29/04/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

El camino hacia la autonomía

01/09/1995
Foto de Chang Su-ching Muchas direcciones posibles: Mientras el Ministerio de Educación afloja las riendas, las universidades están incorporándose al movimiento hacia la democratización y el pluralismo de la isla.
Cuando Yang Chih-hung, profesor de comunicación social en el Instituto Universitario Ming Chuan, comenzó a dar cIases en 1982, se encontró con un sistema educativo altamente estancado. Año tras año, el programa de estudios era en gran parte igual, y los profesores tenían poca iniciativa o poder para ampliar la escasa variedad de cursos. La facultad tampoco tenía mucha voz en las otras políticas del departamento o de la universidad en general. Si se trataba de hacer algún cambio, se podría contrariar a un decano o rector, que son los que tienen el poder exclusivo de tomar decisiones en lo que se refiere a promociones.

De hecho, Yang no esperaba que las cosas fuesen diferentes. Durante sus años como estudiante universitario, se había acostumbrado a un sistema que era impuesto por el Ministerio de Educación (ME). "Por cuarenta años, la educación superior ha sido como un charco de agua muerta", dice él. "Estancada, y nada podía fluir libremente".

Pero a fines de los ochenta, las cosas comenzaron a cambiar. Yang Kuo-shih, exdirector del Departamento de Educación Superior del ME, vincula este cambio a una transición social general que comenzó a ocurir en Taiwan durante ese tiempo. "Después que la ley marcial fue suprimida en 1987", dice él, "el país entero comenzó una rápida transformación en casi todos los aspectos, incluyendo la educación superior". Al frente estuvieron varios eruditos destacados que comenzaron a pedir la reforma del sistema educativo. Uno de los más conocidos fue el ganador del Premio Nobel Lee Yuan-tseh, ahora presidente de la Academia Sínica, el principal instituto de investigaciones de Taiwan. Entre otras cosas, él exigió las llamadas "reglas del profesor", que darían a la facultad más voz en la decisión de las políticas de la universidad. Otros lamentaron el nivel y la uniformidad de los programas de estudios regulados por el ME tanto en los institutos educativos públicos como en los privados, lo que abarcaba los requisitos generales así como también los cursos a nivel de departamento.

Casi al mismo tiempo, el ME reconoció la necesidad de la reforma. En 1987, comenzó a revisar la importantísima Ley de Universidades, la cual establece las políticas administrativas y académicas para las cincuenta y nueve universidades e institutos universitarios de la isla. Pero después, cuando el primer anteproyecto de la nueva ley fue enviado al Yuan Legislativo, pasó a través de un laborioso y controversial proceso de debate que duró siete años. Muchos legisladores pensaron que el primer anteproyecto no daba a los institutos educativos suficiente autonomía para administrar sus propios asuntos. Otros pensaron que las nuevas facultades otorgadas al Consejo Universitario de cada instituto eran inconstitucionales. Los legisladores propusieron que el gobierno tomara la última palabra en cuanto a las políticas de cualquier universidad pública. Los profesores y estudiantes también tomaron parte en el debate, haciendo algunas protestas sentándose en frente del Yuan Legislativo con el fin de exigir un mejor rol para la facultad y el cuerpo estudiantil en el proceso de la toma de decisiones.

Foto de Ku Chin-tang

No más cursos idénticos: En el pasado, los estudiantes que cursaban las mismas carreras tomaban virtualmente las mismas clases, aunque fuera en diferentes instituciones. Ahora, cada institución es libre para desarrollar un programa de estudios diferente.

Mientras que las controversias estallaban, el ministerio iba aflojando las riendas. "De hecho, el ME comenzó a hacer los ajustes tan pronto como la ley empezó a ser revisada", dice Yang Kuo-shih. "Nosotros mostrábamos mayor flexibilidad a medida que se hacían nuevas peticiones". Por ejemplo, cuando varias universidades necesitaron nuevos rectores, las instituciones realizaron un rol activo en el proceso de selección en vez de esperar que el ME nombrara a alguien. "Aún cuando no había base legal para realizar tal acto, nosotros consentimos", dice Yang. Cerca de media docena de instituciones educativas también comenzaron a establecer más normas objetivas para contratar y promover a los miembros de la facultad, y otras comenzaron a actualizar sus programas de estudios.

