Muchas personas practican el qigong y el tai chi chuan, a saber por su conocidos efectos terapéuticos y restauradores, especialmente en caso de enfermedades y dolencias crónicas.
En los últimos 20 minutos de una clase de tres horas impartida por David Shu, el neurocirujano de 62 años de edad pide a los 10 participantes que se pongan de pie, coloquen sus pies separados a la distancia de los hombros, levanten sus brazos a la altura de sus hombros y luego, los dejen caer naturalmente como un péndulo. También les pide doblar sus rodillas dos veces después de balancear cinco veces sus brazos una y otra vez. “Respire naturalmente y relaje su cuerpo”, dice Shu al pequeño grupo. Así comienza una sesión de qigong para principiantes en la clínica de Shu, con sede en Taichung, en el centro de Taiwan.
Todos los participantes son pacientes con cáncer o sus parientes. Ellos vienen a la clínica de Shu a buscar ayuda para combatir la enfermedad principalmente porque el doctor, entrenado en medicina occidental, es una prueba viviente de que el cáncer puede responder a un tratamiento ortodoxo. En enero de 2003, Shu fue diagnosticado con cáncer colorrectal en tercer grado y le dijeron que probablemente no viviría más de tres años. Después de recibir terapia de radiación y quimioterapia, en abril de 2003 decidió abandonar los tratamientos estándares occidentales por completo, incluyendo una cirugía altamente recomendada. En su lugar, el doctor se volvió un dedicado seguidor del qigong, también conocido como chi kung, enseñado por el famoso maestro de qigong Lee Feng-shan en Taipei. En principio, Shu encontró que los ejercicios le ayudaban a calmar el dolor. Continuó con los ejercicios y dice que hoy se siente bien. Esta es la práctica que Shu transmite a sus pacientes.
Al inicio, el doctor cuenta que fue atacado duramente por algunos de sus colegas que practican la medicina occidental por ser un “mal ejemplo” para los pacientes con cáncer. “Los ataques se han reducido porque aún estoy vivo hoy”, dice Shu, el autor de dos libros sobre su experiencia en la lucha contra el cáncer mediante tratamientos alternativos.
“No estoy diciendo que la medicina occidental sea mala, pero debería detenerse antes de ir demasiado lejos”, él les cuenta a los pacientes de cáncer los posibles daños que podría causar la medicina occidental cuando se administra de “manera excesiva”, un fenómeno que él piensa es bastante común en Taiwan. “Los doctores generalmente se sienten demasiado orgullosos de su profesión, lo que no les permite hacer un vuelta en U en cuanto a su actitud hacia las terapias no estandarizadas”, dice Shu, que ha practicado medicina occidental durante 30 años. Al contrario, él dice que no trata de exagerar los efectos terapéuticos del qigong, que es solamente un parte del régimen contra el cáncer que ofrece en la clase de tres horas en su clínica. El anima también a sus pacientes a adoptar una dieta saludable, consumir medicinas herbarias chinas y el tratamiento médico occidental “apropiado”. “Yo no digo que el qigong puede curar el cáncer. Sólo aconsejo y dejo que los pacientes conozcan los métodos alternativos para recuperar la salud”, dice el doctor.
El qigong no es que sea una panacea, pero sus practicantes creen por lo general que ofrece alivio a la gente que sufre ciertas enfermedades crónicas. “La medicina occidental puede aliviar los síntomas, pero agrega estrés en el organismo al mismo tiempo. Al final, hay que depender del sistema inmunológico para deshacerse de la enfermedad”, dice Michael Chung, director de la Sociedad de la Cultura del Chikung de Taipei. “El qigong puede mejorar la efectividad del sistema inmunológico”.
La estadounidense Ann-Marie Hadzima, izquierda, quien estudia en la Sociedad de la Cultura Chikung de Taipei, dice que el qigong es la base para la práctica del tai chi chuan.
Comenzando con Qi
De manera similar, los practicantes del tai chi chuan dicen que el sistema de ejercicios también brinda beneficios para la salud. Chung indica que el qigong es la base del tai chi chuan, una forma de arte marcial que tuvo su origen en la China antigua. Esto explica el porqué el curso de nivel básico inaugurado por la organización se centra en la enseñanza del qigong para principiantes antes de poder participar en los cursos de nivel intermedio y el de nivel avanzado en tai chi chuan. “El qigong y el tai chi chuan tratan ambos sobre el dominio del qi, o energía interior, a través de la respiración abdominal que conlleva a una respiración más larga y profunda. A su vez, el qi fluirá a través de todos los ‘canales’ del cuerpo y fortalecerá sus órganos”, dice Chung. “El tai chi chuan es un nivel más alto porque abarca un juego específico de movimientos y es aplicable a la lucha real”, agrega.
