20/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Inquietud en el frente médico

01/07/1990
El Dr. Shih Chun-jen (施純仁) es di­rector general saliente del Departamento de Sanidad del Yuan Ejecutivo, la máxima au­toridad de la República de China en materia de salud pública. En la siguiente entrevista, el Dr. Shih, que ha estado al frente de ese Departamento desde 1986 analiza una amplia gama de problemas de la salud pú­blica en la actualidad y los planes de su de­partamento destinados a resolverlos.

P: El Gobierno ha sido objeto de fre­cuentes críticas por no tener una clara y definida política sobre la asistencia médica. ¿Cómo responde usted a estos comentarios?

Shih: Nosotros enfatizamos dos áreas en nuestra actual política de servi­cios médicos, y esta orientación conti­nuará en el futuro. La primera es lograr una distribución equitativa de los recursos médicos disponibles, siguiendo este lineamiento, estamos estableciendo instituciones médicas e incrementando el personal médico, a fin de que hasta las áreas más remotas en Taiwan y cada isla fuera de la costa con una población supe­rior a los 3.000 habitantes puedan contar con servicios médicos. Nuestra segunda meta consiste en elevar la calidad de los servicios médicos. Esto incluye a todos los niveles: primario (o la primera línea), la segunda línea y la tercera línea en términos de los cuidados médicos.

La asistencia primaria se distribuye a nivel de las pequeñas comunidades y po­blados rurales; incluye las clínicas pri­vadas, centros colectivos de asistencia y médicos facultativos que ejercen a título privado. Para lograr una asistencia óptima de salud en la segunda línea, por lo menos se necesita un hospital de dis­trito equipado con aproximadamente 100 camas al servicio de una población de 100.000 habitantes. Un hospital de la tercera línea lo constituye el así llamado hospital regional, que cubre un área con una población de 400.000 a un millón.

Taiwan está dividida en 17 regiones de cuidado sanitario. En cada región cuenta por lo menos con un hospital de 500 camas que brinda servicios a una población de cerca de medio millón de habitantes y atiende los casos más serios de enfermedades o malestares. No obstante, existen la cuarta línea, el nivel más alto de la asistencia médica -los centros médicos, que realizan investiga­ciones en la medicina, funcionando como "hospitales de enseñanza" para ca­pacitar a los médicos y atender los problemas clínicos más difíciles.

Para garantizar el éxito de estos cuatro niveles de servicio médico, el Go­bierno debe elevar la calidad del personal médico a todos los niveles, desde los mé­dicos facultativos, las enfermeras hasta los farmaceúticos y técnicos en medicina.

Hace cuatro o cinco años, cuando iniciamos el establecimiento de centros colectivos de asistencia en las afueras y áreas más remotas, encontramos cierta resistencia por parte de los médicos pri­vados. Ellos pensaban que el plan podría afectar a sus ingresos. Mi manera de resolver este problema fue sugerir que se incluyera en el sistema de seguro de salud nacional a estos médicos privados y cualificados para aprovechar mejor sus servicios.

Con el fin de lograr una distribución equitativa de los recursos médicos, es­tamos empeñados en establecer una red médica regional. A finales de la primera fase de este proyecto, que se extiende desde febrero de 1986 a junio de 1990, habremos establecido 112 centros colectivos de asistencia y 224 unidades de cui­dados primarios de salud. Actualmente tenemos 336 estaciones de salud en el área de Taiwan (no se incluyen las muni­cipalidades especiales de Taipei y Kaoh­siung), pero sólo una tercera parte de ellas serán convertidas en centros colectivos de asistencia. Algunos de estos centros han sido construidos en áreas menos pobladas. Aún no estamos deci­didos si convertir o no el resto de las es­taciones de salud en centros colectivos de asistencia, lo cual podría ser innecesa­rio si podemos elevar la calidad de los servicios médicos brindados por las pe­queñas clínicas privadas. El Gobierno no tiene porqué competir con los médicos privados.

Hemos estado enviando a los gra­duados de las facultades públicas de Me­dicina a los centros colectivos de asisten­cia para recibir prácticas primarias por un período de dos años, después de esos años, pueden extender su estancia en el centro por un período establecido según sus contratos. Sus ingresos dependen del número de pacientes que atiendan.

También hemos autorizado a varias asociaciones médicas a entrenar a los es­pecialistas en cada esfera, y hemos apli­cado un procedimiento de evaluación para todas las instituciones médicas, in­cluyendo los hospitales grandes, me­dianos y pequeños, así como las pe­queñas clínicas. Empezamos nuestro tra­bajo de evaluación sobre los hospitales regionales en 1988 con el servicio de un equipo compuesto por 60 expertos, incluyendo profesores de las Facultades de Medicina, doctores, enfermeras, farma­ceúticos y otros. Este año, establecemos normas unificadas para los hospitales de distrito.

