05/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Alta Confección Para Clientes Pequeños

01/11/1990
Las tiendas especializadas creen moda infantil y un materialismo jóven.

Hace veinte años, la mayoría de los padres en Taiwan vestía a sus hijos para arroparlos; no había ninguna necesidad de un ropero extenso. La escuela exigía uniforme, todos iguales. Los días espe­ciales de cumpleaños o de Año Nuevo exigían vestidos nuevos, pero se escogían por su calidad y no por su estilo. Los padres esperaban que los hermanos más pequeños pudieran usarlos. La actitud general era que el dinero no se debía malgastar en ropa para niños porque crecen demasiado rápido.

Ya no es así. Hoy, los niños rara vez tienen que esperar a su cumpleaños para tener ropa nueva. La prosperidad econó­mica ha dado a los padres más dinero que gastar y los niños tienen roperos ini­maginables hace veinte años. Y los niños también se han dado cuenta de que hay modas y estilos para ellos igual que para los mayores. Como resultado, más y más madres visten a sus hijos fijándose en que la ropa haga juego.

Los trajes de los alumnos de primaria también empezaron a cambiar en esta década. Al principio se permitió a los niños que uno o dos días a la semana no llevaran el uniforme, generalmente los miércoles y sábados, para que vistieran algo más cómodo, colorido y de moda. En algunas actividades extra-colegiales, como la gimnasia, las clases particulares de música o de inglés, los niños tienen oportunidad de expresar su sentido del gusto o por lo menos, el de sus padres.

Las estadísticas de 1988 muestran que los niños de menos de quince años son unos 5,5 millones y constituyen el 28 porciento de la población total de Taiwan. Como los fabricante de ropa de niños han visto muy bien, esto repre­senta una parte importante en el mer­cado de la moda, con un volumen de unos 700 millones de dólares norteame­ricanos al año. La ropa de niño ocupa ya casi un 50 porciento del total de la pro­ducción de ropa y está creciendo rápida­mente, tan rápido como su clientela. También se está trabajando en el diseño para responder a las demandas de padres más rico y exigentes y más conscientes del estilo y el color.

Ka Wan-ju, de treinta y cuatro años, madre de dos hijos, uno de seis años y otro de dieciocho meses, dice que tienen tanta ropa que los cajones están llenos. Cambia su contenido en cada estación y el resto lo guarda en un baúl. Madres como Ka hacen las delicias de los propie­tarios de las cada vez más abundantes tiendas de niños. En cada grupo de edad hay colores vivos, intrincados modelos y la última moda. Y para una madre es difícil resistirse ante tan atractivos y refi­nados modelos.

Con el enfado de los propietarios de tiendas y otros legítimo distribuidores los modelos más populares son rápidamente copiados y vendidos en las calles por vendedores ilegales, algunas veces a mitad de precio que el producto original. Ko dice que aprovecha estas gangas: "Amigos y familiares regalan vestidos a mis hijos y no tengo que gastar mucho. Prefiero comprar en los mercados noc­turnos, y algunas veces, cuando hay re­bajas, en las secciones de niños de los grandes almacenes".

La primera y quizá más conocida de las tiendas de niños es Les Enphants. La empezó Eric Lin (林泰生) cuando volvió de Estados Unidos terminada su carrera de sicología. Había quedado impresio­nado de la conveniencia de comprar ropa para los hijos de sus amigos en tiendas es­pecializados en ese país, y pensó que val­dría la pena intentarlo en Taipei. En 1971 con un grupo de tres personas y un dise­ñador, Lin abrió su primera tienda en la Avenida Nanking Este, una de las zonas de mayor desarrollo comercial. En cinco años siguieron cuatro tiendas más. Hoy, Les Enphants cuenta con más de sesenta tiendas por toda la isla y cerca de sete­cientos empleados, y mueve un 7 por­ ciento del mercado de ropa de niños de Taiwan.

