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KTV: UN ESPACIO PARA COMPARTIR

01/07/2011
Cantar en los KTV es más popular entre los estudiantes y trabajadores jóvenes y solteros.

Pasar una noche cantando con los amigos en un KTV es una de las formas de entretenimiento más populares —y únicas— de Taiwan.

Alrededor de las 7:30 de la noche de un día de semana, un grupo de estudiantes entra en una sala pequeña, tipo suite, donde un sofisticado sistema computarizado les permite elegir de un enorme repertorio de versiones instrumentales de canciones populares. Se selecciona una melodía, la música comienza y un video con un tema romántico aparece en la gran pantalla. Uno de los estudiantes coge el micrófono y cuando aparece la primera línea de las letras en la parte inferior de la pantalla, comienza a cantar una versión de su canción favorita. Bienvenido a una sala de karaoke (KTV), una de las formas de entretenimiento nocturnas, más populares de Taiwan.

Las primeras horas de la noche durante los días de semana y luego los viernes y sábados por la noche son las horas más populares para cantar en un KTV. Los precios varían dependiendo del tamaño de la sala y el lujo de sus instalaciones, pero un factor principal que influye en el precio es la hora del día. Durante las mañanas de los días de semana en una sala de KTV de Partyworld, en la popular zona de Ximending, por ejemplo, los precios varían entre NT$350 (US$12) por una sala para siete personas a NT$1.540 (US$51) por una sala grande con capacidad para hasta 40 personas. Los precios se elevan a NT$630 (US$21) por una sala pequeña y NT$2.772 (US$92) por una grande durante las noches de los días de semana; mientras que los viernes y sábados por la noche el costo alcanza los NT$700 (US$23) y NT$3.000 (US$103).

Wang Tsen, profesor asistente en el Departamento de Diseño de -Comunicación Visual en la Universidad Nacional de las Artes de Taiwan en Nuevo Taipei, es uno de los tantos académicos que estudian la cultura del entretenimiento de Taiwan. Cantar en las salas de KTV es una de las opciones más populares y distintivas de entretenimiento en Taiwan, dice Wang. Las estadísticas evidencian su afirmación, y según una encuesta a nivel nacional publicada en 2010 por Trendgo, una firma de investigación de mercado con sede en Taipei, el 28,2 por ciento de la gente entrevistada visitó un KTV por lo menos una vez en 2009. Cantar en los KTV fue la actividad más popular entre la gente de 21 a 31 años, ya que más de la mitad de los entrevistados en ese grupo de edad dijeron que habían ido a un KTV en 2009. La encuesta concluye que los KTV son más -populares entre los estudiantes y los trabajadores jóvenes y solteros. Para este grupo de personas los KTV son “un paraíso de diversión”.

El origen del KTV se remonta al karaoke, una palabra japonesa que combina kara, que significa “vacío”, y oke, que significa “orquesta”. Las máquinas de karaoke que ofrecen canciones grabadas sin las letras comenzaron a aparecer en Taiwan a mediados de los años setenta en los bares y restaurantes de estilo japonés. En ese momento, las máquinas de -karaoke no eran más que un par de altavoces, un micrófono y una combinación de tocacintas y amplificador.

A principios de los ochenta, los aparatos de karaoke se combinaron con monitores de video, generalmente colocados en pequeños escenarios en cafeterías o restaurantes, dando lugar a los clubs de karaoke, cuya mayor atracción era el canto. “A diferencia de su función complementaria en restaurantes y bares, el karaoke se convirtió en una forma establecida de entretenimiento”, dice Wang.

Entre tanto, otra forma de entretenimiento se volvió rápidamente popular a mediados de los ochenta: el MTV, o establecimientos de -televisión y videos, que ofrecían pequeñas -salas individuales en la que los clientes -podían ver videos de películas. Los operadores suministraban una amplia gama de videos y cobraban por el alquiler de las salas. Cash Box Corp. es ahora una empresa conocida en el negocio del KTV en Taiwan, comenzó en 1985 como un negocio de alquiler de videos, luego proporcionaban salas para los que clientes vieran las películas en el mismo establecimiento. Sin embargo, surgió un problema con el MTV a finales de los ochenta, cuando el Gobierno comenzó a hacer cumplir más estrictamente la prohibición de los videos pirateados, que muchas de las empresas -suministraban a los clientes.

