03/05/2024

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Taiwán Hoy

RENACIMIENTO RURAL

01/03/2014
Con la asistencia de un experto local sobre plantas acuáticas, los residentes de Dajin designaron y construyeron un parque ecológico que resalta la ecología del área.

Desde que se inició el Proyecto de Renovación Rural, los residentes de la aldea Dajin se dedican a preservar la cultura y el entorno de su pueblo.

La aldea Dajin, en el poblado de Dongshan, distrito de Yilan, es un buen lugar para ir de paseo para aquéllos que les gusta disfrutar de la vida rural y recoger sus propias frutas de estación en las granjas recreativas. Esta área en el noreste de Taiwan cuenta con muchas granjas turísticas que ofrecen muchas variedades de ­frutas durante todo el año. Durante los fines de semana y días ­feriados, siempre hay una larga fila de autobuses y automóviles en la vía principal para entrar a la aldea, que está rodeada de montañas ­por tres costados. La mayoría de los visitantes se ensucia las manos ­recogiendo frutas en los huertos o desenterrando brotes de bambú; ellos también echan un vistazo a las plantas acuáticas en el parque ecológico de la aldea; y generalmente, antes de partir, compran con algunos bocadillos locales populares, tales como los pasteles de ­cacahuate y las frutas conservadas.

Sin embargo, la escena era muy diferente en 1995, cuando Zhang Wen-ren, ahora presidente de la Asociación para el Desarrollo de la Comunidad de Dajin, regresó a su pueblo natal para cuidar a sus padres mayores. “Había basura a la par de las calles y nadie hacía nada porque a nadie le importaba”, dice. “Dajin no era un buen lugar para vivir o visitar en ese entonces”.

El jefe de la aldea, Lan Xi-chuan, señala que como muchas otras comunidades rurales, Dajin declinó a medida que la economía de Taiwan se tornó más industrial, y el papel de la agricultura, que una vez fue dominante, ­disminuyó. “Los valores y la identidad de una comunidad agrícola son construidos con base en la producción, ganándose la vida de la tierra y la ecología”, dice. “Cuando esos elementos se eliminan o descuidan, siguen los problemas tales como las dificultades ­financieras, la población que envejece y el éxodo de los jóvenes”.

De hecho, Lan fue uno de los muchos que abandonó Dajin en búsqueda de trabajo en otro lugar. El retornó en 2001 después de jubilarse de su ­cargo administrativo en una escuela primaria, en el poblado de Luodong, en Yilan. Según Lan, Dajin tiene actualmente una población registrada de aproximadamente 1.000 habitantes, y cerca de la mitad de los 600 que ­realmente viven allí son estudiantes de primaria o tienen más de 65 años de edad.

Con el fin de mejorar estos problemas de las comunidades rurales alrededor del país, el Gobierno comenzó a emprender varios proyectos de desarrollo agrícola y empoderamiento comunitario a principio de la década de 1990. Dajin tuvo varias oportunidades de participar en estos proyectos de redesarrollo, pero nunca aprovechó ninguno de ellos. De hecho, era bastante común que los residentes locales reaccionaran fríamente a esos proyectos. “Los funcionarios gubernamentales y académicos que fueron enviados a realizar las encuestas, decidieron que necesitábamos el desarrollo, y entonces, se preparó un proyecto de renovación para nosotros”, dice Zhang. “No sorprende que estos proyectos no funcionaron antes, porque no estaban destinados a las necesidades de los residentes de la aldea”. Lo peor fue que el fracaso de los proyectos acabó con el poco entusiasmo que había en la aldea por la renovación, agrega.

 

Felicidad 20 es una granja recreativa  administrada por dos nativos de Dajin, quienes retornaron al pueblo en 2009.

En la experiencia de Zhang, es un reto lograr que los agricultores participen en proyectos de renovación ­porque, en muchos casos, no tienen mucha educación y saben poco de otros temas fuera de su oficio. Como consecuencia, ellos tienden a enfocarse en sus propios negocios y generalmente no tienen tiempo ni el deseo de ­participar en asuntos públicos. En ­Dajin ­existía una buena cantidad de agricultores con esa mentalidad.

Sin embargo, esa actitud cambió dramáticamente en 2005, cuando el Gobierno del Distrito de Yilan aprobó la solicitud de una compañía funeraria para que construyera una pagoda conmemorativa en un terreno propiedad del Gobierno cerca de la entrada de la aldea. “Ya teníamos uno de los vertederos del distrito y uno de los cementerios públicos en nuestro patio ­trasero”, dice Zhang. “No había manera de que fuésemos a permitir una torre llena de urnas cinerarias en nuestra puerta de entrada”. Finalmente, animados a tomar medidas, los ­aldeanos se organizaron y comenzaron a protestar en contra de la construcción de la pagoda. Los manifestantes erigieron unas cuantas tiendas de campaña en el sitio y se turnaban las 24 horas del día para resguardar la propiedad. Esto se mantuvo así, hasta que el permiso de construcción emitido por el gobierno de distrito expiró en enero de 2013. “Un beneficio que trajo la protesta fue que los aldeanos cambiaron y ­comenzaron a participar en los asuntos ­públicos”, dice Zhang. “Ellos se dieron cuenta que pueden hacer una diferencia si se mantienen unidos y se hacen escuchar”.

