02/05/2024

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APRENDIENDO HABILIDADES MEDIANTE EL VOLUNTARIADO

01/07/2015
Estudiantes universitarios aprenden sobre el cultivo de arroz de un agricultor, en la localidad de Xingang, distrito de Chiayi, en el sur de Taiwan.
El apoyo del Gobierno a los jóvenes que se involucran en proyectos sociales está dando sus frutos.

Aunque sólo tiene 21 años, Hou Zhi-huan afirma que entiende las necesidades de los ancianos, particularmente aquéllas relacionadas con el bienestar emocional. “Los ancianos pueden sentirse solos después de jubilarse o si sus hijos se marchan a vivir independientemente”, señala el joven, quien creció con sus padres en la localidad rural de Xingang, del distrito de Chiayi, en el sur de Taiwan. “Me gustaría compartir mis experiencias con otros jóvenes y animarlos a cuidar a sus mayores”, declara Hou.

Con este fin, Hou, graduado en Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Chung Cheng, en Chiayi, se unió a un grupo de jóvenes en Xingang que se dedica a todo tipo de iniciativas comunitarias, incluyendo el cuidado de los ancianos. La organización, cuyo nombre es Asociación de Estudiantes Universitarios de Xingang, ha estado en funcionamiento desde 1986 y actualmente tiene 30 miembros. Los voluntariosos estudiantes que integran en el grupo contribuyen con su tiempo, conocimientos y energía en una amplia gama de programas sociales cuando vuelven a casa durante sus vacaciones de verano e invierno.

Uno de dichos proyectos hace que los jóvenes pasen parte de su tiempo en casas de ancianos y realicen actividades con ellos, tales como clases de manualidades o de juegos al aire libre. “La población rural envejece mucho más rápido debido al flujo de gente joven hacia las ciudades”, comenta Hou. “El cuidado de los mayores es un asunto urgente”, advierte.

El plan beneficia no solamente a los ancianos, sino también a los jóvenes miembros que realizan el trabajo. “Queremos ofrecer compañía y un oído que escuche a los ancianos solitarios para minimizar la sensación de aislamiento, así como para dejar constancia de sus recuerdos e historias, que realzan la cultura, historia y forma de vida locales”, afirma Hou. “Hacemos hincapié en los ancianos porque son una fuente de experiencia y sabiduría, y tienen una perspectiva única que compartir. Son una parte valiosa de la sociedad”, declara Hou.

El grupo de Hou puede mantener sus esfuerzos en parte debido a subvenciones y otras formas de asistencia del Gobierno central. Durante los últimos siete años, la Administración para el Desarrollo de la Juventud (YDA, siglas en inglés) ha proporcionado fondos para el grupo, además de dar apoyo de consultoría con miembros del consejo asesor de la YDA. La YDA, conocida anteriormente como Comisión Nacional de la Juventud, fue establecida por el Yuan Ejecutivo en 1966 para solucionar temas relacionados con la población juvenil. Recibió su nombre actual en enero de 2013, cuando pasó a formar parte del Ministerio de Educación, como parte del programa de reestructuración gubernamental.

Gracias a la ayuda del Gobierno, y a la orientación de la Fundación de Cultura y Educación de Hsin Kang, una organización local, Hou explica que su grupo ha podido establecer una red activa y cohesionada de recursos para el cuidado de los ancianos. “Hay 23 municipios en Xingang y nuestro objetivo es visitarlos todos. Nuestra estrategia es promover giras de investigación para identificar los problemas y necesidades de cada pueblo, y formular una planificación adecuada”, indica Hou.

Gente joven de la Asociación de Estudiantes Universitarios de Xingang juega con ancianos como parte de sus esfuerzos para mejorar el bienestar de los miembros comunitarios de la tercera edad.

Sung Kuang-Ying, director de la División de Participación Pública de la YDA, dice que la gente joven puede constituir una fuerza motriz para el cambio social. La administración celebra una serie de conferencias, seminarios y talleres para alentar a los jóvenes a participar en los asuntos públicos, pero están centrados en un plan de acción para financiar proyectos específicos, como los que se llevan a cabo en el grupo de Hou.