Desde el punto de vista chino tradicional, el cuerpo humano está permeado por “canales” de qi, que es integral a las artes marciales que Chung enseña. “El qi mejora la flexibilidad de sus músculos, por lo tanto mejora el flujo y la velocidad de sus movimientos corporales”, dice Chung. “Por el contrario, el entrenamiento de lucha en el Occidente coloca más énfasis en el desarrollo muscular”.
En las comunidades de chinos étnicos, el qigong y el tai chi chuan han sido populares durante siglos, y este último se convirtió en un evento oficial subordinado a la categoría de wushu, o artes marciales chinas, en los Juegos de Asia 1990 en Pekín. “Se puede practicar tai chi chuan independientemente de la edad y el sexo, y el ejercicio necesita solamente un espacio pequeño y cuesta poco”, explica Huang Yu-sheng, presidente de la Asociación Nacional de Tai Chi Chuan, de la República de China.
La asociación, establecida en 1956, es responsable de entrenar y arbitrar, además de organizar competencias nacionales e internacionales. Además promueve la tradición al trabajar con casi 140 grupos miembros de Taiwan y 60 del extranjero, notablemente en Japón, Malasia, Europa y Estados Unidos. Según un practicante de artes marciales de 80 años, los aficionados al tai chi chuan en Taiwan siguen generalmente las escuelas de estilo Chen y estilo Yang, de China continental. El primero es apropiado para gente más joven porque incluye varios movimientos vigorosos, y el segundo, que usa movimientos gentiles puede ser practicado por cualquiera.
Hoy, aparte de David Shu, un mayor número de profesionales de la medicina occidental están promocionando el qigong y el tai chi chuan por sus beneficios para la salud. Wang Chun-shiung, un cardiólogo en el Hospital de la Ciudad de Taipei y aficionado al tai chi chuan, organizó por primera vez una clase de tai chi para sus pacientes hace ocho años. Hace cuatro años, Wang realizó un experimento en el que casi 30 de sus pacientes recibieron una serie de pruebas fisiológicas antes de comenzar a aprender tai chi chuan y las mismas pruebas después de haber practicado el arte marcial durante tres meses. “En promedio sus niveles de colesterol se redujeron en un 8 por ciento y sus vasos sanguíneos se fortalecieron”, dice el doctor. Las clases de tai chi chuan continúan hoy y atraen también a gente saludable.
Los estudios han encontrado que la práctica continua del tai chi produce beneficios para la salud tales como el mejoramiento del sistema cardiopulmonar.
En 2006, el Hospital Conmemorativo Chang Gung de Taoyuan en el norte de Taiwan hizo una prueba de equilibrar la habilidad de 86 personas con edades entre 60 y 70 años. Entre estos, 32 eran aficionados desde hace mucho tiempo del tai chi chuan, 20 eran nadadores regulares y 34 voluntarios que trabajaban en el hospital y no tenían el hábito de hacer ejercicio. “Los aficionados al tai chi chuan tuvieron los resultados más sorprendentes”, dice Alice Wong, superintendente del hospital a cargo de la prueba de 2006, que fue parte de un proyecto fundado por el Consejo Nacional de Ciencias sobre los beneficios para la salud de esta forma de ejercicio. Los resultados de las pruebas fueron publicados en los Archivos de Gerontología y Geriatría en 2010, una publicación estadounidense sobre envejecimiento, con el artículo concluyendo que la práctica de tai chi chuan de forma regular podía prevenir las caídas en los ancianos, que puede resultar en una lesión seria e incluso la muerte.
“La práctica de tai chi chuan tiene mucho que ver con la postura del caballo, que es buena para los músculos de las piernas y los pies”, explica J. S. Lai, doctor en el Departamento de Medicina Física y Rehabilitación en el Hospital de la Universidad Nacional de Taiwan. Tomando su nombre de la posición que se usa para montar a caballo, la postura del caballo, o mahu en mandarín, es la postura de pie básica para los practicantes de las artes marciales.
Ejercitándose desde adentro
La postura del caballo se realiza con los pies colocados del mismo ancho de los hombros y las rodillas ligeramente dobladas. “Con cuadríceps fuerte, el mayor músculo en el cuerpo humano, mejorará su capacidad cardiopulmonar. Con músculos fuertes en la parte inferior de las piernas y pies, la habilidad de mantener el equilibrio mejorará”, dice Lai.
“El tai chi chuan parece bastante gentil desde el exterior, pero se necesita mucho tiempo para perfeccionar esas posturas y movimientos. Realmente es un ejercicio aeróbico de intensidad mediana”, indica, además el tai chi chuan puede ayudar a controlar la presión alta y la diabetes.