Sólo los hospitales que reúnan las condiciones requeridas por nuestras normas serán incluidos en el Sistema Na­cional del Seguro de Salud. A los hospi­tales que no dispongan de estas condi­ciones en la primera evaluación, se les dará una segunda oportunidad después de que mejoren las deficiencias que origi­nalmente han causado su descalificación.

P: Durante el año pasado, los far­maceúticos, los médicos facultativos y otros profesionales de la salud pidieron al Gobierno algunas reivindicaciones. ¿Son indicios de una creciente inestabili­dad e insastifacción en el sector de la salud?.

Shih: Por regla general, el sector médico de nuestro país no es tan ines­table como piensan algunas personas. Pero sí tenemos un problema -el actual sistema de seguro de salud, especial­mente el programa del seguro laboral que tiene una cobertura de alrededor de seis millones de personas. Creo que es el principal foco de nuestra preocupación.

El Consejo de Asuntos Laborales in­tenta expandir la cobertura de este pro­grama a los familiares (un proyecto al respecto ha sido sometido al Yuan Ejecu­tivo para su aprobación), lo cual está en contra de la política del Departamento de Sanidad. Creemos que lo más impor­tante ahora es trazar planes para un sis­tema nacional de seguro de salud unifi­cado y justo en vez de intentar ajustar los planes existentes.

El Consejo de Planificación y Desa­rrollo Económico (CEPD, siglas en inglés) es la organización central de la más alta jerarquía responsable por la pla­nificación de la salud. En este momento tenemos un sistema de seguro de salud un tanto complicado -incluye más de 10 diferentes tipos de seguro. Si ampliamos el número de las personas cubiertas por el seguro de salud en el futuro, hemos de hacerlo de conformidad con los planes del CEPD. Me preocupa la posibi­lidad de poder fracasar en el logro de una unificación de estos programas de salud actualmente existentes.

Para complicar más los asuntos, se ha vuelto cada vez más difícil para los hospitales operar sin perder dinero, espe­cialmente en los años recientes. Eso se debe a que la prima médica para el seguro laboral ha quedado congelada por más de 10 años. Como responsable del Departamento de Sanidad, he llevado este asunto a muchas reuniones del Yuan Ejecutivo y he recomendado con firmeza que la prima médica debería ele­varse para reflejar el incremento de los precios y ajustes salariales.

Pero, ¿Cómo un hospital puede mantener la calidad de sus servicios mé­dicos basados en pagos médicos que fueron establecidos 10 años atrás? Es imposible. No podemos forzar a los hos­pitales a aceptar tal exigencia irrazonable. Como resultado de esta situación, los hospitales han reducido personal y em­plean a enfermeras no cualificadas para disminuir sus gastos.

En el pasado, los médicos eran un grupo más bien conservador y silencioso. No emprendían huelgas o reivindica­ciones porque habían sido formados para atender las necesidades de sus pacientes. Pero en esta situación, es decir, el bajo pago a los hospitales por parte de las autoridades del seguro laboral, no tienen más remedio que pensar de otra manera. Se están llevando a cabo negociaciones entre hospitales y el Gobierno a fin de zanjar esta dificultad, y cuando empe­cemos a poner en marcha nuestro programa nacional de seguro en 1995, nuestro sistema de pago de seguro habrá de revisarse cada año para ver si es nece­sario elevar las primas.

Nos preocupa que las instituciones privadas se nieguen a participar en nuestro sistema de seguro o incluso nos cierre el paso, dado que representan el 60% de las camas del hospital. Hemos de convencer tanto a las instituciones pú­blicas como a las privadas para que tengan confianza en nuestro programa de seguro, y para lograrlo, es absoluta­mente necesario un esquema razonable de pagos. El pago del seguro laboral a los hospitales y clínicas pequeñas será ele­vado en poco tiempo, y ahora se está ne­gociando la prima para los hospitales grandes.

Para cuando el programa nacional de seguro entre en vigor en 1995, espe­ramos haber encontrado maneras de controlar los gastos asignados al sector médico. Las posibles medidas pueden in­cluir entre otras la de pagos parciales por los pacientes y reducir la sobreprescripción de las medicinas. También existe un fenómeno bastante común en Taiwan: parece que la gente disfruta visi­tando los hospitales. Eso es un despil­farro de los recursos de nuestro seguro. Un sistema de pago parcial hará que los asegurados lo piensen un poco antes de ir al hospital. Además prestarán más an­tención a su propia salud y a la de su familia. En la actualidad, el CEPD está tra­bajando en torno a las diferentes maneras para calcular las primas del seguro.

El sistema médico norteamericano es más empresarial, ya que enfatiza una alta eficiencia, mientras que el sistema británico hace más hincapié en la equidad y justicia. No creo que adoptemos la tota­lidad de ambos sistemas, pero podemos estructurar un sistema que más se adecue a nuestra propia situación.

