28/04/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Llegó el momento de hacerla pública

01/09/1990
El Gobierno asiente al establecimiento de una estación de TV verdaderamente "pública y no partidaria".

"En los últimos años, durante los cuales Taiwan ha ido transformándose y el Gobierno ha estado llevando a cabo re­formas, ¿dónde ha estado la televisión pú­blica? Debió haber estado allí informando al público con extensos reportajes y signifi­cativos análisis. Debió haber estado infor­mando al público sobre asuntos difíciles, tales como el desarrollo industrial y la protección del medio ambiente, y suministrando a la gente otros puntos de vista."

Este comentario, hecho por el legis­lador Ju Gau-jeng (朱高正) durante un seminario sobre los problemas de los programas de televisión en Taiwan patro­cinado por el periódico China Times, re­flejó los sentimientos de muchos de los integrantes del panel y la audiencia. Desde el punto de vista de Ju, el mayor problema de la televisión pública de Taiwan es que no ha avanzado según el tiempo.

En realidad, la televisión pública en Taiwan es hasta cierto punto una anoma­lía. Hay una estación de televisión pú­blica, pero no tiene su propio canal ni sus propias instalaciones de producción. También se encuentra bajo la administra­ción de un fondo para el desarrollo de las transmisiones establecido por el Go­bierno. Y, sobre todo, carece de inde­pendencia, el ingrediente básico que per­mite a la televisión pública cumplir su propósito de enriquecer las opciones de sus televidentes.

La historia de la televisión pública de Taiwan no es larga, pero es una com­pleja epopeya de buenas intenciones frustradas por intereses conflictivos y obstáculos burocráticos. Sin embargo, hay una gran psoibilidad de un final feliz, dando crédito a una vieja máxima: El que persevera, alcanza.

En febrero de este año, la Oficina de Información del Gobierno (OIG) anun­ció que el Gobierno acordó abrir un canal UHF para la programación de la te­levisión pública. Además, un terreno de 15.793 metros cuadrados en Neihu, un suburbio de Taipei, ha sido destinado a la construcción de un edificio para la es­tación. El Gobierno también ha acordado suministrar más de US$62 millones en los próximos tres años para construir la estación, adquirir el equipo de transmi­sión y producción, así como contratar personal profesional.

Hace 20 años el concepto de un sis­tema público de difusión fue introducido en un borrador para una ley de transmi­siones de televisión, hecho por Lee Chan (李瞻), un profesor de la Universi­dad Nacional Chengchi de Taipei. Por ra­zones aún desconocidas, la idea fue silenciosamente abandonada. Algunos dicen que los funcionarios gubernamentales opinaron que no era necesario establecer otra estación de propiedad del Gobierno. Pero el argumento no convenció a los proponentes de la televisión pública porque las otras tres estaciones, en las cuales el Gobierno ha invertido, son comerciales.

No fue sino hasta 1980 que el tema de la televisión pública fue oficial y públi­camente mencionado por el entonces primer ministro, Sun Yun-suan, en un discurso presentado a un grupo de profe­sores de escuelas públicas. Sun enfatizó la necesidad de hacer programación de carácter eduativo en la televisión pública, particularmente para satisfacer las necesi­dades de los niños, cuya atención en los medios de comunicación entonces se centraba en las caricaturas.

Después de la declaración de Sun, el lento ritmo del desarrollo de la televisión pública empezó a apresurarse. En 1982, la OIG recibió instrucciones formales para proceder con los planes para la tele­visión pública. Dos años más tarde, se es­tableció el Comité para el Futuro Desa­rrollo para las Transmisiones Públicas, dirigido por Adam Chang (張繼高), un respetado periodista y consejero vete­rano de la OIG. Los planes para la televisión pública recibieron mucha publici­dad. Parecía que al fin había intenciones serias para suministrar al público una al­ternativa de las tres estaciones comer­ciales, las cuales están considerable­mente orientadas hacia el. entreteni­miento. Chang fue citado en un artículo sobre la televisión pública en el sentido de que las "estaciones comerciales sólo se interesan en el sabor, pero nosotros nos preocupamos por suministrar nutrición".

