05/05/2024

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Taiwán Hoy

Festival de los Espíritus de China

01/09/1985
El equivalente al Halloween (víspera de todos los santos) en el Occidente, el Festival de los Espíritus de China, cae en el decimoquinto día del séptimo mes del calendario lunar, siendo de suma importancia para los budistas y taoístas. Hace mucho tiempo este festival era llamado "La reunión de los Cuencos Ullumbana". En sánscrito, Ullumbana significa "colgar boca abajo", lo que es una indicación del extremo sufrimiento del infierno; "cuenco" quiere decir vaso o instrumento útil. Agrupado junto, "los cuenco de Ullumbana" sirven para salvar a los habitantes de los sufrimientos y dolores mundanos. Un clásico budista relata esta leyenda del Festival de los Espíritus: Cuando Sakyamuni (una de las encarnaciones de Buda) predicó por primera vez la doctrina del Budismo en la India, tuvo dos discípulos. Uno de ellos era Mu Lien. Un día, cuando se encontraba visitando los cielos, Mu Lien se encontró con el espíritu de su padre, quien le rogó que le concediera salvar a su madre quien se encontraba sufriendo en el infierno. Descendió al infierno y encontró a su madre dentro de un grupo de espíritus quienes se habían declarado en huelga de hambre, por lo que no podían comer ni beber. Mu Lien consiguió un tazón de arroz para su madre, pero cuando ella lo recibió, se transformó en ardientes carbones. En vano Mu Lien le pidió ayuda a su maestro. Sakyamuni le dijo: "Los pecados de tu madre son tan grandes que tu fuerza no es suficiente para salvarla. Invita a 100.000 monjes y prepara toda clase de ofrendas para los cielos para implorar misericordia para ella." Desde entonces los budistan han preparado estas ceremonias religiosas, en nombre de las almas de sus padres desaparecidos. Otra leyenda está basada en una historia de la famosa novela El Mono. El emperador Tai-tsung de la dinastía Tang, soñó cierta vez que se encontraba visitando el infierno y todas las almas condenadas solicitaban su ayuda. Cuando despertó, le ordenó al monje San Tsang obtener un juego de sutras budistas de la India. Dirigió un imponente servicio religioso durante 40 días para las afligidas almas, quienes mediante sus oraciones podrían reunirse nuevamente con la humanidad luego de transcurridos seis samsaras (medida de tiempo). Una creencia popular en Taiwan es que la puerta del infierno se abre cada año en el amanecer del 1º. de julio lunar, permitiéndole a las almas condenadas visitar sus antiguos hogares y descender y participar de los alimentos en el mundo real. El festival termina el 30 de julio y los espíritus deben retornar al infierno antes de que se cierre la puerta. Ese es el motivo por el cual la Séptima Luna del Calendario Lunar es llamada en China "mes de los espíritus". Algunas almas permanecen por más tiempo; ellas no pueden retornar al infierno y deben vagar en este mundo. Para propiciar a estos errabundos espíritus y temiendo que sus propios antepasados podrían estar condenados a la soledad y al abandono, los chinos celebran tradicionalmente una suntuosa ceremonia religiosa el 15 de julio, en el Calendario Lunar. Para darles la bienvenida, se preparan diversos tipos de ofrendas: vegetales, frutas, pasteles, carne, arroz y vino. En la víspera del Festival de los Espíritus, es colocado en el patio de cada templo, un farol redondo de papel colocado sobre una vara de bambú. En la noche del festival, cada farol es encendido para guiar a los solitarios espíritus quienes han perdido su camino en el mundo. Se considera que entre más alta sea la vara de bambú, un mayor número de espíritus podrán percibir la luz de largo alcance. Colocar faroles flotantes en las aguas, es otra costumbre, cuya intención es impedir que las personas se ahogen. Se dice que quienes se ahogan están condenadas a permanecer prisioneras en el agua durante todo un año y no pueden salir de allí a menos que puedan encontrar otras víctimas que los substituyan. El misericordioso Suda podría no soportar la condición de los inocentes substitutos y controla cada templo para enviar resplandecientes faroles sobre las aguas para saludar a las almas de los ahogados y ayudarles a remediar su amargura. En general, en épocas pasadas, el alcance de la ceremonia de los faroles flotantes en el sur de China, era más grande que en el norte, debido a que allí existen más ciénagas y ríos, al sur del río Yangtze y en consecuencia, habían más ahogados y más espíritus. La mayoría de los faroles eran hechos de papel encerado, con varias decoraciones. Los habitantes del norte preferían decorar sus faroles con la flor de loto, que se considera es el pedestal de Sakyamuni y al igual que el agua bendita en el Occidente, protege contra los males. En Taiwan, la mayoría de faroles son modelados en forma de casas. Puestos a flote con hojas de banano, las pequeñas casas de papel llevan una candela en su interior. Un letrero sobre el marco de una puerta podría decir: "Recibiendo a los espíritus de las lejanas vías fluviales con luz reluciente." La ceremonia de los faroles flotantes, tiene lugar generalmente en la oscuridad. Cada miembro de la procesión sostiene un farol encendido, conforme se van acercando al muelle. Cuando los sacerdotes empiezan a cantar las sutras los faroles encendidos son lanzados uno tras de otro al río o sobre las olas. Desafortunadamente esta actividad fue prohibida cuando Taiwan estuvo bajo el dominio de los japoneses, durante los años de la guerra y es debido a su interrupción, que esta ceremonia acuática, llena