A pesar de que los cambios ya se estaban llevando a cabo, la verdadera aprobación final de la revisión de la Ley de Universidades en enero de 1994 marcó el comienzo formal de la reforma fundamental del sistema de educación superior. La nueva ley difiere mucho de la versión anterior. En lugar de indicar regulaciones específicas, sólo establece las directrices básicas bajo las cuales cada institución tiene considerable libertad para determinar sus normas y tomar sus propias decisiones. El primer artículo de la ley, de hecho, garantiza mayor autonomía para todas las instituciones educativas, sentando las bases para un sistema de educación superior no sólo más libre sino también más diverso. "El rol del ME ha evolucionado, del de gobernador al de asesor, proporcionando solamente orientación y asistencia", dice Yang. "La nueva ley otorga a las instituciones educativas de educación superior mayores facultades de autogobierno y la oportunidad de desarrollar sus propias particularidades" .

Una de las principales áreas de cambio en la transición hacia el autogobierno es el programa de estudios. Previamente, se exigía que todos los cursos de pregrado siguieran un mismo programa de estudios establecido por el ME, que determinaba los requisitos obligatorios, así como también los cursos del departamento, aunque cada departamento podía incorporar algunos de sus propios cursos electivos. Este programa era revisado cada varios años en una reunión de funcionarios del ME y todos los rectores de las universidades, sin embargo, cambiaba poco.

Foto de Huan Chung-hsing

Tanto las instituciones públicas como privadas están disfrutando los beneficios de la autonomía. Como muchas instituciones, la Universidad de la Cultura China (mostrada aquí) espera poder desarrollar una facultad y un programa de estudios más individualizados.

El horario de los cursos era también estrictamente señalado para cada estudiante, con la opción de algunos cursos electivos o cursos de otros departamentos que generalmente eran disponibles sólo en el último año. Un estudiante de literatura china en la Universidad Nacional de Taiwan, dice que tomaría de este modo, los mismos cursos cada año que un estudiante de la misma carrera en un pequeño instituto universitario privado. Los requisitos para el último año, por ejemplo, siempre incluyen cursos sobre el antiguo Libro de Ritos y poesía china moderna. El contenido y método específicos, así como los libros de texto y las tareas escolares, podrían cambiar de profesor a profesor, pero el tema básico de cada curso es esencialmente el mismo. Así, era casi imposible que un estudiante enfocara un aspecto particular, o que un departamento creara una reputación en un área específica. "No había ninguna oportunidad para desarrollar un programa de estudios que pudiera distinguir a una institución o departamento del otro", dice Wang Chi-lin, decano de asuntos académicos de la Universidad de la Cultura China que es administrada en forma privada. "La gente bromeaba diciendo que todas las universidades en Taiwan podían llamarse la Universidad del ME".

Bajo la nueva Ley de Universidades, cada departamento puede ahora diseñar su propio programa de estudios, sujeto solamente a la aprobación del Comité de Curriculum y el Consejo de Asuntos Universitarios de la misma institución. Luego, el programa de estudios se registra simplemente en el ME. De esta manera, como lo señala Wang, los mismos profesores son responsables de diseñar el programa de estudios, en lugar de los administradores de la institución y los funcionarios del gobierno quienes tienen poco contacto con las aulas de clase. Además, el programa puede ahora ser revisado en cualquier momento, sin tener que esperar varios años, y puede reflejar los puntos fuertes o las especialidades del personal de enseñanza de cada institución, así como también los nuevos avances en un campo en particular.

