06/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Veinte minutos en el cielo

01/03/1995
Foto de Huang Chung-hsin La meditación Zen es sencilla en concepto. pero difícil en la práctica. La meta es sentarse fijo y limpiar la mente de todas las preocupaciones terrenales para poder contemplar lo espiritual. Aquí vemos una clase de principiantes.
En una cálida mañana del pasado verano, un grupo de estudiantes de escuela primaria se reunió en un pequeño arroyo en las montañas cerca de la Ciudad de Taipei. A pesar del aire fresco y el sol, la atmósfera era raramente solemne. Rápida y tranquilamente, cada niño encontró un lugar en la ribera rocosa y se sentó cruzando los pies y cerrando los ojos. Al poco rato, parecía que todos estaban dormidos. Pero en vez de dormir, ellos estaban practicando meditación Zen. Los estudiantes asistían a uno de los campa­mentos de verano Zen de una semana de duración patrocinados por el Cuerpo Juvenil de China (CYC, siglas en inglés) y un templo en Taipei.

Aunque fue el primer programa de campamento patrocinado por el cuerpo juvenil, atrajo más de dos mil niños durante los dos meses de las vacaciones de verano. El programa fue tan popular que, mucho después de iniciarse las clases, los padres seguían llamando al CYC con las esperan­zas de que fuera a ofrecer otro campamento.

Muchos retiros similares, tanto para niños como adultos, han surgido en Taiwan en los años recientes. El nuevo entusiasmo por las prácticas Zen es parte del creciente interés general en la religión en las últimas dos décadas. El budismo ha existido en Taiwan casi desde que la religión fue introducida a fines del Siglo XVI, pero hasta hace veinte años, la mayoría de los creyentes (excepto monjes y monjas) practicó la religión en un nivel más bien superficial. "Cuando era niño, budismo significaba quemar incienso en un templo o altar familiar, o celebrar ritos en ocasiones especiales", se recuerda John Wang, inge­niero civil y programador de computadoras de 45 años de edad. "Pocas personas de­dicaban tiempo para estudiar la filosofía de la religión".

Pero hoy, a pesar que el rápido cre­cimiento económico ha llevado a la gente a tener una vida más confortable, muchos descubren que les falta una dimensión espiritual. "Cuando la vida material alcanza un cierto nivel, la gente comienza a pensar acerca de sus necesidades espirituales", dice Wang. "Con frecuencia descubren la solución en la religión".

Entre las diversas religiones que se practican en Taiwan, el budismo tiene la población que crece más rápido. "Tal vez se debe a que los conceptos y filosofías del budismo son fácilmente aceptables para los chinos", dice la Venerable Chueh-fan, monja en un taochang de Taipei, una escuela y centro de meditación budista. Ella explica que la religión se mezcla fácilmente con otras filosofías tradicionales de la sociedad china, tales como el con­fucianismo y el taoísmo. De hecho, el budismo permite que los creyentes sigan simultáneamente otras enseñanzas filo­sóficas o religiosas.

Dentro del creciente interés en el budismo, las clases y los programas de Zen han atraído miles o incluso decenas de miles de seguidores a sus eventos al aire libre. Programas menores se llevan a cabo en templos o taochangs. Esos programas son generalmente gratuitos o cuestan muy poco, y suelen durar desde un par de horas a una semana. La meta principal es ayu­dar a la gente a dejar de lado sus asuntos mundanos para concentrarse en el campo espiritual.

Tomemos un típico campamento de verano para niños. Los muchachos quedan absortos en la religión al pasar un fin de semana o toda una semana viviendo como monjes y monjas. Los participantes comen una dieta vegetariana y pasan los días memorizando sutras (enseñanzas de Buda), haciendo ejercicios budistas de estira­miento, cantando y narrando historias.

Una semana en el campamento tal vez no transforme a un niño en un ferviente seguidor de la religión, pero muchos padres consideran que es un paso en la dirección correcta. "Fue divertido hacer nuevas amistades y escuchar las historias, y la comida vegetariana era buena", dice Lee Chin-chen, un niño de 13 años que par­ticipó en un campamento. "Pero no me gusta mucho meditar y memorizar sutras. Era difícil estar sentado allí sin hacer nada". Y al igual que la mayoría de los estudiantes locales, Lee tuvo que permanecer sentado mucho tiempo durante el verano. 'Tuve que hacer muchas tareas durante las vacaciones".

Lee dice que se olvidó de los sutras que aprendió en el campamento a los pocos días de haber regresado a casa, y que no ha aumentado su interés en la religión. Pero su madre, Lin Shu-yi, una budista devota, cree que el campamento sigue siendo una buena influencia. "Es mejor que pasar una semana durmiendo y jugando juegos de video en casa", dice ella." No puedo forzarlo a aceptar la religión. Pero creo que es bueno que tenga una oportunidad de experimen­tarla. Tal vez obtenga algo de ello".

Los programas para adultos también incluyen enseñanzas básicas sobre medi­tación, canto, recitación de sutras, ado­ración y ejercicios físicos. Tales actividades se originan de diversas sectas budistas. Cantando la oración "namu Amitabha" (Rindo homenaje y me refugio en el Buda de la Larga Vida), por ejemplo, es parte de las enseñanzas de la secta de la Tierra Pura, mientras que la meditación es una enseñanza Zen (ver recuadro, pag.18). Pero la mayoría de los templos budistas y taochangs ya no hacen diferencias claras entre las diferentes escuelas religiosas. La gente incluso puede seguir las prácticas de varias sectas en un mismo templo. Tal flexibilidad no molesta a la mayoría de los budistas; de hecho, algunos maestros han recibido enseñanzas en varias escuelas diferentes. "Las rutas pueden variar, pero la meta es la misma", dice Tony Chow, gerente de ventas de una compañía pu­blicitaria de Taipei que ha estudiado las prácticas budistas durante varios años.

