Taiwan Today

"Tal vez para fines del presente año, las autoridades aquí darán luz verde para la B.t.i. Es decir una bacteria que mata las larvas de los mosquitos pero es inofensiva a todos los otros animales, incluyendo al hombre". Hay una comprensible nota de regocijo en la voz del Profesor Chen Chin-sheng (陳錦生), debido a que la decisión del gobierno irá a validar muchos años de investigaciones hechas por él. Chen puede reclamar el apodo de "Sr. B.t.i. Taiwan". Hace más de once años, cuando aún era un estudiante, Chen decidió enfocar sus estudios en el control de los mosquitos. Poco tiempo después, él descubrió que la B.t.i. pareciera ser el método del futuro. Pero él estaba muy por delante del tiempo, tanto en Taiwan como en otras partes del mundo. Pasarían años antes que la B.t.i. fuese tomada en cuenta. Hoy día, sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado la B.t.i. como el mejor método para el control de los mosquitos. Los EE.UU., las naciones de Europa Occidental, India, Israel e Indonesia han adoptado la B.t.i. como el medio exclusivo o más común para combatir los mosquitos. La lista de naciones crece rápidamente a medida que continuan las investigaciones en torno a esta bacteria especial. Hasta ahora, la B.t.i. puede ser solamente utilizada efectivamente en contra de los mosquitos. Tras una tregua en la atención mundial hacia el control de los mosquitos debido a las exitosas campañas anteriores en contra de la malaria, la B.t.i. se ha convertido en el centro de atención debido a que sugiere posibilidades para toda una nueva era del control de los mosquitos. La característica más atractiva de la B.t.i. es que provee con una alternativa a los insecticidas químicos que producen efectos perjudiciales al medio ambiente. Este aspecto es particularmente relevante para Taiwan, que tiene sobradas razones para estar profundamente preocupada acerca de los contaminantes químicos. Informes recientes indican que la isla tiene una consumo anual de 34.000 toneladas métricas de insecticidas, un record mundial (en base a la cantidad por unidad de tierra de cultivo). Esta alarmante noticia apresuró reacciones hasta del Palacio presidencial. El Profesor Chen se ha mantenido a sí al tanto de los avances en las investigaciones de la B.t.i. en todo el mundo y es en sí un líder en este campo. El insta a una inmediata puesta en práctica de la B.t.i. para reemplazar los insecticidas químicos. "Personalmente, yo estoy listo para iniciar en gran escala los programas de B.t.i. contra mosquitos en cualquier tiempo -no tanto debido a la lucha contra los mosquitos, sino como respuesta a un avance en las preocupaciones y actitudes del público. Las personas se dan cuenta ahora que necesitamos hacer algo para enfrentarnos al alarmante abuso de los insecticidas químicos". "El problema agudo ahora", dice Chen, "es recortar la burocracia administrativa". La introducción de cualquier nuevo insecticida requiere de una licensia. Pero la ley cubre solamente los compuestos químicos, no las bacterias. Por lo menos los oficiales de la Dirección de Protección del medio ambiente están ahora a tanto del dilema. Ellos han prometido considerar la B.t.i. como un caso especial ya que no parece tener problema alguno de seguridad". El asunto de la seguridad no es una pequeña preocupación en vista de la experiencia previa con el D.D.T. como el matador No.1 de insectos. Después de descubrir que mata indiscriminadamente hacia arriba y abajo de la cadena alimenticia, el D.D.T. ha sido prohibido en todo el mundo. "Hoy día, tenemos algo como un nuevo problema del D.D.T., debido al excesivo uso de insecticidad menos peligrosos debido a la ignorancia o simple indiferencia", dice Chen. "Esperamos que la B.t.i. irá a alentar un alejamiento general de los insecticidad químicos. Irá a tomar tiempo, pero con los nuevos métodos tales como la ingeniería genética, los resultados podrían probar estar sólo a la vuelta de la esquina." Ya hay dos compañías en Taiwan que están preparándose para iniciar la producción de la B.t.i., esperan autorización