06/05/2024

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Taiwán Hoy

El espíritu de un templo

01/03/1986
El Templo de Lungshan en Mongka es uno de los templos más grandes y antiguos de la isla Los versos de un poema lírico del famoso poeta Hsin Chi-chi (I140-1207), de la dinastía Sung, exaltan el encanto y color del Festival de los Faroles, que provocan los faroles chinos de diferentes formas y colores, colgados de los árboles, como relucientes flores... faroles desperdigados por todas partes y tan numerosos como si fuesen estrellas caídas del cielo. Esto puede apreciarse particularmente cada año durante el Festival de los Faroles que tiene lugar en el Templo de Lungshan, en el distrito de Mongka, de Taipei. De las galerías y corredores del Templo de Lungshan penden ingeniosas creaciones multicolores, solamente una semana después del Año Nuevo Chino. Las luces constituyen toda una fantasía de animales, insectos, pájaros, flores, etc. En el patio del frente, los faroles operados por electricidad y con escenas movibles relatan narraciones históricas, cuyos temas y personajes son bastante familiares para la mayoría de chinos. El Templo de Lungshan en Mongka -sede de la anual fantasía de faroles- es uno de los templos más grandes y antiguos de la isla y sus orígenes se remontan al otro lado del Estrecho de Taiwan, sobre la costa del Continente, la provincia de Fukien: Hace más de 240 años, durante la dinastía Ching, un comerciante de Chuanchow, en la provincia de Fukien, se encontraba en Taiwan en vía de negocios y al pasar por donde se encuentra actualmente el Templo de Lungshan, sintió deseos de orinar. Se desprendió ritualmente de la bolsita de incienso sagrado que tenía en el cuello para evitar el sacrilegio, colgándola en unas ramas de bambú, a pocos pasos de distancia. La bolsita de cenizas santificadas le había sido ofrecida en el Templo de Lungshan en Chuanchow, por lo que solía llevarla siempre consigo, pero a la hora de marcharse de ese lugar, se le olvidó recogerla nuevamente, dejándola olvidada. Desde entonces, los residentes empezaron a observar un deslumbrante destello refulgiendo entre el bambú. Al principio, se mostraron muy miedosos, pero conforme fue pasando el tiempo, un grupo de hombres temerarios decidieron investigar, encontrando que el destello procedía de una bolsita de incienso, llevando inscritas estas palabras: "Esta bolsita de incienso se originó con la Diosa de la Merced, del Templo de Lungshan". Inmediatamente esto fue tomado como un milagro, por lo que las personas de todas las aldeas en el vecindario, empezaron a acudir a orar adonde se encontraba la bolsita de incienso entre las ramas de bambú y poco tiempo después, decidieron construir un templo para que le sirviese de hogar permanente. Los aldeanos decidieron construir un templo que fuese una réplica del de Lungshan en Chuanchow y no sólo importaron todas las piedras y piezas de madera necesarias para su construcción de esa ciudad del Continente, sino que así también le dieron su nombre. El nuevo edificio, al igual que el antiguo, constituyó una magnífica obra de arte, cuya conclusión exigió tres años. Las paredes a cada lado de la sala principal están hechas de trozos de piedra sólida, cortados de una inmensa piedra. Los maestros de Chuanchow tallaron delicadas flores, pájaros, animales y figuras humanas sobre las superficies, haciendo todo lo posible por producir verdaderas miniaturas de los objetos reales. Los pétalos de una flor de loto son tan delgadas como una hoja de papel y las expresiones faciales de cada figura humana son extraordinariamente vívidas. Además, se tallaron en las paredes, escritos de reconocidos hombres de letras de esa época, incluido del famoso erudito Liang Chi-chao. La parte más difícil de todo el proyecto del edificio, fue la bóveda de la sala principal, construida de diferentes cortes de madera que al ser colocados progresiva e incesantemente en forma de espiral por medio de siete fases, significan la eterna samsara o transmigración de la vida. No se usó ningún clavo ni una gota de pegamento; las piezas fueron unidas acorde a los eternos principios chinos de la unión entre el yin y el yang. Del centro de la bóveda, pende un gigantesco candelabro cuya luz reflejada en la construcción de madera en espiral, aumenta diez veces la intensidad de las candelas, convirtiendo la sala principal en un maravilloso destello. Originalmente el Templo de Lungshan fue un templo budista, dedicado a la Diosa de la Merced; pero con el correr del tiempo, se incluyeron también deidades taoista. Durante el período de la ocupación japonesa, que se inició a finales del siglo pasado, los japoneses hicieron todo lo posible por tratar de extinguir el nacionalismo