Una de las actividades más populares es la meditación Zen. El principio básico detrás de la misma es sencillo en concepto, pero difícil en la práctica: la gente se sienta con los pies cruzados, tratando de limpiar completamente su mente de los asuntos terrenales de modo que pueda contemplar los conceptos espirituales. "Durante la meditación, la mente de uno debe llenarse solamente con el bien", dice la Venerable Chueh-fan. "Todo mal debe ser dejado atrás".

Para los principiantes, no es fácil sentarse fijo y bloquear todos los pensa­mientos del trabajo, la familia o los pro­blemas diarios. Una forma común de los principiantes para comenzar es concen­trarse en contar su respiración, algo como si se contara ovejas para poder dormir. Antes de comenzar la meditación, el maestro de Zen propone un concepto sobre el cual concentrarse una vez que la mente haya sido limpiada de todas las preocupaciones diarias, por lo general una idea abstracta como sería la distinción entre lo correcto y lo errado, o el propósito de la vida. "Al poco tiempo, Ud. olvidará el conteo y su mente estará limpia", dice Chow.

Generalmente la meditación va seguida de ejercicios físicos. La mayoría de ellos son suaves y sencillos, tales como caminar rápidamente o estirar los brazos y las piernas. Los ejercicios son una secuencia lógica a la meditación sentada y ofrecen otro método para purificar la mente. "Los principios del Zen no deben existir so­lamente cuando uno está meditando", indica la Venerable Chueh-fan. "Es también importante purificar la mente cuando es­tamos parados, caminando o incluso acostados" .

Al estudiar los sutras, una monja o monje escoge varios pasajes para ser leídos en voz alta por el grupo, explicando y detallando posteriormente los temas principales, al igual que un sermón cristiano sobre pasajes bíblicos específicos. Las ideas que surgen de los sutras pueden cubrir el valor de hacer obras caritativas o pueden sencillamente honrar a Buda.

Una característica común de los retiros Zen es que los participantes rara vez discuten con otros las revelaciones que han obtenido. El budismo zen es algo altamente personal e individualizado. "Uno tiene que pensar, sentir y practicar por sí mismo", dice Tony Chow. "Uno no puede encaminarse hacia la iluminación mediante el intercambio de informaciones con otros". Y como la aceptación individual de la filosofía budista varía de persona a persona dependiendo de las enseñanzas adoptadas por las diversas sectas, los métodos de las personas para lograr progreso espiritual varían enormemente, incluso entre los estudiantes de un mismo maestro. Por ejemplo, algunos creen que estudiar y enseñar los sutras es la ruta a la iluminación, mientras que otros enfocan en la meditación y los ejer­cicios.

Si los seguidores Zen deben encontrar su propio sendero hacia el avance religioso, ¿por qué molestarse en ir al templo o taochang? Según Chow, una razón es que cuando muchas personas participan juntas en las actividades Zen, ellas crean una resonancia espiritual que puede ayudar a los individuos a avanzar hacia la iluminación. También, la gente se vuelve floja cuando practica sola en casa. Meditando con un grupo puede fortalecer la voluntad de practicar. La Venerable Chueh-fan añade una explicación más filosófica. "Antes que uno pueda lograr la iluminación, uno debe extenderse hacia otras personas", dice ella. "Practicar budismo en casa solamente puede beneficiar a uno, pero practicar juntos también puede beneficiar a otros".

Aparte de satisfacer las necesidades religiosas, las enseñanzas del Zen pueden ayudar a la gente en sus vidas diarias. Por ejemplo, Chow encuentra que la medi­tación y el estudio de la filosofía budista le ayudan a trabajar en medio de sus pro­blemas diarios. "Al igual que la mayoría de las otras personas, he tenido éxitos y fracasos en mi vida", manifiesta. "Tal vez la cosa más importante que he aprendido (de las prácticas del Zen) es no tomar las cosas tan en serio".

Para el ingenierio civil John Wang, cuyo trabajo es altamente agotador, el budismo Zen ofrece relajamiento tanto mental como físico. En los últimos veinte años, él ha usado la meditación como ayuda para enfrentarse a las presiones del trabajo. "Cuando medito, puedo tener un excelente descanso físico y limpio mi mente al mismo tiempo", indica Wang. "Incluso una breve meditación ayuda antes de asistir a una importante reunión o de tomar una gran decisión". No importa cuán ocupado se encuentre, Wang pasa por lo menos veinte minutos haciendo meditación Zen todos los días, en casa o en la oficina. "Son como veinte minutos en el cielo", dice.

Ambos, Wang y Chow también tratan de asistir a los retiros Zen siempre que sea posible, aún cuando los colegas no entienden por qué pasan tanto tiempo en esos programas. "Otras personas nos ven exactamente iguales antes y después de asistir a un retiro Zen, pero en realidad hemos ganado mucho", explica Wang. "No podemos explicar la experiencia con palabras. Tienes que venir a verlo por tu propia cuenta" .■

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