05/05/2024

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Taiwán Hoy

¡LOS JOVENES ESTAN BIEN!

01/03/2012
Generalmente, se percibe a la generación más joven de Taiwan como personas que se les dificulta soportar la presión o la carga de trabajo. pesada. (Chang Su-ching)

Ya ha llegado el momento de decir adiós a la comparación entre los jóvenes de Taiwan y las fresas fáciles de estropear.

Es jueves a las 9:10 A.M. en Taipei, Huang Jian-teng, un empleado a jornada completa haciendo prácticas de administración en una tienda conveniente FamilyMart, se prepara para salir del trabajo. Huang termina su turno después que sus colegas llegan para comenzar la jornada diurna en la tienda, que se encuentra dentro del Hospital Nacional de la Universidad de Taiwan. “Estoy realmente cansado y necesito dormir”, dice, sonriendo a duras penas tras finalizar su jornada nocturna de nueve horas. Después de ordenar un vaso de jugo de naranja en la cafetería aledaña, Huang le echa un último vistazo a su lugar de trabajo. Sin vacilar, comienza a recoger y apilar envases reciclables de plástico que han sido arrojados sin cuidado en el piso, a pesar de que ya está oficialmente en su tiempo libre. “Quiero que el negocio prospere gracias a nuestro esfuerzo”, explica. “También estoy aprendiendo a dirigir bien una tienda”.

La diligencia y dedicación de Huang puede impactar a los que piensan que la conocida “generación de las fresas”, un -calificativo que se le ha dado a la generación joven en Taiwan,  se “magullan” con facilidad y carecen de resistencia. De hecho, con 29 años, Huang es casi lo opuesto al estereotipo que presenta a su generación como egoísta, reacia a trabajar duro, y carentes de lealtad hacia sus empleadores.

Literalmente hablando, una generación se mide por el tiempo que pasa desde que un padre nace hasta que él o ella tienen descendencia. La mayoría de los países del mundo ve una nueva generación cada 20 ó 30 años. Asimismo, el término puede también definirse como un grupo de personas que nacen dentro de cierto período de tiempo y que comparten experiencias culturales similares.

La gente en Taiwan asocia los grupos etarios con experiencias culturales similares con los llamados “grados” basados en el sistema único de datación de la República de China (RDCh). El primer año de la RDCh fue 1912 en el calendario occidental. Los grados están basados en las décadas de los 100 años de historia de la RDCh. Por lo tanto, aquellos nacidos entre los años 70 y 79 de la RDCh (1981-1990) se consideran del “séptimo grado”. Algunos observadores de la sociedad llegan incluso a identificar las características únicas para cada “grado”, y muchos consideran a los de “séptimo grado” como miembros arquetípicos de la “generación de las fresas”.

La frase “generación de las fresas” puede remontarse a Christina Ongg, presidenta de Career Consulting Co. Ltd., quien la acuñó originalmente hace dos décadas para resaltar el gran cuidado con el que los niños nacidos en los sesenta y setenta fueron criados. El término comenzó a circular ampliamente en Taiwan después que Ongg escribiera un libro titulado Historias de oficina que fue publicado en 1993. Sin embargo, a medida que ha pasado el tiempo, el significado original de la frase comenzó a cambiar, adquiriendo una connotación más negativa. Cuando se le pide describir el estereotipo de la “generación de las fresas”, Wang Shu-yi, de 20 años, una estudiante de primer año en la Universidad de la Cultura China en Taipei, dice “creo que se refiere a la parte emocional, a la tendencia a quejarse y no poder soportar la presión o la carga de trabajo pesada”.

Hoy, los integrantes del séptimo -grado tienen alrededor de treinta y tantos años de edad, lo que significa que muchos han entrado a la fuerza de trabajo y algunos ya han formado sus propias familias. En vista de estos desarrollos, quizás es hora de mirar nuevamente a esta generación y determinar si su identidad debería relacionarse por siempre con esa fruta que se daña tan fácilmente.

