03/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Fuerza de trabajo inter-cultural

01/05/1995
En verano de 1993, Jessica Maranan, de 24 años de edad, se graduó del Instituto de Tecnología de las Filipinas en Manila con una licenciatura en Ingeniería Electrónica. Pero después que tomó el examen para obtener la licencia, ella se percató que tendría que esperar mucho tiempo antes de encontrar un trabajo como ingeniera; si es que lograba encontrar uno, dado el limitado mercado de las Filipinas. Como la única proveedora de sustento en su familia, ella no podía darse el lujo de esperar. De modo que antes de recibir los resultados del examen, ella visitó una agencia de empleo en Manila para solicitar un empleo como trabajadora no cualificada en Taiwan.

Después de aprobar una prueba básica de CI y ser seleccionada para determinar su adaptabilidad al trabajo en ultramar, Maranan pagó una cuota de la agencia de empleo que ella sabía que sería más de dos meses de su salario en el empleo de ultramar. Se le asignó una posición en la línea de ensamblaje de la First International Computer Inc., en el distrito de Taipei.

En un frío y húmedo día de enero ella aterrizó en el Aeropuerto Internacional CKS, cerca de Taipei. Proveniente del trópico, ella sólo traía una delgada chaqueta para enfrentarse al congelante invierno de Taiwan. "Yo creía que era solamente el aire acondicionado del aeropuerto", se recuerda. "Pero cuando salí a la calle, me dí cuenta que realmente hacía frío". El clima pronto hizo que Maranan sintiera nostalgia por los cálidos inviernos de casa. "Durante las tres primeras semanas, estaba constantemente pensando si había tomado la decisión correcta", dice. Pero ella sobrevivió al frío, debido a que se acostumbró al nuevo entorno, e hizo amistad con los otros trabajadores de su mismo país. "Hay muchos filipinos aquí", indica.

Maranan trabaja de medianoche a 8:00 AM en los días de semana, más una jornada de cuatro horas en las noches de los sábados. Su trabajo consiste en revisar los alambres en los circuitos matrices de las computadoras personales y laptops de la First Computer, y recolocar los alambres si hubieran errores. No es una posición ideal para una graduada de ingeniería, pero ella no se queja. "Con certeza sería mejor si pudiera encontrar un trabajo en mi campo", manifiesta. "Siguen habiendo algunas oportunidades en las Filipinas, pero sencillamente no puedo esperar tanto tiempo para encontrar una. Creo que soy afortunada de haber encontrado este trabajo, está en cierto aspecto relacionado con mi educación".

Y después de todo, el dinero es el motivo principal para trabajar en Taiwan. Si bien una posición de ingeniería obtiene un salario de unos US$200 al mes en casa, el salario mínimo en Taiwan es US$495 mensual, sin incluir el sobretiempo. Y Maranan fue afortunada. Mientras muchos trabajadores extranjeros pasan de seis a nueve meses, y algunos incluso un año, pagando la cuota de la agencia de empleo, ella ya había pagado su préstamo al término de los tres meses del período de prueba. Ahora, ella envía regularmente una cantidad sustancial de dinero a casa. Saber esto ayuda cuando uno se siente solo y aburrido yendo y viniendo de la fábrica al dormitorio de la compañía. "Mi calendario siempre está en mi bolsillo debido a que estoy siempre contando los días", dice ella. "Es un asunto de ganar dinero versus nostalgia por el hogar".

El dinero fue también la motivación para que Joghtai Chou, de 28 años de edad, cerrara la tienda de abarrotes que tenía en Bangkok y viniera a Taiwan en junio de 1993. "El negocio no era bueno, de modo que decidí trasladarme a un nuevo ambiente y probarlo", dice. Después de reunir alrededor de US$2.000 en préstamos, él se dirigió a un agente de empleos en Bangkok. Después de varios meses de espera, Chou obtuvo un trabajo como obrero de construcción y traductor (él habla mandarín debido a que su padre es de etnia china) en Chiu Tai General Contractors. La compañía emplea 130 trabajadores tailandeses y virtualmente ninguno de ellos habla mandarín o inglés. Chou y otros tres traductores ofrecen el único vínculo de comunicación entre los trabajadores extranjeros y la administración.

Chiu Tai está construyendo parte del sistema de tránsito rápido en masa de Taipei. Chou y sus compañeros de trabajo pasan la mayor parte de su día de trabajo en el subsuelo, construyendo túneles debajo de las congestionadas calles de Taipei. El trabajo es sucio y físicamente agotador, y los sitios de trabajo subterráneos son calientes y húmedos en verano, fríos y mojados en invierno. Pero con salarios mensuales de US$800 a US$900, Chou está ganando tres a cuatro veces la cantidad que gana un trabajador de cuello blanco en Tailandia. El está ahorrando dinero para iniciar un nuevo negocio cuando regrese a su país.

