07/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Evolución de las librerías

01/03/1986
Durante los últimos siglos, las personas educadas de China aconsejaban a los jóvenes estudiar con ahínco, diciéndoles: "De los libros podrán obtener mansiones doradas; por medio de ellos, conquistarán los corazones de las bellas muchachas". Pero desafortunadamente, los jóvenes de épocas antiguas, no tuvieron la oportunidad de explorar la vida y el mundo a través de los libros. Durante varios siglos antes de que las dinastías del "Reino Medio" dieran paso a la República, los jóvenes de China sólo se concentraban en áreas de materias limitadas, preparándose intensamente sólo con el fin de aprobar los exámenes oficiales, cuyo objetivo era obtener altos puestos en el Gobierno. En efecto, se les aconsejaba leer únicamente obras relacionadas directamente con los exámenes, para que así, no perdieran mucho tiempo, ni se confundieran. En la República de China de los años cincuenta, la lectura era considerada todavía como un asunto muy serio del mundo de los adultos, siendo casi un sinónimo de educación formal. Los libros no señalados, si no eran estrictamente prohibidos en las escuelas, eran estrictamente desaprobados. Tanto las librerías como las bibliotecas eran lugares muy serios, en donde a menudo, se intimidaba a los jóvenes menos empeñados, quienes decidían recurrir a pequeñas bibliotecas de alquiler, baratas e informales, para obtener lecturas de aventuras. En las bibliotecas de alquiler de dicha época, las revistas de tiras cómicas como Ah San Ka (aldeano del campo), Ta Shen Po (chabacano e ingenuo solterón) y Cyclone, el Joven Caballero, eran unas de las favoritas. Enroscados en los taburetes de las bibliotecas de alquiler, los niños se burlan sonrientemente del celoso Ta Shen Po y de sus contratiempos o aplaudan con emoción cuando finalmente Cyclone derrota al monstruoso dragón. Si por algún accidente, algún profesor de la escuela llegaba a descubrirlos, especialmente si llevaban puesto el uniforme escolar y con sus mochilas de libros en un lugar cercano, sus nombres éran reportados a la dirección de la escuela. Pero de acuerdo con el testimonio de los escolares nombrados anteriormente, a pesar del castigo que se les imponía, casi nunca se lograba que dejaran, a escondidas, de asistir a esas bibliotecas. Inclusive para la mayoría, ésto sólo formaba parte de toda una aventura todavía más emocionante. Conforme las generaciones de estudiantes iban creciendo lo suficiente como para dejar de jugar al escondite con los profesores, el mayor número de lecciones y tareas escolares los mantenían alejados de todo libro que no fueran los textos escolares; la mayoría del tiempo, por lo menos hasta la llegada del verano, cuando disponían de momentos libres, podían leer novelas de caballería e historias románticas. Luego, los estudiantes avanzados ya no encontraban tan atrayentes los angostos aposentos de las bibliotecas de alquiler y la mayoría pedía prestado un buen cargamento de libros para leerlos confortablemente en sus casas. Conforme avanzaba el tiempo, los estudiantes se fueron interesando cada vez más por los libros serios, afición esta, adquirida por las exploraciones en las librerías y bibliotecas de alquiler. Generalmente las librerías eran más grandes y ofrecían más volúmenes que las bibliotecas de alquiler, pero su ambiente de lectura era muy limitado: gigantescos hileras de estantes y anaqueles estrechos y angostos que ofrecían una sensación sofocante. No había taburetes para sentarse; los angostos anaqueles se encontraban casi siempre abarrotados de personas con libros en las manos y por donde quiera que uno fuera, tenía que empujar para poder pasar. Los libros se encontraban amontonados sobre los estantes; el que llegaba en búsqueda de algún tomo, debía estirar la cabeza y someter la vista a grandes esfuerzos antes de dar con el título deseado. Posteriormente, al encontrarlo, tenía que sacarlo con grandes esfuerzos y rezando porque el elegido fuese el correcto. Si la oración no daba resultado, el colocar el libro de regreso en su lugar exigía un esfuerzo mucho mayor, puesto que cualquier espacio libre en el estante era abarcado rápidamente por la expansión de los otros libros. Era necesario forzarlos para poder hacer un espacio, como si estuviera luchando con una puerta corrediza que estuviese atorada; luego, introducir de regreso a su lugar el libro no deseado, tan pronto fuera divisada una rendija. Por otro lado, esta rendija por lo general era tan angosta y triangular, que servía sólo para acomodar la mitad del libro; la otra mitad debía dejarse en el aire. Buscando por los alrededores, podían verse muchas de esas "mitades salientes" en cada estante y nadie podía explicarse cómo todos esos libros pudieron estar tan apretados originalmente en dichos estantes. Conforme