Sin embargo, el ME todavía retiene cierto poder en cuanto a los cursos generales que se exigen a todos los estudiantes. Pero aún en ésto, está relajando las restricciones. En una reunión en enero de este año, el ministerio logró el consenso de los rectores de las universidades para que el programa de los requisitos generales fuera definido en forma general. Ya no se van a exigir asignaturas específicas tales como Inglés de primer nivel, Historia china, y la Filosofía de Sun Yat-sen, sino que los estudiantes simplemente tendrán que tomar un mínimo de cuatro horas crédito en cada una de cuatro áreas: literatura china, Historia, Constitución de la República de China, e idiomas extranjeros. Una vez más, cada escuela puede crear sus propios programas de requisitos generales sobre la base de los puntos fuertes de su facultad, por ejemplo, se pueden ofrecer más cursos en Novelas chinas modernas en vez del curso común de Clásicos chinos que eran generalmente leídos en el curso de Chino de primer nivel. Y los estudiantes pueden escoger las asignaturas con mayor libertad según sus intereses.

Aunque las instituciones educativas tienen ahora considerable flexibilidad para establecer los requisitos generales, muchos académicos opinan que el ME debería inclusive abandonar su control mínimo sobre estos cursos. Kuo Te-son, decano de asuntos académicos de la Universidad Nacional de Taiwan (NTU, siglas en inglés), dice que en algún momento pudo haber tenido sentido que el ministerio controlara la planificación del programa de estudios con el fin de asegurar un nivel mínimo de calidad entre todas las escuelas. "Por lo menos el ministerio lo hizo con buena voluntad", dice él, "pero los tiempos han cambiado. La nueva tendencia es el liberalismo. Es mejor para el ME tomar una actitud laissez-faire y dejar que el mercado elimine las instituciones que no están calificadas".

Otro punto de fricción se refiere a dos asignaturas sin créditos que deben ofrecer obligatoriamente todas la instituciones: Entrenamiento militar y Enfermería. Estos cursos fueron instituídos cuando el Kuomintang se trasladó a Taiwan en 1949 y reflejaban la ideología de la ley marcial de aquel tiempo. Los cursos tienen la finalidad de preparar a los estudiantes del sexo masculino para los 22 meses del servicio militar obligatorio después de su graduación y entrenar a las jóvenes para ayudar en caso de emergencia nacional. Ahora, el ME ha reducido sus requisitos y los estudiante toman estos cursos solamente durante su primer año en la universidad, y ya no durante dos años consecutivos. Pero muchas instituciones consideran que estas asignaturas están fuera de moda y deberían ser eliminadas completamente.

La Universidad Nacional de Taiwan (NTU, siglas en inglés), transformó estas asignatura opcionales incluso para los alumnos del primer año en 1993, antes de que la revisión de la Ley de Universidades fuera aprobada. El decano de asuntos académicos de la NTU , Kuo Te-son dice que la universidad dió ese paso con el fin de imponer el control sobre su propio campo. "Estamos haciendo esto por el bien de los estudiantes", dice él. "El hecho es que nosotros continuamos ofreciendo la clase y les recordamos a los estudiantes que es necesario que la tomen durante dos años si desean hacer el examen para ser oficiales de reserva". Los graduados que no tomen el examen, o no lo aprueben, pasarán su servicio militar obligatorio en los rangos de alistamiento.

Kuo cree que bajo la nueva Ley de Universidades, que está orientada hacia la autonomía, cualquier decisión sobre el programa de estudios tomada por el ME, aún cuando sea decidida en una reunión conjunta con los rectores, tiene poca autoridad verdadera. "El consenso que ha sido logrado en tal reunión tiene valor de referencia, pero no es legalmente obligatorio", dice él. "Cualquier universidad tiene derecho a tener diferentes puntos de vista, y si eventualmente toma otra decisión, nadie puede imponerle este consenso".