El comité encabezado por Chang dio un detallado esbozo de su proyecto para la televisión pública en "A Blueprint for a Public Television Center for China." Este fue un extenso plan general en el que se propuso asignar US$24 millones para un proyecto inicial de cinco años con el fin de desarrollar un centro de producción autónomo para la televisión pública. El centro tendría sus propios estudios, equipos, talentos y sistema de opera­ciones. Al igual que el Sistema de Difu­sión Público (PBS, siglas en inglés) en los Estados Unidos, el centro sería fun­dado subvenciones del Gobienro, pero seguiría siendo una entidad representa­tiva del sector público y no de algún in­terés especial gubernamental o comercial.

Las preocupaciones acerca de la in­dependencia estaban de acuerdo con el planteamiento estadounidense de la tele­visión pública. Según David Sit, director de operaciones de WNYCTV, en Nueva York, y un reciente consultor de la tele­visión pública, "La integridad de un PBS (public broadcasting system) exige que no sea controlado por intereses especiales, que incluyen al Gobierno, las in­dustrias o cualquier sector de la sociedad."

Desafortunadamente, todo el proyecto que Chang y su comité esboza­ron fue abandonado por el Gobierno poco después de haber sido propuesto. Citando la falta de fondos, el Gobierno redujo el propuesto presupuesto a US$4,7 millones, y retiró la responsabili­dad de la planificación y desarrollo de la televisión pública de las manos del Comité para el Desarrollo depositándola en manos de uno de sus departamentos internos, el Departamento de Servicios de Información Domésticos (DDIS, siglas en inglés) de la OIG.

Muchos observadores, dentro y fuera de los círculos oficiales, vieron con escepticismo el traslado de un comité re­lativamente independiente a un departa­mento interno de la OIG. Como indicó uno de ellos, "Hasta la fecha Taiwan no posee un organismo legislativo independiente en el campo de los medios de co­municación como la FCC (Comisión Fe­deral de Comunicaciones de los Estados Unidos). En Taiwan, la situación es como si la FCC fuera dueña de la NBC. Imagínense las implicaciones que habría si se percibiera una amenaza potencial a las estaciones comerciales."

"Ello significa," dice Kuo Kuan-ying (郭冠英), un extrovertido observador de los medios de comunicación que tra­baja para la OIG, "que el DDIS y la tele­visión pública son dos conceptos antité­ticos. Las esepranzas para un innovador, y vital sistema de televisión pública en Taiwan murierion, cuando menos a corto plazo, por esa decisión." Pero una vez tomada la decisión, el desarrollo de algún plan para la televisión pública estaba en manos del DDIS. El resultado fue un abreviado "plan de desarrollo a corto plazo" el cual ha guiado el desa­rrollo de la televisión pública durante los últimos seis años.

Para realizar el plan a corto plazo, el DDIS estableció el Comité para la Tele­visión Pública China, integrado por miembros del personal del DDIS así como el suplementario Comité Asesor de la Televisión Pública, en el cual parti­ciparon parlamentarios, intelectuales y otros consejeros. Además de las previa­mente anunciadas dificultades para finan­ciar una unidad de producción autó­noma, como lo había prevsito Adam Chang, se indicó que era imposible dar a la televisión pública su propio canal. La explicación fue que, aunque Taiwan posee un total de más de cuarenta y cinco posibles canales de difusión, se re­quiere que todos sean militarres para los propósitos de defensa.

Dadas estas condiciones, la única manera de proveer tiempo de transmi­sión para los programas de la televisión pública (ahora denominada Televisión Pública China, o CPTV) era pedirlo a las tres estaciones comerciales: TTV, CTV y CTS. Eventualmente, se llegó a un acuerdo entre las tres estaciones y la OIG de que un total de 15 horas de trans­misión a la semana fuesen donadas con­juntamente por las estaciones comer­ciales. El actual horario de transmisión por canal se establece cada seis meses.

