29/04/2024

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DE REGRESO AL FUTURO: TEMPLOS REDESCUBREN EL PAPEL DE LA EDUCACION

01/03/2015
En los siete años desde que fue fundada, la sucursal Taijiang de la Universidad Comunitaria de Tainan ha incrementado las pocas clases que ofrecía a las 40 de hoy en día, impregnando la villa de Haiwei con un sentido de aprendizaje divertido y práctico.

Los templos, que tradicionalmente han sido lugares de adoración, están convirtiéndose en baluartes de la educación y dando nueva vida a la cultura local.

La sucursal Taijiang de la Universidad Comunitaria de Tainan (TCU-T, siglas en inglés) marcó un precedente en 2007, haciendo un llamado al “retorno a los templos de las villas”, al comenzar a trabajar conjuntamente con los principales templos en las comunidades rurales de Tainan con el fin de fomentar la educación.  Estos están transformando el rostro de las comunidades rurales, que desde hace mucho tiempo se han visto despojadas de la alegría de la vida porque virtualmente todos los jóvenes han abandonado el pueblo natal con el objetivo de establecerse en las grandes ciudades.

Hoy, el modelo tres en uno de las “clases impartidas en los templos” que combina fe, educación y participación comunitaria, mantiene la promesa de impregnar gran vitalidad a los colegios comunitarios no urbanos. Sólo en el área de Taijiang, en Tainan, 15 comunidades rurales ya están cooperando. La idea original fue de Wu Mao-cheng, quien había trabajado como periodista y usó su red de conocidos para eliminar las rivalidades y las diferencias de opinión entre las villas.

Un ejemplo de lo que está ocurriendo tuvo lugar cuando el famoso autor Hsiao Yeh fue a dictar una charla en un templo local, y más de dos mil personas concurrieron a escucharlo. Para una aldea rural, la experiencia fue tan emocionante como un concierto de rock para jóvenes en plena ciudad.

El Templo Chaohuang

Un miércoles por la mañana, el Templo Chaohuang en Haiwei, una villa en el área de Annan en la ciudad de Tainan, se encuentra impregnado de humo de incienso. Creyentes devotos vienen a quemar incienso y hacer sus devociones, rezando por la tranquilidad y el bienestar. Los sutras resuenan a través de la sala principal del templo.

Pero a un lado de uno de los enormes pilares, en una pequeña biblioteca, se observan docenas de libros clásicos mundiales tales como Cien años de soledad. Estos brindan un aura literaria a este recinto religioso de un siglo de antigüedad. Al anochecer, se muestra un documental artístico en el patio principal, desde la sala donde se encuentran las deidades del templo. Con un fondo de música religiosa tradicional, que incluye instrumentos de viento como el suona, los gongs y los platillos, las cuerdas de un erhu entonan la popular melodía Flor de la noche lluviosa. En la oscuridad, el letrero con luces de diodos emisores de luz en el frente de Chaohuang orgullosamente muestra el aviso: “Clases en el templo”, en grandes caracteres chinos de color naranja brillante.

Este modelo nuevo de llevar la educación a los templos rurales está ocurriendo frente a nuestros propios ojos.

400 años de ONGs

“Los templos, que existen en cada comunidad rural por todo Taiwan, son como organizaciones no gubernamentales (ONGs) locales que han estado presentes sin fallo durante unos 400 años”, explica Wu Mao-chen, director ejecutivo de la TCU-T. “En el pasado, los templos fueron centros locales no sólo para la fe, sino también para la educación tradicional y la participación comunitaria”. Con un pañuelo atado en la cabeza, portando sandalias y con apariencia de joven campesino, Wu, en su lengua taiwanesa, dice “por lo tanto, son un lugar natural y perfecto para alcanzar la meta de ayudar a los colegios comunitarios a extender sus actividades a las villas rurales y pueblos pequeños”.

Cuando Wu trabajaba como reportero, hace más de una década, y salía a cubrir alguna noticia, se encontraba frecuentemente con la brecha evidente entre la ciudad y el campo. Sentía particularmente la ausencia de recursos culturales y educativos en la zona rural de Annan, que muchos locales aún prefieren llamar por su nombre histórico, Taijiang. Como ya ejercía como profesor en la TCU, propuso al director ejecutivo de la escuela, Lin Guan-zhou, que estableciera una sucursal del campus en Taijiang.

En ese entonces, la propuesta de Wu no obtuvo una respuesta afirmativa. Fue en 2007 cuando dejó los medios de comunicación y volvió a proponer su idea a Lin, que llegó el momento adecuado.

En 1661, cuando aún existía un enorme puerto natural en Taijiang, aquí fue donde el leal a la dinastía Ming, Zheng Cheng-gong (Koxinga), llegó a la costa en Taiwan y retomó la isla de los holandeses, esperando usarla como una base para combatir a la dinastía Ching (Qing). Es un área con mucha historia. Pero como resultado del cambio de ruta del río Zengwen, se ganó terreno al mar. Sin embargo, el terreno de esta tierra reclamada no era apropiado para la agricultura, y los primeros residentes tuvieron que vivir con lo que sacaban del mar.

Con su escasa y dispersa población, y casi completa carencia de recursos culturales y educativos, Taijiang no parecía un lugar prometedor para lanzar una empresa intelectual como las clases del colegio comunitario. Pero Wu, quien creció en la villa Haiwei en Taijiang, pensó para sí que la idea podría funcionar si lograba la ayuda de los influyentes y omnipresentes templos locales.

Wu Maochen, director ejecutivo de la sucursal Taijiang de la TCU imparte una clase al aire libre debajo de un árbol, disertando elocuentemente sobre la rica historia local.

