07/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Una maestra del Kung-fu

01/01/1986
No existen actualmente muchas personas que puedan recordar los Juegos Olímpicos realizados en Berlín, en 1936; sin embargo, Fu Shu-yun (傅淑雲) de 69 años, campeona en las artes marciales los recuerda muy bien, no solamente porque estuvo allí, sino porque fue una de las grandes estrellas de los juegos de ese año, formando parte de los 9 miembros del equipo de artes marciales que representaban a China. Este año se celebrará el 50 aniversario de dicho evento. Fu Shu-yun, recordando sus logros durante ese tiempo, evoca con pasión el motivo que la llevó a Berlín: su amor por las artes marciales. Habiendo sido una ávida practicante del kung-fu -artes marciales chinos- durante sesenta años, no tiene por ahora deseos de jubilarse. Cada mañana, temprano, sale de su casa localizada en Neihu, en las afueras de Taipei y se encamina hacia la Universidad de Cultura China situada en Yangmingshan, donde trabaja como instructora principal de las clases de artes marciales; su andar es fuerte y rápido durante los quince mi­nutos de trayecto de su casa a la parada del autobus. No siendo una persona dada a las murmuraciones, cuando Fu Shu-yun habla sobre tópicos que son de su interés, su voz es fuerte y clara y sus ojos parecen relucir con un brillo especial. Su meteórica carrera en las artes marciales está basada en una rutina de árdua práctica. Cuando durante su juventud, asistió a la antigua Academia Central de Artes Marciales de Nankín, a todos los estudiantes se les exigía levantarse a las 6 a.m. Sin embargo, ella solía hacerlo a las 4:30 a.m., para tener más tiempo para hacer sus prácticas. Sentía que el tiempo robado al sueño, lo ganaba en cuanto a competencia y precisión durante sus presentaciones. Es este nivel de perseverancia y duro trabajo de dedicación, lo que la ha caracterizado durante toda su vida y fue sin duda alguna, el factor decisivo que la hizo situarse dentro de los competidores de artes marciales más exitosos de su tiempo. Su interés por las artes marciales se inició cuando no tenía más que diez años de edad. En la escuela primaria a la que asistía, un profesor interesado en atletismo y artes marciales, empezó a enseñarles a sus alumnos el estilo Shaolin (少林) de artes marciales, la forma más popular para los principiantes en ese entonces; para Fu Shu-yun, especialmente esto fue como amor a primera vista, practicándolo religiosamente, una hora diaria, antes de ir a la escuela. Aun hoy en día, la disciplina Shaolin ocupa un lugar muy especial dentro de su corazón. En los primeros días de la República de China, el estudio de las artes marciales era considerado como un privilegio; en primer lugar, el estudiarlo con un buen maestro exigía una suma de dinero más allá del alcance de la mayoría de personas. Además, existían gastos adicionales, como la buena alimentación debido a que el consumo de calorías de quienes tenían que practicarlo constantemente para mantener su fuerza, era bastante alto. Asimismo, las oportunidades existentes para las mujeres de estudiar artes marciales eran bastante limitadas aunque tuvieran suficientes recursos financieros disponibles. Fu Shu-yun tuvo bastante suerte, no solamente porque su familia era rica, sino porque tanto su abuelo como su padre, eran militares y estaban interesados también en las artes marciales; sus padres eran personas de mente abierta y por ello no la desanimaron. Cuando tenía 17 años, su tío la llevó a un encuentro atlético nacional en Nankín. Observando allí las competencias de artes marciales, se impresionó bastante por lo bien que lo hacían los competidores. Su tío le dijo: "Por su­ puesto que son buenos; son estudiantes de la Academia Central de Artes Marciales de Nankín." Desde entonces, decidió que era allí hacia donde se encaminaría; se sometió a los exámenes y empezó sus estudios al siguiente semestre. En ese entonces dicha academia contaba con los mejores maestros de toda China, incluyendo los más relevantes maestros de artes marciales en los últimos cien años como Yang Cheng-fu (楊承甫) y Sun Lu-tang (孫祿堂). La rutina de estudio en la academia no era nada fácil. Como ya fue mencionado con anterioridad, Fu se levantaba a las 4:30 a.m., para empezar sus prácticas. Después del desayuno, todos lo estudiantes asistían dos horas de clases académicas, seguidas por dos horas de clases de artes marciales; a continuación, el almuerzo y por la tarde, la misma rutina. El primer año en la academia fue especialmente riguroso, debido