Después de revisada la Ley de Universidades, en vigor desde hace sólo un año, la mayoría de las escuelas no han hecho mayores cambios en sus programas de estudios. Sin embargo, Wang Chi-lin de la Universidad de la Cultura China cree que el proceso está comenzando a tomar forma. "Lo que estamos haciendo es enmendando paso a paso el antiguo currículum", dice. "Gradualmente, el programa de cada departamento variará año a año, y será cada vez más diferente al de las otras instituciones". El decano de la NTU, Kuo, también ve la fase actual como un período de transición. "La nueva Ley de Universidades ha proporcionado la base legal para la autonomía de programas de estudios", dice él. "Durante los primeros años, es comprensible que la mayoría de las instituciones esperen para ver qué pasa, y vacilarán en el momento de tomar cualquier paso radical. Pero tarde o temprano, la gente se acostumbrará a la idea y será entonces cuando Ud. verá una real diferencia"

Las universidades también han ganado una mayor autonomía en el nombramiento de personal. Anteriormente, todos los rectores de las universidad públicas eran asignados por el ME. Los decanos y directores de departamentos eran elegidos por el rector, y estos administradores, en consecuencia, tenían un control significativo sobre la contratación de los miembros de la facultad. Bajo la nueva Ley de Universidades, todos los nombramientos incluso el del rector son hechos por los comités universitarios o a través de elecciones de departamento, aunque el ME todavía puede tomar muchas de las decisiones finales.

El nuevo proceso para elegir a un rector comienza con un comité de Selección integrado por miembros de la facultad y la administración, exalumnos, y por lo menos una persona prominente, como por ejemplo, un legislador, que no desempeñe alguna función en la institución. Este grupo sugiere a dos o tres finalistas, ya sea por sí mismo o a través de la votación del Consejo de Asuntos Universitarios, que está formado por representantes de la facultad de cada departamento. La lista de finalistas es luego enviada al ME para la decisión final.

Las instituciones privadas, como en el pasado, pueden hacer la elección final de sus rectores, pero esa elección todavía está sujeta a la aprobación del ME. Sin embargo, a diferencia de antes, sus nombramientos serán ahora hechos a través de un comité de selección, tal como en las universidades públicas, en lugar de su directorio.

A pesar de la continua supervisión del ME de las elecciones de los rectores, su papel se ha reducido al mínimo. Hasta ahora, siete rectores han sido elegidos bajo el nuevo sistema la NTU, seguida de tres otras universidades, lo hicieron así, aún cuando la nueva ley no había comenzado a surtir efecto y en la mayoría de los casos el ministerio escogió al finalista que había acumulado mayor número de votos de la facultad. Su Paul-hsian, presidente del comité de selección del rector de la Universidad Chengchi, dice que el nuevo método representa un gran avance hacia el autogobierno. "Los miembros de la facultad se han convertido en verdaderos jugadores del juego, ahora ya no son sólo instrumentos", dice él, "De hecho, antes no había juego, el ME simplemente nombraba al rector, y éste administraba. Ahora, nosotros podemos finalmente jugar el juego según las reglas establecidas".

El rector también asume un papel muy diferente al del pasado, uno con mucho menos autoridad. "Los rectores de hoy tienen que vender sus ideas y puntos de vista a los administradores y profesores", dice Leu Hsi-muh, que asumió el cargo de rector de la Universidad Nacional Normal de Taiwan en 1993. "Ahora, él asume el papel de coordinador. Todavía asume toda la responsabilidad, pero ya no tiene la última palabra. Es saludable que la fuerza del sistema pueda poner de lado el poder del rector".

La tendencia hacia el autogobierno se está traduciendo en un método más sistemático y democrático para la contratación y promoción de los miembros de la facultad. Bajo la nueva Ley de Universidades, los miembros de la facultad ya no pueden ser elegidos únicamente por los directores, sino a través de un sistema de comités de tres niveles, comenzando en el nivel de departamento. Todos los miembros de la facultad que ocupan una posición equivalente o más alta a la del solicitante pueden votar. "El director tiene solamente un voto, igual que todos los demás", dice Lee Hsi-jian, director del Departamento de Ciencias de la Computación e Ingeniería Informática de la Universidad Nacional Chiao Tung. "La única ventaja que tiene el director es que él es quien decide qué tipo de especialidad el candidato debe tener". Después que los miembros de la facultad han hecho su selección, debe ser aprobada por dos comités de evaluación, uno que representa la facultad a la que el departamento pertenece, y el otro que representa la institución en su totalidad. Las promociones se gestionan de la misma manera.