Historias como las de Jessica Maranan y Joghtai Chou se han vuelto bastante comunes en Taiwan desde octubre de 1989, cuando el gobierno abrió varias industrias de mano de obra intensiva a los trabajadores extranjeros. El nuevo canal ha creado una situación triunfo-triunfo para empleadores y empleados: las compañías locales están desesperadas buscando obreros, e incluso la gente bien educada en los países vecinos del Sudeste Asiático están deseosos de hacer trabajo manual en Taiwan por sus buenos salarios.

Aún así, el Consejo de Asuntos Laborales (CLA, siglas en inglés) del Yuan Ejecutivo está moviéndose con cautela y ha fijado regulaciones estrictas. "Necesitamos trabajadores extranjeros, pero ellos están aquí solamente como una fuerza laboral suplementaria, no para reemplazar a los trabajadores locales", dice Chao Shou-po, ex-presidente del CLA. "Bajo ninguna circunstancia, ellos deben poner en peligro las oportunidades de trabajo de los trabajadores locales". El consejo continuará permitiendo la entrada de trabajadores extranjeros solamente si ellos no crean problemas sociales y no obstaculizan el mejoramiento de las industrias locales.

Durante los primeros cuatro años y medio después que el CLA legalizó la contratación desde ultramar, unas 39.000 compañías e individuos han solicitado el empleo de más de 414.000 trabajadores extranjeros, pero el consejo ha aprobado la entrada para solamente 190.000. En la actualidad, hay 140.000 trabajadores extranjeros trabajando en Taiwan y aparentemente el número no va a crecer en un futuro cercano. En diciembre de 1993, el gobierno congeló el número de criadas extranjeras para poder revisar su política laboral. En abril, el congelamiento fue extendido a los trabajadores de construcción y fábricas. Solamente se permitirá que los nuevos trabajadores reemplacen a los existentes. La única excepción es que se podría permitir que trabajadores adicionales entren a trabajar en importantes proyectos de construcción pública.

Las compañías que han recibido una cuota de trabajadores extranjeros del CLA no la pueden expandir, y las compañías cuyas solicitudes no hayan sido aprobadas todavía tendrán que esperar hasta que se levante el congelamiento. Tales limitaciones han creado problemas. Algunas familias que están desesperadas por una criada o niñera han intentado atraer a las trabajadoras extranjeras para que dejen sus empleos legales ofreciendo salarios con un promedio de US$1.000 por mes, dos veces el salario legal. Algunas incluso han colocado avisos de posiciones de trabajos ilegales en sitios donde las criadas se reúnen en sus ratos libres. "Hay personas ricas que no han recibido la aprobación para contratar criadas extranjeras y no pueden encontrar locales", dice Shirley Lai, gerente de la oficina de Taiwan del Banco de Boston y patrona de una empleada doméstica filipina. "De modo que ellas pagan más para obtener ilegales". Claro está, los trabajadores capturados son deportados.

Las únicas categorías de trabajo aprobadas son la construcción, manufactura de mano de obra intensiva, empleos domésticos, y cuidado casero de niños o ancianos. Entre la actual población de trabajadores extranjeros legales, casi 125.000, o 66 por ciento, trabajan en proyectos de construcción privados o fábricas privadas, y 24 por ciento en importantes proyectos de construcción gubernamentales. La mayoría del resto son criadas. Hasta ahora, solamente se aceptan a trabajadores extranjeros de cuatro países. Alrededor del 67% proviene de Tailandia, 23% de las Filipinas, y el resto de Malasia e Indonesia. (Aproximadamente 90.000 otros extranjeros viven legalmente en Taiwan como turistas, estudiantes, trabajadores de cuello blanco o cónyuges de los residentes legales.)

Los trabajadores extranjeros pueden trabajar en Taiwan por un máximo de solamente dos años y no pueden regresar a trabajar una vez haya expirado el contrato. "Taiwan es tan pequeña y tan atestada", dice Chao. "No deseamos que esos trabajadores extranjeros se conviertan en inmigrantes". Además, ellos no pueden cambiar de trabajo, no pueden traer a sus familiares a Taiwan, no pueden casarse con residentes de Taiwan y no pueden quedar embarazadas. Si se viola cualquiera de esas regulaciones, el empleado puede ser despedido y deportado.

A pesar de la creciente crítica de los patronos y empleados, el CLA ha mantenido su enfoque lento y cauteloso. "Hay quejas de que el gobierno ha creado demasiados límites", dice Chao Shou-po. "Pero como la introducción de trabajadores extranjeros es bastante nueva, necesitamos esperar para que los soportes lógicos y físicos maduren antes de abrimos más".

La apertura de ciertas industrias a los trabajadores de ultramar vino después de un empeoramiento de la escasez de mano de obra durante los años ochenta. A medida que la economía de Taiwan florecía durante esa década, cada vez menos personas estaban dispuestas a aceptar empleos con bajos salarios, sucios o de gran demanda física. El problema alcanzó nivel de crisis a fines de los ochenta cuando muchas fábricas y compañías de construcción se vieron forzadas a recortar su producción. Algunas sencillamente cerraron o trasladaron sus operaciones a ultramar.

