07/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Majestuosa colección

01/01/1987
Los Jardines Botánicos de Taipei Al entrar a través de la entrada principal de los Jardines Botánicos de Taipei situada en la Avenida Po Ai, el visitante es formalmente recibido por una fila bien alineada de grandiosas palmeras reales y palmas de abánico chino. Las grandes hojas de las palmeras se abren como sombrillas. A modo de gigantescos abánicos, ayudan a disipar el saturado aire de la cuenca de Taipei, y a la vez alivia las ansiedades y vejaciones de los numerosos habitantes de la urbe. Bajo las acariciantes alas de las altas palmeras hay dos secciones de gimnospermas diversificadas: gingkos, pinos, se­ coyas, cedros falsos, podocarpos, araucarias, y efendras. Observar sus semillas desnudas esculpidas en las diversas formas, es en sí un interesante entretenimiento. Más adentro en los jardines crecen más variedades de plantas que las que uno se imagina: hermosos y altos árboles; pequeños y amorosos arbustos; flores herbáceas delicadas y atractivas; helechos y musgos que no florecen; lianas y bejucos que trepan y se entretejen entre sí; más palmeras majestuosas, elegantes bambúes, y mucho más. Los letreros de identificación nos revelan que la flora nativa del lugar ocupa solamente una pequeña porción de la exhibición total, ya que la mayoría de las variedades cultivadas son inmigrantes del Japón, Asia del Sur, Australia, el continente americano, Europa, Africa, etc. Sus habitats originales cubren las zonas templadas, subtropical y tropical. Aun cuando echan raíces en una muy pequeña porción de la superficie del globo, sólo unas ocho hectáreas, tenemos allí una notable selección de lo mejor de la flora mundial. El aire de los jardines parece estar salpicado de saludable oxígeno, un bautizo de frescura que dan los ministros de verde a los visitantes de la ciudad. Desde muy temprano en las mañanas, a medida que los primeros rayos del amanecer aparecen en el firmamento, ciudadanos mayores que se levantan temprano empiezan a filtrarse en el jardín. En forma quieta comienzan su ritual matutino, respirando fuertemente bajo las grandes ramas, moviendo sus pulsos lentamente como si al compás de las pacíficas exhalaciones de los árboles. Al irrumpir la mañana entran las personas de mediana edad, quienes favorecen los clásicos ejercicios a cámara lenta que han sido diseñados siguiendo el patrón de las artes marciales chinas. Generalmente, la vecindad del lago de los lotos es el lugar a donde acuden esos cuidadosos de su salud. Allí tenemos un extraordinario gimnasio con mucho espacio y completamente al aire libre. Para cuando la mañana está en su pleno apogeo, llega una nueva muchedumbre-madres bulliciosas, hijas y abuelas. Con sus grabadoras tocando piezas de acompañamiento a sus danzas folclóricas, se echa de lado la inmovilidad de los jardines. Más y más voces se unen al coro, mientras que un anciano interpreta una tonada nostálgica con su hu chin (violín chino de dos cuerdas). Más allá, un estudiante recita en alta voz sus lecciones, y más acá, varios viejos amigos se reunen en grupos de tres o cuatro para conversar de lo que sea bajo el sol intenso. Inaudibles (al menos a los oídos humanos) son los cuchicheos de las jóvenes parejas en la profundida de los bosques. A todas esas voces humanas se les añaden los sonidos de pequeñas criaturas. Los gorriones con sus gorjeos se unen al trinar de otros pájaros en el amanecer; las cigarras presentan su serenada en medio del calor de los días de verano; y esto se complementa en las noches con los sonidos solitarios y melancólicos de los insectos y ranas. Volando encontramos abejas, mariposas, polillas y libélulas. Por el suelo, corren saltamontes, hormigas y arañas. En los estanques, peces y tortugas; y entre las arboledas, las ardillas y otros animalillos similares, todos participando con su propio papel en la sinfonía de la naturaleza. La música llega indudablemente a su climax con la llegada de grupos de estudiantes de jardines infantiles, escuelas primarias y secundarias, juntos con sus maestros. Algunos vienen simplemente para pasear y ver algo de verdor, otros vienen con un propósito científico, otros vienen a pintar paisajes, pero todos terminan conociendo más de cerca el mundo vegetal. Algunas veces vienen también grupos universitarios que están tomando cursos de botánica. Ellos observan cuidadosamente, tomando copiosas notas de las características de cada planta en cada