05/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Los mercados nocturnos de Taipei

01/11/1984
Taipei no cuenta con las relucientes luces del puerto de Hong Kong, las vibraciones de Tokio, ni los clubes nocturnos de Manila; tampoco se encuentra aquí el ambiente de falsete de la calle de maricones de Singapur, ni el aire pintoresco y cosmpolita de los tropicales atardeceres de Penang. La esencia ,locturna de Taipei no podrá ser descubierta en la artificialidad de sus cabarets estilo occidental, el aislamiento de sus rascacielos o las superficiales ofertas en las calles repletas de turistas. Su vitalidad comienza a mostrarse cuando cada noche, miles de personas salen de sus casas, atraviesan los callejones y se dirigen hacia los mercados largos, angostos y brillantemente iluminados, después de la puesta del sol. Pero la atmósfera es la de una comunidad que disfruta de su tiempo libre hasta las primeras horas de la madrugada. Kushu (el nombre antiguo para el municipio de Wu en la provincia de Chiangshu, en el Continente) es descrito por un poeta antiguo: Los vendedores de los mercados nocturnos venden agua de nueces y raíces de loto; en la primavera, los botes transportan a las bellas jóvenes... Por el contrario, los mercados nocturnos de Taipei presentan solamente a esas bellezas que llegan a hacer compras o a comer. Muchos puestos con comidas preparadas ofrecen una variedad de especialidades gastronómicas y otros vendedores venden casi de todo, desde ropa, artículos para escritorio, utensilios de cocina, joyas y juguetes, hasta productos afrodisíacos y calculadoras electrónicas. Dentro de todos ellos, tanto el rico y el poderoso como el pobre, se sientan uno al lado del otro, sobre largas bancas de madera o alrededor de pequeñas mesas redondas, disfrutando de la comida de unos pequeños platos: fideos con arroz de ostras, suculentos panecillos o estofado de aletas de tiburón. Las amas de casa regatean el precio de los productos y los adivinadores, los retratistas, los fabricantes de sombrillas y los curanderos... todos se reunen allí para prestar sus servicios. Aunque los datos históricos muestran que en 1888, Taipei fue la primera ciudad con energía eléctrica en toda China, nadie sabe con exactitud cuándo surgieron los originales mercados nocturnos de Taipei. La interminable noche subtropical de la ciudad, la costumbre de su pueblo de comer -orientado por la comida-, el pasatiempo de aprovechar las ofertas de los mercados y la escasez o gastos en otras actividades culturales y de entretención son las razones principales de la continua popularidad de los mercados nocturnos en la ciudad moderna. Además, los mercados nocturnos de Taipei ofrecen una variedad de encantadoras atracciones místicas. En todo caso juegan un papel importante en la vida recreativa y económica de los 2,3 millones de habitantes de la ciudad. "Vengan acá, vengan a probar la fresca bilis y la sangre de esta cobra. Notarán una inmediata mejoría en la vista, ya sea que padezcan de miopía o de astigmatismo. Es buena también para la presión baja y la circulación en general. Dénsen prisa, vengan y no se pierdan esta oportunidad... " Un hombre de aproximadamente 20 años de edad hace ese anuncio por medio de un micrófono, mientras que toma una culebra por la parte de detrás de la cabeza y le da varias vueltas, para llamar la atención de los espectadores. Luego, la cuelga en un clavo y hábilmente, le hace una incisión en la parte inferior con un par de tijeras. En cuestión de segundos, ha extraído una vescícula biliar de color azul, la que muestra como si fuese un trofeo. Su ayudante, mientras tanto, recoge en un vaso, la sangre color rojo obscuro que sale del cuerpo de la culebra. Esta escena se repite cada noche en la calle Hua Hsi, distrito de Wanhua, a una cuadra del extraordinario Templo de Lungshan. Es el mercado nocturno más grande de la ciudad, con un historial de más de veinte años. Los puestos de los vendedores se encuentran bien alineados en la calle Hua Hsi, -a diferencia de otros mercados nocturnos- y son resultado de los programas de mejoramiento realizados por el Gobierno en 1980. Los turistas con espíritu aventurero que prefieren una verdadera gira cultural exploratoria en lugar de sensaciones superficiales en las tiendas de recuerdos de áreas vulgares, podrían ser testigos de algunas de estas cosas raras involucradas en la tradicional medicina folklórica taiwanesa en las tiendas de hierbas medicinales que se encuentran en las calles. En la tienda de Kungfu, un hombre joven y vigoroso, sostiene en alto un elixir que garantiza energía, intentando llamar la atención de un posible cliente. Detrás de él, dos maestros de artes marciales ofrecen una muestra de ellas tan real que sus cuerpos están empapados de sudor. Más atrás, largas filas de botellas de vidrio conteniendo materiales místicos en polvo llenan las estanterías: un escenario de vivo fondo comercial. En el Centro de Productos de la Montaña Ta Fa, los cuerpos de las culebras se mecen suavemente al soplo de