"No podíamos encontrar empleados locales", dice Chang Rong-tien, gerente de proyectos de Chiu Tai General Contractors. "Colocamos muchos avisos en los periódicos, pero ni una sóla persona llegó a presentar solicitud". De modo que cuando se volvió legal, Chiu Tai y otras compañías de mano de obra intensiva comenzaron a solicitar empleados de ultramar.

Antes de que el gobierno abriera las puertas para los trabajadores extranjeros, ya habían muchos de ellos trabajando ilegalmente en la isla. La mayoría de ellos había entrado sencillamente con una visa de turista, encontrando después un trabajo. Desde que entraron en vigor las nuevas regulaciones, el gobierno ha hecho redadas. Más de 70.000 trabajadores ilegales han sido deportados en los últimos cinco años.

Las estadísticas nos muestran que el influjo de nuevos trabajadores ya ha ayudado. De 1989 a 1993, la escasez de mano de obra disminuyó de un promedio de 6,8% a 1,1% en la industria de la construcción, y del 5,2% al 2,8% en total. Al mismo tiempo, varios de los principales proyectos de infraestructura del gobierno han sido puestos al día. Por ejemplo, la Segunda Autopista del Norte estuvo un poco detrás del horario en agosto de 1989, pero para enero de 1994, estaba adelantada en horario.

Chang Rong-tien, de Chiu Tai, explica que se requiere trabajar regularmente sobre tiempo para mantener los proyectos de construcción de acuerdo al horario, pero con frecuencia solamente los empleados extranjeros están deseosos de hacer unas horas extras. "Tal vez no tengan las destrezas necesarias cuando recién llegan", dice Chang, "pero ellos son la fuente de recursos humanos más confiable y están siempre dispuestos a trabajar sobretiempo". El trabajador tailandés Joghtai Chou explica: "Nuestro único propósito aquí es ganar dinero. Todos amamos trabajar sobretiempo". Una combinación de barreras del idioma y el deseo de ahorrar dinero hace que la mayoría de los trabajadores tailandeses esté cerca de sus dormitorios después del trabajo. La mayoría de ellos prefiere ganar dinero extra en vez de estar sentados en sus habitaciones.

Los gerentes de la First International Computer también están felices con sus trabajadores extranjeros. La compañía emplea 139 trabajadores filipinos, que constituyen una sexta parte de los obreros en las líneas de ensamblaje. Paul Hsu, subdirector del departamento de administración de la compañía, dice que le toma de una semana a diez días a los recién llegados para aprender los deberes básicos, y de dos a tres semanas para dominar las más complicadas labores de pruebas y reparación. Después del entrenamiento, Hsu dice que los empleados extranjeros se toman rápidamente productivos. "Según mi experiencia, no hay problemas con la calidad de nuestros trabajadores extranjeros", dice. "Ellos son tan capaces como los trabajadores locales en sus destrezas y habilidades de aprendizaje".

Los oficios domésticos constituyen otra área de fuerte demanda por trabajadores extranjeros. "Las criadas locales son difíciles de encontrar y con frecuencia no duran mucho", explica la gerente de banco Shirley Lai. Lai estuvo insatisfecha con varias criadas locales antes de recurrir a una agencia especializada en extranjeros. Le tomó ocho meses pasar por todo el procedimiento de la solicitud. Pero desde que llegó de las Filipinas Teresa Ablasa para trabajar, Lai ha estado complacida.

El choque cultural de Ablasa fue minimizado debido a que ya había trabajado en ultramar, sirviendo de criada en el Medio Oriente hasta que perdió su trabajo por la Guerra del Golfo. En Taiwan, ella se encarga de la limpieza y lavado de la familia Lai, y ocasionalmente actúa de niñera para las dos hijas. "Ella hace cualquier cosa que se le pida" , dice Shirley Lai. "La palabra 'no' no está en su vocabulario, lo cual es bastante diferente con las criadas locales". De hecho, Ablasa ha caído tan bien que Lai dice que la criada ya no parece ser una empleada. "Teresa es como si fuera de la familia", dice Lai.

Foto de Huang Chung-hsin

¡Aquí se habla tagalog! Para los trabajadores filipinos, ciertas iglesias católicas se han convertido en sitios de reunión. "No vamos allí solamente por la religión", dice una. "Nos reunimos después de misa para intercambiar informaciones sobre el trabajo, los salarios y muchas otras cosas".

No todos los patronos han tenido una experiencia tan positiva como la de Shirley Lai. Con barreras del idioma, diferencias culturales y otras dificultades, algunas compañías han optado por no renovar los contratos de los empleados extranjeros. En casos donde se involucran problemas más serios, los trabajadores extranjeros han sido despedidos y deportados. Alrededor del 2,5% de los trabajadores extranjeros han sido enviados a casa por razones de salud, tales como ser portadores de enfermedades transmitidas sexualmente. Y algunos han abandonado sus trabajos originales para trabajar ilegalmente por un salario más alto. En verano pasado, una proliferación de tales deserciones impulsó a un grupo de patronos a publicar anuncios en periódicos ofreciendo recompensas por los "fugados". Además, los registros policiales de 1990 a mitad de 1993 demuestran que los trabajadores extranjeros han cometido más de 1.500 delitos graves y robos.