fue pasando el tiempo y la sociedad de Taiwan a pasos agigantados fue avanzando hacia una nueva era, muchas cosas cambiaron, se modernizaron y desaparecieron. Pero no así las librerías; éstas siguieron siendo angostas, oscuras y tan llenas de gente como siempre. ¿Por qué la mayoría de propietarios de librerías no trataron de atraer más clientes por medio de la decoración interior y los mostradores como lo hacían otros negocios? Quizás la respuesta se encuentra en la antigua filosofía china: Tradicionalmente los hombres instruidos han sido tan altamente respetados en la sociedad china, que ocupan el primer lugar en la categoría social; los hombres de negocios eran colocados cerca de la base de la escala. Tanto fue así que muchas veces los propietarios de librerías son tradicionalistas por naturaleza y consecuentemente, no se consideran hombres de negocios; su punto de vista puede ser algo parecido al siguiente: "El propósito de una librería es el de proveer fuentes de sabiduría. Lo que importa son los libros mismos. Influenciar al cliente por medio de la decoración o el mostrador es equivocar el propósito con el fin. Existe un viejo refrán, 'nunca debe juzgarse un libro (o una librería) por su cubierta o apariencia'". O quizás suelen pensar de esta otra forma: "La competencia entre las librerías es muy fuerte. A menudo tenemos que vender libros aún con descuentos, teniendo entonces un margen de ganancias muy pequeño. Con esas ganancias tan bajas, tenemos pocas probabilidades de financiar arreglos en nuestras tiendas y las librerías no van a atraer a multitudes de gente como lo hacen los supermercados". Por lo tanto, no fue una sorpresa, por decirlo así, cuando la Exposición Nacional de Libros de 1984 fue atropelladamente invadida y tanto los editores tradicionalistas como los propietarios de librerías de Taipei fueron tomados por sorpresa. Las enormes cantidades de libros vendidos durante dicha muestra, los dejó aún más atónitos. Algo más notable también fue la gran variedad de libros exhibidos durante este evento, que reflejaba cambios de dirección. Las equivocadas ideas del pasado de leer únicamente para la educación y presentación de exámenes habían desaparecido. Actualmente las personas están siendo impulsadas a leer por entre­ tenimiento, por aventura, para aprender labores, por manía... o por diversión. Para los editores y dueños de librerías que tuvieran duda en identificar las razones por las que esa exposición tuvo tanto éxito, la encuesta efectuada por un estudiante de post-grado en administración de negocios de la Universidad Nacional de Chengchi, pronto ofreció algunas respuestas. De los compradores en las librerías, entrevistados en una noche, 220 indicaron que la mayoría llegaba a las librerías y compraba libros sin ningún objetivo premeditado y que por lo general las grandes tiendas con estantes ordenados eran las preferidas. Es obvio que el público lector sí juzga una librería por su apariencia. Hace algunos años, la Compañía New Schoolmate Book Co. estaba respondiendo precolmente al clima de cambios. Su fundador, Liao Chun-jung, editor desde hace 25 años, ha producido libros para estudiantes de primaria y secundaria que han sido muy útiles, Liao y su esposa esperan ahora instalar una librería ideal para el público lector de Taipei, con el razonamiento de que si la tienda no da ganancias, de todas formas, podrá servir como venta al por menor de los libros propios de la compañía. Cuando recién fue abierta, dicha compañía ocupaba el primero y segundo pisos de un edificio, sobre el elegante bulevard de Tun-hua. Aunque tiene estantes semicirculares y las paredes decoradas, el primer piso conserva todavía mucho del estilo de las librerías tradicionales de Taipei, libros, revistas y artículos de papelería para los curiosos. Pero unos caracteres nítidos, inscritos sobre la puerta automática en la base de las escaleras indican que el segundo piso es algo muy diferente. El mundo del libro para madres y niños, ofrece una suave alfombra para que padres e hijos puedan sentarse o tenderse en la misma. Así como existen libros para niños y adolescentes, hay también estantes especiales para mujeres, libros de cocina, de belleza, guías para la lactancia, para el cuidado del hogar, instrucciones para artes manuales. Los libros más profundos se encuentran a algunos pasos, en el primer piso. La señora Liao decidió hacer arreglos florales, instalándolos sobre la acera de en­ frente de la tienda y sus ramilletes llaman la atención de los transeúntes. Animados por la activa clientela, los Liao decidieron incorporar el tercer piso del edificio como un nuevo establecimiento. La cafetería Jardín del Libro es también semicircular y entre las mesas de la cafetería fueron instalados pequeños estantes. Desde cualquier esquina los lectores pueden alcanzar un volumen. Con un libro