Dado a que el tiempo de difusión se suministraría conjuntamente, cada esta­ción tuvo que asignar cinco horas sema­nales a la CPTV. Las estaciones comer­ciales se mostraron reacias a dar sus me­jores horarios de difusión a la televisión pública porque sus mayores ganancias procedían de los programas transmitidos dentro de esos horarios. Como resul­tado, a la CPTV sólo se le dieron vein­tidos minutos diarios de horario selecto, de las 9:03 a las 9:30 p.m., de lunes a viernes. El resto de la programación de la CPTV quedó dentro de los espacios de la programación infantil, de las 5:30 a las 6:00 p.m., o en los espacios de media­ noche, de las 11:00 a las 11:30 p.m..

En cuanto a los fines de semana, el único horario que las estaciones comer­ciales estaban dispuestas a dejar a la CPTV era de las 9:30 a las 11:00 a.m. los domingos. Los sábados no se reservó ningún horario a la CPTV. Las tres esta­ciones comerciales fueron compensadas por dejar tiempo a la televisión pública, cediéndoles los ingresos por publicidad, la que fue autorizado durante los seg­mentos de media hora asignados a la CPTV.

Aunque una estación de televisión pública verdaderamente independiente aún seguía siendo una posibilidad remota, cuando menos algún tipo de pro­gramación de la TV pública haría su debut. El Comité de la CPTV estableció una política de programación que decla­raba que se centraría en programas de tipo edificante, educativo y que la esta­ción enfatizaría en los programas educa­tivos para los niños, documentales sobre cultura, arte y ciencia.

La verdaderas transmisiones de la CPTV empezaron el 20 de mayo de 1984, con motivo de la inauguración del presidente Chiang Ching-kuo y del vice­presidente Lee Teng-hui. El primer pro­grama, difundido a las 10:30 del domingo por la mañana, era un programa educativo infantil llamado "Leamos los clá­sicos trimétricos." (Los Clásicos trimé­tricos es un texto moral tradicional, es­crito en grupos de tres caracteres chinos para facilitar su memorización, y es usado para enseñar a los niños el vocabu­lario y la ética tradicionales.) Este prgrama era una fuerte manifestación del énfasis de la CPTV en la programa­ción a los niños, un énfasis que ha preva­lecido en las presentaciones de la esta­ción. Desde casi 1989, casi la mitad de todos los programas de la CPTV han estado dirigida a los niños.

Algunos cambios administrativos gradualmente han dado a la CPTV más autonomía. En febrero de 1985, el Comité de la CPTV fue transformado en un departamento separado de la OIG y se le asignaron sus propias oficinas. La estación empezó a contratar talentos de los medios de comunicación no guberna­mentales para añadir más profesiona­lismo a sus capacidades de programación. Fue entonces que empezó a expedir invi­taciones abiertas a las compañías produc­toras y al público para que hicieran pro­puestas sobre los programas de televisión pública (hasta ese momento la programa­ción era controlada por la OIG). Dado que la CPTV no tenía su propia progra­mación, la cooperación con productoras de TV independientes y el fomento de positivas relaciones de trabajo con ellas fue un factor de gran importancia.

En 1987, la CPTV quedó fuera de la supervisión administrativa directa de la OIG, dando un paso más hacia la autono­mía. La estación fue abosrbida por un recién establecido organismo guberna­mental llamado Fondo de Desarrollo de Transmisiones Broadcast Development Fund (BDF), cuyo principal objetivo es asistir en el fomento y el desarrollo de los talentos locales de la televisión. El BDF es administrado con una subven­ción anual del Gobierno (el presidente es Shaw Yu-ming, director general de la OIG), así como por subvenciones de las estaciones de radio y televisión comer­ciales las cuales están basadas en un por­centaje fijo de sus ganancias anuales.