Un sorprendente aspecto negativo del uso de trabajadores extranjeros es que ellos frecuentemente son más costosos que aquellos contratados localmente. Aunque sus salarios son típicamente menores que aquellos de los trabajadores locales, los patronos tienen que pagar un número de costos extras. Primero, se requiere que todos los patronos paguen una "cuota de estabilidad de trabajo" mensual de US$50 por trabajador o US$80 por criada a un fondo del gobierno usado para proporcionar entrenamiento vocacional a los trabajadores locales. Además, la mayoría de las compañías cubren habitación y comida, algunas contratan cocineros especiales, y la mayoría debe pagar extra por los traductores. Con todos esos gastos en la cuenta, los patronos están pagando mucho más que el salario mensual mínimo de US$495 por una semana de 44 horas. Chiu Tai, por ejemplo, gasta más de US$1.148 mensualmente en cada trabajador extranjero, incluyendo el salario. Y mientras los trabajadores locales demandan US$1.630 a US$2.440 al mes, el gerente de proyectos de la compañía, Chang Rong-tien, dice que los costos misceláneos tales como el entrenamiento en el trabajo y la falta inicial de experiencia tienden a añadir más que eso. Muchos trabajadores vienen a Taiwan solamente con un nivel de educación primaria, haciendo que las sesiones de entrenamiento sean más largas y lentas. "Definitivamente no es más barato contratar trabajadores extranjeros", dice Chang.

Foto de Huang Chung-hsin

La ingeniera Jessica Maranan ha descubierto que las fábricas de Taiwan pagan tres veces el salario de las firmas filipinas. "Creo que soy afortunada de haber encontrado este trabajo, está en cierto aspecto relacionado con mi educación".

First Intemational Computer también gasta más en sus contratos de ultramar. Comparado con los trabajadores locales, la compañía paga de US$37 a US$74 más mensualmente por cada empleado extranjero. Pero ambas compañías hacen hincapié en que es preferible pagar más que trabajar sin el debido personal.

Del lado de los empleados, muchos trabajadores extranjeros también han tenido dificultades en Taiwan. Durante el año pasado, los diarios locales publicaron con frecuencia noticias sobre trabajadores extranjeros que sufrían de exceso de trabajo, salarios reducidos, maltratos, y acoso sexual por parte de sus patronos. Las quejas de las empleadas domésticas filipinas llegaron a ser tan severas que en primavera pasada el gobierno filipino emitió una serie de requerimientos unilaterales que incluyen una demanda de que los patronos potenciales deben revelar su información financiera y que se debe dar seguro médico básico a las criadas filipinas. El CLA rehusó aceptar los requerimientos pero alivió las tensiones en parte al alentar a los filipinos a traer sus disputas al consejo.

Desde entonces, ambos lados también han promulgado nuevos reglamentos. Entre ellos, Taiwan ha acordado ayudar a proteger a los trabajadores filipinos contra cobros excesivos por parte de los agentes de trabajo al exigirles a los nuevos contratados mostrar sus recibos de pago al llegar al país. El gobierno filipino ha acordado proveer más documentación sobre los trasfondos familiares y trabajos previos que han tenido los trabajadores para poder ayudar a los patronos a capturar trabajadores que abandonan los empleos legales por aquellos ilegales.

Todos los empleados extranjeros disfrutan de la protección de la Ley Estándar del Trabajo de la República de China, que cubre salario mínimo, tiempo de vacaciones, seguro de salud básico (excepto para las criadas), y el derecho a presentar quejas y unirse a los sindicatos locales (aunque existen muy pocos sindicatos locales a los que pueden unirse). A su llegada, todos los trabajadores extranjeros reciben una copia de esta ley, impresa en varios idiomas. Aquellos que tengan una disputa pueden presentar sus quejas en el CLA, la oficina representativa de su gobierno o en su agencia de trabajo. Muchos grupos religiosos también sirven como consejeros y representantes no oficiales para los trabajadores extranjeros.

El mayor problema que enfrentan los trabajadores es la excesiva cuota que cobran los agentes de trabajo en Taiwan y sus países de origen. El proceso de contratación trabaja de la siguiente manera: Los patronos pagan de US$940 a US$1.130 a un agente local en Taiwan para cubrir el transporte, trámite de documentos y examen médico de un trabajador. Esta cuota está regulada por el CLA. Pero los problemas surgen cuando ese agente "vende" las posiciones de trabajo a precios exorbitantes a una agencia en Tailandia o las Filipinas. La competencia para los trabajos en Taiwan es intensa entre los agentes extranjeros, y los agentes de Taiwan pueden subastarlos a mejor postor. Desafortunadamente, esos costos son finalmente pasados al futuro trabajador.