En 2011, la revista en idioma chino Wealth, y el Banco de Trabajo 104, la página web más grande del país para buscar y ofrecer empleo, intentaron redefinir a los integrantes del séptimo grado de Taiwan, como una generación “cuidada y libre”. Según una encuesta realizada a miembros del séptimo grado por la revista Wealth y 104; el 47,5 por ciento eligió la felicidad por encima de otras cosas, incluyendo familia y salud, como la meta final en la vida. “Encontramos que los del séptimo grado toman decisiones principalmente basados en sus sentimientos, incluyendo sus trabajos”, dice Serena Chen, directora de proyecto en 104 Corp. “Cuidada significa que han sido extensamente cuidados, pero ‘libre’ se refiere a que ellos adoran tener mucha libertad personal”.

Regis Chen, director de mercadeo en 104, dice que los miembros de la generación de séptimo grado “se centran mucho en sí mismos, lo que puede percibirse como egoísmo, o  de una manera más positiva, como más dispuestos a expresarse”. Algo que ejemplifica esto es el hallazgo del estudio de más de 3.700 encuestados entre la edad de 20 y 50 años, en la que el 80 por ciento dijo que está dispuesto a vivir con sus padres hasta antes de casarse. Aquellos nacidos en la década de 1980, sin embargo, la principal razón para hacerlo era “ahorrar en gastos básicos”; en cambio, para aquellos nacidos en la década de 1960, la principal razón es “cuidar a los miembros de la familia”.

Aún así, Ongg dice que los que nacieron en los ochenta y noventa comparten muchos de los mismos rasgos, tanto positivos como negativos, como aquellos nacidos en los sesenta y setenta, porque ambos grupos crecieron en un entorno similar. Por ejemplo, los miembros de ambos grupos “acogen los retos y tienen muchas oportunidades para recibir una educación completa”, dice Ongg. “Pero como han recibido lo mejor de todo por parte de sus padres, suelen tener menos paciencia, un CI [coeficiente intelectual] más bajo y menos empatía por los demás”.

Ongg dice que en lugar de fresas, un mejor nombre para aquellos entre 18 y 30 años sería “tomatitos cherry producidos en masa”, porque “pareciera que tienen menos rasgos personales distintivos” que los nacidos en los sesenta y setenta. Los cambios recientes en el sistema educativo de Taiwan tienen algo que ver con esto, dice Ongg, porque la aparición de muchas instituciones de educación terciaria ha facilitado mucho la entrada a la universidad. “Cuando todos pueden ser estudiantes universitarios, menos gente escoge entrar en el colegio vocacional”, dice. “Por lo tanto, en lugar de ser formado en ciertas destrezas según su aptitud, la mayoría de los jóvenes reciben educación más universal y más amplia”. El resultado según Ongg es que los jóvenes de hoy se visten con frecuencia de manera similar, tienen pasatiempos e intereses similares, e incluso ideas parecidas para abrir un negocio, ya sea una panadería o una cafetería. “Es muy común verlos seguir la última moda, pero luego su entusiasmo desaparece rápidamente”, dice Ongg.

Las cifras del Ministerio de Educación muestran que en 2010, de la población total de Taiwan de 23,1 millones de habitantes, casi 2,9 millones de personas mayores de 15 tenían un título de bachiller, mucho más del doble de los 1,1 millón de hace 10 años. Entre tanto, la cantidad de aquellos con un título de postgrado se elevó cuatro veces, de 174.000 en 2000 a 690.000 en 2010.

Krude Lin, centro, ayuda a sus colegas a limpiar las frutas para preparar mermelada. Lin, de 25 años, es cofundador y presidente de Red on Tree, una compañía fabricante de mermelada y confites. (Chang Su-ching)

Mercado laboral competitivo

Regis Chen señala que el predominio de títulos -terciarios hace que el mercado laboral sea mucho más competitivo. “Piense en esto: más de 300.000 -estudiantes graduados de la universidad o institutos de postgrados cada año, y aproximadamente uno de seis graduados universitarios hace un postgrado”, dice.