chino. Debido a que los dioses y diosas del taoísmo chino derivaban muchas veces de héroes históricos -venerados por los chinos a través de los siglos- los japoneses ordenaron el cierre de todos los templos taoistas. Los miembros del templo de Mongka, dejaron en su lugar la imagen de la Diosa de la Merced y quitaron todas las imágenes taoistas, pero construyeron una sala posterior para conservarlos, preservándolos así para las futuras generaciones. Aunque la nueva sala no es tan impresionante como la antigua, los tallados de sus corredores y las decoraciones en los pilares de piedra, constituyen verdaderas obras de arte, dignos de admiración. Sentadas solemnemente sobre pedestales, se encuentran en la sala ocho deidades, cada una con su propia leyenda legendaria. Cuatro de ellas desempeñan un papel muy importante para los residentes de la isla; los rituales de adoración dedicados a ellas han llegado a ser parte de muchas vidas importantes: La Diosa Matsu (Diosa del Mar) nació inicialmente de una familia de pescadores, aproximadamente en el año 900 a.C. en una aldea de la provincia de Fukien. Nunca lloró durante su primer mes de vida, por lo que su padre le dio el nombre de Mo Niang (Doncella silenciosa). Era muy inteligente y podía memorizar un texto a simple vista. Conforme fue creciendo, mostró especial inpescar con su padre y hermano, siendo sorprendidos por un inesperado tifón. Las enormes olas arrastraron a su padre y hermano fuera del barco, por lo que Mo Niang, penetró inmediatamente dentro de las enfurecidas aguas, llevándolos de regreso a bordo. Desde entonces, fue elogiada por todos por su ilimitado amor filial y gran valor personal. Cuando Mo Niang llegó a los 28 años, fue recibida por las hadas de los cielos, transformándose en una diosa. Muchos pescadores y marineros aseguraban haberla visto descender a rescatarlos de las aguas enfurecidas, en medio de los extremos de tormentas y otros peligros. Empezaron entonces a construir templos para venerarla, llamándola Matsu (Madre de todo) y considerándola como la diosa patrona de Taiwan, especialmente de los marineros. Otro dios ampliamente venerado por los chinos es el antiguo General Kuan Yu, una figura histórica del Período de los Tres Reinos (Wei, Shu Han y Wu eran los tres reinos de China del año 220 al 280 d.C.) El General Kuan Yu, le ayudó a su hermano Liu Pei -gobernador de ShuHan- en las batallas contra otros reinos y llegó a ser famoso por su lealtad y valor en el campo de batalla. Los chinos de las sucesivas generaciones lo han respetado como un modelo de lealtad, valentía y rectitud, dedicándole templos en su honor, considerándolo como un dios y mereciendo el tributo del pueblo chino. El Dios de la Aldea (Fu-te) es una de las divinidades taoistas chinas. En cada aldea, tiene su propio templo. Se dice que durante la dinastía Chou, realmente era un recolector de impuestos, llamado Chang Fu-te, que tenía buen corazón, simpatizaba con los infortunios de las personas y hacía lo posible por reducir sus impuestos. Después de su muerte, su sucesor fue muy cruel, por lo que todos llegaron a valorar aún más la bondad de Chang Fu-te. Finalmente decidieron construir un templo para rendirle homenaje eterno. Con el transcurso del tiempo, el Dios de la Aldea se convirtió en un afectuoso protector para todas las generaciones. Los jueces (cheng-huang) del más allá fueron escogidos entre las personas desaparecidas y que han demostrado durante su vida, gran virtud. Regresaban al mundo de los vivos para juzgar el comportamiento de los seres humanos y ofrecían recompensas o castigos en el otro mundo. Los taoistas rinden homenaje especial a los cheng-huang de acuerdo con el refrán de que "las buenas acciones serán recompensadas y las malas, castigadas". La influencia del templo se ha extendido más allá de la religión. Hace más de cien años, cuando los franceses amenazaron Taiwan, los residentes del área de Mongka organizaron un ejército de voluntarios. Un sello que llevaba la imagen del Templo de Lungshan fue considerado como emblema oficial. Durante la dinastía Ching, los habitantes confiaban en la "voluntad de los dioses" para resolver las disputas entre ellos, por lo que en esta forma, el Templo de Lungshan desempeñó un papel muy importante para mantener la paz local. Durante los últimos años, el comité del templo ha participado en muchas actividades de bienestar social. Además, ha sido establecida una gran biblioteca, que permanece abierta al público. Año tras año, el Festival de los Faroles continúa atrayendo multitudes de personas a ese venerable edificio que constituye año tras año, una de las más elegantes celebraciones de la extensa tradición china. □

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