Es difícil decir con certeza cuál de las salas de video, si Cash Box o -algún competidor, tuvo primero la idea de instalar los equipos de karaoke en sus pequeñas salas. Sin embargo, la solución fue acertada ya que permitió a los empresarios a darle un nuevo uso a sus instalaciones, y al mismo tiempo la gente tímida se animaba a coger el micrófono para cantar en público. En 1989, Cash Box abrió su primera sala de KTV en el centro de Taipei, un evento que la compañía consideraba el hito creativo en su desarrollo.

El negocio del KTV en Taiwan se desarrolló rápidamente en los noventa, y algunos establecimientos comenzaron a trabajar las 24 horas del día. Sin embargo, también empezaron las preocupaciones acerca del potencial impacto negativo de las salas de KTV en la sociedad, ya que se pensó que al funcionar las 24 horas del día en las salas privadas y cerradas se podrían usar para actividades relacionadas con las drogas, la prostitución y otros comportamientos ilícitos. Estas preocupaciones llevaron a los KTV a ubicarse en la lista de “negocios especiales” que requieren de reglamentaciones más estrictas. Entre otras reglamentaciones impuestas, los KTV no podían operar después de las 3 a.m. y no podían admitir a clientes menores de 18 años. El efecto más notable de las reglamentaciones fue el cierre de las salas más pequeñas y sin licencia. Wang dice que el impacto de las reglamentaciones fue en general limitado, porque eran difíciles de hacer cumplir, y en ese momento existía la preocupación sobre la intervención del Gobierno en la vida privada de los ciudadanos.

Comienzo de una tendencia

El cierre de las salas sin licencias fue el comienzo de una tendencia que llevó a la consolidación y maduración de la industria del KTV en Taiwan. Comenzaron a aparecer las cadenas más grandes, que ofrecían una gestión más profesional e instalaciones de más alto nivel y más seguras. Esto transformaba el acto de cantar con un grupo de amigos en una sala pequeña en una actividad social importante.

Hoy, Cash Box opera 15 tiendas Partyworld en las ciudades más grandes de Taiwan, que tienen un total combinado de más de 1.500 salas. La cadena Holiday, el otro competidor más grande de Taiwan, tienen una presencia mayor en las comunidades más pequeñas y su clientela principal son los estudiantes. Holiday tiene alrededor de 50 tiendas y 2.000 salas en total.

Aparte de las tiendas Partyworld de Cash Box en Taiwan, la compañía ha establecido 19 tiendas con más de 2.400 salas en ocho ciudades importantes de China continental desde 1994, cuando apareció la primera sala de KTV de Cash Box en Shanghai. Shanghai tiene ahora siete sucursales de Partyworld, y en Pekín hay cuatro. Cash Box ha continuado desarrollando opciones a un nivel más alto, tales como salas VIP, que pueden encontrarse en una de sus sucursales en Taipei, y en 10 de China continental. Las salas VIP pretenden satisfacer las necesidades de los empresarios que desean entretener a sus clientes.

El continuo crecimiento y la madurez de la industria del KTV han llevado a que académicos, tales como Wang, observen detenidamente los factores detrás de la duradera popularidad de esta forma de entretenimiento. Wang ve el KTV como un tipo de heterotopia, un concepto propuesto por el pensador francés y teorizador social Michel Foucault (1926-1984) que propone un espacio fantasía que existe fuera el tiempo. “No sólo se trata sobre cantar”, dice Wang de las “celdas” cerradas y acogedoras de los KTV, que ofrecen un escape de la realidad cotidiana así como un “hogar virtual”. El resultado es que las salas ofrecen uno de los pocos espacios compartidos de la sociedad que permite a los individuos compartir sus alegrías, tristezas, y sueños. “La sociedad se mueve muy rápido, lo que significa que mucha gente siente desasosiego”, dice Wang. “Cuando la gente canta junta y encuentra tranquilidad en las canciones de su propia generación, ese desasosiego mejora de alguna manera”.