El resultado es que los trabajadores deben pagar cuotas de US$1.850 hasta más US$3.000, lo que constituye enormes sumas de dinero en las Filipinas, donde el ingreso per cápita promedio es menor a US$800 por año. Para obtener los fondos necesarios, los trabajadores tienen que vender sus propiedades, pedir prestado dinero a sus amigos y familiares, u obtener préstamos que algunas veces conllevan altas tasas de interés. En los peores casos de fraude de estas agencias, los trabajadores han adquirido enormes deudas para llegar a Taiwan y no encontrar trabajo alguno.

La República de China, junto con los gobiernos tailandés y filipino, están combatiendo las agencias de trabajo. Más de cien agentes filipinos han sido encarcelados en los últimos cinco años por sus prácticas ilegales, y cinco agentes perdieron sus licencias en Tailandia el año pasado y cuarenta y siete fueron amonestados. En Taiwan, el Yuan Legislativo está estudiando un acta donde se declara ilegal que los agentes de trabajo locales cobren a los agentes de ultramar más de lo que el país extranjero permite, algo muy importante ya que esas cuotas son las que a su vez obligan a los agentes extranjeros a cobrar en exceso a los futuros trabajadores.

Tal vez lo más significativo, funcionarios de los diversos países del caso están trabajando juntos para crear un sistema mediante el cual los patronos pasen por alto los agentes y contraten a los trabajadores directamente por medio de oficinas gubernamentales. Esto recortaría las cuotas de los trabajadores a unos cuantos cientos de dólares. Ya se estudian planes para usar este sistema para contratar trabajadores filipinos en el Parque Científico Industrial de Hsinchu y en zonas de procesamiento para la exportación alrededor de la isla.

Una vez que llegan los trabajadores y comienzan a trabajar, sus mayores problemas son generalmente la adaptación a la ardua labor y largas horas de trabajo, y al aburrimiento y la reglamentación después del trabajo. La mayoría de los trabajadores de fábricas y construcciones viven en los dormitorios, comen y cumplen con los horarios de la compañía. Las únicas actividades de ocio se limitan a leer, beber, jugar apuestas y conversar con sus compañeros de trabajo.

La barrera del idioma también puede ser algo extremadamente frustrante. Cuando no se puede encontrar al traductor, los trabajadores deben comunicarse con la administración a través de gestos y pantomima. Esto puede convertir pequeñas preocupaciones en grandes problemas. Y algunos trabajadores se deprimen cuando descubren que sus trabajos les trae poco respeto. Teresa Ablasa dice que su sobrina, que también trabaja como criada en Taipei, se queja frecuentemente de que ella no es respetada por sus patronos y es verbalmente abusada por sus niños. La sobrina incluso había considerado cancelar su contrato y devolverse a casa, pero finalmente decidió quedarse por el dinero.

El mayor temor entre los patronos es que los trabajadores extranjeros insatisfechos huyan o se declaren en huelga. Aparte de ser cuidadosos en comunicar los derechos y responsabilidades claramente con los trabajadores, algunas compañías han aprendido a mantener en alto la moral del trabajador ofreciéndoles extras, tales como periódicos, revistas y cintas de video de su país natal, así como creando áreas de descanso equipadas con sistemas de sonido o mesas de ping pong.

Unas pocas compañías llevan a sus empleados a viajes de un día por sitios turísticos o celebran actividades especiales en días de fiesta extranjeros. En abril del año pasado, Chiu Tai celebró el Songkran o Año Nuevo tailandés. Toda la compañía tomó parte en las actividades, que incluyeron echarse agua mutuamente. "Casi todos en la compañía extranjeros y locales se unieron a la arrojadera de agua", dice Chang Cho-chen, gerente de relaciones públicas de Chiu Tai. "Nos mojamos todos, pero nos sentimos bien al ver que nuestros empleados se divirtieron". El señala que la administración de Chiu Tai se ha familiarizado con la cultura tailandesa antes de contratar a sus trabajadores extranjeros.

Además, los grupos de expatriados están comenzando a crear recursos sociales para sí mismos. Por ejemplo, ciertas iglesias de Taipei quedan repletas de trabajadores filipinos durante los domingos. "No vamos allí solamente por la religión", dice la criada Teresa Ablasa. "Nos reunimos después de misa para intercambiar informaciones sobre el trabajo, los salarios y muchas otras cosas". Los trabajadores tailandeses tienen menos sitios de reunión, aunque algunas compañías han construido altares budistas donde ellos pueden adorar, y algunas los invitan ocasionalmente a un restaurante tailandés.