A medida que los aldeanos de Dajin comenzaron a sentirse más cómodos tomando acciones civiles, el Gobierno Central lanzó el Proyecto de Renovación Rural en 2008. El proyecto ganó estatus legal y fondos en julio de 2010 cuando el órgano legislativo aprobó la Ley para la Renovación ­Rural, que exige que el Gobierno “facilite la sostenibilidad, la revitalización y la ­renovación rural, a fin de modernizar la infraestructura de producción, conservar la ecología y la cultura rural, mejorar la calidad de vida, y crear nueva prosperidad y belleza rural”. Conforme a la ley, el Gobierno Central debe destinar NT$150 mil millones (US$5 mil millones) para los proyectos de renovación rural hasta el año 2020.

Conforme a un consenso

A diferencia de proyectos anteriores, el esquema de renovación rural está diseñado para dar a los residentes del área autonomía sobre el proceso de revitalización de su comunidad. Los proyectos individuales deben iniciarse por organizaciones locales y de conformidad al consenso alcanzado a través de las discusiones comunitarias. El Gobierno Central también comenzó a brindar una serie de cursos en zonas ­rurales con el objetivo de darle más ­poder a los residentes para que inyecten nueva vida en sus comunidades. Las clases son impartidas por profesionales y profesores con experiencia en agricultura, planificación comunitaria, ingeniería medioambiental y campos relacionados; y los temas incluyen la comunicación con los residentes, el ­diseño de ­planes factibles, la recaudación de recursos suficientes y la protección del medio ambiente local.

Zhang se enteró de los esfuerzos gubernamentales a fin de promover el Proyecto de Renovación Rural en 2008. “Fue el primer proyecto originado en las propias bases que sonaba bastante bien, ya que los residentes locales –quienes conocen mejor las necesidades de sus comunidades o ­aldeas– pueden tomar las decisiones”, dice. “El Gobierno no interfiere y sólo desempeña el papel de distribuidor de recursos para el proyecto”. Zhang compartió el mensaje del proyecto con Lan, y juntos lograron convencer a alrededor de 25 residentes de Dajin para que participaran en las clases de incubación. “Todos nosotros completamos los cuatro niveles del curso, y cada uno ha desempeñado algún papel en la ­renovación de Dajin”, dice Lan. “Este proyecto de renovación ha ayudado a algunos aldeanos a descubrir las metas de su vida”.

 

El dulce de cacahuate y cebada es un suvenir popular que muchos visitantes compran en Dajin.

Lan Qin-lu, quien era conocido en la aldea por su debilidad por el alcohol, es quizás la persona que ha cambiado más. Después de las clases de incubación, Lan Qin-lu comenzó a estudiar los recursos culturales locales. Durante uno de sus estudios de campo, encontró algunos restos de cerámica de la tribu aborigen Pingpu, quienes habían residido en el área hacía más de un siglo. El quería reavivar la artesanía aborigen con el fin de aportar variedad al ámbito cultural local, y en el proceso se vio “forzado” a dejar de beber. Pasó un año investigando, reuniendo herramientas, y aprendiendo las técnicas asociadas con la artesanía, e incluso colocó un horno en su patio para demostrar como los Pingpu hacía cerámica. “Tenía que mantenerme sobrio porque debía supervisar el fuego cada dos horas para que estuviese a la temperatura adecuada”, dice. “Creo que el proyecto de renovación me ayudó a darle un sentido a la vida”.

Patrimonio aborigen

La cerámica Pingpu resultó ser justamente el comienzo para Lan ­Qin-lu, ya que él había investigado muchos otros aspectos del patrimonio cultural de Dajin; y él es ahora el responsable de los proyectos culturales de la ­asociación para el desarrollo comunitario. “Solía beber todo el día pero ahora converso todo el día sobre la cultura local”, dice. “Soy oficialmente un ‘cultura-hólico’”.

El proyecto de Dajin fue aprobado como parte del esquema de renovación rural del Gobierno Central y recibió fondos del Buró para la Conservación de la Tierra y el Agua, subordinado al Consejo de Agricultura, del Gabinete. Después de las clases, los aldeanos ­lograron un consenso en cuanto a continuar con el proyecto de renovación de Dajin. El primer paso fue limpiar el entorno, y fue fácil lograrlo porque ­muchos residentes del área se ofrecieron como voluntarios para realizar la tarea de limpieza. De hecho, mantener la limpieza de Dajin se ha convertido en una tradición. Los residentes dejan de lado sus trabajos dos veces al mes, y se dedican medio día a recoger basura y cortar juncos. Los residentes también han realzado la belleza de la aldea con la plantación de peonías púrpuras a lo ­largo de ambos lados de las calles ­principales. “Tener un ambiente limpio y placentero, y mantenerlo de esa manera, es el cambio más importante que ha resultado del proyecto de renovación”, dice el jefe de la aldea, Lan Xi-chuan. “Esto llena de orgullo a los residentes y brinda una mejor experiencia a los visitantes”.