Además de vender sus propios mo­delos, Les Enphants tiene marcas de Francia, Italia, Japón y Hong Kong. Como dice Lin, las madres conscientes de la moda no son fáciles de contentar. "No basta fabricar, ni siquiera ofrecer una amplia gama de vestidos," dice. "Pero un mercado refinado venderá aunque la economía esté en recesión".

Como presidente de Les Enphants, Lin creó una compañía de estilo dife­rente a la típica de fuertes ventas de sus competidores. La imagen está basada en un servicio agradable, y el mensaje para el cliente es: "Goce de nuestra tienda" El personal de venta de Les Enphants es cortés y siempre ayuda. Lin dice: "Ayudan a los clientes a encontrar lo que buscan, atan los zapatos de los niños, arreglan un bolso roto, pero no re­comiendan ningún artículo. Los clientes son los que tienen que decidir y sólo comprarán lo que ellos quieran".

Les Enphants sabe lo que sus clientes quieren por medio de un club de miembro con más 60.000 afiliados. Un recibo por 200 dólares norteamericanos en compras da derecho a pertenecer al Club Elefante Dorado y a un descuento del 10 porciento en cada compra. Las compras en todas las tiendas se comuni­can a la casa central por una red de com­putadoras. Esta información ayuda a Lin a determinar la demanda y las líneas de compra de sus clientes, e influye mucho en los planes de diseño y producción de las estaciones siguientes.

Lin ha pasado de vestir a los niños a educarlos. Planea establecer la mayor cadena de centros educacionales para párvulos y alumnos de primaria, uno en cada tienda de Les Enphants. Ya hay diez, ocho de ellos en la mismas tiendas. Ofrecen una gran variedad de ac­tividades, como ábaco, inglés, canto y composición. Los centros pueden ser también un campo de adiestramiento para aspirantes a modelos. Se invita a los niños a hacer de modelos y se ve que los ensayos para enseñar a los niños como modelos tiene sus compensaciones. Lin dice; "Lleva mucho tiempo y dinero, pero acerca a los niños a nuestras tiendas, y amima a los cliente a volver de nuevo".

El proce o de producción comienza seis o doce meses antes de la exhibición de moda, que se hace en marzo y sep­tiembre de cada año. Las líneas actuales del vestuario nacional e internacional para niños determinan el tema que once diseñadores siguen en sus creaciones. Se producen las muestras y el personal de marketing escoge los diseños que cree se venderán mejor. De cada modelo, se producen, aproximadamente, mil piezas que se distribuyen por las tiendas.

Según Lan Tsai-ju (藍采如), subdi­rectora del departamento de diseño de Les Enphants, las líneas de Europa y EE.UU. dominan la industria de ropa in­fantil. "Tomamos la visión global y no expresamos nuestro carácter chino, ex­cepto en los detalles. Por ejemplo, usamos pequeños botones forrados, que es típico de la moda china".

Los diseñadores de Les Enphants están decididos a vestir al niño como un niño, y desarrollan sus ideas observando a su clientela durante largo tiempo en los jardines de infancia. Lan dice que "los niños ya tendrán tiempo de vestirse como adultos cuando crezcan. ¿Por qué no dejar a los niños que sean ellos mismos?" Y pone mucho énfasis en el balance que los diseñadores deben con­seguir entre la moda y la activa vida de los niños. Los clientes son niños y jó­venes adolescentes de familias de ciudad con altos ingresos. Les Enphants da im­portancia a la ropa de alta calidad y di­seños creativos, buena tela y buena ter­minación. Su ropa de ninguna manera es barata.

Pero, según Lan, "nuestra posición en el mercado nos dice que nuestros precios no están fuera de la línea general. Hace veinte años, dos tiendas de Les Enphants, habrían bastado en todo Taiwan; ahora tenemos más de sesenta. Nuestra sociedad ya no pasa hambre; hay más dinero ahora y más optimismo sobre el futuro".