Este ejercicio chino tradicional tiene un lado esotérico que es extraña a la medicina occidental, que está basada en disciplinas como la anatomía humana y fisiología. “No se puede observar verdaderamente la existencia del qi y los ‘canales’ en el cuerpo humano”, dice Wang Shwu-fen, profesora en la Escuela de Terapia Física de la Universidad Nacional de Taiwan. El intelectual señala que la base metafísica del tai chi chuan, el concepto taoísta de yin y yang, va mucho más allá del dominio de la medicina occidental. Por otro lado, desde la perspectiva de un fisioterapeuta, Wang señala que todos los ejercicios tienen sus beneficios para la salud y el tai chi chuan no es una excepción. “Es especialmente conveniente para los mayores, porque es un ejercicio de bajo impacto en el cuerpo”, agrega.
Pero siguen las dudas sobre los efectos terapéuticos del qi, incluyendo a gente entre los pacientes terminales asesorados por David Shu. Tras haber brindado consejo a más de 6.000 pacientes con cáncer en su clínica, Shu dice que solamente alrededor del 5 por ciento de ellos siguieron los tratamientos alternativos que el promueve, incluyendo el qigong. “Los familiares de los pacientes interfieren en sus decisiones. Otros doctores advierten duramente en contra de las terapias no comunes. Otros se dan por vencidos a medio camino y deciden volver a los tratamientos estándares occidentales”, dice. “Pero si no continúa con el trabajo, ¿cómo puede esperar ver los resultados?” Al contrario, él dice que los que permanecen en el curso ven las mejorías en su salud.
Michael Chung hace una demostración de tai chi chuan y ayuda al estudiante estadounidense Joel Schachter. Chung dice que la elección de un buen instructor de tai chi chuan es crucial, ya que muchos solamente se centran en la “forma” exterior del arte marcial.
Mantener el enfoque tiene también impacto en la práctica. Tras participar en una clase de qigong tan solo a partir de principios de este año, Peggy Meng dice que ya siente los efectos tranquilizantes de los ejercicios, cuando anteriormente solía marearse o sentir rigidez del cuello. “El qigong no parece vigoroso a la vista, pero siempre sudo profusamente al final de una sesión de qigong. Es porque estoy concentrada mentalmente en el entrenamiento y sigo estrictamente las instrucciones”, dice la mujer de 44 años. “Necesito tomar clases. Si practico sola en casa, suelo tener una actitud más relajada y el efecto es menor”.
Michael Chung también indica que la práctica del qigong requiere de paciencia, explicando que se debe practicar constantemente entre seis y doce meses antes de ver algún efecto obvio como no fatigarse tan rápidamente, tener dolores de cabeza o resfriarse por citar algunos ejemplos. Para los que practican el tai chi chuan, él dice que es esencial tener un entrenamiento apropiado. “Muchos, incluyendo los instructores, ignoran esto y terminan aprendiendo sólo las ‘formas’ de tai chi chuan”, dice, aludiendo a la tendencia de enfocar los movimientos y no en la parte del desarrollo interior.
Joel Schachter, está de acuerdo con este punto de Chung, y dice que él tuvo la misma experiencia cuando practicaba kung fu, otra forma de artes marciales chinas, en Estados Unidos. “La gente en Estados Unidos practica con frecuencia directamente el tai chi chuan. Por eso es que lastimé mi cuerpo y sufrí problemas de salud en las articulaciones antes de venir a Taiwan para hallar el método correcto”, dice. Al final, el estadounidense comenzó su entrenamiento de qigong en la clase de Michael Chung, que Schachter dice le ha ayudado a mejorar su salud. “Qigong es una firme base para el tai chi chuan”, comenta Ann-Marie Hadzima, otra de las alumnas de Chung, quien dice que se interesó en el tai chi chuan después de ver la popular serie de televisión Kung Fu en Estados Unidos en los años setenta cuando era una estudiante de secundaria. Ambos estadounidenses han entrenado con Chung desde mediados de los noventa.
El desarrollo interior también se refiere a la mejora de la habilidad mental que capacita a las personas a alcanzar un estado de tranquilidad, motivo por el que el maestro de qigong y el tai chi chuan también abrió un curso de filosofía como parte del currículo. “Usted necesita elevar su espíritu y tener una mente amplia, para que pueda liberarse de las preocupaciones y las presiones de los asuntos molestos y triviales. Así su mente puede entrar en un estado de equilibrio en cualquier momento”, dice Chung.
Los escépticos de los beneficios del qigong deberían considerar las palabras de Chung como ciertas, y abandonar sus prejuicios por la oportunidad de ampliar sus mentes y encontrar el flujo del maravilloso qi.