Al hacer la estación de televisión pú­blica parte del BDF, el Gobierno subrayó la importancia potencial de la CPTV como un campo de capacitación y como una fuente de talentos de la comunica­ción. Aproximadamente, el 17 por ciento del presupuesto anual de las ope­raciones de la estación proviene del BDF, mientras que el resto procede di­rectamente del Gobierno. Los fondos de BDF se utilizan casi exclusivamente para producir proyectos espeyan la ciales que requie­ren presupuestos más altos, mientras que los fondos gubernamentales apoyan la producción de la programación sema­nal regular. Funcionando como parte del BDF, la CPTV produce sus propios pro­gramas y una revista mensual, y prepara y distribuye videocintas de sus programas.

En los últimos seis años, la progra­mación de la CPTV ha incluido produc­ciones locales y extranjeras, siendo la proporción aproximada entre estas de 60 a 40. Según Wei Guang-cheng (韋光正), actual director de la CPTV, la estación está haciendo grandes esfuerzos para in­crementar la cantidad de la programación de calidad producida localmente. Hasta 1989, la CPTV había transmitido 3.649 horas de programación, de las cuales casi el 64% fue producido localmente. El resto fueron importaciones.

La programación extranjera viene esencialmente de la BBC de Londres, de la NHK de Japón y de la red PBS de los Estados Unidos, pero más notablemente de la WNET de Nueva York y de la WGHB de Boston. "Estas redes, particu­larmente la BBC, tienen programación de óptima calidad", dice Yu Ssu-chou (余思宙) subdirectora de la CPTV, en­cargada de seleccionar la programación extranjera. Cuando se le preguntó por qué se compra tan poca programación de Europa, Yu explicó que dado que todos los programas requieren subtítulos, la CPTV tiende a preferir programas en los que el idioma no presenta grandes difi­cultades de traducción. "Tenemos una empresa profesional de traducciones para que haga los subtítulos, los cuales son posteriormente revisados por ex­pertos en el campo más relacionado con el contenido del programa," dijo.

Para organizar la programación local, la CPTV anuncia una o dos veces al año que aceptará propuestas de parte de las empresas productoras para pro­gramas en serie. La estación luego con­voca a un comité de revisión, compuesto por el personal del BDF, así como por expertos en las artes y las ciencias, para elegir entre las propuestas. Con frecuen­cia, la CPTV suministra una lista de los tipos de programas que está buscando: por ejemplo, programas orientados al consumidor, o programas familiares sobre las relaciones entre padres e hijos.

A las productoras cuyas propuestas de programación han sido aprobadas se les pide luego que entreguen una cotización para toda una temporada (trece se­manas) de programas de media hora. Si el costo de producción es negociado exi­tosamente para la satisfacción de ambas partes, se puede proceder con la produc­ción. Es raro que un productor indepen­diente entregue un producto acabado para su difusión, o que se acepten pro­puestas fuera del sistema ya establecido. No obstante, en 1989, CPTV estableció una división de producción y planifica­ción que trabaja conjuntamente con inte­lectuales y otros expertos en cultura y artes para crear una programación más ambiciosa.

Es ampliamente reconocido que la CPTV ha hecho significativas contribu­ciones en el área de programas educa­tivos destinados a los niños, programa­ción científica sencilla tal como produc­ciones sobre la naturaleza y, hasta cierto punto, programas sobre cultura tradicio­nal. Pero la estación no posee un análisis noticioso y tiende a evitar temas contro­vertidos, ya sean de carácter artístico o político. Los programas sobre arte y cul­tura se han centrado principalmente en las artes tradicionales chinas y raras veces se reporta sobre el teatro chino moderno. Los programas de noticias, que en la ac­tualidad son de un poco más de dos horas semanales, tienden a consistir de un panel de académicos y, ocasional­mente, de un oficial gubernamental que cortésmente discuten temas públicos sin ir a extremos en sus emociones u opiniones.