de color, ha perdido mucho de su antiguo esplendor. Solamente la ciudad de Keelung, Hsinpu en el municipio de Hsinchu y las aldeas alrededor de Taoyuan en el norte de Taiwan han revivido realmente esta ceremonia. El templo Yi Ming en Hsinpu, en el municipio de Hsinchu, es uno de los pocos lugares en donde se mantiene intacta la celebración de la ceremonia tradicional. Pero con el objeto de acomodar el cada vez más en aumento número de invitados, la fiesta del templo es pospuesta al vigésimo día de la Séptima Luna del Calendario Lunar. Tres días antes del Festival de los Espíritus, es presentada la ópera taiwanesa Ke tsai hi, como un preludio del espectáculo. Enfrente del templo se construye un teatro al aire libre y las presentaciones tienen lugar cada tarde a las 14 horas, con la mezcla de gongs y tambores. Mientras que en el escenario tienen lugar leyendas históricas ensalzando las virtudes humanas como el amor filial, la lealtad, la justicia y la castidad, los vendedores compiten para vender su productos al auditorio y los niños juegan cartas debajo del escenario. Los ancianos se sientan en bancas, sosteniendo en las manos abanicos y disfrutando de las presentaciones. Todas estas actividades no consiguen distraer a los actores, debido a que actúan también para los numerosos visitantes del mundo de los espíritus, quienes según ellos, se encuentran entre el auditorio. Los visitantes nunca dejan de conmemorar a una gran estatua hecha de papel mascado del dios Tashih, colocada en la capilla del templo, a quien se le rinde homenaje como el líder de los espíritus. El dios Tashih es vestido con ropa de colores y con una larga lengua que le llega hasta el pecho y sosteniendo sobre su cabeza una pequeña estatua de la diosa de la Misericordia. Se dice que antes que el dios Tashih fuera domado por la diosa de la Misericordia, era un caníbal. Actualmente, junto con los espíritus se le permite disfrutar de ofrendas seculares en este mes. El dios está colocado dentro de dos pequeñas casas. La de su izquierda es para los intelectuales, mientras que la de su derecha es para el público en general. Además, hay cuartos para las almas masculinas y femeninas. Al igual que los dioses de la mitología griega, en China las almas son clasificadas por sexo y jerarquía. Las 15 aldeas cerca del templo de Yi Ming, celebran rotativamente el Festival de los Espíritus. Cada aldea ofrece un "Maestro Censor" que es el responsable de celebrar la ceremonia, disponiendo las presentaciones públicas y observando la provisión de las ofrendas de sacrificio. El aspecto culminante de las festividades es la selección de un cerdo campeón para la ceremonia de ofrenda de alimentos. Se considera que quien no pueda criar un cerdo que pese más de 1.000 libras no podrá tener antepasados virtuosos. Por lo tanto criar al campeón constituye una gran gloria. Los reglamentos para la competencia son sencillos: solamente se utiliza el peso de los cerdos para escoger al ganador. Luego de evaluarlos se escogen los diez más pesados, adornándolos con vistosas decoraciones la mañana del festival y desfilando en carrozas. Un promedio de más de 1.000 cerdos son sacrificados cada año. Lleva dos años criar un cerdo para la competencia. Se tienen que seguir dietas especiales para aumentar su peso más rápidamente. Además del alimento regular como lo constituyen pasteles de soja y hojas de batatas, los cerdos se nutren con alimentos extra, como jugo de zanahoria, huevos, manzanas, yogurt y pan. Alimentarlos dos veces al día podría costar US$4.00 diarios por cerdo. Conforme los cerdos se van poniendo más pesados, necesitan un cuidado más intensiva. En el abrazador calor del verano, es preciso ponerles un ventilador y son obligados a bañarse diez veces diarias para mantenerse frescos. Durante la noche es necesario quemarles un incienso especial para protejerlo de los mosquitos. En el día del festival, muy temprano, empiezan a acudir al lugar los visitantes, acróbatas, vendedores y los actores ke-tsai-hsi. Luego, aproximadamente a las 10 de la mañana, los camiones llevando los enorme cerdos colocados sobre potros de madera, se alínean para entrar en el cuadro del templo. Una piña en la trompa de cada cerdo, invoca la ayuda de Buda para la prosperidad. Para conservar la carne fresca, los cerdo son rociados constantemente con vino. Los criadores del cerdo campeón erigen arcos florales para identificar a sus ganadores. Aunque sólo se le otorga a cada ganador la modesta cantidad de US$80.00 y una medalla, cada granjero considera que sólo el hecho de ser el ganador recompensa todo su trabajo. Para completar la fiesta anual, se ofrece un banquete por parte de cada familia de los "Maestros Censores" de cada aldea. Los anfitriones más hospitalarios suelen compartir sus banquetes con los visitantes. Como resultado de la incitación del Gobierno de que los ciudadanos aquí llevan una vida más frugal, el acelerado desarrollo de la industria y el comercio y la aceleración del ritmo de vida, el alcance del material de la ceremonia ha sido cada vez más pequeño con el paso de los años. Uno de los organizadores del festival en Hsinpu, comentó: "Rendirle homenaje a los espíritus y a nuestros antepasados es una tradición del pueblo chino, un banquete tanto para los espíritus, como para las almas. Este festival y la fiesta ofrece una tregua para las personas que viven en nuestra sociedad moderna y ocupada. Por eso, pienso que por lo menos en nuestro país, esta ceremonia debe continuar." □

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