la brisa enfrente de la puerta, atrayendo las miradas de los transeúntes. Incontables culebras de variedad de colores y tamaños se enroscan furtivamente en las oscuras esquinas de las estrechas jaulas, llamando la atención del público. Los fuertes olores predominantes en esta área, definitivamente no son aptos para las personas demasiado escrupulosas. En las vitrinas de vidrio de las tiendas, brillantemente iluminadas, pueden verse diferentes vinos de culebras a un precio aproximado de NT$1.500 (US$37.50) la botella, pudiendo apreciarse una culebra entera en su interior, junto con el vino. Los precios varían de acuerdo a las variedades elegidas. Por ejemplo, el vino de bilis de culebra cuesta NT$2.000 (US$50.00) la botella, mientras que el vino de genitales de culebra, NT$2.500 (US$62.50). Existen otras "clínicas" y tiendas de medicinas a lo largo de la calle Hua Hsi, las que ofrecen las que se presume ser recetas secretas "transmitidas de generación a generación" o bien "fórmulas se­ cretas de la Corte Imperial". Aquí se reunen siglos de tradiciones. Es imposible saber qué porcentaje de las curas prometidas tienen realmente un resultado positivo. Debido a que casi todos los paladares de los habitantes de la isla tienden naturalmente a inclinarse por los alimentos provenientes del mar, el mercado de la calle Hua Hsi, al igual que otros mercados nocturnos de Taipei, ofrece, sin excepción, lo más significativo de atracciones comestibles para los hambrientos paseantes nocturnos. Muchas variedades de pescados, mariscos, anguilas, calamares, cangrejos y camarones son presentados, ya sea nadando libremente en grandes acuarios de vidrio, cerca de la entrada a estos lugares, o bien sobre trozos de hielo, esperando las órdenes del patrón. Un atractivo letrero colgado sobre la puerta anuncia camarones curtidos en vino o a la parrilla, a NT$100 (US$2.50) el plato; cuatro camarones de tamaño mediano colocados juntos, van cambiando gradualmente de color, hasta llegar a ponerse rojos por el calor del fuego. Al llegar al extremo de la calle, los visitantes se encuentran con la calle Kwang Chou, uniéndose así a los cercanos callejones de un nutrido mercado que constituye un paraíso para los vendedores. Su desarrollo es muy natural, como resultado de la proximidad geográfica del área bastante conocida del templo de Lungshan, el templo budista más famoso y antiguo de Taipei. De sólo cuarenta y cuatro metros de diámetro, el círculo localizado en la intersección de las calles y avenidas Nankín Oeste, Chungking Norte, Tien Shui y Ning Hsia, fue el mercado nocturno más antiguo de Taipei y el lugar más famoso para comer. Algunos afirman que a principios de este siglo, el círculo de dicha área no era nada más que un predio vacío en donde se juntaban las cuatro vías y un lugar en donde los niños solían llegar ajugar. No fue sino hasta cuando empezaron a levantarse en el área circundante edificios de cuatro pisos y viviendas privadas, que la municipalidad decidió convertir el área en un parque en miniatura, por lo que fue plantado un círculo de árboles. Pasaron los años y estos árboles fueron creciendo alrededor de dicho círculo, convirtiéndose cada vez más altos y espesos y la grama que los rodeaba, cada vez más verde. La gente empezó a llegar a dicho lugar a toda hora del día, sentándose en las bancas de piedra, para jugar ajedrez a la sombra de los árboles o bien solamente para reunirse con los amigos y conversar. Al anochecer solían verse allí grandes cantidades de personas caminando, observando a los jugadores de ajedrez o bien escuchando a los ancianos contar historias del pasado. Un día se estacionó allí un vendedor de frutas, vendiéndole sus productos a quienes se encontraban descansando en los alrededores. Al día siguiente regresó con una mayor cantidad de frutas, vendiéndolas todas. La noticia de esto se fue extendiendo, como suele suceder en estos casos y así, siguieron a él otros vendedores. Posteriormente, uno de los vendedores se mostró insatisfecho con la pequeña cantidad de mercaderías que podía cargar sobre sus hombros y optó por usar una carreta. Al aumentar el número de vendedores, aumentó también la cantidad de compradores y así, este Círculo llegó a convertirse todas las tardes en un mercado regular. Para darle legitimidad a la situación ilegal existente, hace cuarenta años, un hombre llamado Wang, en representación de todos los vendedores del Círculo, gestionó un permiso ante los funcionarios de la Municipalidad. Se llegó a un compromiso, mediante el cual, la Municipalidad les permitía a los vendedores hacer negocios, siempre y cuando se ajustaran a los reglamentos trazados por las autoridades, pero su número estaría limitado; no podrían empezar sus ventas antes de las 5 de la tarde (cuando sonara un timbre anunciándolo) y tendrían que retirarse a media noche. Debido a estas restricciones es que el Círculo llegó a ser conocido como mercado nocturno. Conforme fue pasando el tiempo, los límites de la ciudad se fueron ampliando, incluyendo el mismo