Kurt Brereton es un artista australiano de medios visuales y digitales, y ex profesor adjunto en la Universidad de Tecnología de Sydney, donde era supervisor académico de Wang. Brereton escribió también el prefacio del libro de Wang, Canciones virtuales, un texto en mandarín e inglés publicado en 2007, que fue extraído de la disertación doctoral de Wang. Cuando se analiza la atracción de los KTV, Brereton se centra en el aspecto digital del entretenimiento, y equipara la experiencia a operar una computadora gigante con “cientos de chips procesadores de entretenimiento”, donde los invitados colaboran para crear una avalancha sensorial de imágenes y sonidos. Brereton conoce la experiencia del KTV, porque los ha visitado en Taiwan. El también ha celebrado varias exhibiciones de arte en la isla y fue artista residente en la Universidad Chung Yang en el distrito de Taoyuan, en el norte de Taiwan.

Brereton ha escrito sobre la gran impresión que le causó la riqueza cultural del canto en las salas de KTV en Taiwan. “Me encuentro con 4 libros de canciones en diferentes idiomas: inglés, chino, japonés y taiwanés, sobre una mesa”, observa. Los libros de canciones, él indica, no están allí para la conveniencia de los turistas, sino para los locales, que generalmente son “multilingües y multiculturales en diferentes grados”.

Letras e identidad

Junto con las listas de cuatro idiomas que menciona Brereton, las canciones de los KTV con letras cantonesas también son populares, ya que los dramas de televisión y las películas de Hong Kong han encontrado un público en Taiwan. Wang indica que el idioma de las canciones que la gente elige en el KTV es un fuerte indicativo de la identidad étnica de esa persona.

Las canciones elegidas en las salas de KTV reflejan también las más amplias tendencias de la cultura popular, especialmente de la industria musical de Taiwan, el sector más dinámico del entretenimiento en Taiwan. Por ejemplo, el álbum de Lotus Wang, Bo Bee, que significa “bendición” en idioma holo, o taiwanés, salió a la venta a finales de 2010, y rápidamente se convirtió en un éxito sorpresa. De enero a abril, la canción del título del álbum ocupó el primer o segundo lugar en las carteleras de Partyworld y Holiday de las canciones más cantadas en KTV en idioma holo. La popularidad de Bo Bee ha sido tal, que Eric Chen, el productor del álbum y CEO de Enjoy Records Inc., dice que su compañía está luchando para satisfacer la demanda de videos por parte de los operadores de KTV de las canciones de Lotus Wang.

Por otra parte, los KTV ayudan a promover las canciones en las carteleras. Wang Tsen cree que la considerable popularidad que la música tecno en holo ha disfrutado en los últimos años se debe en gran medida a la amplia disponibilidad de estas canciones en las salas de KTV. El indica que la combinación de música electrónica, melodías extranjeras y letras coloquiales, refleja la tendencia local de mezclar diferentes elementos culturales y crear algo distintivamente taiwanés.

Las canciones en mandarín de los KTV también reflejan la diversidad cultural de Taiwan. Desde comienzos de este año, la canción romántica de Andrew Chen, Queen, ha sido una de las más populares en las carteleras en mandarín de los KTV, así como otras de cantantes locales, tales como Tiger Huang y Ricky Hsiao. Chen es de Malasia y ha ganado concursos de canto en Hong Kong; mientras que Huang ha sacado álbumes con canciones en inglés y mandarín, y también canta en holo. Hsiao escribe y también canta en holo, y ha ganado importantes premios en ambos campos en los Premios Melodía Dorada, que galardona a los mejores cantantes y músicos de Taiwan. Una canción popular de Hsiao que se canta en los KTV en estos días es The last train, que es sobre un amor no correspondido.

Ya sea en mandarín, holo, inglés, japonés o cantonés, cantar en un KTV es una forma de entretenimiento taiwanesa por excelencia. “Cuando los invitados extranjeros visitan mi escuela para participar en eventos como seminarios”, dice Wang, “Los llevo en una típica gira taiwanesa. Vamos a los mercados nocturnos para una variedad de comidas locales y restaurantes que venden estofado picante, y luego ‘disfrutamos’ un doloroso y refrescante masaje de pies. Por último, pero no menos importante, vamos a un KTV, porque allí es donde experimentarán un tipo de entretenimiento que no encontrarán en ningún otro lugar”.

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