A pesar de la nostalgia, las barreras del idioma y el choque cultural, muchos trabajadores extranjeros esperan que el Gobierno de la República de China extienda la actual estadía máxima en Taiwan. Dos años es muy poco tiempo para pagar la cuota del agente de trabajo, y ahorrar dinero para la propia familia de uno. "Toma de cinco a seis años para ahorrar realmente dinero", dice Linda Arcangel, una trabajadora filipina en First Computer. "El Gobierno de la República de China debe darnos la oportunidad de regresar si tenemos un buen historial. ■

POR PHILlP LIU

En menos de cinco años de haber abierto sus puertas a los trabajadores extranjeros en industrias selectas, el Gobierno de la República de China ha cerrado la mayoría de los canales de acceso para poder revisar la política. En diciembre de 1993, el gobierno congeló el número de criadas extranjeras, y en abril de 1994 colocó el tope a la cuota de todos los trabajadores extranjeros fijándola en el nivel actual, excepto para los que son contratados desde fuera para trabajar en los principales proyectos de infraestructura y varias industrias específicas que son vitales para el desarrollo económico. La acción ha provocado reacciones mixtas. El sector industrial y de construcción está pidiendo restricciones más flojas, pero los sindicatos y algunos funcionarios gubernamentales están clamando por más cuidado y control.

La apertura oficial de los canales para la introducción de trabajadores extranjeros fue incitada por una seria escasez de trabajadores de cuello azul. Las industrias de mano de obra intensiva se desarrollaron rápidamente en los años setenta e inicios de los ochenta, sobrecargando la fuerza laboral para fines de los ochenta. Al mismo tiempo, el público disfrutaba de mejores niveles educativos y estándares de vida, resultando en menos personas dispuestas a realizar el tedioso trabajo de las fábricas o labor física ardua. Además, un crecimiento de las industrias de servicio creó nuevas oportunidades de trabajo que les quitó trabajadores a las fábricas. Por ejemplo, había que darle muy poco estímulo a un trabajador en el turno nocturno de una línea de ensamblaje en una textilería para que se cambiase a un trabajo de día en una tienda, oficina o restaurante limpio y con aire acondicionado.

Todo esto dejó a muchas fábricas con equipos de producción improductivos para fines de los años ochenta. La situación amenazó la existencia de muchos fabricantes y paralizó las obras de construcción, incluyendo importante proyectos de infraestructura.

En octubre de 1989, el gobierno creó el primer canal para contratar trabajadores extranjeros. Originalmente, sólo se les permitía trabajar en los Catorce Proyectos de Construcción más Importantes, un plan gubernamental que se inició en 1985 y que quedó seriamente atrasado en el horario debido a la escasez de trabajadores. Cuando el gobierno lanzó su masivo Plan de Desarrollo Nacional de Seis Años con un costo de US$300.000 millones en 1991, el Consejo de Asuntos Laborales (CLA, siglas en inglés) aprobó también la introducción de trabajadores extranjeros para esos nuevos proyectos de infraestructura.

Más tarde en ese mismo año, el gobierno permitió que las compañías privadas en seis industrias: construcción, textiles, metales básicos, productos metálicos, equipos de maquinaria y equipos eléctricos y electrónicos, contratasen trabajadores extranjeros. El gobierno también aprobó cuotas de trabajadores para quince campos específicos que estaban con dificultades laborales, incluyendo las tintorerías y talleres de galvanizado.

Al año siguiente, el CLA aprobó el contrato en ultramar para fabricantes de sesenta y ocho (posteriormente setenta y tres) productos considerados como productos de exportación claves, tales como textiles, o aquellos relacionados con el desarrollo industrial, como los plásticos y las llantas. A fines de 1992, se aprobó la introducción de criadas y niñeras extranjeras, y en 1993 se permitió que los negocios contratasen trabajadores extranjeros para expansiones de fábricas o nuevas fábricas que involucren una inversión de más de US$1,1 millones. En todas esas categorías, se aprobó un total de 210.000 trabajadores antes de colocar un tope a las cuotas, y 140.000 han llegado hasta verano del año pasado.

Incluso antes del congelamiento, el proceso de contrato estuvo estrictamente regulado. Antes que los patronos de Taiwan puedan solicitar al CLA una cuota de trabajadores extranjeros, ellos tienen que publicar sus plazas a través de los medios de comunicación o en las agencias públicas de asistencia vocacional. Solamente si esos métodos no atraen a solicitantes cualificados es que el CLA aprobaría una cuota de contratos extranjeros. Las compañías pueden ya sea seleccionar y contratar a los trabajadores por sí mismas o, como ocurre en la mayoría de los casos, usar las agencias de empleo locales y extranjeras.

Los patronos tienen que pagar al CLA un depósito de US$960 por cada trabajador extranjero, que es reembolsable cuando expire el período de trabajo de dos años. Las compañías también tienen que pagar una "cuota de estabilidad de empleo" mensual de aproximadamente US$50 por cada trabajador o US$80 por cada criada, que se deposita en un fondo diseñado para reducir al mínimo el impacto de los trabajadores extranjeros de bajos salarios en la economía interna. El fondo, que alcanzó US$46 millones a fines de julio del año pasado, se usa en programas de entrenamiento vocacional y para subsidiar a los patronos de grupos menos privilegiados tales como los ciudadanos de la tercera edad, madres solteras, minusválidos y las minorías aborígenes de Taiwan.

