05/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

A comer verduras frescas

01/07/1987
Los portaviandas están pasando a la historia a medida que las escuelas ofrecen como almuerzo una alternativa fresca y nutritiva. "¡Que disfruten del almuerzo, maestros. Que disfruten de la comida, compañeros. Disfruten ustedes, todos ustedes! Inmediatamente después de concluir este preludio inútil, 900 niños en­ cantados y emocionados se sientan y devoran su almuerzo con un gusto único de los jóvenes y hambrientos. Esta escena particular en el programa de almuerzos escolares de Taiwán toma lugar todos los días de clase en la Escuela primaria Tunghsin. Para noviembre pasado, la Dirección de Educación del Gobierno Municipal de Taipei seleccionó siete escuelas primarias para iniciar el programa. El Jefe de la Sección de Educación Primaria, Oliver S. Lin, explica el origen del proyecto: "Esta plan fue iniciado por el Alcalde de Taipei, Hsu Shui-teh. Cuando se aún era alcalde de la ciudad de Kaohsiung, él promovió el programa de los almuerzos escolares en el área de Kaohsiung, dirigido a construir una cocina en cada escuela de modo que los niños pudiesen gozar de almuerzos frescos y nutritivos." Antes de iniciarse el programa, la mayor parte de los niños llevaban consigo enormes portaviandas a la escuela, rellenos principalmente con arroz y verduras, las cuales eran colocadas en masivos calentadores a vapor. Para la hora del almuerzo, los portaviandas quedaban frecuentemente muy quemados o habían adquirido un tono marrón decididamente poco placentero. Las verduras que habían salido de casa con un verde atractivo quedaban con un color caqui apagado, y lo que es peor, habían perdido su valor nutritivo. Algunos niños cuyos padres estaban muy ocupados como para prepararles los portaviandas tenían que comprar bocadillos y bebidas gaseosas para llenar sus estómagos durante la hora del almuerzo, consumiendo el equivalente nutritivo de una caja de cartón azucarada. A través de la realización del programa del almuerzo escolar, esos problemas están siendo resueltos. Cuando el alcalde Hsu fue trasladado como alcalde de Taipei en junio de 1985, él presentó una similar propuesta del programa de almuerzo escolar al Concejo Municipal de Taipei. La medida fue aprobada sin mayores problemas y para noviembre pasado, se iniciaron las pruebas formales entre escuelas primarias seleccionadas en Taipei, incluyendo la Escuela primaria Tunghsin. Fundada en septiembre pasado, Tunghsin tiene un espacioso comedor de manera que ha adoptado una actitud colectiva en la hora del almuerzo. Cuando la campana sonó en este particular jueves, el Director Chou Nai-wen llevó a sus huéspedes al cavernoso pero comfortable salón en el sótano, al mismo tiempo que los alumnos se agrupan y se paran detrás de sus asientos. Arroz, pollo frito, brécol con cerdo en trozos, huevos y naranjas esperan juntos con los utensilios esenciales en frente de cada fila de mesas. Los alumnos de turno son responsables por la distribución de la comida. Después que todos los alumnos están listos y siguiendo a la unánime y ruidosa invitación a comer y disfrutar, el entusiasmo por comer es nivelado solamente por la incesante conversación. El director Chou introdujo el proyecto de almuerzo escolar de la Escuela Tunghsin desde inicios de la existencia de la escuela. En verano pasado, la escuela creó un comité preparatorio con las divisiones administrativa, de Investigación y desarrollo, auditoría y ejecutiva. Ellos visitaron en primer lugar a Kaohsiung para aprender en su sitio, la estructura y operación del programa, y posteriormente fijaron su propio modelo para Tunghsin. Alrededor de las ocho de cada mañana, la Compañía agropecuaria Chunghua, una empresa mayorista recomendada por el Departamento de Administración de Mercado, entrega los alimentos a la escuela. Después de una estricta inspección, la comida es preparada por tres cocineros contratados por la escuela. Chou hace hincapié en la seguridad de la comida: "Como hemos dedicado muchos esfuerzos a la idea del almuerzo escolar, no deseamos que error alguno eche a perder el programa. Sólo basta un caso de envenenamiento por alimento para arruinar todo el proyecto. El único problema que encontramos en los primeros cuatro meses fue un caso en que el pescado no olía realmente del todo bien. Lo retornamos inmediatamente." Cuando preguntamos acerca de cómo reaccionaban los alumnos ante la nueva instalación, Chou se sonríe felizmente. "Al principio, sesenta por ciento de los alumnos asistían al programa. Ahora, casi un noventa por ciento participa." Hung Chia-liang, un "estudiante de cuarto grado, manifiesta estar de acuerdo con la aseveración del director: "Me gusta el almuerzo escolar debido a que tiene mejor sabor que la comida de mi Mamá. También, almorzar con tantos compañeros es sumamente alegre". Aunque su madre no se sienta regocijada al escuchar sus pronunciamientos acerca de sus artes culinarias, ella quedaría compensada por su siguiente comentario. El joven Hung orgullosamente levanta su cepillo de dientes y continúa diciendo: "Después del almuerzo, tenemos que cepillar los dientes". Otro estudiante, Lee Yi-chu, está complacido con los frecuentes cambios en las selecciones de comida ofrecidas, en que inclusive las hamburguesas son servidas una o dos veces por mes. Como los McDonalds y otras cadenas de tiendas de hamburguesas norteamericanas están de moda por todo Taiwan, los chicos