esquina de los jardines. La institución que cuenta ya con 91 años de existencia, es un verdadero reino de plantas recolectadas, un tesoro viviente de conocimientos disponibles acerca del mundo botánico. Establecido originalmente en 1895 como un vivero de 5 hectáreas para propagar brotes de alcanforeros, el área fue expandida a unos jardines botánicos de 15 hectáreas en 1921; y finalmente durante los años cincuenta, la mitad de sus terrenos fueron cedidos al Nan Hai Hsueh Yuan (Instituto del Jardín Nanhai), incorporando el Museo Nacional de Historia, el Centro Nacional de Artes de Taiwán, el Centro Nacional de educación científica de Taiwán, la Biblioteca Nacional Central y el Instituto de materiales educativos. En su edad dorada, albergaba una colección de 1.120 especies de plantas arborescentes, así como un sinnúmero de especies de la flora herbácea y plantas cultivadas en macetas. Desafortunadamente, durante la Segunda Guerra Mundial, los jardines botánicos se convirtieron en una base militar y en pocos años, los viveros y sus mimados habitantes -muchos de ellos preciosas variedades cultivadas- fueron severamente diezmados. Pronto, más de la mitad de los árboles en los jardines fueron víctimas de calamidades naturales y artificiales, tales como el fuego de las armas, los tifones, y lo peor, la ignorante acción de los soldados al derribar árboles preciosos para sacar leña para sus necesidades. De allí que cuando el Instituto de Investigación forestal de Taiwán (TFRI) se hizo cargo de las áreas tras la partida de los japoneses en 1945, los jardines eran un vergonzoso fantasma de lo que fue su anterior gloria. Las 2.000 especies de plantas que tienen los jardines están sistemáticamente divididas en 17 áreas botánicas de acuerdo con el sistema de clasificación botánica de Hutchinson, y también acorde a sus formas peculiares de vida o atributos económicos. Las gimnospermas cerca de la entrada en la Avenida Po Ai están en las áreas una y dos. El encantador estanque de lotos está en la 8ava. división. En la décima división se pueden apreciar especialmente las hermosas flores herbáceas. Las pteridófitas y las xerófitas habitan en la 13era. división. La 14ta división acomoda particularmente varias plantas trepadoras. Las palmeras han sido agrupadas en la 16ta. división. Y finalmente, cerca de la entrada trasera en la Avenida Ho Ping Este, está la última división con sus 67 especies de bambúes. Al occidente del estanque de lotos, o sea en las adyacentes divisiones 5 y 6, tenemos un complejo de flora tropical. Una variedad de árboles aquí tienen interesantes significados para el budismo. Las hojas en forma de abánico de la palma de palmira (Borassus flabellifer, en la quinta división), que son usadas tanto para hacer techos de hojas como para tejidos, fue utilizado como "papel" para escribir los clásicos budistas de la India. La sutra Pei Yeh que se haya preservada en el Templo Fang Kuang de la montaña Tien Tai en la provincia continental de Chekiang, está totalmente escrita en hojas de palma de palmira. En la sexta división encontramos la Saraca indica, especie de árbol bajo el cual se dice que Sakyamuni Buda nació. Los budistas en India lo consideran un árbol sagrado. En el mismo área encontramos unos cuantos árboles bo (Ficus religiosa). Sakyamuni Buda comprendió la vanidad del mundo mortal y se transformó en un buda inmortal después de meditar por 49 días consecutivos bajo un árbol bo. Finalmente, las semillas del Elaeocarpus ganitrus, otro árbol proveniente de la India en esta división, son usadas frecuentemente como cuentas para los rosarios budistas. Fantástico a distancia resulta el árbol del viajero (Ravenala madagascariensis), que pareciera hacer guardia frente a los viveros especiales que están llenos de cactus y otras múltiples plantas en macetas. Oriundo de los extremadamente áridos desiertos de la Isla de Madagascar, esta notable palmera posee hojas enormes con pecíolos que contienen bastante savia clara como el agua. Los viajeros sedientos pueden cortar sus hojas y obtener una refrescante bebida. De particular interés para los especialistas médicos son la Camptotheca acuminata y Keteleeria davidaiana, cuyas secreciones son interesantes en el tratamiento del cáncer. Ambos árboles son nativos de China. La Camptotheca es muy común a lo largo del río Yangtzekiang, mientras que la Keteleeria de David se puede encontrar en las provincias de Yunnan, Kweichow, Szechwan y Fukien al Sur de China. En las