Afortunadamente, el presidente del Templo Chaohuang, Wu Jin-chi, también estaba pensando acerca de la promoción educativa. De inmediato llegaron a un acuerdo, y el primer modelo de “clases de templo” –cursos y actividades de colegio comunitario realizadas en los recintos del templo– se hizo realidad en Taijiang.

Gran entusiasmo

Cuando inició la organización, Wu Mao-cheng insistió en que los puntos de vista de todas las partes interesadas debían tomarse en cuenta. Así, se decidió que Wu Jin-chi estuviera a cargo del diseño del currículo, y la TCU-T realizaría la función de apoyo. En principio, Wu Jin-chi decidió elegir material que fuera atractivo para los residentes locales. Antes de comenzar las clases, hizo encuestas entre las personas que venían al templo a orar, y también incorporó la creencia de que el dios principal del templo, Baosheng Dadi, responde las oraciones relacionadas con la curación de enfermedades, ofreciendo un curso de medicina herbolaria.

La respuesta fue abrumadora, y la clase se llenó. Esto condujo a la formación del club de medicina herbolaria, cuyos miembros no sólo continuaron estudiando los remedios a base de las plantas, sino que también fundaron un grupo de producción y mercadeo local a fin de cultivar orgánicamente plantas con propiedades medicinales para emplearse en lagunas de acuicultura. El grupo ha resultado ser beneficioso para la economía local.

La TCU-T también comenzó a promover actividades culturales y cursos llenos de diversión para adultos y niños que podrían adaptarse de una u otra manera a las creencias de los templos locales, y especialmente, las ceremonias de celebración. De esta manera, los residentes locales podían volver a recuperar la familiaridad con las costumbres y prácticas culturales del templo. Recientemente, los festivales de templo locales incluyen no sólo los grupos de actuación tradicionales y las procesiones de las deidades en sus palanquines, sino también la danza del ombligo y la música del erhu. Para la gente de las áreas rurales, no hay nada de irrespetuoso acerca de este tipo de diversión, y el resultado es un “carnaval al estilo taiwanés” que combina tradición y modernidad.

En 2011, la TCU-T invitó al renombrado autor Hsiao Yeh a dictar una conferencia en el Templo Chaohuang, y el patio del templo se abarrotó para la ocasión. Wu señala que la gente de la ciudad son ávidos participantes de actividades de ese tipo, y tener la ocasión de escuchar a un autor es algo rutinario. Pero para el pueblo de Taijiang, “éste fue uno de los más grandes eventos en su memoria”.

Centro comunitario

Como parte de su función comunitaria, el Templo Chaohuang incluso ha traspasado los límites religiosos para cooperar con la Fundación Católica de Bienestar Social Tobías. Ellos están animando a los estudiantes en la clase de estética en la TCU-T a que apliquen lo que aprenden a fin de ofrecerles un cambio de imagen a las madres trabajadoras de niños con necesidades especiales; no resolverá su problema principal, pero se sentirán mejor consigo mismas y podrán disfrutar de alguien que las atienda con mimos para variar.

“En la cultura y la religión tradicionales, el énfasis era en el mérito ganado por hacer buenas acciones; ahora ésto se ha transformado en un sentido más amplio de servicio comunitario”, explica Wu Maocheng.

La TCU-T también ha ayudado en la organización de los residentes locales de Tianjing para que participen en la protección del río y en los movimientos de revitalización cultural de la zona.

Wu señala que allá en 2004, el Gobierno declaró repentinamente que el Museo Nacional de Historia de Taiwan, el cual iba a ser originalmente construido en Taijiang, sería ubicado en el área de Anping en Tainan, debido a que esa zona “carecía de cultura”. Esta noción fue una provocación al sentido de dignidad de muchos residentes locales, e inspiró a los ciudadanos a aunar esfuerzos. Los miembros de la clase de costumbres y cultura popular de la TCU-T y los miembros del Equipo de Voluntarios de Educación del Templo comenzaron a visitar templos por todo Taijing, registrando historias y la vida cultural de cada comunidad, y se esforzaron en profundizar la educación local.

En 2004, Wu Maochen notó que el Canal de Irrigación Jianan estaba contaminado, y organizó con niños de escuelas primarias locales una Patrulla del Río Taijiang. Instó a los estudiantes a cuidar de su tierra y entorno, y a reportar las condiciones de contaminación en el río cada vez que toparan con algún problema. Hoy, las actividades de dicha patrulla son coordinadas con clases en la TCU-T para crear una red de supervisión del río.

Hoy en día, el total de clases que se imparten en la TCU-T superan las 40.

Modelo de franquicia

Con el tiempo, 15 templos principales en el área de Taijiang se han unido al programa, formando la Alianza de Educación de Templo. “La alianza es como una red educativa, con el Templo Chaohuang siendo la sede principal y los otros templos como franquicias”, dice Wu Jinchi.

Como resultado, Taijiang se ha vuelto el centro de atención de los colegios comunitarios y activistas locales alrededor de Taiwan. Los representantes de los templos en Yilan, Miaoli y Yunlin han hecho visitas para aprender sobre el modelo de Taijiang, e incluso los funcionarios de organizaciones no gubernamentales internacionales han venido a observar e intercambiar puntos de vista.

Wu Mao-cheng cree que el modelo de clases de templo puede incluso ayudar a resolver el problema de atraer a los jóvenes de vuelta a trabajar en las comunidades rurales. El explica, “la educación en Taiwan está estructurada de tal manera que los incentivos se han alejado de las villas y pueblos pequeños. El trabajo y la educación gravitan alrededor de las grandes ciudades”. Si este modelo de educación de templo puede diseminarse y florecer por todo Taiwan, los jóvenes tendrán una razón y una oportunidad para volver y hacer algo constructivo por sus pueblos natales. 

 

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