07/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

HACIA UN NUEVO FUTURO PARA LA MUJER

01/07/2010

El asunto de los géneros está jugando un papel vital en la construcción de un Taiwan más competitivo.

Desde la aparición del movimiento hacia una sociedad más liberal aproximadamente en la época cuando se dio fin a las décadas de ley marcial en Taiwan en 1987, la búsqueda de los derechos de la mujer y la igualdad de géneros ha sido una parte integral de los movimientos sociales más amplios. Ahora, gracias a los importantes progresos en los esfuerzos de creación de leyes y principales enmiendas al Código Civil y el Código Criminal respecto a los asuntos relacionados con la mujer, Taiwan tiene uno de los esquemas legales más avanzados del mundo para la protección y el tratamiento justo de la mujer. “En términos de base legal, Taiwan ocupa el primer lugar en Asia”, dice Ho Bih-jen, secretaria general de la Alianza Nacional de las Asociaciones para la Mujer de Taiwan (NATWA, siglas en inglés), que trabaja en la coordinación de información y recursos entre más de 70 grupos dedicados a los asuntos de géneros. NATWA fue establecida en 2001, el mismo año que las revisiones al Código Criminal estipularon que los casos de violación pueden ser iniciados por el fiscal público, y no sólo tras la interposición de una queja por parte de la víctima.

Además de las leyes y los esfuerzos de aplicación de la ley, la educación pública es la parte más importante, dice Susan Brennan, presidenta de la Asociación Mundial Cristiana para las Mujeres Jóvenes (YWCA, siglas en inglés). “Ayuda a cambiar la manera cómo la gente ve el asunto”, dijo Brennan durante una visita a Taipei el 24 de abril, cuando participó en el evento Día Mundial YWCA. El cambio de la actitud de la gente a través de las campañas de publicidad, la comunicación individual o a través de las escuelas y otros medios “puede ayudar a dar a conocer el mensaje que, para el bienestar de un país como un todo, la igualdad y la seguridad de la mujer deben garantizarse”, dijo. Brennan había visitado anteriormente Taiwan en 1997 para dirigir talleres sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, como parte de la conferenciaregional de Asia y el Pacífico de YWCA Mundial.

Sin embargo, la reforma no siempre resulta directamente del activismo de la mujer. Como Lee Ping –secretaria general del YWCA de Taiwan y miembro del Comité para la promoción de los Derechos de la Mujer, bajo el Yuan Ejecutivo—indicó en un discurso que dirigió al personal gubernamental sobre la integración de los géneros, algunas de las principales leyes pertinentes a la igualdad de géneros han sido catalizadas por eventos destacados.

Un llamado a la acción

Por ejemplo, la violencia doméstica fue generalmente vista como un asunto privado y las penas legales para estas agresiones no recibieron mucha atención hasta 1993, cuando una esposa abusada por mucho tiempo asesinó a su esposo. El caso provocó llamados a la mayor protección para la mujer, y finalmente la Ley para la Prevención de la Violencia Doméstica entró en vigor en 1998. Wang Ju-hsuan, abogada defensora de mujeres, ayudó exitosamente a reducir la pena de prisión, y ahora es Ministra del Consejo para los Asuntos Laborales (CLA, siglas en inglés).

 

Lee Ping, secretaria general de YWCA de Taiwan, izquierda, y Susan Brennan, presidenta de YWCA Mundial.