Círculo. Los campos de arroz en el norte, estaban ahora cubiertos con altos edificios y los estanques de peces del oriente se habían rellenado. El cementerio del sur fue cambiado hacia otro sitio. En el occidente empezó a florecer un barrio chino. Un poco más lejos fueron abriéndose centros de diversión: teatros, clubes nocturnos y salones de baile. Al llegar a ser los medios de transporte cada vez más convenientes, la gente empezó a llegar allí de todas partes de la isla para vender sus productos en el Círculo, por lo que su espacio se fue reduciendo cada vez más. Por eso fue que los vendedores obtuvieron el permiso del Gobierno para usar ambos lados de la calle Chungking Norte, una sección que se extiende desde el Círculo, hacia todo lo largo del Oeste de la calle Chang An. La cada vez más numerosa comunidad de vendedores no solamente ha ayudado a llevar más comercio a dicha área, sino que también le ha impreso un sabor al país que ha hecho del Círculo, un bastión de cultura folklórica en medio de la metrópoli. Con un promedio de 40 comedores, el Círculo ofrece innumerables especialidades gastronómicas, comprendiendo: oa chien ("omelette" de ostras), pato tang kuei, pollo en ajonjolí, sopa de hongos, empanadillas rellenas y muchos otros. Aquellas personas que les gusta comer fuera, siempre podrán satisfacer su apetito a precios razonables. Sin embargo, como afirma un dicho chino: las bellas flores nunca pueden durar por toda la eternidad y un paisaje encantador sólo existe por corto tiempo... y Taipei que ha ido creciendo a pasos agigantados en los últimos años ha presenciado esta y otras valiosas evidencias de su pasado ya desaparecido debido al ímpetu de la modernización. Los "brazos" del Círculo se encontraban entre los primeros que serían cortados para darle lugar a la expansión de la calle. Tal parece como que si cada modernización del plan urbano de renovación en las últimas décadas hubiesen dado por resultado cierto decaimiento del Círculo. Actualmente, casi todos sus puestos se han cerrado. Actualmente cuando cáe la noche, el círculo de la isla ya no se ve lleno de luces, sino que casi totalmente permanece silencioso y oscuro, formando un triste y nostálgico contraste con el intenso tránsito nocturno y la movilización que ofrece la calle Ning Hsia, que se encuentra hoy en día más floreciente que nunca, por lo que ha reemplazado a la calle Chungking Norte, como la principal atracción de esta área. No se sabe por qué razón, la gente tiende a preferir lo moderno y a despreciar lo antiguo. Cuando decae un mercado nocturno, surge su reemplazo. El área que incluye las calles Ta Tung, Wen Lin y Hsiao Pei, en Shihlin, un suburbio de Taipei, ha llegado a convertirse en los últimos años en uno de los mercados nocturnos metropolitanos más populares, similar a los de los distritos Kung Kuan y Ching Mei, a lo largo de la calle Tung Hwa. Al pasar por el Grand Hotel y cruzando una vía férrea, los vehículos atraviesan muchas dificultades en su tránsito. Las olas humanas llegan ahora de todas direcciones, obstaculizando el tránsito de vehículos y forzando a los carros a detenerse. La repentina expansión del mercado de Shihlin ha sido dentro de angostos pasajes, llenos de puestos ambulantes de ropa. Incluso se alínean en las aceras en­ frente de los almacenes de ropa confeccionada y de las zapaterías, cerca de la Universidad de Ming Chuan, con exclusividad para damas, siendo este sin lugar a dudas, parte del motivo del original florecimiento del mercado. La cafetería de los arcos, un área que llama la atención por sus original decoración frontal, irradia en forma continua a sus alrededores, el sonido de la música pop, intensificando el de por sí agitado ambiente. Dentro de los arcos, los adolescentes entonan canciones acompañados por guitarras. Un letrero colocado en la entrada indica los nombres de los cantantes aficionados que se presentan por cortas temporadas. En la puerta contigua, un almacén de curiosidades llamado Chaplin, presenta una colección de artefactos folklóricos; esto constituye algo poco común dentro de la gran variedad de almacenes convencionales y de vendedores que se especializan en mercaderías para los consumidores modernos. El mercado de Shihlin es conocido por su variedad de especialidades culinarias, dentro de ellas, las grandes salchichas, un enorme pastel "relleno" con otro pequeño pastel y hielo de frijol dulce. Los pasteles rellenos se empiezan a preparar con otros pequeños pasteles fritos, rellenos ya sea con cebolletas saladas o con ajonjolí dulce, los que son en­ vueltos por una delgada capa de galleta. Observar a un vendedor preparar este plato taiwanés es quizás más placentero aún que saborearlo. Un viejo cantante de música pop anunció una vez: Hoy no regresaré a casa. Los mercados nocturnos de Taipei constituyen el principal estímulo como podría serlo durante la época de invierno, la alternativa de pasar toda una noche en el interior de una "cámara de aire". □

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