Este sistema de comité ha existido realmente en la mayoría de los institutos universitarios y universidades por muchos años, pero servía como una mera formalidad en el proceso de contratación y promoción. Los miembros de la facultad ahora juegan un papel destacado en vez de dar sólo el visto bueno. Bajo el antiguo procedimiento, habían con frecuencia quejas de favoritismo, o de gente contratada por sus conexiones en vez de por sus credenciales. El nuevo proceso permite un mejor control de la calidad del personal de enseñanza. Los candidatos deben con frecuencia pasar a través de una serie de entrevistas y presentar una o más conferencias antes de la votación de la facultad.

Los requisitos más estrictos también reflejan la creciente competencia para los cargos de profesores universitarios, que es mucho más intensa que hace cinco o diez años. El profesor de ciencias de la computación, Lee Hsi-jian dice que las solicitudes en su departamento llegan constantemente, aunque muy raras veces existe un puesto vacante. "Nosotros acostumbrábamos ir al exterior para reclutar gente, pero esto ya no es así", dice él. Al mismo Lee le ofrecieron el cargo de profesor a tiempo completo en su departamento inmediatamente después de su entrada al programa de doctorado en 1980. Ahora, dice, la mayoría de los graduados con título de doctor sólo pueden encontrar trabajo en los colegios superiores.

El nuevo sistema de contratación tiene algunas fallas. Sólo catorce de las más grandes e importantes instituciones educativas están autorizadas para escoger los miembros de la facultad con total independencia del ME. Ellos solamente necesitan registrar la información de cada persona nombrada en el ministerio. El resto de las instituciones que llegan a más de cuarenta pueden escoger los miembros de la facultad según el proceso de comité, pero sus elecciones están sujetas a la aprobación del ME. Esto se aplica tanto a las instituciones públicas como a las privadas.

El ministerio planea incorporar más instituciones al grupo de las catorce, una a una hasta que ninguna necesite ya la aprobación final del ME, pero por ahora, muchas instituciones sienten que el gobierno sigue ejerciendo demasiada influencia. El profesor de comunicación social Yang Chih-hung, del Instituto Universitario privado Ming Chuan, se queja porque los requisitos de calificación del ME para los miembros de la facultad son demasiado restrictivos. Su departamento, por ejemplo, quiere frecuentemente contratar reporteros, escritores, y fotógrafos con mucha experiencia como profesores o asistentes de profesores. Pero este tipo de personas muy poca veces llenan los requisitos del ME, que sólo permite que sean contratados como profesores los candidatos con grado de doctor. "Los doctores pueden generalmente enseñar la parte teórica del curso, pero no pueden instruir a los estudiantes en la parte práctica, porque no tienen la experiencia necesaria", dice Yang. "Estamos trabados. Sólo podemos ofrecer un cargo de instructor a estos expertos (sin el grado apropiado). Y no es seguro que acepten.

Otro paso importante en el área de la educación superior es el avance gradual hacia la autonomía. En el pasado, los veintiséis institutos universitarios públicos de cuatro año de estudios y universidades de la isla fueron financiados en un 100 por ciento por el gobierno. Todos los gastos fueron pagados con el presupuesto anual destinado por el Tesoro Nacional. Mientras que esto proporcionó seguridad financiera, también significó que las instituciones tenían poco control sobre sus finanzas. Además, no podían retener ningún ingreso proveniente de las inscripciones u otras fuentes; todo tenía que ser devuelto al Tesoro Nacional.