áreas montañosas a 400-700 metros sobre el nivel del mar, cerca de Pingling en el norte y Tawu al sur de Taiwán, se han hallado cerca de un centenar de Keteleeria de Taiwán. La exitosa introducción aquí de plantas de otras áreas del mundo no es siempre color de rosas. Por ejemplo, solamente un pequeño porcentaje de las semillas tropicales obtenidas en el exterior logran aclimatarse completamente a los inviernos subtropicales (comparativamente) más frios en el norte de Taiwán, así como florecer y echar frutos en el jardín. Pero los esfuerzos de colección continúan, incluyendo una búsqueda a través de la isla por plantas que sean raras, o endémicas. Durante ese proceso, los miembros del TFRI han descubierto más de cuarenta especies que no habían sido registradas aquí anteriormente. Un ejemplo es la Bretschneidera sinensis, la única especie de la familia Bretschneideraceae. La planta fue hallada en las laderas del Monte Chihsing, y en Chinkuashih y Juifang en el norte de China. "La Bretschneidera sinensis fue descubierta por primera vez hace 85 años en la provincia de Yunnan en el continente chino, y no se tenía idea que existía en otra parte que en las provincias vecinas del sur del continente. Ahora se ha descubierto una comunidad natural de esta especie también en Taiwán... constituyéndose en una fuerte nota botánica acerca de la estrecha relación geográfica entre el continente y esta isla", comenta Lu Sheng-you, quien descubrió la planta por primera vez en el Monte Chinsing en 1981. Como rutina general, las semillas de especies recién descubiertas son recolectadas y cultivadas no sólo para su exhibición en los jardines, sino también en sitios más exclusivos dentro de los jardines, para propósitos de investigación. Además, se preservan cuidadosamente especímenes en el herbario en el lado occidental de los jardines, que es ignorado por los visitantes ordinarios. Establecido en 1904, el herbario contiene cerca de 100.000 especímenes recolectados tanto dentro del país como alrededor del mundo. De esos, unos 1.300 son especímenes tipos que fijan los criterios finales a nivel mundial para las características de su especie. Estos especímenes son de particular valor para la identificación y clasificación botánica. Cualquier experto que recolecte una planta desconocida en la isla puede enviarla al herbario para su comparación con los especímenes tipos para identificarla, o para asegurarse que es una nueva especie en la flora de Taiwán. En los ojos de los científicos, el herbario es un verdadero tesoro. En una casa con sombra en la división de silvicultura, muchas variedades de la flora de los bosques que tienen potencial económico especial son cultivadas en tubos de cultivo sin tierra. Entre ellas se encuentran el delicioso higo gelatina, el fragante (e indígeno) árbol de la canela, y preciosas fuentes medicinales chinas tales como el árbol de corcho de Taiwán (Phellodendron amurense Rupr. Var. wilsonii) el loto octangular, y el loto de hilo dorado (Anoectochilus formosanus). En un laboratorio en el edificio de la administración de la división de silvicultura, algunas plantas están siendo propagadas en tubos de ensayo por medio de cultivos de tejidos. En instalaciones de almacenamiento frío, se conservan las semillas de coníferas a temperaturas bajas apropiadas, listas para satisfacer las necesidades del mercado. Otras siete divisiones del TFRI también se hallan representadas en los Jardines botánicos de Taipei: administración de bosques, economía forestal, administración de cuencas, explotación de bosques, química forestal, celulosa de madera, y extensión forestal. Todas ellas dedicadas en diversas áreas de la investigación botánica. Una Sala de Exhibición Forestal, que se encuentra en un edificio remodelado de la antigua oficina del gobernador provincial de Taiwán durante la Dinastía Ching, muestra el desarrollo de la silvicultura en la isla. Con tantas plantas, edificios y personas apiñadas en un pedazo de tierra de apenas 8 hectáreas, cumpliendo tantas misiones (recreativas, educativas, de investigación académica, etc), obviamente que los Jardines botánicos de Taipei se hallan muy congestionados. Por eso, se tiene en proyecto unos nuevos jardines botánicos con un vasta área de 1.000 hectáreas en el área de Fushan, en los suburbios de Taipei. En un futuro no distante, los residentes de Taipei podrán gozar de un mayor "paraíso verde", y conocer muchas interesantes variedades de plantas. □

Popular

Más reciente