Tras un siglo de arduo trabajo y la construcción de una nación, la República de China celebrará su centenario este año. Aunque el país alcanzará la marca de los 100 años el 10 de octubre, el Día Nacional de la República de China, las celebraciones comenzarán oficialmente a partir del comienzo del nuevo año.
Fundada en 1912 como la primera república de Asia, el Gobierno de la República de China se basa en la doctrina de San Min Chu I, o los Tres Principios del Pueblo. Estos principios, que forman la base de la Constitución de la República de China, han preceptuado un Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. En Taiwan, los derechos humanos, la libertad y la democratización han sido logrados a través de una serie de “revoluciones silenciosas” que culminaron en reformas sociales y políticas audaces; y la reestructuración constitucional ha resultado en un país cuyos 23 millones de ciudadanos disfrutan de plenos derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
La protección de los derechos humanos tiene tal importancia en Taiwan que en mayo de 2009, el Gobierno ratificó dos convenios pertinentes de las Naciones Unidas —El Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos, y el Convenio Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales—a pesar del hecho de que Taiwan no es miembro de las Naciones Unidas.
El progreso económico es esencial para la promoción de la democracia, la justicia social y el respeto por los derechos humanos. Por lo tanto, no es mera coincidencia que la sociedad de Taiwan se haya vuelto más liberal con el advenimiento de la rápida industrialización y el prolongado desarrollo económico. En sólo algunas décadas, Taiwan ha hecho la transición de su pasado agrario a convertirse en la 25º mayor economía del mundo, un logro que ha sido exaltado alrededor del mundo.
Un distintivo espíritu empresarial e innovador ha sido una de las principales fuerzas motrices detrás del éxito económico continuo de Taiwan. Las empresas pequeñas y medianas de Taiwan, que representan casi el 98 por ciento de todas las empresas de la isla, se conocen por su capacidad de investigación y desarrollo, que les proporciona la habilidad de responder flexible y rápidamente a las demandas cambiantes en el mercado mundial. El reconocimiento internacional de la habilidad de las empresas locales para innovar puede verse en el Informe de Competitividad Mundial 2009-2010 del Foro Económico Mundial, que clasificó a Taiwan en el sexto lugar en el mundo por su “capacidad para innovar”.
La tarjeta de felicitación del Presidente y Vicepresidente de la República por el Año Nuevo con el logo del Centenario de la República de China. (CNA)
La innovación permanecerá siendo particularmente importante ahora que la República de China entra en su segundo siglo, especialmente cuando las empresas se centran cada vez más en la creación de fuertes marcas internacionales y de productos con alto valor agregado. Se espera que el Acuerdo Marco de Cooperación Económica firmado recientemente con China continental contribuya con este proceso mediante el aceleramiento de la internacionalización de la economía de Taiwan.
Taiwan está también orgulloso de su patrimonio cultural único. La mayoría de los residentes tiene ascendencia de chinos han. Por lo tanto, los logros durante los cinco milenios de historia y cultura chinas impregnan la sociedad, y se encuentran en muchos aspectos mejor preservados en Taiwan que en China continental. A pesar de esas profundas raíces culturales chinas, Taiwan ha desarrollado características locales a las que han contribuido los más de 450.000 residentes aborígenes de la isla, así como las experiencias durante la época de los colonizadores holandeses y japoneses, las olas de inmigración del Sudeste Asiático, la multiplicidad de idiomas y las relaciones comerciales con otros países. El resultado es una sociedad abarcadora que integra un rico patrimonio étnico y cultural con ideales sociales y políticos internacionalmente aceptados.
Al mismo tiempo que se reflexiona y celebra la democratización, los derechos humanos consolidados, la fuerte competitividad económica y la rica herencia cultural, que se han desarrollado a través de los últimos 100 años, la República de China también trabaja para definir una visión para el futuro que no solamente ampare esas tendencias, sino que también garantice el avance de una sociedad armoniosa que beneficie a todos sus miembros y al mundo como un todo.