07/05/2024

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La tribu Lukai de Taiwan: Hacia un mejor futuro

01/01/1983
Una de las nueve tribus aborígenes de la República de China, la Lukai, se agrupa alrededor del extremo sur y el sudeste de la Cordillera Central que atraviesa la isla. Aunque los habitantes de Lukai no pasan de 5.000 en total, están divididos en 26 clanes, dispersos en los condados de Pingtung y Kaohsiung. Los seis caseríos rurales de la aldea de Wutai -en la zona montañosa del oriente de Pingtung- constituyen, tal vez, el lugar de mayor reunión de la tribu Lukai. Gracias a su localización, la aldea de Wutai goza de un clima agradable durante todo el año, y ha sido apodada "la Baguio de Formosa" en referencia al sitio popular de veraneo en las Filipinas. Las familias de 200 y pico de años de Wutai están divididas en tres grupos. En general, los nobles y los caciques se congregan en torno a la parte más baja de la aldea. Sus residencias, tanto las antiguas como las nuevas, son relativamente espaciosas e incluyen -entre su mobiliario interior más lujoso- cerámicas, porcelanas y urnas legadas por sus antepasados. Los tradicionales vestidos vistosos están incluidos entre sus tesoros, y es frecuente ver a una mujer detrás de una ventana enhebrando coloridos abalorios y bordando trajes nuevos al estilo tradicional. Un patio grande, amueblado con mesas y sillas hechas de bloques de piedra, ocupa la parte delantera de la casa de un noble. Yendo en carro durante unos 20 minutos desde la parte baja de Wutai, se aprecian una docena de casas colocadas en una fila ordenada a lo largo de la senda montañosa. La parte alta de Wutai está en ángulo recto, apenas a una distancia del tiro de una piedra. Numerosas casas, una estación de policía, las oficinas de administración y una escuela primaria codean unas con otras en la cumbre de la colina. Wutai es conocida por su suministro de piedras útiles, en su mayor parte, bloques grandes tan duros como el mármol. Los aldeanos aprovechan estos materiales duraderos para construir casas, mesas, sillas, armazones de camas, flores, patios... y hasta para pavimentar sus calles. Con razón Wutai es llamada la aldea de los bloques de piedra. Los Lukai creen que sus caciques son los descendientes de una serpiente de "cien pasos". Se dice que en el lejano pasado de Wutai, la gente visitaba muy pocas veces los remotos lugares montañosos, que quedaron sumergidos en el misterio; los forasteros creían que debían ser la residencia de seres inmortales. De acuerdo con la leyenda, una hermosa dama se enamoró de un joven guapo que vivía junto al cercano Lago del Fantasma. El era fuerte y sabio como un dios. Parece extraño, pero ante los ojos de los extranjeros, él no era otro que la serpiente de cien pasos. Una vez cuando la pareja navegaba despaciosamente hacia el centro del lago, dos cisnes se deslizaron tranquilamente sobre la superficie del agua y, desde aquel momento, no se volvió a saber nada de los enamorados. La leyenda dice que sus hijos fueron escogidos más tarde como los jefes de los Lukai. A consecuencia de esto, la serpiente de "cien pasos" llegó a ser el símbolo de los caciques y solamente ellos tienen el privilegio de decorar sus vestidos, utensilios y residencias con su imagen. Los aborígenes de Lukai son conocidos por sus éxitos en la talla de la piedra y del hierro. Las figurillas esculpidas en madera, las cabezas de hombres y modelos cincelados con temas de serpientes y ciervos caracterizan la fuerza primitiva. La vida de los Lukai es complaciente y abundante, con maíz, batatas, mijo y otros cereales como provisiones fundamentales para la comida. La fuente principal de ingreso de los aldeanos proviene de la cosecha de los árboles de paulownia. En los últimos años, el gobierno ha dedicado grandes esfuerzos para mejorar las oportunidades de los aborígenes de Taiwan para que obtengan las conveniencias de la vida moderna. Por ejemplo, al ayudar a promover la industria turística, que produce ingresos, cada distrito de la aldea de Wutai tiene ahora pequeñas tiendas de abarrotes y tabernas para proporcionar a los visitantes mercancías y cajas de comida. Un hotel pequeño con seis habitaciones puede acomodar a una docena de turistas. Los visitantes salen del hotel montando en bicicleta por el desfiladero de la montaña para aliviar la tensión de la ciudad y apreciar el estilo de vida de los aborígenes. De las seis aldeas de Wutai, Haocha es la que ha sido menos afectada por la intrusión de la civilización moderna debido a lo difícil de su acceso. Un centro de actividades de Haocha está decorado con estatuas de dioses, figuras masculinas y femeninas, y tablillas con letreros. Fue una vez un lugar para el esparcimiento y un centro educativo. Lo que más distingue a la Lukai de las otras tribus aborígenes es su pasión por las montañas escabrosas como bastión para sus actividades. Mientras más alta es la montaña, más tranquilos se sienten los Lukai. Llevan una vida aislada en sus remotas zonas montañosas; se necesitan de cinco a veinticuatro horas para llegar a las aldeas vecinas. Una grandiosa ceremonia religiosa para orar por un año abundante se lleva a cabo cada cinco años en la aldea de Wutai. Los amigos y parientes lejanos renuevan sus lazos durante este festival, un