Los trabajadores extranjeros en sí se enfrentan a un largo y generalmente difícil proceso de contratación. Ellos pueden ser reclutados solamente desde Tailandia, las Filipinas, Indonesia o Malasia. En la mayoría de los casos, las firmas de trabajo extranjeras localizan los trabajadores que satisfacen los requerimientos de la compañía de Taiwan, y les pide que se hagan un examen médico. Para conseguir el empleo, los solicitantes tienen que pagar con frecuencia una cuota a la agencia de US$1.850 a US$3.000, lo cual es prohibitivamente alto para los países con escasez de dinero en el Sudeste Asiático. Después de la llegada de los trabajadores, ellos tienen que hacerse un examen médico para la prevención del SIDA y otras enfermedades. Para evitar que se conviertan en residentes permanentes, cada uno de ellos puede trabajar en la isla solamente por un período no renovable de dos años, durante el cual pueden ser deportados si se casan, quedan embarazadas o si los miembros de la familia en el exterior intentan reunirse con ellos en Taiwan.

Los trabajadores extranjeros han hecho valiosas contribuciones al desarrollo económico de la isla en los últimos cinco años. La fuerza laboral reforzada ha mantenido al día muchos importantes proyectos de obras públicas y ha ayudado al sector privado a elevar sus niveles de producción. Una encuesta realizada a 840 fábricas en mayo de 1994 por la Federación Nacional China de Industrias muestra que más de la mitad de ellas pudieron aumentar su producción anual usando trabajadores extranjeros. Más aún, los trabajadores extranjeros han ayudado a aumentar la tasa de uso de sus equipos en un promedio del 10%. A lo largo de las industrias de manufactura y construcción, los trabajadores extranjeros son valorados por su deseo de realizar trabajos sucios, peligrosos y físicamente agotadores. Al mismo tiempo, las nuevas criadas y niñeras han permitido que numerosas mujeres locales puedan trabajar.

Pero la entrada de trabajadores extranjeros también ha traído un número de problemas. Una dificultad es el resentimiento de los trabajadores locales cuando los patronos prefieren los extranjeros que trabajan arduamente y tienen salarios bajos. Por ejemplo, a inicios del año pasado, los sindicatos en la Nan Ya Plastics Corp. acusaron a la compañía de exagerar su escasez de mano de obra para poder traer varios cientos de trabajadores extranjeros. Después de investigar la compañía, el CLA sostuvo la acusación y la Nan Ya se vió forzada a realizar concesiones a su sindicato.

Los trabajadores extranjeros también tienen motivo para quejarse. Aunque están protegidos por la Ley de Estándares de Trabajo de la República de China, son muy comunes las acusaciones de abusos de los patronos, especialmente en lo que tiene que ver con sobretiempo. Los trabajadores extranjeros con frecuencia están deseosos de hacer sobretiempo ya que desean ganar la mayor cantidad de dinero posible en Taiwan, pero la práctica puede deteriorarse. A inicios del año pasado, un trabajador indonesio en una fábrica textil del Grupo Tuntex escribió una carta a la Casa Presidencial acusando a la compañía de forzar a sus trabajadores extranjeros a trabajar sobretiempo y durante los días de fiesta, sin pago extra. Después de una investigación del CLA, se ordenó a la Tuntex eliminar esta práctica inmediatamente y reponer el pago a sus trabajadores.

Ahora que Taiwan ha experimentado los beneficios y las dificultades que trae la entrada de trabajadores extranjeros, la acción del Gobierno de la República de China de colocar un tope a las cuotas en la mayoría de las categorías de empleo ha provocado una reacción mixta. Aquellos que se oponen a la introducción de más trabajadores extranjeros advierten que ya existe un gran número de ellos en la isla y que aumentar su número podría crear problemas administrativos, destruyendo posiblemente el orden público. Desde 1990 hasta junio de 1993, se registraron 853 delitos mayores y 657 robos cometidos por trabajadores extranjeros.

Algunos temen que la creciente población de inmigrantes temporales podría conducir a los conflictos sociales que existen en los países europeos. Ellos se preocupan del creciente índice de criminalidad y desempleo, los sobrecargados servicios de bienestar social y la experiencia de una reacción violenta de la población local. En Taiwan, tales dificultades se podrían complicar con la alta densidad de población en la isla.

Los críticos dicen que una gran población de trabajadores extranjeros también puede dañar las condiciones generales de trabajo. Si las industrias de Taiwan se vuelven abiertamente dependientes de esta fuente de labor, mermaría el interés en la automatización y el mejoramiento de la infraestructura. También produciría la existencia de industrias marginales que ya no se adaptan al entorno económico de la isla, permitiendo que continúen compitiendo con las industrias de tecnología intensiva por el limitado capital, mano de obra, administración y terreno.