A fines del año pasado, el ME anunció un nuevo sistema piloto, que comenzará en julio de 1995, bajo el cual cinco universidades públicas serán responsables del 20 por ciento de sus propios gastos de operación durante los próximos tres años. Eventualmente, esta nueva estipulación se aplicará a todos los institutos universitarios y universidades públicas, pero el ME planea expandir lentamente el plan a fines de solucionar los problemas que surjan y cambiar cualquier regulación que no se ajuste al nuevo sistema. Por ejemplo, las leyes actuales prohiben que cualquier universidad aumente las colegiaturas sin la aprobación del ME o utilice los bienes o instalaciones que pertenecen a la institución para actividades que generen dinero.

Las cinco instituciones pilotos alcanzarán el 20 por ciento en forma gradual. Para el año fiscal 1996, por ejemplo, la Universidad Nacional Tsing Hua será responsable del 14 por ciento, o casi US$11 millones, de su presupuesto total de US$77 millones. Los ingresos por inscripciones y colegiaturas de los seis mil estudiantes de la institución representarán el 7 por ciento. La institución planea obtener el resto de diversas maneras, entre éstas: la participación en proyectos conjuntos de investigación, ofreciendo clases nocturnas para los empresarios, el cobro de cuotas de afiliación a la piscina de la institución, y el alquiler de las salas de conferencias y otras instalaciones para el uso privado.

La institución también ha ideado una campaña para recaudar fondos de los exalunmos y otros donantes, algo que ningún instituto universitario ni universidad pública ha hecho antes en Taiwan, debido a que las regulaciones pasadas exigían que cualquier ingreso que proviniera de fuentes externas tenía que ir directamente al Tesoro Nacional, y no podía ser usado directamente por la institución. Pero lo que tiene mayor significación, es que la idea de hacer donaciones filantrópicas a la institución, o a cualquier causa social, simplemente no es una tradición en la sociedad china. Apenas ha comenzado a echar raíces en Taiwan durante los últimos años. Por esta razón, incluso las instituciones privadas han recaudado muy pocos fondos. Un método que varias universidades, incluyendo a Tsing Hua, están tratando de lograr es la afiliación a una tarjeta de crédito que al ser utilizada dé un porcentaje de la transacción a las universidades en cuestión. El problema es cómo convencer a los exalunmos para que utilicen esta forma de donación.

Aunque el nuevo sistema significará mayor responsabilidad para las universidades públicas, la mayoría de los administradores de estas instituciones dan la bienvenida a este cambio. El antiguo sistema no sólo negaba a las instituciones su independencia en la decisión financiera, sino también causaba una gran cantidad de despilfarro y mala administración. Yip Ming-chuen, decano de asuntos generales en Tsing Hua, dice que el presupuesto asignado por el gobierno era siempre demasiado estricto. Si los fondos destinados a un objetivo en particular, digamos comprar maquinaria o la plantación de árboles, eran más de lo necesario, el dinero restante no podía ser transferido a ninguna otra parte del presupuesto de la institución, ni tampoco podía destinarse para el próximo año. De hecho, si la institución era capaz de ahorrar dinero, sería sancionada con una reducción en el presupuesto del año siguiente. "Por lo que antes del término del año fiscal, durante mayo y junio, nosotros teníamos siempre que 'digerir' el presupuesto", dice Yip, "lo que significaba gastar todo el dinero que no se había usado".

Dawn Trine-yie, secretario general de Tsing Hua y presidente del nuevo comité para recaudar fondos, es optimista y tiene la certeza que el nuevo sistema ayudará a reducir tal desperdicio. "Esta es una buena oportunidad para que las instituciones revisen su costo-eficacia", dice él. "Algunas instituciones tendrían que reducir su personal y muchos de nosotros podríamos pensar en cómo aprovechar la tierra y otros recursos que no están produciendo ningún beneficio".