están locos con la idea de que sean servidas ocasionalmente en la escuela. ¿Porqué el diez por ciento restante no participa en el programa? Uno de los maestros, el Sr. Chou, manifiesta que algunos alumnos tienen hermanos y hermanas mayores que estudian en colegios donde no hay programas de almuerzo escolar. Como sus padres tienen que preparar los portaviandas de todas formas, no constituye un problema hacer uno de más. Otros estudiantes, por razones económicas, no participan en el programa. Aunque la cuota de NT$500 (US$15) por mes no es una cifra grande para la mayor parte de las familias, puede ser una carga para unas cuantas familias. Pero más frecuente, sin embargo, la razón de no participar en el almuerzo colectivo son los hábitos alimenticios especiales, como sería ser vegetariano o ser alérgicos a los mariscos. La sra. Wu, madre de una alumna que había llegado a la escuela para llevar un libro que su hija había dejado accidentalmente en casa, da una evaluación entusiasta del programa: "¡Es sensacional! Aunque soy una ama de casa de tiempo completo y tengo mucho tiempo para preparar el almuerzo, estoy cansada de romperme la cabeza pensando cómo variar la comida. Los hábitos exigentes de mi hija también me crean un dolor de cabeza. Cuando ella tomó la iniciativa de participar en el programa de almuerzo escolar, yo quedé sumamente sorprendida. Me preocupaba que ella no le iba a gustar ya que los maestros de la escuela exigen que los estudiantes se coman toda la comida asignada. Sorprendentemente, debido a la supervisión de los maestros, ella se come todo, créalo o no, hasta las verduras!" Aunque el caso de la sra. Wu podría ser especial, sin embargo, el alto porcentaje de participación también indica la popularidad del programa. En realidad, la ciudad de Kaohsiung no fue la primera en poner en práctica el proyecto de almuerzo escolar. Veinte años atrás, la provincia de Taiwan, con la ayuda de los EE.UU., condujo un programa de dar almuerzos gratuitos y nutritivos en aquellas áreas costeras y regiones montañosas donde las condiciones de vida están por debajo del nivel básico y los niños no recibían una suficiente alimentación, especialmente durante el período de crecimiento. Actualmente, Taiwan está entrando en el grupo de las naciones desarrolladas, y su PNB per cápita ha sobrepasado los US$3.750. La insuficiencia alimenticia ya no es un problema; en vez, la alimentación balanceada se ha convertido en el nuevo asunto. El director de la escuela primaria Chunghsing, Wang Pi-cheng, expresa su opinión acerca de la alimentación balanceada en el programa de almuerzo escolar: "Algunos acudientes nos piden que aumentemos las cuotas e incrementemos la cantidad de comida. Sin embargo, creo que hoy día los niños ya consumen suficiente volumen de alimento básico. Nuestro objetivo es dar una dieta balanceada. Mientras los niños se coman toda la comida asignada, que consiste generalmente de carne, verduras, sopa y fruta, el contenido nutritivo de la misma es más que adecuada". La Escuela Chunghsing varía el menú cada mes, y prefiere verduras de la estación que son frescas y baratas. Mientras Wang conduce una gira por el comedor, sus visitantes se dan cuenta que la comida del día consiste en sabrosas salchichas al estilo chino, una mezcla de maíz, habas verdes y zanahorias en trozos, una sopa agridulce, y una naranja. La comida se mira deliciosa. Wang dice que uno de los cocineros ha tenido vasta experiencia administrando una cafetería. Durante este mes, el 89 por ciento de los alumnos están participando en el programa de almuerzo escolar. Aparte de las siete escuelas que tienen cocinas administradas internamente, la Dirección de Educación también ha seleccionado la Escuela Primaria Experimental de Mandarín para que conduzca un programa de almuerzo manejado por una companía de alimentos privada. El Sr. Lin, jefe de una sección de la dirección, explica el arreglo hecho: "Los costos que cada escuela tiene que incurrir para construir una cocina pueden alcanzar US$60.000 a US$90.000. Si podemos encontrar companías privadas que puedan suplir los almuerzos con la misma calidad, es otra alternativa que podría ser más efectiva en costo." La Compañía de alimentos Hsintai ha estado supliendo con almuerzos a la Escuela Primaria Experimental de Mandarín desde diciembre pasado. Pagando NT$27 diariamente (US$0.80), los estudiantes pueden disfrutar de arroz, tres platos, y una popular bebida hecha con leche. Debido a que la calidad de los alimentos es similar a la de las cocinas escolares, la companía privada podría muy bien darle la mejor oferta a las autoridades escolares. Sin embargo, las compañías tienen un problema propio. Ellas no pueden especializarse solamente en almuerzos escolares, debido a que el negocio frenaría en un alto total durante los meses de vacaciones de invierno y verano. El sector privado tendrá necesariamente que resolver esta dificultad, tal vez mediante alguna forma de diversificación dentro de la industria de servicios alimenticios, antes de que muchas compañías sean atraídas a los programas escolares. Debido a que hay dinero por hacerse, los empresarios locales están impulsados a procurar una solución en un futuro cercano. Mientras tanto, el principio educativo que guía el programa, no importa quién proporcione la comida, es "hacer que los padres se sientan tranquilos y que los niños coman con entusiasmo." □

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