El paso siguiente fue construir instalaciones que mostraran la cultura, la ecología y la historia local. Por ejemplo, los aldeanos construyeron una vivienda con esquisto negro encontrado en Dajin, que recuerda a las estructuras que fueron una vez comunes pero que ya no se ven en el área. Ellos también construyeron el Pabellón del Té en un popular camino para bicicletas que atraviesa la aldea, un edificio que conmemora la tradición de la aldea, que consiste en ofrecer una taza de té a los viajeros que pasan por allí. Otro esfuerzo necesitó la colaboración de un experto local en plantas acuáticas, quien diseñó una laguna ecológica que muestra la diversidad del entorno natural del área.

Además de limpiar la aldea y construir nuevas instalaciones, los esfuerzos de renovación de Dajin se enfocaron en mejorar la vida de sus ciudadanos de la tercera edad. Por ejemplo, la oficina de la aldea emprendió un proyecto en el que voluntarios visitan y cuidan regularmente a los ciudadanos de la tercera edad que viven solos. Un mercado de días feriados también fue establecido para que los agricultores mayores puedan vender sus frutas u hortalizas. “Queremos que los ancianos sepan que son parte de esta comunidad, que son necesitados”, dice Lan Xi-chuan. De hecho, muchos de los desarrollos para renovación fueron terminados por ciudadanos de la tercera edad. Por ejemplo, el Pabellón del Té fue construido por un grupo de “chicos” setentones, como los llama el líder del equipo quien tiene 98 años.

 

Un taller de bricolaje ofrece la experiencia de trabajar carpintería a los turistas y estudiantes que vienen de paseo a Dajin. (Cortesía de la Asociación para el Desarrollo de la Comunidad Dajin)

Volviendo a la juventud

Todos los proyectos para la renovación se han realizado sin dificultades no sólo gracias a la activa participación de los aldeanos, sino también a su ­generosidad en donar el terreno necesario. El agricultor de té, Lin Wen-de, recuerda que un proyecto fue planificado en un terreno que era controlado por 17 propietarios. “En el pasado, nadie hubiese donado ni un centímetro de su tierra para ningún plan de construcción pública”, dice. “Pero esta vez, ­obtuvimos las firmas de todos los 17 propietarios en un día”. Zhang acredita la disposición de los propietarios a donar sus tierras a que el esquema de renovación rural fue una propuesta de los mismos aldeanos. “Celebramos muchas reuniones en la aldea antes de tomar cualquier decisión para la ­renovación, y los residentes están ­dispuestos a brindar todo su apoyo y participación en los proyectos porque son sus decisiones”, dice.

El ambiente mejorado y las mayores oportunidades comerciales de Dajin están atrayendo a los jóvenes de regreso a la aldea. Según Lan Xi-chuan, alrededor de 50 jóvenes han regresado al área en los últimos cinco años. Yu Yuan-hui y su esposa Zeng Xing-yi, quienes ahora operan una granja ­recreativa llamada Felicidad 20 fueron algunos de los primeros en ­retornar. Yu y Zeng son nativos de Dajin, que ­partieron en búsqueda de trabajo en Taipei, donde Yu trabajaba como diseñador de jardines; y Zeng, como maestra de jardín de infancia. Ellos regresaron a Dajin en 2009, y convirtieron parte de la granja del padre de Yu en Felicidad 20.

Los visitantes que llegan a la granja pueden recoger fruta cultivada por los padres de Yu, disfrutar las comidas elaboradas con fruta de Dajin y tomar clases para aprender a preparar el vinagre de fruta. Zeng explica que llamaron la granja, Felicidad 20, porque se encuentra ubicada en el No.20 de esa calle, y porque la pareja se casó un día 20. “Y por supuesto, hemos encontrado nuestra felicidad aquí”, dice.

Como en la aldea no se llevan las estadísticas sobre los ingresos locales, Zhang no puede mostrar una prueba definitiva de los beneficios económicos que el proyecto de renovación ha ­traído a Dajin. Pero con el ambiente mejorado, los residentes entusiasmados y más jóvenes regresando, él está seguro de que el proyecto va por buen camino. “Desde mi punto de vista, toda la inversión tiene el objetivo de ayudar a los ­residentes de ­Dajin a ­renovar su identidad como parte de esta ­aldea”, dice. “Es la gente lo que realmente importa”.

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