usando dos diferentes fórmulas basadas en patentes de los EE.UU. La B.t.i. en sí, como un agente biológico natural, no puede ser patentada, pero se emiten patente a las técnicas de procesamiento, y se podrían emitir futuras patentes a las variantes de la B.t.i. ingeniadas genéticamente. El Consejo Nacional de Ciencia de la República de China ha iniciado recientemente un programa de investigaciones para descubrir fórmulas más baratas y más efectivas para la B.t.i., así como la búsqueda de otras aplicaciones que pudieran ayudar a controlar otros insectos. Las propias investigaciones del Profesor Chen en la Universidad Tunghai están actualmente enfocadas hacia cómo usar mejor la B.t.i. bajo las condiciones locales. Un programa complementario se inició el año pasado en la Universidad Nacional de Taiwan. "Aquí en Asia", dice Chen, "los factores ambientales son muy diferentes a Europa y América. Desconocemos, por ejemplo, qué ocurriría cuando pongamos esta bacteria en un arrozal. Necesitamos mucha información local. Investigaciones relacionadas a las nuestras están siendo también conducidas en Japón, Tailandia e Indonesia". Si bien los estudios básicos acerca de la B.t.i. ya han sido completados, existen aún interrogantes complementarias que presionan, incluyendo mayor información sobre cómo la bacteria interractuaría con otros insecticidas químicos. Los resultados preliminares indican que con algunos pareciera ser sinergismo o efecto mejorado; con otros hay un antagonismo o efectividad reducida. "Como los agricultores están más interesados en otros insectos que se alimentan de sus cosechas que en los mosquitos, ellos seguirán rociando sus campos y árboles con insecticidad convencionales hasta que les ofrezcamos una alternativa", añade Chen. "Antes de tener una más amplia aplicación de la B.t.i. necesitamos conocer cómo combinar la bacteria con los eliminadores químicos". Este conocimiento será obtenido solamente con extensivas pruebas de campo. Las pruebas de laboratorio dan respuestas bajo condiciones exactamente mensurables. Un campo de arroz, sin embargo, es un local mucho menos controlable, lo que significa que las pruebas de laboratorio deben ser repetidamente revisadas contra las condiciones en el campo. Incluso allí la situación permanece complicada. "Por ejemplo", explica Chen, "la radiación ultravioleta de la luz solar influye sobre la vida de la bacteria. Mientras mayor sea, más corta será su vida. También, el pH del agua es crucial en determinar si la bacteria podrá hacer o no su trabajo." El foco de toda esta actividad investigativa es la Bacillus thuringiensis var. israelensis, conocida comunmente como B.t.i. La bacteria, que fue descubierta en 1978 por investigadores en Israel, se alimenta de esporas que a su vez es el alimento favorito de varias especies de larvas de mosquitos -tres de ellas, afortunadamente, son las más comunes en Taiwan. Tan pronto como la bacteria entra en el estómago de la larva, comienza a emitir un veneno que la mata en menos de tres horas. "Dependiendo de la concentración de la bacteria en la fórmula que usemos, podemos matar hasta el 100 por ciento de las larvas en una fuente acuática. La bacteria vive aproximadamente por una semana, de allí que un campo de arroz debe ser rociado dos veces por mes para que quede libre de mosquitos", dice Chen. El agua en circulación, sin embargo, requiere de un tratamiento continuo. Esto también se aplica al agua casera en tanques, los recipientes de barro que aún siguen en uso en las granjas, pozos, acequias y desaguaderos. Para tales situaciones, Chen está trabajando en una "píldora" que se disuelva lentamente y suelte una dosis continua de B.t.i. La B.t.i. es fácil de cultivar en laboratorios y más al grano, puede ser producida en forma masiva en fábricas. No posee olor ni sabor alguno ni es amenaza para el agua potable. Una vez introducida en agua se disuelve y se hace invisible. Hasta ahora, la producción y uso de la B.t.i. cuesta menos de la mitad de los fondos gastados en insecticidad químicos para los mismos propósitos. Con