Para ser candidato al plan de acción, los solicitantes deben tener entre 18 y 35 años de edad y registrarse como un equipo con al menos tres personas. También deben asociarse con una organización sin fines de lucro o universidad. Los equipos aprobados son elegibles para becas anuales que van de 1.970 a 4.920 dólares estadounidenses, dependiendo del proyecto.

En la actualidad, la YDA da prioridad a las iniciativas que tengan como objetivo a miembros desfavorecidos de la sociedad, embellecimiento y revitalización de la comunidad, protección medioambiental, desarrollo de negocios e industrias locales, y la promoción de fusiones culturales y creativas.

Desde su lanzamiento en 2006, el plan de acción juvenil de la YDA ha ayudado en más de 300 proyectos de desarrollo comunitario. Sung afirma que las propuestas hechas por gente joven a lo largo de los años han sido de lo más diversas, desde programas de conservación ecológica e iniciativas de bienestar social a reconversión de edificios vacíos como centros comunitarios, lo que dice mucho sobre la creatividad y pensamiento innovador de los solicitantes.

“Los valores claves del plan de acción son incrementar las posibilidades de participación juvenil en la planificación, el desarrollo y la distribución de servicios”, asegura Sung. “Involucrarse con la comunidad ayuda a la gente joven a desarrollarse, particularmente, en lo que respecta a habilidades sociales como el liderazgo y la comunicación”, asevera Sung.

Chen Ching-yuan, de 24 años, cuenta que trabajar con un grupo comunitario y posteriormente empezar su propio proyecto subvencionado por la YDA le ha ayudado a ganar una considerable experiencia práctica en planificación, administración y comunicación.

Una estudiante del grupo de Xingang, (centro), enseña a personas mayores a pintar diseños en abanicos.

Después de graduarse en Historia con la Universidad Nacional de Taiwan en Taipei, Chen volvió a su pueblo natal en el distrito de Hualien, en la costa este de Taiwan, para seguir sus estudios en la Universidad Nacional Dong Hwa (NDHU, siglas en inglés) de Hualien. También quiso compaginarlo con alguna actividad en beneficio de la comunidad local.

Hace dos años, empezó a colaborar en el desarrollo de la asociación local de la comunidad, ayudando en diversos programas en áreas como educación infantil, conservación del patrimonio cultural e histórico, y cuidado de los ancianos. Chen declara que durante ese tiempo con el grupo, el director de la asociación le enseñó muchas habilidades administrativas y organizativas, incluyendo cómo diseñar de un plan partiendo de cero.

Chen afirma que estas experiencias prácticas le ayudaron a escribir una propuesta que fue seleccionada con el propósito de obtener financiación de la YDA el año pasado y que le permitió empezar su propio proyecto, una iniciativa a fin de crear oportunidades de aprendizaje para niños locales, especialmente aquéllos de familias de poco poder adquisitivo, con un solo padre o madre, o de inmigrantes.

“Mi objetivo es que los niños puedan explorar el tipo de cosas que no pueden aprender en el aula”, afirma Chen. La interacción con los niños durante el proceso de aprendizaje resulta clave para el plan. “El compañerismo puede ayudar a los jóvenes estudiantes a aprender de forma más efectiva”, opina Chen.

Por consiguiente, Chen y otros cinco estudiantes de la NDHU han planificado clases de cocina y fotografía para estudiantes locales, a los que también llevan de visita a granjas y mercados agrícolas. Además, el grupo también invita a nuevos padres inmigrantes a presentar su cultura y lenguaje nativos a los niños. En la actualidad, toman parte en el programa aproximadamente 25 estudiantes de primaria de la localidad.