El consenso de los televidentes parece ser que la programación de la CPTV por lo general no es muy intere­sante ni memorable, especialmente los programas de noticias. No obstante, ha habido programas que han sido bien aceptados como una alternativa a la tele­visión comercial. Los programas más populares como el drama ligero" The Way We Show Our Love, " el programa infantil "Uncle Sun Tells Stories" y el programa cultural" Temple Festivals" por lo general son puestos en el aire de 9:00 a 9:30 P.M. Estos programas dejan buenas ganancias a la estación patrocinadora, ya que al­gunos de ellos son excelentes y requieren una considerable cuota publicitaria.

Pero los programas de la CPTV pro­ducidos localmente son criticados con frecuencia por su baja calidad de produc­ción. La queja principal es que incluso si el contenido hace que el programa valga la pena de ser visto, muchas veces parece como si hubiese sido producido con un presupuesto muy estrecho. Las excepciones más obvias usualmente son los programas infantiles que requieren menos capacidades técnicas o aquellos filmados en exteriores, tales como "Temple Festivales" y "Taiwan Ecology." Ambos han sido ganadores de los Pre­mios Campana Dorada, que en Taiwan equivalen a los Premios Emmy de Es­tados Unidos. Dado a que programas como éstos no requieren actores, utilería o estudios, una gran parte del limitado presupuesto puede servir para una mejor calidad de producción, siempre y cuando los creadores se dediquen al proyecto.

Los televidentes tal vez hagan crí­ticas muy inmediatas al evaluar la calidad de las producciones locales. "Claro que la calidad de la producción de la CPTV es mala. ¿Qué se puede esperar?" dice Ben Hsieh, un famoso productor local de comerciales de televisión. "No vale la pena que una buena empresa de produc­ciones haga programas para CPTV; sus presupuestos son absurdos." Según Hiseh, en Taiwan el costo mínimo de producción para un comercial de televi­sión de alta calidad, con una duración de 32", es de entre US$25.500 y US$36.500. El presupuesto promedio para un segmento de 23 minutos para la CPTV, por otra parte, es de sólo entre US$5.500 y US$7.300. "A ello se debe que la mayor parte de sus programas son de gente escalando montañas," dice Hsieh. "Bajo tal presupuesto, la mayoría de los productores sólo pueden costear una cámara en mano y un par de asis­tentes aprendices."

Gran parte de las compañías produc­toras que hacen los programas para la CPTV son pequeñas. Además, para poder obtener alguna ganancia ellas deben intentar conseguir un contrato para más de una temporada, de manera que aunque no haya dinero en la pri­mera, para la segunda, cuando todos los accesorios y actores estén en su lugar, pueden empezar a obtener ganacias. "Desafortunadamente," dice Hsieh, "la principal impresión que la mayor parte de los productores profesionales tienen sobre CPTV es que a ésta le preocupa más mantener un presupuesto reducido que la creatividad o calidad."

Josephine Wu (吳惠芳), una planifi­cadora de producción de la CPTV, opina que la afirmación de Hiseh es injusta, particularmente en términos de la situa­ción general en la producción de televi­sión en Taiwan: "Nuestros presupuestos no pueden compararse a los de las grandes estaciones de televisión comer­ciales, aunque nuestro gastos por seg­mento son casi iguales a aquellos de las estaciones comerciales," dice. "Tam­bién, somos mucho más profesionales y cooperativos con las productoras. Por una razón, les damos tiempo suficiente para producir sus programas y evitar la apresurada actitud de las estaciones co­merciales." Para el crédito de la CPTV la difusora estimula la producción total de toda una temporada antes de que se inicien las transmisiones, mientras que los calendarios de grabación de las esta­ciones comerciales sólo van un paso más adelante de sus horarios puesta en el aire.

A pesar de las dificultades presu­puestarias, hay compañías productoras que eligen trabajar con la CPTV. Una de ellas es la Casa Productora Kuanlien, una exitosa productora de comerciales para televisión, probablemente mejor cono­cida por sus anuncios de Mc Donald's. La compañía también produce el programa más popular de la CPTV, "The Way We Show Our Love," el cual ha estado trans­mitiéndose durante más de cuatro años.