a que los cursos del primer año dábanle especial énfasis a la ejercitación de las piernas, dolorosa disciplina para aumentar la fuerza y flexibilidad de las extremidades inferiores, que constituyen el punto focal de pericia en las artes marciales. Fu no solamente cumplía los rigores del adiestramiento, sino que por lo general se excedia de lo que se esperaba de los estudiantes. Consiguió una buena base en lo fundamental y dominó también el adiestramiento con espada, cuchillo y bastón, así como en la mayoría de las famosas formas de artes marciales sin armas de China. Se le ofreció también un adiestramiento especial no ofrecido a los demás estudiantes, debido a su extra­ ordinario progreso. En 1935, dos años después del encuentro atlético nacional que tuviera oportunidad de presenciar, Fu era una de las competidores de los juegos naciosnales, en lugar de una simple espectadora. Para entonces, las competencias en Shanghai eran muy duras, contándose con la participación de algunos de los mejores practicantes de artes marciales de toda China. Sin embargo, la joven Fu -todavía en el tercer año de la academia­ conquistó el primer lugar en la división de competencias de espada en la categoría de mujeres. Su victoria fue para ella un estímulo moral, confirmándole el valor de sus esfuerzos, lo que indudablemente desempeñó un papel decisivo para su selección como miembro del equipo chino de artes marciales que participaría en los Juegos Olímpicos de 1936, en Berlín. Después de seis meses de adiestramiento especializado, en junio de 1936, Fu y los ocho miembros del equipo -dos mujeres y seis hombres- se dirigieron a Europa, a bordo de un barco italiano. Tan pronto como llegaron a Berlín, los atletas europeos quedaron maravillados por sus uniformes de color azul de seda china de alta calidad, pero lógicamente, mas aun, por sus presentaciones. Muchos europeos no habían visto nunca presentaciones de artes marciales, por lo que las observaban con encanto y sorpresa. La presentación de Tai Chi (太極) de Fu y las demostraciones de Feicha (飛叉) de Cheng Huai-shien fueron especialmente notables. Debido a la popularidad de sus presentaciones, el equipo de artes marciales ofreció cinco demostraciones más en Berlín al concluir los juegos y tuvieron que rechazar invitaciones oficiales de Francia, Inglaterra y otras ciudades de Alemania, debido a que había terminado el tiempo estipulado para su encuentro europeo, por lo que debían regresar a China. A su regreso, Fu completó su último año en la Academia de Nankin. Luego de su graduación, era sorprendente el número de diferentes formas de artes marciales que dominaba: La extensión de su adiestramiento quedó evidenciada en su destreza en las seis diferentes formas de Tai Chi Chuan -conocido como una forma "interna" que le da énfasis no solamente a los movimientos rápidos usados en combate, sino más bien, en movimientos lentos para armonizar el flujo de la sangre y la energía del cuerpo. Además existen las diferentes formas de Shaolin, Hsing Yi (行意), Pa Kua Chuan (八卦拳), Pa Kua Lien Huan Tuei (八卦連環腿) Mien Chuan (綿拳) y varios otros estilos de habilidades con espada, cuchillo y bastón- además de otra interminable lista... Pero por mucho que supiera, no quería decir que sacrificara la calidad por la cantidad. Había perfeccionado cada disciplina, a través de su dedicación y práctica continua. No fue para ella ninguna sorpresa cuando al graduarse, fue invitada como instructora principal de artes marciales en la Escuela de de Educación Física de Shanghai. Shanghai no era para ella nada extraño; era su lugar de nacimiento en 1916, siendo allí en donde conquistó también el primer lugar en las competencias de espada, a los 19 años, durante los Sextos Juegos Nacionales. Por cierto que los campos y el estadio usados para dichos juegos, el Gobierno había dispuesto utilizarlos como instalaciones para el establecimiento de la Escuela de Educación Física de Shanghai. Años más tarde, Fu se casó con Meng Chao-hsun (孟照勲), un maestro también en las artes marciales. Una interesante coincidencia fue que ambos habían nacido en el mismo año y procedían del mismo pueblo natal; sin embargo, durante su infancia nunca se habían conocido. Meng empezó sus estudios de artes marciales a los seis años y es una de las pocas personas actualmente con vida, que es maestro tanto del Shaolin del Tigre Negro -que tiene ocho secciones­ como del Pai Yuan Tongpei Chuan (白猿通臂拳). Actualmente son pocas las personas que han tenido oportunidad de ver una demostración de cualquiera