más investigaciones, los costos irán con certeza a ser más reducidos. Chen promueve entusiastamente la efectividad de la bacteria. "De todos los métodos biológicos conocidos hasta ahora, la B.t.i. es el más práctico, y he probado todos los otros métodos", dice él. "Primero, probé parásitos y hongos en las larvas. Pero resultan más díficiles para cultivar. Después probé los predatores -peces y libélulas- que se alimentan de las larvas. Posteriormente recurrí a los caníbales, mosquitos que comen las larvas de otros mosquitos. Pero todos esos medios son difíciles de controlar". ¿Pero qué pasaría si fuese posible eliminar a todos los mosquitos? ¿Sería algo bueno? ¿Qué le pasaría al ecosistema? Después de todo, peces, pájaros y ranas se alimentan de ellos. "Obviamente", responde Chen, "aún habrán suficientemente otros insectos en sus menú- aun cuando los mosquitos podrían ser su plato favorito". Existen otros resultados alentadores en las investigaciones de la B.t.i. Chen menciona un reciente informe desde Israel donde la observación en un estanque natural ha mostrado que después de cuatro aplicaciones semanales de la B.t.i., los predatores se hicieron cargo de la eliminación de las larvas de mosquitos y no fueron necesarios los tratamientos adicionales. "Aquí tenemos un caso de un nuevo balance ecológico bajo condiciones alteradas". La aceptación de la B.t.i. requiere mucho más que éxito en las investigaciones. Los intereses comerciales necesitan ser estimulados y se deben alentar a los agricultores a utilizarla. Chen ha estado observando de cerca esos desarrollos. "Después de cierto escepticismo inicial, ya no hay resistencia del negocio. Mientras que se puede esperar una falta de entusiasmo de parte de la industria pesticida, por el contrario, se ha reconocido la existencia de un nuevo campo fértil que se está abriendo para la investigación y manufactura". Para hacer hincapié en este punto, Chen saca tres ediciones de "Pesticide Monthly", una revista de la Asociación de Pesticidas de Taiwan, en las cuales hay una serial acerca de la B.t.i. "Estoy más preocupado sobre las actitudes en el nivel básico, entre los usuarios", dice Chen. "La mayoría de los agricultores, por ejemplo, no se preocupan acerca de los riesgos químicos aún cuando se les indiquen acerca de eso muchas veces. Otros ven a los químicos como un mal necesario para mantener la producción agrícola, pero piensan que la idea de divulgar una bacteria es algo temible. Tenemos que convencer a todas las personas que algunas bacterias no sólo son inofensivas sino que inclusive son beneficiosas. Sólo hay que ver el proceso de la fermentación en el procesamiento de alimentos. La salsa de soya es esencial en la comida china y cada vez más personas comen queso". Chen dice que la B.t.i. es segura debido a que suelta su veneno sólo bajo condiciones muy específicas que se encuentran en el estó­mago de varias larvas. La condición más importante es el valor pH. En las larvas es 8-9; en los humanos es aproximadamente de 3, demasiado bajo para impulsar a la bacteria a tomar acción. Tal vez la razón que más presiona para alentar el uso de la B.t.i. si más demora es la encefalitis. La mortal e incurable enfermedad cerebral causada por un virus que es trasmitido por mosquitos en algunas localidades limitadas, causa cerca de 30 víctimas por año en Taiwan. "Pero el objetivo más amplio", enfatiza Chen, "debe ser liberar a los arrozales, huertos y jardines de insecticidas químicos que a la larga son dañinos a la salud". ¿Cuál es el tiempo que Chen considera necesario para una aplicación general de las nuevas variedades de la B.t.i.? "Si digo veinte años, la ingeniería genética posiblemente podría traer agradables sorpresas más pronto que lo esperado. Pero hemos de empezar cambiando nuestros métodos ahora mismo". Con más investigación, mayor conciencia pública y un mayor apoyo del gobierno, los días del excesivo uso de los pesticidas podrían caer gradualmente hacia el pasado, junto con las desagradables memorias de los zumbidos de alas en medio de la noche. □