Chris Tsai, de 25 años, estudiante de postgrado en la Universidad Nacional Oceánica de Taiwan (NTOU, siglas en inglés) en Keelung, norte de Taiwan, conoce muy bien la difícil competencia a la que se refiere Regis Chen. “Todo el ambiente ha cambiado y ahora las calles están llenas de gente que tiene diplomas universitarios y de postgrado”, dice. “Por eso continuamos posponiendo la decisión de emplear hasta que estamos a punto de graduarnos de la universidad. Los que van a la escuela vocacional (en lugar de la universidad) y aquellos que deciden que no van a continuar su educación tienen una mejor idea de lo que quieren para su futuro”.

Ongg indica que los estudiantes que pasan largos períodos de tiempo en la educación terciaria retrasan el desarrollo de destrezas laborales esenciales. Ella cita que una encuesta realizada en marzo de 2011 por su compañía, que brinda servicios de orientación laboral y de carrera. La encuesta evaluó las destrezas laborales de más de 3.000 estudiantes universitarios, y luego comparó los resultados con una encuesta idéntica realizada a más de 3.000 jóvenes que han trabajado a jornada completa hasta por un período de tres años –un tiempo elegido para que ambos grupos coincidieran en la edad. “El informe muestra que no había mucha diferencia entre estudiantes de primer año y el último año de la universidad en términos de su desempeño en seis destrezas centrales encuestadas —ejecución, flexibilidad, amabilidad, liderazgo, creatividad y la habilidad para vincularse con las personas— dice Ongg, quien agrega que en una escala de cero a 10, un estudiante universitario tiene un promedio de entre 4 y 5 puntos en cada área, independientemente del año que curse. “Pero la puntuación asciende de 7 a 8 para aquellos que ya han entrado en la fuerza laboral”, dice. Eso no significa que los que van a la universidad sean menos capaces, ella indica, sino que los jóvenes desarrollan destrezas profesionales más rápido después que entran en la fuerza laboral.

Otras encuestas han demostrado que los miembros más jóvenes de la “generación de las fresas” carecen de confianza en el futuro. Según una encuesta realizada en Internet en 2011 por Pollster Technology Marketing Ltd., de casi 1.100 encuestados entre 18 y 30 años, más del 50 por ciento respondió “poco probable” o “muy poco probable” cuando le preguntaron sobre su oportunidad de tener éxito en los próximos 20 años. Parte de ese desaliento está relacionado con su carrera, porque Ongg calcula que alrededor del 80 por ciento de las personas en ese grupo de edad agoniza para encontrar la mejor profesión para ellos.

Victoria Yang, de 21 años, estudiante de segundo año de periodismo y comunicación social en la Universidad Ming Chuan (MCU, siglas en inglés) en Taipei, también se pregunta sobre su carrera futura. “Elegimos nuestra carrera (en la universidad) porque estábamos interesados en el tema”, dice. “Pero después de estudiarla, no necesariamente queremos seguir una carrera en ese campo”. En cambio, Yang tiene planes de tomar el examen del servicio civil o proseguir estudios de postgrado, aunque en este último caso, no está segura qué campo de estudio va a elegir.

Sin embargo, la generación más joven de Taiwan está lejos de ser monolítica, y algunos miembros están mucho menos preocupados por sus carreras. “Quiero ser una empleada de oficina o una cajera en un banco, quizás”, dice Wang Shu-yi, estudiante de primer año en la universidad. “Espero poder vestirme bien, salir con mis colegas a almorzar y guardar tentempiés en mis cajones. No estoy diciendo que haré eso por el resto de mi vida, pero creo que lo haré por un tiempo. Si me aburro, ya pensaré en algo”.

Wu Chih-in, un investigador en el Instituto de Sociología en la Academia Sínica —que es el principal instituto de investigación de Taiwan— dice que el desarrollo económico del país significa que los jóvenes de hoy pueden contar con mayores recursos financieros, lo que hace que una carrera no sea tan obligatoria. “La mayoría de ellos no tienen que alimentar a una familia”, dice. “Si pierden su trabajo, pueden aún sobrevivir volviendo a la casa de sus padres”. Repitiendo las observaciones de Wu, Yang, de MCU, indica que sus hermanos, ambos de veinte y tantos años, pasaron un promedio de uno a dos años buscando trabajo, pero no porque no recibieran ofertas de trabajo. “Ellos rechazaban las ofertas porque pensaban que el salario no era suficientemente bueno”, cuenta ella.