Otro ejemplo ocurrió en 1987, cuando muchas empleadas fueron despedidas de sus trabajos en la Sala Nacional Conmemorativa al Dr. Sun Yat-sen en Taipei y en el Centro Cultural de la Ciudad de Kaohsiung porque tenían más de 30 años de edad, se casaron o estaban embarazadas. La mayor resistencia social a estas reglamentaciones restrictivas para la mujer condujo finalmente a la promulgación de la Ley para la Igualdad de Géneros en el Trabajo en 2002. Dos años después, entró en vigor la Ley para la Igualdad de Géneros en la Educación. Esta reglamentación, que tenía la intención de desarrollar el interés en los géneros en los establecimientos universitarios, tuvo su origen en la triste muerte de un joven estudiante de secundaria básica en el sureño Distrito de Pingtung. Antes de recibir una herida fulminante en la cabeza en el servicio de una escuela en abril de 2000, el desafortunado joven había sido acosado con burlas por ser afeminado. El caso legal resultante, en el que participaron expertos legales y activistas dedicados a la igualdad de los géneros, encontraron que el director de la escuela y otros dos miembros del personal administrativo, fueron declarados culpables de homicidio por no haber creado un ambiente adecuado para todos los géneros.

Las protecciones legales no sólo disuaden las posibles violaciones que se pueden cometer hacia la mujer de una manera u otra, sino que también cumplen un papel activo en la promoción de los derechos de la mujer. “Una base legal tiene una connotación simbólica. La aprobación de leyes pertinentes a la violencia doméstica, por ejemplo, marcó una nueva intervención del sector gubernamental en los asuntos privados de la familia”, dice Huang Ling-hsiang, vicedirectora de la Fundación para la Promoción y el Desarrollo de los Derechos de la Mujer. La fundación fue establecida en 1999 como un grupo sin fines de lucro fundado por el Ministerio del Interior (MOI, siglas en inglés) y es la operadora del Centro para la Mujer en Taipei. Desde que inició sus operaciones en marzo de 2008, el centro ha funcionado como el “cerebro” –como lo llama Huang– que lleva y dirige los recursos financieros y la información a alrededor de 130 centros de servicio para la mujer alrededor de Taiwan.

Sólo la reglamentación no puede resolver todos los problemas de los géneros en Taiwan. Además de ciertas insuficiencias en las estipulaciones punitivas, hay carencias de presupuesto y personal para las redes de apoyo que son necesarias para que las leyes sean llevadas a cabo efectivamente. Por una parte, los gobiernos central y local  tienen que resolver el problema relacionado con los departamentos de bienestar social que cuentan con poco personal para tratar los casos de violencia doméstica.

Al mismo tiempo, se ha avanzado en la creación de leyes relacionadas con los géneros más prácticas y realistas, que sirven como incentivo para estimular a las mujeres a ejercitar sus derechos completamente. Por ejemplo, la Ley para la Igualdad de Géneros en el Trabajo brinda a las empleadas el derecho de combinar ocho semanas de permiso de maternidad remuneradas antes y después del nacimiento de su hijo, así como hasta dos años de permiso sin remuneración para aquellas que han estado en servicio por más de un año y tengan niños menores de tres años.

Hora de tomar un permiso

Aún así, a pesar de la disponibilidad del permiso para los padres, pocos empleados habían hecho uso de éste hasta mayo del año pasado, cuando una revisión a la Ley para la Garantía del Empleo agregó una prestación para el permiso de cuidar a los hijos del 60 por ciento del salario del asegurado hasta durante seis meses por hijo. Según las cifras del CLA, el número total de solicitantes del permiso para cuidar a los hijos en 2008 fue sólo de 5.508, mientras que el número aumentó a 17.723 en 2009 después que la prestación entrará en vigor. En 2009, un total de NT$1.900 millones (US$57,5 millones) fue gastado por el Gobierno en subsidios de permisos para cuidar a los hijos, y cada solicitante recibió un promedio de NT$16.000 (US$485) mensual, según el buró.

 

La participación laboral de las mujeres de Taiwan aumentó en un 3,6 por ciento durante la última década.

Tanto la madre como el padre son elegibles hasta por seis meses de permiso subsidiado para cuidar a los hijos, y el plan ofrece un total de un año de cuidado por cada hijo. Las madres representaron el 84 por ciento de los solicitantes del permiso en 2009. “El sistema de cuidado de niños ofrece mayores ventajas para que la mujer que trabaja no sienta tanta culpabilidad (de tener que tomar el permiso para cuidar a los hijos)”, dice Huang Ling-hsiang.