"Aunque la introducción de trabajadores extranjeros puede aliviar la escasez de mano de obra por el momento", dice Wu Chung-chi, profesor de Economía en la Universidad Nacional de Taiwan, "Retardará el paso del mejoramiento de la infraestructura industrial y dañará la competividad en los mercados mundiales". Tales críticos urgen a las industrias locales a seguir la delantera de Japón y sobreponerse a la escasez de mano de obra a través de la automatización, el mejoramiento industrial y las inversiones en el extranjero.

En respuesta a las críticas, el CLA anunció que la cuota para los trabajadores extranjeros permanecerá en el actual nivel de 210.000, excepto en cuatros categorías consideradas por el consejo y el Ministerio de Economía como esenciales para el desarrollo económico de la nación. Las mismas son: industrias de reciente desarrollo como las telecomunicaciones y los productos de informática, productos electrónicos de consumo y aeroespaciales; industrias básicas que involucren inversiones por encima de US$7,7 millones; proyectos de gran escala con inversiones por encima de US$38 millones; y proyectos claves de infraestructura. Además, no se permitirá que el número de trabajadores extranjeros exceda el 30% del total de la fuerza laboral en una compañía o el 65% del total de la fuerza laboral de cualquier proyecto de construcción clave.

Para los patronos en los campos fuera de esas cuatro categorías, esto significa que solamente las compañías que ya tienen una cuota de trabajadores extranjeros pueden continuar introduciendo trabajadores, y solamente pueden contratar para reemplazar los trabajadores que han terminado su período de dos años y salen de Taiwan. La única forma como las compañías pueden ganar una cuota para trabajadores es si el CLA revoca el derecho a contratar un cierto número de trabajadores extranjeros de otra compañía. El consejo ha decidido renovar las cuotas de las compañías que no logran contratar trabajadores extranjeros dentro de los seis meses y otorgarlas a otras.

El CLA dice que se realizó la congelación principalmente para prevenir que las industrias se vuelvan demasiado dependientes de los trabajadores extranjeros. Los funcionarios del consejo también señalan que la escasez de mano de obra ya ha disminuido, reduciendo la necesidad de más trabajadores extranjeros. En el sector manufacturero, bajó de 6,3% en 1989 a 3,9% en 1993.

Pero muchos empresarios defienden que el sector industrial de la isla sigue sufriendo de una aguda escasez, y que esperan que el problema se agrave debido a que los jóvenes de Taiwan están cada vez menos dispuestos a trabajar en fábricas. En la encuesta de mayo de 1994 hecha por la Federación Nacional China de Industrias, 80% de las fábricas que respondieron siguen con escasez de un promedio de treinta y cuatro trabajadores cada una. Lu Chi-sheng, presidente de la Asociación de la Industria de la Maquinaria de Taiwan, informa que el gradual recobro del mercado de maquinarias este año ha dejado a los fabricantes en el campo sufriendo de una escasez de mano de obra del 20%.

En respuesta a la presión de los sectores manufactureros, el CLA anunció el 26 de agosto que permitirá que otros treinta mil trabajadores extranjeros llenen las vacantes en treinta campos de manufactura y procesamiento, incluyendo los textiles, papel, llantas, vidrio, acero, aluminio, así como construcción y mantenimiento. La nueva cuota fue recibida con una respuesta entusiasta, más de diez mil compañías han presentado solicitudes para unos 150.000 trabajadores. Además, el CLA decidió permitir que las tres zonas de procesamiento para la exportación de la isla, en Kaohsiung, Taichung y Nantze, introduzcan cuatro mil trabajadores extranjeros adicionales, mientras que el Parque Científico Industrial de Hsinchu puede introducir mil más.

Sin embargo, el CLA en términos generales está aferrándose a su decisión de detener el flujo de trabajadores extranjeros para poder revisar su impacto económico y social. El consejo también está computarizando sus datos sobre contratos extranjeros y está trabajando con las asociaciones empresariales para crear centros especiales de administración para ayudar a los trabajadores y patrones en áreas con grandes poblaciones de trabajadores extranjeros.

Los cambios más drásticos surgirían con una revisión de la Ley de Servicio Laboral. Según un borrador de revisión de la ley que está siendo estudiado por el Yuan Ejecutivo, los agentes de trabajo y patronos de Taiwan serían encarcelados hasta cinco años y multados con US$56.000 por colectar cuotas excesivas de agente, abusar de los trabajadores extranjeros, o emplear o arreglar empleo ilegal para ellos. El período actual del contrato para los trabajadores de cuello azul podría ser extendido del máximo actual de dos años a tres años. En una concesión a los grupos laborales locales, los patronos tendrán que notificar a los sindicatos cuando contratan desde el exterior y quedará prohibido despedir a trabajadores locales para contratar a extranjeros. De esta forma, el gobierno espera aliviar la escasez de mano de obra sin afectar la transformación de la estructura industrial de la isla o causar problemas sociales a largo plazo. ■

Philip Liu es jefe de redacción de Business Taiwan, una revista semanal publicada por Grupo United Daily News.

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