Wu dice que mientras que la mayoría de los taiwaneses que nacieron en las décadas de 1950 y 1960 “viven para trabajar”, aquellos que nacieron después tienden a buscar otros significados a sus vidas. Algunos recurren al materialismo como una salida, dice él, prestando mucha atención a sus vestidos, posesiones y apariencia. Esta es una manera fácil de llamar la atención y sentirse importantes. “Creo que esto también ofrece una explicación del porqué hay jóvenes que sienten que tienen que ir con frecuencia a clubes nocturnos”, dice.

Chris Tsai, de NTOU, indica que a pesar de sus limitados fondos, los jóvenes muy raras veces lamentan gastar dinero en algo siempre que el objeto sea algo por el que sienten pasión. Muy pocos ahorran dinero para el futuro, dice ella. Wang Shu-yi está de acuerdo, y dice que “siempre que alcance el dinero, si le gusta, lo compra”.

Krude Lin es un estudiante universitario de 25 años en el Departamento de Horticultura y Arquitectura de Paisajes en la Universidad Nacional de Taiwan y cofundador de Red on Tree Co. Ltd. En 2008, una compañías que produce mermeladas y confites de frutas hechos artesanalmente. El está de acuerdo que las incertidumbres acerca del futuro llevan a los miembros de este grupo de edad a buscar un significado. “La mayoría de ellos alcanza su sentido de logro a través del desempeño académico, y otros lo hacen a través del disfrute personal, participando en actividades de ocio con sus amigos para sentirse seguros”, dice Lin.

La incertidumbre que parece -aquejar a muchos jóvenes de Taiwan algunas veces encuentra una expresión más extrema. En los últimos años, Huang Hsin-yi, psicóloga certificada, ha visto un mayor número de jóvenes que se rehúsan a ir a la escuela. Cuando estos individuos tengan la edad para entrar a la fuerza laboral, serán probablemente llamados  “los envueltos en capullo” o aquellos que prefieren quedarse en casa  en lugar de trabajar o buscar trabajo, dice. Huang está centrado durante los últimos 20 años en ayudar a estos jóvenes de menos de 30 años y a sus -padres, que tienen alrededor de 50 y 60 años.

Huang cree que el exceso de mimos paternos es la raíz de este problema. “A menudo estos jóvenes tienen algo en común –que es, poco o ninguna experiencia de haber carecido de alguna cosa”, explica Huang. “Sus padres les brindan todo lo que necesitan tan pronto como lo solicitan, o incluso antes de pedirlo. Con el paso del tiempo, los niños comienzan a pensar ‘¿para qué hago un esfuerzo si puedo obtener cualquier cosa sin hacer nada?’ Y algunos de ellos preguntan ‘¿por qué tengo que mudarme si luego tengo que pagar una renta?’ O ‘¿por qué trabajo si tengo que enfrentar la presión del trabajo y sólo voy a ganar NT$20.000 (US$667) al mes?’”

La psicóloga veterana dice que el resultado del mimo deriva al adoptar en extremo un estilo occidental de crianza de los hijos que se centra en el amor, respeto y el fomento de la autoestima, mientras se ignora la necesidad de la disciplina. Estos padres suelen criar niños que luego se vuelven indulgentes consigo mismos e incapaces de tolerar ningún trato desagradable de los demás, dice ella.

A pesar de las dificultades que -enfrentan los jóvenes de hoy, Regis Chen cree que tienen el potencial de ser tan exitosos como los integrantes de la -gen--e-ra-ción anterior. “Están mejor -formados que cualquier generación mayor y mucho más creativos”, dice. Como la 104 Corp. contrata a menudo a integr-antes del -“séptimo grado”, él tiene muchas oportunidades de trabajar con ellos y dice que ha quedado impresionado por el gran entusiasmo que muestran para explorar cosas nuevas, así como por su rechazo a quedar satisfechos con el status quo.