evento que dura dos días entre la cosecha de otoño y la siembra de la primavera. Los juegos y encuentros de­ portivos formaron parte de las actividades festivas del año pasado. A la madrugada del 24 de agosto, los aldeanos de Lukai llegaron a Wutai en autos, carretas de bueyes, motos y bicicletas. Sus anfitriones, jóvenes y viejos, se levantaron temprano para limpiar los cuartos y los patios y especialmente para preparar bien el campo de recreo de la Escuela Primaria de Wutai, el principal centro de actividades del festival. Se levantaron pabellones de bambú alrededor del campo de juego para que sirvieran como sitio de descanso para los representantes de la aldea. Representaciones de la serpiente de los "cien pasos" y del dios de Sol se colgaron en los quioscos, añadiendo un ambiente primitivo y misterioso. Los Lukai ataviados con los lujosos vestidos tradicionales en esta ocasión, reflejaban las identidades de la tribu y su estatus social. Por ejemplo, los trajes bordados con modelos de serpientes identificaban a un cacique, mientras que los jóvenes con trajes de calicó denotaban su soltería. Hasta las especies de flores que las chicas llevaban en su cabeza tenían diferentes significados. Los hombres con plumas de pájaros en la cabeza debían demostrar su habilidad en la competencia de maratón y debían también ocupar altas posiciones en la tribu. Los de la tribu se les pide cazar animales para luego utilizar los dientes y cueros como adornos para la cabeza. Cuando la ceremonia de inauguración del festival terminó a las nueve de la mañana, los jóvenes Lukai encendieron sus antorchas en un círculo y presentaron canciones y bailes aborígenes. Después, llegó el momento culminante de las celebraciones: el concurso de balanceo en columpios gigantescos. El andamio es un trípode que se hacen tradicionalmente de gigantescos palos de bambú y mimbre. No se permiten las anillas de acero ni los clavos. El andamio de unos 13 metros de altura, es erigido por miembros de la aldea, lo cual provoca grandes escalofríos entre la audiencia, ya que el andamio rechina durante el balanceo. No obstante nunca ha ocurrido ningún accidente. El andamio tiene varios palos que indican la altura por los concursantes. El asiento del columpio está a unos tres metros y medio del suelo, por lo cual en la competencia no se permiten los niños. El balanceo se hace de pie. Hay tres columpios: los dos que están a los lados son para que los concursantes vayan animándose. En cada equipo participan un hombre y una mujer. La chica se coloca de pie en el columpio mientras su como pañero tira de una cuerda en el suelo para empezar el balanceo. Los jueces son precisamente los padres de los participantes y finalmente, no falta la cortesía: se considera como un privilegio para el hombre el ayudar a su compañera a bajar del columpio. Mientras el maestro de ceremonias anunciaba el comienzo del certamen, todas las otras actividades se paralizaron y la multitud se reunía para contemplar este evento único. Los mejores participantes al concurso fueron jóvenes de unos 20 años, quienes habían realizado constantes ejercicios en el servicio militar. Los Lukai están orgullosos de su destreza en el tiro al arco, y cada aldea mandó varios de sus mejores arqueros para tomar parte en la fiesta. Los concursantes usaron arcos y flechas hechos a mano para disparar desde una distancia de 50 metros a un ciervo pintado en madera contrachapada. Una flecha en el cuello del ciervo gana 100 puntos, en el vientre, 90 puntos y en la parte posterior del animal, 50. El cacique Tu Kuo-fu anotó que con el entrenamiento profesional, la juventud Lukai puede llegar a tener un potencial grande para el concurso nacional de tiro de arco -además de su impacto en la competencia de maratón. Según un joven, es tradicional entre los Lukai el mostrar respeto hacia las mujeres. Cuando se atraviesan las sendas con precipicios, al trasladarse de una colina a otra, por ejemplo, el marido debe llevar a su mujer a la espalda a través de la zona peligrosa. En un caso necesario, puede abandonar a sus hijos, pero no a su mujer. Las mujeres de Luaki deben ser muy mimadas, sin embargo, no es correcto llegar a la conclusión de que las mujeres son delicadas. En un certamen, las mujeres llevaban un jarrón de agua de 20 kilos sobre su cabeza, como parte de una competencia de caminata rápida de 50 metros. Son tan fuertes como aquellas mujeres del Medio Oriente, quienes pueden cargar la cuna del niño en su cabeza mientras suben o bajan las montañas. Vale la pena mencionar que todos los participantes Lukai en la fiesta, se ofrecieron voluntariamente para participar en las competencias. Su obediencia a los miembros del jurado les hizo merecedores de mucha alabanza. Los jóvenes Lukai que terminan el bachillerato pueden permitirse el lujo de amueblar sus casas con aparatos eléctricos tales como televisores y neveras. Algunos llevaban cámaras y grabadoras al hombro mientras tomaban parte en el festival. Aunque el ingreso familiar es bajo en comparación con el del área urbana de Taiwan, parece que este pueblo tiene un limitado interés por lo material. Lo que más les importa es disfrutar de una vida tranquila sin apartarse de las antiguas tradiciones tribales. □

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