de esos estilos. Meng es también un experto del Tai Chiy de otras disciplinas de armas de las páginas de las novelas clásicas de kung-fu. Fu y Meng se conocieron grancias a dos de sus profesores en Kunming, ciudad de Yunnan y formaban ciertamente la pareja ideal. Sin embargo, no pudieron casarse de inmediato. La República de China se encontraba en la amarga guerra de resistencia contra los japoneses y Meng era piloto de la Fuerza Aérea de la República de China. Luego de su adiestramiento en Rusia -para entonces una de las fuerzas aliadas de la guerra europea- y la provincia de Hsinchiang, tenía que volar en misiones contra los japoneses en el norte de China. Los planes para la boda fueron relegados hasta para 1942, cuando finalmente pudieron unirse los dos en la ciudad de Chengtu. Los programas educativos fueron difíciles durante la Segunda Guerra Mundial a través de toda China, incluyendo también las artes marciales, Sin embargo, aun después del nacimiento de sus dos hijos, Fu continuó practicando las artes marciales. En 1949, cuando el gobierno de la República de China se trasladó a Taiwan, se establecieron en Kangshan, Kaohsiung, donde Meng fue nombrado oficial de la Fuerza Aérea. Por haber ido creciendo su fama, por su habilidad en las artes marciales, fue contratada como profesora en diferentes lugares, enseñándole a sus estudiantes los fundamentos de las artes marciales chinas; cuando en 1966 su esposo se jubiló de la Fuerza Aérea, se unió a ella como profesor y juntos le han enseñado a miles de estudiantes en Kangshan-Kaohsiung y las áreas próximas. En 1971 Fu fue invitada para dar clases en la Universidad Normal de Taiwan, en Taipei. Luego de aceptar, se trasladó temporalmente a vivir en el norte del país, junto con su hijo mayor, quien se encontraba estudiando en una universidad en Taipei. Finalmente la historia de "la pareja de las artes marciales" llegó a los oídos de los productores de películas de la República de China, contratándolos entonces, para filmar películas. Trabajaron así en cuatro películas, una rodada en Hong Kong y las otras tres en Taiwan. En 1975, un año después de haber dejado su cargo en la Universidad de Taipei para regresar a Kaohsiung, fueron contratados para la filmación de la famosa película" Atardecer en la ciudad prohibida" (日落紫禁城), acerca de la historia de los primeros años de la República, cuando los sellares de la guerra peleaban por el control de las regiones al norte de China (Fu y Meng representaron a un par de guardaespaldas de un famoso señor de guerra), por lo que la película está llena de emocionantes escenas de artes marciales. Ambos se debatían entre su lealtad hacia él y por el deseo de ayudar a Tan Tao-ling, estrella de la película, quien era un agente de los nacionalistas enviado a asegurar la derrota del sellar de la guerra. La película fue muy popular tanto dentro como fuera del país. Durante el cuarto mes de filmación de la película en Taipei, Fu y Meng se trasladaron nuevamente al norte. Aunque regresaron a Kaohsiung después de la filmación, se encariñaron mucho con Neihu, en las afueras de Taipei, donde fuera filmada parcialmente la película y dos años más tarde, compraron allí un apartamento, trasladándose a vivir definitivamente en Taipei. Como era de esperarse, en Taipei les llovían las ofertas para enseñar artes marciales y han continuado perpetuando lo mejor que han podido, las tradiciones de las artes marciales chinas. Dos años después de establecerse en Taipei, Fu y Meng tuvieron otro interés en común: la pintura china. Encontrándose en la edad en que la mayoría de personas están por jubilarse, no solamente se encuentran ocupadísimos en sus carreras, sino que han agregado algo que ocupa aún más su tiempo: la pintura china en acuarela. Estudiando bajo las enseñanzas de Huang Lei-sheng (黃磊生), famoso maestro de la escuela Lingnan de pintura china, continúan con la misma disciplina y determinación que demostraron en las artes marciales. Faltándole un año para cumplir los setenta, Fu Shu-yun se encuentra en su tercer año de enseñanza en la Universidad Cultural de Taiwan. Distribuye su tiempo en cuidar de su hogar, continuar sus estudios de pintura y enviar contribuciones regulares sobre artes marciales a una revista de la universidad. Su regular respuesta a los reporteros cuando le solicitan alguna entrevista es: "No tengo tiempo; ni siquiera he terminado una pintura para la clase de mañana." Este es el tipo de espíritu apreciado por los chinos. □

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