Sin embargo, para que los miembros del “séptimo grado” se den cuenta de su potencial, Regis Chen cree que deben colocarse en la posición correcta y dirigirse en el camino correcto. La clave para motivar a los jóvenes a comprometerse con su trabajo es “crear un ambiente con el que se puedan identificar”, dice. “Cuando eso ocurre, estarán dispuestos a trabajar duro”. Huang Jian-teng, quien entrena en FamilyMart, está de acuerdo, y dice que el dinero no es la prioridad para su generación y que el seguiría trabajando para una organización siempre que vea la perspectiva positiva del trabajo.

Lillian Hsu, de 19 años, estudiante de segundo año en MCU, mantiene que los miembros de su generación son mejores que los de generaciones pasadas para capitalizar sus ventajas y utilizar los recursos que tienen a su disposición. Hsu cita el ejemplo de dos amigas conocedoras de moda que abrieron una tienda en línea para vender prendas de vestir mientras están en la universidad. Ambas tienen facilidad para mezclar y combinar vestidos, y “una de ellas modela sus productos mientras que la otra toma fotos y las coloca en línea”, dice.

Krude Lin es otro ejemplo de un joven empresario que depende de sus conocimientos para desarrollar una carrera. El dice que su experiencia trabajando en una cafetería cuando estudiaba secundaria lo inspiró a buscar ideas de negocios para emplear los productos agrícolas de Taiwan. “Decidí hacer mermeladas de frutas cuando me di cuenta que las mermeladas de primera categoría son importantes”, dice. “Me parecía difícil de creer porque todos sabemos que Taiwan tienen una gran variedad de frutas que se cultivan localmente”.

En lugar de vivir para trabajar, los jóvenes entre 18 y 30 años suelen volverse materialistas en búsqueda de un significado en su vida. (Chang Su-ching)

Empresario de alta tecnología

Lin dice que sus estudios de horticultura son útiles porque le brindan el conocimiento sobre el cultivo de frutas y con la ayuda de sus profesores, está en contacto directo con los agricultores que podrían suministrar tipos específicos de frutas para hacer mermeladas. Ahora, como presidente de Red on Tree, Lin es principalmente responsable del mercadeo y la promoción de su negocio. Eso se acopla adecuadamente con su interés en computadoras, ya que la compañía realiza gran parte de su mercadeo y ventas en Internet. De hecho, alrededor de un tercio del capital inicial —NT$600.000 (US$20.000)— fueron sus ahorros ganados realizando proyectos como administrador de servidores de web.

Cuando se habla de la “generación de las fresas”, surgen dos cuadros muy diferentes. El primero es que son egoístas, débiles e indispuestos a tra-bajar duro. El segundo es que son creativos, apasionados y dispuestos a trabajar duro por las cosas en las que creen. Entonces, cuál descripción es la correcta. Como siempre, dependerá de a quién se le pregunte.

La psicóloga Huang Hsin-yi cree que intentar definir a los individuos según características percibidas de un grupo de edad es un método demasiado simplista. “Yo personalmente no usaré ningún nombre específico para etiquetar a una generación porque creo que todas las generaciones producen tanto gente trabajadora como menos trabajadora”, dice Huang.

Lisa Wu, estudiante de postgrado de NTOU, de 22 años, hace una excepción para aquellos que creen que los de la “generación de las fresas” han vivido más fácilmente. “Creo que menos gente nos llama “fresas” hoy día porque más adultos se dan cuenta que estamos en un ambiente diferente ahora, y que podría ser más desafiante que el ambiente en el que ellos vivieron”, dice ella.

Para Wu Chih-in, investigador de la Academia Sínica, aquellos que usan la etiqueta “generación fresa” verdaderamente revelan más sobre ellos -mismos que sobre la jóvenes que están tratando de describir. “El término ‘fresa’ es sólo un reflejo de cómo los padres miran a sus hijos”, dice. “Es la estructura social que ha cambiado, no la naturaleza o las destrezas de la generación joven de hoy día”.

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