en una mano y una taza de café en la otra, sentados en un sofá diseñado especialmente, muchos clientes se encuentran cabeceando por el sueño. La cómoda atmósfera, atrae verdaderamente a los clientes de diferentes partes de la ciudad. Existe otra librería bastante innovadora, establecida por una exitosa empresa de textiles, con el objetivo de ofrecer su grano de arena en el campo cultural. King Stone Book Center, sobre la calle Roosevelt tiene en sus alrededores un buen número de escuelas, incluyendo dos universidades. Esta ha dejado atrás la mayoría de limitaciones de las librerías tradicionales: los estantes son en su mayoría de una altura muy confortable y los anaqueles, más espaciosos. Las clasificaciones de los libros son lógicas y las selecciones muy completas. El reaprovisionamiento de existencias está conectado con las ventas por medio de computadoras. Los esfuerzos promocionales de la tienda son nuevos para las librerías de la isla. Entre ellos, tal como fuera identificado por las computadoras de King Stone, los primeros diez títulos de ficción y no ficción de mayor venta en la semana, están expuestos en un gran tablero. Las ventanas que dan a la calle, cuidadosamente decoradas, cambian constantemente sus exhibiciones para atraer la atencíón de los transeúntes. Se contrata también a escritores para ofrecer seminarios o conferencias semanales y mensuales y se ofrece una conferencia especial acerca de los libros publicados recientemente. Como un servicio especial, se invita a expertos en varios campos para producir "listas de libros recomendados" como guía para el público lector. La lista de primavera estuvo dedicada a los niños y no sólo fue muy clara, sino que estuvo clasificada por grupos, de acuerdo con la edad. King Stone Book Center ha probado el éxito en los negocios, con ventas mensuales que varían desde NT$250.000 (US$6.250) en sus inicios, hasta NT$2.000.000 (US$50.000) en el término de un año. En mayo de 1984 se inauguró una nueva sucursal y la compañía tiene el propósito de abrir nuevas librerías por toda la isla. La "mamá" de las nuevas librerías fue abierta junto con la llegada del año del buey. La librería Kuang Tung, con instalaciones de siete pisos, dedica cada piso a una categoría separada de libros. En medio de los libros para niños, en el segundo piso, se encuentra un simpático "tren de lectura" de madera, que los chicos abordan para leer o divertirse entrando y saliendo; la locomotora está cubierta por tiras cómicas pintadas por los propios niños. Algunos de los empleados de la tienda sirven de "hermano o hermana mayor", cuidando a los niños, mientras que sus padres recorren otros pisos. En el último piso de la tienda existe un sistema de computadoras, diseñado especialmente para ayudarle a los clientes a encontrar los volúmenes entre ese mar de libros o bien, ofrece listas de libros recomendados de acuerdo a los intereses y exigencias individuales. Las bibliotecas de alquiler están pasando por una etapa de cambios. Cada vez más, un mayor número de ellas ha empezado a ofrecer servicios a domicilio: envían listas de libros a las direcciones de los posibles lectores, quienes hacen los pedidos por carta o por teléfono. Una de esas bibliotecas, Sunshine Book Center, organizada por un grupo muy dedicado de jóvenes de universidades y escuelas de graduados, tiene una meta superior, que va más allá del simple alquiler de libros. En sus inicios fue abierta como una simple biblioteca de alquiler, dándole importancia a los libros usuales del momento, revistas de tiras cómicas, historias románticas y novelas de caballería. Cuando consiguió ganar algún dinero, empezó a ofrecer servicios, por correo y luego, poco a poco, empezaron a sustituir sus existencias, por libros de mejor calidad, con el fin de "elevar" a sus lectores. La mayoría de personas se encuentra demasiado ocupada para pasar el tiempo encerrada en una biblioteca de alquiler o en una librería. De no ser por este servicio por correspondencia, quizás no leerían casi nada. Pero también necesitan ayuda, de modo que puedan beneficiarse de lo que leen, en vez de perder su precioso tiempo en leer basura. "Consideramos nuestro deber ofrecer una guía", recalcó un administrador de Sunshine Book Center. A partir del año 1971, la Biblioteca Municipal de Taipei inició su propio servicio por correo, un "autobús de servicio ambulante" que recorre las áreas más remotas. Debido a esta ventaja, muchas personas que quizás nunca o muy pocas veces leían, han ido formándose gradualmente el hábito de leer. A pesar de que todo parece indicar que la mayoría de habitantes de la República de China leen actualmente con placer, es también muy notable el reconocimiento extenso y bastante difundido de que muchas veces, "resulta muy beneficioso abrir un libro". □

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