Chen dice que bastantes jóvenes como él que han vuelto a Hualien para estudiar o trabajar se han involucrado en proyectos para el desarrollo de la comunidad. Según él, celebran reuniones regularmente para compartir su experiencia en la prestación de servicios sociales. Un taller de formación de la YDA también le ha permitido ganar un mayor conocimiento sobre planificación estratégica y participación comunitaria, añade.

Chen Ching-yuan, a la izquierda, mira una fotografía tomada por una estudiante local durante una salida al campo organizada por el grupo comunitario que él mismo formó en Hualien.

“Estoy encantado de poder cumplir mis ideas de mejora para mi comunidad”, comenta Chen. “Al mismo tiempo, participar en proyectos sociales locales me ha ayudado a adquirir varias habilidades vitales, en los ámbitos de comunicación, organización, gestión y trabajo en equipo, que creo que me serán de gran utilidad en los años venideros”, revela Chen.

De forma similar, Chen Szu-ying, de 22 años, afirma que trabajar con gente local le ha beneficiado, ayudándole a expandir sus horizontes y, en particular, a comprender las prácticas agrícolas y de conservación ecológica. Actualmente ella estudia en el Departamento de Gestión de Turismo, Ocio y Hostelería de la Universidad Nacional de Chi Nan (NCNU, siglas en inglés) del distrito de Nantou, en el centro de Taiwan.

En octubre de 2013, Chen Szu-ying y cuatro de sus compañeros de clase decidieron lanzar un programa de recuperación para la carpa blanca de Taiwan, una especie de pez que había sido declarada en peligro de extinción por el Consejo de Agricultura en 2009. Los arroyos y las granjas de bambú acuático en la localidad de Puli, en Nantou, son el hábitat principal del pez, así que el grupo centró sus esfuerzos en un área de cultivo de bambú en la comunidad Yixin de Puli.

Con financiación de la YDA y ayuda de la Asociación Taiwanesa de Promoción para el Bambú de Agua, el equipo de la NCNU construyó un estanque y liberó a cien peces capturados en estado silvestre dentro del mismo, para favorecer su reproducción. Los miembros del equipo aprendieron a alimentar a los peces, y también a monitorear las condiciones del estanque y el crecimiento de estos peces. Al final del último año, su programa de cría en cautividad devolvió a más de dos mil carpas a sus hábitats naturales.

Los estudiantes de la NCNU utilizaron también sus conocimientos sobre gestión del turismo a fin de organizar giras ecológicas para visitantes a la comunidad, y diseñaron clases que enseñan a los residentes locales cómo hacer abanicos y posavasos usando el bambú como materia prima. Los estudiantes promovieron entonces la venta en Internet de éstos y otros productos de granja. Además, realizaron varios talleres de conservación ecológica y entrenaron a los guías turísticos locales, con la esperanza de que los residentes de la comunidad continúen haciendo esas tareas una vez que ellos dejen de estar ahí.

Chen Szu-ying, que nació en la sureña ciudad de Tainan, relata que ella no conocía mucho sobre agricultura y vida rural hasta que se involucró en las actividades de la comunidad en Yixin. “Es apasionante para mí poder aprender sobre agricultura y cómo los lugareños viven sus vidas, así como también involucrarme en las prácticas de cría en cautividad”, comenta. “He desarrollado un interés en agroturismo y me gustaría orientar mi carrera hacia ese sector después de mi graduación este verano”, opina Chen.

La implementación del plan de acción juvenil ha tenido muchos efectos positivos tanto para los jóvenes como para las comunidades con las que trabajan. Asimismo, el Gobierno está comprometido a mantener el programa en funcionamiento. “Es magnífico ver que una cantidad creciente de jóvenes taiwaneses se muestra dispuesta a participar en proyectos de desarrollo social. Su dedicación reforzará las comunidades y creará una sociedad mejor”, comenta Sung, de la YDA. “Continuaremos dando apoyo para establecer los mecanismos que ayuden a los jóvenes a convertir sus ideas creativas y pasión en acción social, y colaboraremos con sus esfuerzos para participar en actividades socialmente relevantes”, declaró Sung.

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