Pero la industria de ropa de niños ya no es tan optimista sobre cómo terminar con un grupo molesto de competidores: los vendedores callejeros ilegales. No pagan impuestos, venden copias a pre­cios bajos, y acaban llevándose el 50 por­ ciento del mercado. Les Enphants conti­núa produciendo nuevos modelos, con la esperanza de que esto desanime a los piratas y anime a los clientes a venir a sus tiendas por estilos más de moda. Así, Wanhua, en el oeste de Taipei es un fuerte distrito de rebajas y puestos calle­jeros, y aun a medianoche las calles están llenas de vendedores ilegales ha­ciendo un rápido dinero con modelos co­piados, y sin la carga de una tienda normal.

El estar continuamente produciendo nuevos modelos para un mercado pe­queño como Taiwan no parece una buena política económica. Para un número cada vez mayor de productores es más práctico y rentable copiar los mo­delos extranjeros. Lan dice que "esto es muy decepcionante para las compañías que respetan la ley y que tratan seria­mente de desarrollar sus propias marcas". Una alternativa es comprar una marca, pero esto no sólo exige mucho ca­pital y personal, sino significa que otro es el dueño, un arreglo que rechaza la mayoría de los empresarios en Taiwan.

Otra alternativa es cultivar un amplio mercado. Es lo que está haciendo Eric Lin al llevar a Les Enphants fuera de Taiwan. Dice que "es nuestra futura dirección y será nuestro mayor esfuerzo". Les Enphants ya tiene un subsi­diario en Hong Kong, tres filiales en Tai­landia y dos en San Francisco. La primera tienda de California se abrió en 1987 y la compañía calcula pérdidas en los pri­meros años. Pero Lin, siempre empren­dedor, dice: "Hay potencial para estable­cerse allí" .

Otra innovación en el mercado de ropa de niños es la Galería Infantil, colec­ción que reúne a dieciseis productores que han unido sus operaciones de ventas bajo el mismo techo para atraer clientes. Dirigida por Sunrise, unos grandes alma­cenes de Taipei que se distinguen por su clientela rica y de clase, la galería tiene un espacio de exhibición para cada pro­ductor. Pero todos tienen el mismo men­saje: vista una prenda diferente para cada ocasión. Belinda Chen, la supervisora de la galería, dice: "Los padres pueden com­prar todo lo que necesiten para vestir a sus hijos. Gastamos mucho en diseño y ofrecemos las telas más cómodas para los niños, añadiendo luego algunos toques de moda".

Una parte del toque especial de la ga­lería es la experimentación con nuevos colores. El rosado y el amarillo suave, que antes eran evitados por los clientes porque se manchaban fácilmente, son ahora los favoritos. Y los que las madres tradicionalmente habían considerado como "blanco funerario" "odioso negro" tambíén están de moda. Chen dice: "También escogimos café oscuro, tan poco usado en ropa de niños, y el mercado fue sorprendentemente bueno. Pero lo que realmente nos hace diferente de otras tiendas es la disposición y perso­nalidad de nuestra tienda".

Toda la galería está unida por un sólo tema decorativo, pero Chen ha tenido cuidado de enfatizar las diferen­cias de las marcas, por ejemplo, sepa­rando la ropa de deporte de la de tono campestre y con una sección especial para estilos clásicos. La idea ha dado resultado: "Estoy contenta de que muchos niños pueden nombrar las marcas cuando ven la ropa".

Originalmente, la galería esperaba una clienta exclusiva, de clase alta. Sin embargo, los padres de clase media son los que más compran. Algunos clientes al principio se sentían asustados por el espacio y la decoración, que generalmente anuncia altos precios, pero en la Galería Infantil los precios no son muy diferentes de los de otras tiendas de ropa infantil.

La galería, según las estadísticas de Chen, acapara el 30 porciento del mer­cado de la zona este de Taipei, pero aún así es difícil tener ganancias. El alquiler en la Avenida Chunghsiao Este es muy elevado, especialmente por las alzas ex­perimentadas por el mercado inmobiliario en los últimos dos o tres años. Los sa­larios para un personal de cuarenta per­sonas también se elevan mucho. Y aunque los propietarios planean abrir otra galerías semejantes cada vez es más difícil encontrar -y poder pagar­ buenos lugares en la congestionada Taipei.