Las cifras reflejan también la práctica establecida por un amplio período de tiempo de que las mujeres son las que en primer lugar tienen que encargarse de los asuntos familiares que surgen. La razón puede ser su decisión voluntaria de darle prioridad a los “valores maternales”,  y la inclinación de algunos hombres de dar prioridad a sus carreras, dice Huang. Por otra parte, Huang dice que si las mujeres exhiben menos motivación para el avance profesional, podría ser por los conceptos tradicionales del papel de los géneros, que dificulta mucho más que las mujeres obtengan formación y experiencia necesarias para mejorar los prospectos de sus carreras. “Los problemas no son tanto de las mismas mujeres como de las estructuras sociales. El punto es que las mujeres deberían tener las mismas oportunidades”, dice.

De hecho, con mucha frecuencia, cuidar a los niños y a los mayores, así como cuidar los asuntos de la casa, es un trabajo que hacen las mujeres. Ho Bih-jen dice que los movimientos feministas pretendían inicialmente minimizar el papel de las mujeres como cuidadoras, pero ahora los movimientos están listos para aceptar ese aspecto de la experiencia femenina, y ahora hacen un llamado al Gobierno para que ofrezca más apoyo y facilite la carga de trabajo. La falta de este tipo de apoyo podría ser la causa del bajo índice de natalidad de Taiwan, explica Ho. “Lejos de ser sólo un asunto de familia, esto tiene mucho que ver con el desarrollo económico y la competitividad nacional”, dice Ho en cuanto a las cifras que muestran apenas un poco más de un hijo por cada mujer en edad de procrear en Taiwan. “Los problemas de población son centrales a muchos asuntos sociales importantes”, agrega.

Ho explica que si la sociedad no ofrece servicios de guardería sólidos y económicos, y más opciones para el cuidado de los hijos, muchas mujeres optarán no tener hijos o tener sólo un hijo, prefiriendo tener un hijo varón por ser la costumbre de Taiwan. Según las estadísticas del MOI, en 2009 la cantidad de niños recién nacidos superó al de niñas en una proporción de 108,4 niños por cada 100 niñas, cuando generalmente esta proporción está entre 103 y 107 en Estados Unidos y en los países europeos. Aunque la sociedad moderna ha superado la necesidad de mano de obra que tenían las comunidades agrícolas tradicionales, los hijos aún son favorecidos porque satisfacen mejor las costumbres culturales, como continuar con el apellido de la familia. La secretaria general de NATWA dice que ha habido progreso general en la conciencia de géneros en Taiwan, pero las mujeres aún reciben más apoyo de sus parientes cuando tienen varones. Ho dice que le preocupa la posible aparición de “índices extremos” –una tendencia hacia menos niños – como ocurre con los climas extremos.

Ho insta al Gobierno a fortalecer su influencia en el sector de la educación durante la infancia, dado que Taiwan tiene un alto índice de penetración en la educación infantil y los suministradores del servicio de cuidado. En 2009, las empresas privadas tuvieron a su cargo alrededor del 60 por ciento de todos los niños en jardines de infancia (entre cuatro y seis años) y apenas dos tercios de todos los niños en guarderías (de dos a seis años). Según Ho, esto contrasta ampliamente con muchos de sus homólogos en países occidentales que están operados por organizaciones públicas o sin fines de lucro.

Necesidad de sitios para el cuidado infantil

“Nuestra cuota asignada por el Gobierno para recursos educativos ha dado prioridad desproporcionadamente a los últimos períodos de la educación superior y no al período inicial durante la infancia”, dice Ho. Como resultado, la educación infantil preescolar impone una carga financiera sobre los padres más jóvenes y con menos capacidad económica. Para Ho, un mayor número de instalaciones públicas para el cuidado infantil ayudaría no sólo a las mujeres a reducir su carga de trabajo, sino también resultaría en mayor libertad para poner en uso sus destrezas y habilidades en el trabajo y en la sociedad en general.

