadosamente. Como el calor de una llama sostiene una mecha. ■

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