Actualmente, la Galería Infantil tiene dos tiendas en Taipei y otra en Hsinchu. Como Les Enphant , la Galería Infantil se siente amenazada por los pi­ratas. Chen dice: "Sólo se necesitan diez días para robar y producir una pieza en cantidades. Nuestra estrategia es seguir sacando nuevos diseños lo más rápida­mente que podamos y controlar el volumen".

Aunque muchas madres saben apre­ciar la moda de las tiendas infantiles y de las secciones de niños de los grandes al­macenes y las tiendas especializadas la mayoría aún sigue comprando la ropa de los niños en los mercados y puestos de la calle. Económicamente tiene sentido. ¿Para qué gastar tanto dinero en ropas de última moda si los niños crecen tan rápido en sólo unos meses? Una camisa de verano cuesta un promedio de 20 dó­lares estadounidenses, y un vestido 60. En invierno quizás el doble. Chen Hsien-hua, madre de una niña de cuatro años y un bebé de dieciséis mese dice: "La cali­dad y diseños creativos merecen la pena". Pero Chen añade que sólo compra en rebajas o en ventas especiales de ropa de estaciones pasadas que se vende más barata.

Wu Hsiu-pi, madre de una niña de seis años, prefiere comprar en la calle. Dice que "las tiendas infantiles venden mucho más caro y a veces la diferencia de calidad no es tan grande". Este co­mentario tan oído provoca la pregunta: ¿Por qué la ropa de niños en las tiendas infantiles cuesta aún más que la ropa de adultos?

Los fabricantes dicen que la ropa de niños requiere tres veces más capital. Una talla única no sirve. La ropa de niños se divide en cuatro categorías según la edad: bebés (0-1 años); pequeña (1-6 años); media (7-12 años); y grande(l3-l6 años). Cada categoría se divide, a su vez, en tallas, y es raro que un fabricante produzca todas las catego­rías. Además, la sencillez no es la carac­terística de la ropa de niños. Para atraer y vender, los diseños suelen ser más com­plejos, con retazos, bordados y plisados que implican mayores costos de produc­ción. El control de la cantidad, la presión de la demanda, y la corta vida de las modas son también otras dificultades que se añaden a los riesgos y costos que continuamente enfrenta el fabricante de ropa de niños.

A pesar de estas dificultades, los fa­bricantes predicen que la demanda de la mejor calidad y diseños creativos seguirá aumentando. Los mismos niños están ayudando a construir el mercado porque son más conscientes de la moda. El per­sonal de venta ha advertido que los niños están desarrollando sus propias preferencias y sentido de la moda; entran en la tiendan y señalan lo que quieren.

Sin embargo, los padres saben más, y son los que pagan por la ropa. De hecho, las actitudes de los padres gene­ralmente se refleja en el aspecto externo de los hijos. Lo que más se vende sigue siendo lo clásico, cómodo y durable. Como los padres amigos de la moda suelen tener hijos vestidos a la moda, las ropas de los niños reflejan el estilo de vida de los padres. Las categorías de ropa informal se han visto aumentadas con la ropa deportiva, de estilo adulto y hasta ropa de noche. Algunas tiendas de depar­tamentos y tiendas infantiles hasta tienen batas de noche, colas y abrigos de piel. Los clientes de estos almacenes rara vez tienen que preocuparse por los precios.

La ropa de estilo puede hacer a los niños, y aun a los padres, más imagina­tivos y coloridos. Pero mucha gente está empezando a darse cuenta que la ropa que visten -aun la de sus niños- tiene una gran importancia en los valores. A medida que los padres continúen comprando la última moda de ropa para sus hijos, tendrán que detenerse a pensar y hacerse una pregunta que ya empieza a preocupar a los padres y educadores de otras sociedades prósperas: estas nuevas ropas ¿qué enseñan a los niños, calidad o vanidad? □

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