Para intercambiar ideas sobre cómo institucionar un sistema nacional de salud, recientemente realizamos un Sim­posio Internacional sobre Sistemas para Cuidados de la Salud con participantes de más de 10 países desarrollados. Para ese evento también invitamos a 63 parla­mentarios locales, porque durante sus campañas electorales en diciembre de 1989 exhortaron al Gobierno a implementar un programa nacional de seguro lo más antes posible. Desafortunada­mente, sólo uno de ellos asistió a la reunión.

Los discrepancias entre los hospitales y el Buró de Seguro Laboral acerca de la prima de seguro son cada vez más fre­cuentes, el Hospital Conmemorativo Chang Gung indicó hace poco que tiene intenciones de suspender sus servicios a los trabajadores. Con el fin de convencer a su sucursal en Kaohsiung a continuar su participación en el programa del seguro laboral, el magistrado de ese con­dado está dispuesto a compensar la dife­rencia de pago con el presupuesto del go­bierno del condado. Pero eso no funcio­nará. Un subsidio tal será como un saco sin fondo y a la larga se producirá un co­lapso fiscal en el gobierno del condado. Si esto llega a ocurrir, ni siquiera el Go­bierno central podrá ayudar. Lo que po­demos hacer ahora, es enseñar a la gente que el seguro es el seguro, que no es un programa de obras benéficas, sino más bien un programa de ayuda mutua.

Como estamos decididos a no adop­tar el sistema de seguro británico, nuestro sistema nacional de seguro deberá ser autosuficiente. Pero si no nos dirigimos al problema de primas de seguro, el sector privado se sentirá desa­lentado en construir hospitales para la rehabilitación, el cuidado a los ciudadanos de mayor edad y pacientes mentales, lo cual será un problema muy serio.

P: ¿Qué otras dificultades podrán encontrarse antes de que se establezca el programa nacional de seguro de salud en 1995?

Shih: El mayor problema es la misma legislación, concretamente es la dimensión del nuevo programa de seguro de salud. Por ejemplo, ¿Tendrá una persona asegurada la obligación de pagar una parte del servicio de salud del que es beneficiario? Actualmente, los beneficiarios del seguro sólo quieren pagar una cuota muy pequeña y al mismo tiempo quieren gozar de un servi­cio médico de alta calidad. De seguir esta orientación, no podríamos implementar un programa nacional para el seguro de salud. Es por eso que tenemos que acudir a la educación para que nos ayude a cambiar esta situación. Hay que ense­ñarle al pueblo cual es la realidad de seguro de salud y cuales son sus respon­sabilidades en este aspecto. Por otro lado, aún no hemos definido cuál será la organización del gobierno responsable de este proyecto debido a que la revisión de la Ley Orgánica del Yuan Ejecutivo todavía no ha sido aprobada. No sabemos si se establecerá un nuevo Ministerio de Salud y Bienestar Social.

P: ¿Cuál es la actitud en general del pueblo de Taiwan hacia los problemas de salud?

Shih: Uno de los problemas más serios por el que atraviesa nuestra socie­dad, es que la gente sólo demanda sus derechos, pero desconocen sus responsa­bilidades. El problema de la salud, no es una excepción. La gente todavía no se da cuenta de que si no presta atención a su propia salud, entonces se crean pro­blemas para sus familiares e incluso para la sociedad entera. Todo el mundo tiene el derecho y la obligación de mantener la buena salud. Más vale prevenir que curar.

No hace mucho tiempo que escribí un artículo, con motivo de la celebración del nacimiento del habitante de Taiwan número 20 millones. En esa ocasión señalé la importancia de un viejo prover­bio chino que literalmente podemos tra­ducir así: "De nuestros padres hemos recibido nuestro cuerpo, por eso no po­demos abusar de él". Sin embargo, cerca de 14.000 personas mueren anualmente a causa de los accidentes, la mitad de ellos de accidentes de motocicletas. Por cierto, la gente no tiene ni la más simple precaución.

P: Existen algunas desigualdades serias en el sistema de salud de Taiwan?

Shih: En los países avanzados, es común que se encuentre aproximada­mente un farmaceútico por cada cinco doctores. Pero en Taiwan tenemos 20.000 doctores y 30.000 farmaceúticos licenciados. Como hay demasiados far­maceúticos, algunos de ellos no pueden ejercer. Esta es una de las razones por las cuales protestaron y presentaron sus as­piraciones ante el Departamento de Sanidad.

El problema de las enfermeras es otro punto a analizar. Aunque deberí­amos tener 60.000 enfermeras entre­nadas trabajando en el mercado del cui­dado de la salud, en realidad sólo hay 36.000. Eso se debe a un ambiente de tra­bajo incómodo e inseguro, a un carga de trabajo demasiado pesada y a una pobre remuneración (alrededor de US$600 por mes). A esos problemas habrá de aña­dirse el creciente número de ciudadanos ancianos que requieren de cuidados. En realidad, necesitamos casi 100.000 enfer­meras. Es obvio que este desequilibrio de la fuerza humana sea otro problema importante que tendremos que afrontar cuando completemos el programa nacio­nal de salud. □

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