Las instituciones privadas están bastante a favor de la autonomía financiera de las instituciones públicas. "Debió haberse hecho hace mucho tiempo", dice Samuel K.C. Chang, presidente de la Universidad Cristiana Chung Yuan, que es una institución privada. "El sistema actual ha dado como resultado una injusta distribución de los recursos educativos entre las instituciones privadas y públicas". Aunque las universidades e institutos universitarios privados reciben solamente entre el 10 y el 15 por ciento de sus fondos del gobierno, éstos también están sujetos a muchos de los controles del ME al igual que las instituciones públicas. Tampoco tienen voz en sus propias políticas y reglamentos de admisión. Todos los estudiantes son admitidos o asignados estrictamente según sus calificaciones en el examen de entrada a la universidad, que es aplicado por el ME. Además, han tenido que aceptar las mismas limitaciones en cuanto a la recolección de fondos, como por ejemplo, las restricciones sobre el alquiler de instalaciones para el uso público.

Debido a que las donaciones de los exaIumnos todavía no son una tradición, las instituciones privadas sólo tienen una fuente principal de ingresos: las colegiaturas. Esto da lugar a un doble problema. Por una parte, los institutos privados no pueden aumentar las tasas de las colegiaturas sin la aprobación del ME, lo que es difícil de lograr ya que éstas deben aumentar en todas las instituciones privadas al mismo tiempo. Y por otra parte, las colegiaturas son de hecho mucho más altas que en las universidades públicas -cerca de US$3.000 al año en comparación con casi US$1.000— y por otro lado se deben tolerar las quejas y reproches frecuentes de los estudiantes. "Las instituciones privadas, incluso aquellas que hacen un magnífico trabajo, están estereotipadas como avariciosas", dice Chang. "Todos los estudiantes tratan de entrar en las instituciones públicas, no sólo porque la colegiaturas son menores, sino también por la reputación de las instituciones privadas. Esta es una competencia injusta".

Chang piensa que este estereotipo es especialmente injusto porque las instituciones privadas tienen un mejor récord en cuanto a eficiencia financiera. Según el ME, el costo promedio por estudiante en una universidad privada es de casi US$4.700 anual, comparado con US$7.000 anual en las instituciones públicas. Chang dice que la diferencia es mucho mayor si el costo es calculado según el gasto total de la institución, incluyendo los costos de construcción y compras mayores. Para el año fiscal 1994, dice él, el presupuesto total de la Universidad Cristiana Chung Yuan fue US$47 millones, mientras que el de la Universidad Nacional Cheng Kung, que es similar en tamaño (ambas instituciones tienen aproximadamente 12.000 estudiantes), fue cerca de US$160 millones. "¡Las cifras hablan! Las instituciones públicas obviamente cuestan más que las privadas, ¡Muchísimo más!",dice Chang. "Esto demuestra un desequilibrio entre el costo y la efectividad. Y déjeme recordarle, ellos están gastando el dinero de los contribuyentes".

Los administradores de las instituciones públicas señalan que el plan del ME para desarrollar la independencia financiera parcial ayudará a poner fin a ese despilfarro. Dawn Trine-yie de Tsing Hua opina que a largo plazo esto tendrá un mayor impacto. "Esta es una gran oportunidad para que las instituciones comiencen a pensar seriamente en el desarrollo futuro", dice él. "La recolección de fondos será un indicativo de la fortaleza de cada institución. Los resultados mostrarán la opinión del público sobre el nivel del desempeño general de una institución: su enseñanza, investigación, exalumnos, etc. Si una institución tiene dificultades para recolectar dinero, tendrá realmente que reajustar su dirección para el futuro. Bueno, ¡Bienvenidos a la realidad!".

Los institutos universitarios y universidades de Taiwan están entrando verdaderamente en la era de un mundo real. La facultad y los administradores no aceptarán por más tiempo un programa de estudios empaquetado, la imposición de un rector, o un presupuesto asignado. Ellos quieren controlar su propio terreno. Y los funcionarios del ME también están reevaluando su papel. Ambos lados están dando la bienvenida a los cambios como una oportunidad para revitalizar las instituciones, y ponerlas en línea con el movimiento democrático que ha colmado la isla en los últimos años. Yang Kuo-shih del ME dice, "La educación superior tiene que estar a la vanguardia de la reforma social". ■

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