Wang Ming-tsang (王銘燦), vicepre­sidente de Kuanlien, tiende a estar de acuerdo con los comentarios de Wu. "Claro, los presupuestos son bajos," indica. "Pero para las personas como yo, quienes disfrutamos haciendo trabajos orientados hacia el trabajo dramático además de publicidad, la CPTV es la única ruta posible si deseamos producir una programación de contenido. Las estaciones comerciales no están interesadas en poner el tipo de programación que no­sotros deseamos crear, y ciertamente no estamos interesados en producir los pro­gramas estúpidos que ellas piden."

"Con la CPTV," añade Wang, "uno siente que el productor está trabajando con personas que tienen integridad y que están intentando dar al público algo que valga la pena, a pesar del presupuesto y otras desventajas." Aún así, Wang está de acuerdo con los productores que opinan que la CPTV debe establecer su propia estación independiente, con una mayor capacidad de programación profe­sional, un horario de difusión adecuado y más profesionalismo técnico con el fin de producir una programación verdade­ramente novedosa.

La principal fuente de desilusión con la televisión pública fue expresada por Kuo Kuan-ying en un seminario sobre los problemas de los programas de televi­sión, patrocinado por el China Times:"Durante los últimos años, la televisión pública ha perdido una preciosa oportu­nidad de ser tanto, reflectora como gra­badora de los dramáticos eventos en Taiwan. Los programas infantiles y sobre la naturaleza están bien, pero la televisión pública debería ser más que eso. Tenemos que pasar pronto un proyecto de ley sobre la televisión pública para asegurar un futuro inteligente para la te­levisión pública de Taiwan."

Y en febrero de este año, con los anuncios de que se establecería un canal independiente para las transmisiones de la televisión pública, la Oficina de Infor­mación del Gobierno enfatizó que la es­tación sería pública en el verdadero sen­tido de la palabra:"No será una estación gubernamental," dijo Liao Cheng-hao (廖正豪), subdirector general de la OIG. "Será una estación difusora autónoma cuyo personal estará constituido por ex­pertos en la comunicación y las artes, y no de funcionarios gubernamentales. Estas personas estarán trabajando para suministrar un suplemento objetivo y atractivo a la programación de las tres es­taciones comerciales."

En junio, Shaw Yu-ming, director general de la OIG, anunció los nombres de los veintidós miembros del Comité Preparatorio para la Televisión Pública. Dicho comité será responsable de la pla­nificación y el desarrollo de la estación de televisión pública, incluyendo el importante bosquejo del Proyecto de Ley para la TV Pública que debe pasar por el Yuan Legislativo. Una vez aprobado, ayudará a garantizar la autonomía y la in­tegridad administrativa de la televisión pública. El comité incluye diecinueve miembros prominentes, representantes de las artes y la comunicación. Entre ellos están Adam Chang, jefe del comité original para la planificación de la televi­sión pública organizado en 1984, así como tres representantes gubernamen­tales: Shaw Yu-ming, Kuo Wei-fan, di­rector del Consejo para la Planificación y el Desarrollo Cultural, y Mao Kao-wen, ministro de Educación.

Cuando se le preguntó por qué el Gobierno tenía representantes en el comité, Shaw Yu-ming replicó que en las etapas iniciales, la OlG continuará ac­tuando como un enlace gubernamental hasta que el Proyecto de Ley para la Tele­visión Pública pase por el Yuan Legisla­tivo. Una vez que la televisión pública tenga una base legal que la apoye, dijo Shaw, la administración del sistema de difusión público quedará completamente en manos del sector privado. La declara­ción de Shaw fue enfáticamente respal­dada por Chen Chi-lu, experto en los medios de comunicación, miembro de la Academia Sínica y director del Comité Preparativo: "Proyectamos transfor­marnos en una estación de televisión pú­blica en el verdadero sentido de la pa­labra, pública y no partidaria." □

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