 

La disponibilidad de cuidado infantil y educación preescolar tiene mucho que ver con la carga de trabajo de las mujeres.

Las opiniones de Ho sobre la política de cuidado infantil son compartidas por Wu Chia-li, profesora de química en la Universidad Tamkang en el Distrito de Taipei y presidenta de la Asociación Feminista de Intelectuales de Taiwan, un grupo formado en 1993 por profesoras universitarias en su mayoría. Wu indica que el Gobierno ha destinado un enorme presupuesto para mejorar los estándares mundiales de las universidades locales, pero sugiere que una alternativa podría ser estimular a las profesoras más talentosas a quedarse y contribuir con sus escuelas. Para esto, se necesitarían más opciones  y flexibilidad en cuando a permisos personales y familiares, dice.

De hecho, Wu señala que hay espacio considerable para el desarrollo del papel social de la mujer en general. En Taiwan, el índice de participación de la mujer en el trabajo aumentó en 3,6 por ciento al 49,6 por ciento de 1999 al 2009, pero todavía está lejos del de los hombres en 16,8 por ciento. Asimismo, la fuerza laboral femenina suele estar subvalorada en el mercado laboral. “Las mujeres representan no menos de la mitad de los estudiantes en colegios comerciales, pero menos del 15 por ciento del personal administrativo de mayor nivel en las empresas”, dice Wu, “y el salario promedio de una mujer es apenas tres cuartos del de los hombres”. Ella cita también el desequilibrio de la proporción hombre-mujer entre los profesores de educación superior. Según las estadísticas de 2008 del Ministerio de Educación (MOE, siglas en inglés), el porcentaje de maestras a tiempo completo en las escuelas primarias era de 68,5 por ciento, pero disminuyó al 60 por ciento en las escuelas secundarias, y aún mucho menos en el nivel universitario con 34,3 por ciento. “Igualmente, los porcentajes de la cantidad de directoras son comparativamente bajos”, dice Wu. Por ejemplo, a pesar de que las maestras representan el 60 por ciento de todos los maestros en las escuelas secundarias, solamente 19,3 por ciento de mujeres ocuparon el cargo de directora en 2008.

Los mayores logros educativos también tienen a inclinarse a favor de los estudiantes varones. El número de estudiantes está más o menos dividido entre ambos sexos en el momento de entrar a la universidad, pero los hombres son más que las mujeres en los programas de maestría, y muchos más en los de doctorado. A pesar de eso, el desequilibrio de los sexos ha ido disminuyendo en los últimos años. Las cifras del MOE para 1998 muestran que por cada 100 alumnas había 209,9 varones en los programas de maestría, y 394,5 hombres en los programas de doctorado. En 2008, esas cifras cambiaron a 140 hombres en las maestrías y 259,1 en el nivel de doctorado por cada cien mujeres. Wu dice que muchas estudiantes no continúan estudios superiores no por su habilidad, sino porque son desanimadas por las expectativas de sus padres o profesores. “En contraste, respaldados con los conceptos tradicionales de los géneros, los hombres se destacan y muestran menos vacilación sobre sus opciones académicas o de carrera”, dice ella. Wu también sirve como líder de un programa de tutoría financiado por el Consejo Nacional de las Ciencias, de carácter gubernamental, para las científicas y tecnólogas futuras y principiantes.

Wu dice que la regla general para un país es que cuanto mayor el equilibrio de los géneros, más competitivo económicamente será. Algunos ejemplos importantes son los países del norte de Europa, como Suecia. “La perspectiva de una mujer no es sólo sobre la lucha por más derechos”, dice, “sino aún más importante, liberarse de los mitos existentes sobre los géneros y darle una apariencia completamente nueva a los sistemas sociales establecidos”. Desde este ángulo, la búsqueda de la igualdad de géneros es algo como una revolución sistemática que podría ayudar a liberar el poder y la habilidad de las mujeres en cualquier lugar, a fin de crear un futuro más creativo, no sólo para Taiwan, sino para toda la humanidad.

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