02/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Triunfos y lágrimas

01/05/1985
Los niños solitarios y su adaptación con el mundo circundante "Uno...dos...tres. Tírala." A esta voz de mando, una pelota de softball es lanzada hacia arriba, cayendo después muy velozmente al suelo. "¡Muy bien hecho! ¡Excelente! Probemos otra vez." Al escuchar dicho elogio, los pequeños atletas empezaron a aplaudir. La emoción y el gozo se reflejaban en sus rostros sonrosados, en el brillo de sus miradas y en lo sonoro de sus carcajadas; todos se sentían llenos de felicidad. Es un día inolvidable tanto para los niños retardados mentales, como para sus padres. Estos juegos atléticos especiales para niños y adolescentes moderada y severamente retardados, tuvieron lugar en el campus de la Escuela Secundaria Ching-Hwa de Taipei; habiendo sido esta la primera vez que este grupo de niños pudo experimentar el escuchar aplausos y elogios por parte de los espectadores. Hsieh Feng-cheng, un niño de ocho años, lloró en la ceremonia de apertura. "Es la primera vez que ve tanta gente y escucha tanto bullicio, por lo que está tan emocionado que no sabe cómo reaccionar", explica su padre, secándole las lágrimas. Durante casi toda su vida, Feng-cheng ha sido un niño "especial", encerrado siempre en su casa; su único compañero de juego ha sido -a veces- su padre. Raras veces miraba a otros niños, incluso los niños de su vecindario. "Pero me parece bien que Feng-cheng se comunique con los demás", agrega su padre. "Los niños tienen su propio mundo al que no puede reemplazar ninguna otra cosa." El propósito principal de estos juegos fue el de presentar a la sociedad a esos niños "especiales". En el campus los niños empezaron a realizar ejercicios de calentamiento; siendo esta la primera vez que hacían algo similar. Ahora, vestidos con trajes de diferentes colores, se encontraban es­ tirando sus cuerpos y saltando como conejitos a una señal de sus "hermanos o hermanas mayores". Los ojos de los padres se les llenaban de lágrimas observando unos niños tan vivaces. Los "hermanos y hermanas mayores", 400 en total, son voluntarios que ayudan a los profesores de educación especial a cuidar a los niños y a mantener el orden en los juegos. Cada niño tiene su propio hermano o hermana mayor. La mayoría de ellos son estudiantes universitarios. "Nos sentimos muy agradecidos con estos jóvenes", afirmó Liu Ming-yu, padre de uno de los participantes, "porque dedican sus fines de semanas a ayudar a nuestros hijos, con mucho amor y paciencia." Los niños moderada y severamente retardados tienen un cociente de inteligencia entre 20 y 49. Muchos de ellos experimentan también una agilidad físico atlética -o sea que ofrecen respuestas físico motoras- a un ritmo mucho más lento que las personas normales. Un estimado aproximado del 90 por ciento cuenta también con diferentes grados de problemas de comunicación, por lo que para educarlos no sólo es necesaria mucha paciencia sino que también mucho amor. Los niños retardados mentales pueden ocasionar un gran impacto en la vida familiar. He aquí lo que nos cuenta Chen Hui-i, de 10 años de edad, cuyo hermano se encuentra en el Centro para retardados mentales de Nantou: "Debido a lo difícil de su nacimiento mi hermano llegó a ser retardado mental. Estoy muy celoso de él, puesto que cuando permanece en casa recibe toda la atención de parte de mis padres Asimismo los feriados o fines de semana no podemos salir a jugar como las demás familias, debido a que tenemos que traer a mi hermano a casa desde el Centro, para cuidarlo. Tenemos que tener cuidado de que no juegue con la estufa de gas, toque la lavadora o saque cosas de la refrigeradora, rompa mis libros, etc. Mis padres suelen pelearse por su culpa y cuando están enojados no me hablan, por culpa suya. Cuando mi hermano hace demasiado bulla no puedo estudiar, pero a pesar de eso, lo queremos mucho. Mis padres le compran la mejor comida, la mejor ropa y los mejores juguetes. Yo también lo cuido, por ejemplo, lo ayudo a comer, beber y a ir al baño. Algunas veces he soñado con una hada que habrá de venir a nuestra casa para curar a mi hermano. Quiero estudiar mucho para así, cuando sea grande, poder trabajar en ese Centro y ayudar a niños similares a mi hermano." Los maestros y voluntarios suelen encontrar por lo general en ellos mismos nuevos niveles de adaptación, al estar expuestos a la inocencia y amor natural de los niños retardados. "Al principio tenía miedo de no poder realizar bien mi trabajo", confesó Chou Wei-fen, maestra del Primer Centro para Desarrollo Infantil. "Tenía una impresión bastante negativa acerca de esos niños. La gente suele decir que no responden, ni le escuchan a uno; incluso algunos hasta llegan a afirmar que los niños retardados mentales suelen atacar a las personas. Pero después de estar solamente un día en el centro, comprendí claramente que por el contrario, son inocentes y puros. Un abrazo, un beso, un dulce, una o dos palabras de elogio, bastan para que se sientan satisfechos y para hacerlos felices. Con su mirada lo dicen todo; son dignos de confianza, puesto que en sus corazones no existe maldad. En realidad, aprendí mucho de ellos y han sido ellos quienes me han educado." "!Globos, globos!" Gritó uno de los pequeños atletas; al recibir uno de parte de su "hermano mayor", sonriendo muy feliz. Al otro lado del campus, otros atletas "especiales" sonreían muy alegremente. Los juegos y reglamentos están diseñados especialmente para estos niños. "No importa ganar o perder. Lo importante es la experiencia que obtienen en dichas competencias y el estímulo y amor que reciben", expresó Chang Pei-shih, director del Primer Centro para el Desarrollo Infantil, quien planificó los juegos. Los participantes llegaron de todas partes de la isla: Changhua, Hsinchu, Kaohsiung, Tainan, Miaoli, Hualien, Nantou y desde luego, de Taipei. Sus familiares están ansiosos de que participen en la sociedad, mientras que para ellos, el poder participar y expresarse constituyó una valiosísima experiencia. Las familias no llegaron para competir; por el contrario, todas ellas fueron las ganadoras en estos juegos especiales. Un gran cartel en el campus decía: Nosotros ganamos debido a nuestra participación; ustedes ganan debido a su amor. □

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