02/05/2024

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Taiwán Hoy

CONVIRTIENDO LOS SUEÑOS EN REALIDAD

01/07/2015
El Departamento de Recursos Culturales del Ministerio de Cultura promueve su Proyecto de Desarrollo Cultural de Aldeas Juveniles, que fue lanzado en agosto de 2014.
Una iniciativa del Ministerio de Cultura financia proyectos culturales desarrollados por jóvenes entusiastas.

Escondido en la calle que conduce a la entrada trasera de la estación de tren de Taoyuan, en el norte de Taiwan, el Estudio Cultural Creativo SEAMi destaca entre los otros edificios de viviendas de cuatro plantas que tiene alrededor. Inaugurado oficialmente a finales de marzo de este año, SEAMi -cuyo nombre es un acrónimo de la frase denominativa en inglés de South East Asian Migrant; o sea, inmigrante del Sudeste Asiático- es un centro para residentes inmigrantes de la región, así como para taiwaneses que deseen llegar a entenderlos mejor. Hay un servicio gratuito de biblioteca, con libros y revistas en una amplia gama de lenguas del Sudeste Asiático, así como clases de idiomas. “Espero que estos inmigrantes ganen en proyección pública gracias a este conocimiento””, declara Lin Zhou-xi, fundador de SEAMi -pronunciado como see me, “véame” en inglés.

Lin pudo abrir el centro después de recibir la financiación del Proyecto de Desarrollo Cultural de Aldeas Juveniles, del Ministerio de Cultura (MOC, siglas en inglés), que se inició en agosto de 2014. El plan del MOC es financiar proyectos propuestos por jóvenes de entre 20 y 35 años, en tres categorías: cultura y promoción artística, desarrollo de microempresas, y plataformas que fomenten intercambios entre individuos y organizaciones en los primeros dos grupos. Lin, que tiene un máster de la Facultad de Postgrado en Estudios del Sudeste Asiático de la Universidad Nacional Chi Nan (NCNU, siglas en inglés), en el centro de Taiwan, asegura que se lo pensó mucho antes de crear un centro como el SEAMi. El joven recibió un premio y varias subvenciones que sumaron un total de 36.070 dólares estadounidenses, convirtiéndose en el mayor beneficiario de financiación en la categoría para establecer plataformas de intercambio.

De forma similar, Lu Szu-ying dependió mucho de la iniciativa del MOC para realizar el sueño que compartía con otras cinco mujeres de publicar una revista sobre Lanyu, la isla de las Orquídeas, que está al sudeste de Taiwan. “Hubiera sido muy difícil poder hacerlo sin la ayuda financiera del Gobierno”, admite Lu. La joven de 31 años afirma que se enamoró de la isla, territorio de la tribu aborigen tao, en su primera visita en 2013. El equipo de seis personas pensó en crear una publicación centrada en la gente joven de Lanyu y su cultura local en el verano de 2014, cuando se enteraron del proyecto del MOC. La licenciada en Literatura China fue elegida como primer premio de la categoría de promoción de arte y cultura, recibiendo fondos por un total de 22.950 dólares estadounidenses. El primer número de esta publicación bimestral, 952 vazay tamo -el nombre es una combinación del código postal de Lanyu y las palabras “nuestros asuntos, nuestra responsabilidad” en el idioma tao- se publicó a mediados de febrero de este año.

Voluntarios de un instituto de secundaria hacen cartas bilingües para usar en las clases de idiomas en el Estudio Cultural Creativo SEAMi, que abrió a finales de marzo del presente año.

“Los jóvenes están rebozantes de energía, son idealistas y están llenos de ideas creativas. Se les debería dar mayores oportunidades para que puedan experimentar y contribuir a la sociedad”, señala Chen Kuan-fu, director general del Departamento de Recursos Culturales del MOC, que inició el Proyecto de Desarrollo Cultural de Aldeas Juveniles. El departamento recibió más de 210 solicitudes de financiación bajo el amparo del plan. Chen explica que un jurado clasificó las propuestas basadas en su creatividad, viabilidad y potencial para promover el desarrollo de las comunidades. Un total de 83 proyectos pasaron la fase de selección y cada uno fue dotado con 3.280 dólares estadounidenses en premios. A partir de estas propuestas, los jueces seleccionaron dos ganadores y varios finalistas en cada una de las tres categorías. Estos proyectos fueron premiados para estipendios de entre 6.560 y 32.790 dólares estadounidenses, donde los ganadores recibieron al menos 26.230 dólares estadounidenses.

Lila Liao, de 26 años de edad, fue una de las dos ganadoras en la categoría de microempresas, con un proyecto que promueve el arte del tejido de juncos tradicional en la localidad de Yuanli, en el distrito de Miaoli, al centro de Taiwan. La joven aprendió sobre este arte hace seis años, mientras estudiaba diseño industrial en la Universidad Nacional Unida de Miaoli. En 2013, se convirtió en la administradora de proyecto para la Asociación Taiwanesa de Manualidades Yuan-Li, un grupo fundado para promover el interés en esta artesanía después de años en declive. Indudablemente, los 32.790 dólares estadounidenses que se le concedió entre becas y premios del MOC serán de gran ayuda para su trabajo por la cultura de la comunidad.

“El MOC nos anima a encontrar y usar cualquier tipo de recurso que podamos mientras llevamos a cabo nuestro plan”, afirma Liao. La joven ha desarrollado vínculos entre el grupo y la comunidad local reclutando la ayuda de seis estudiantes de su alma mater para vender productos hechos con junco tejido en mercados artesanales de fin de semana. En mayo de este año, la asociación abrió clases para enseñar a inmigrantes de China continental y el Sudeste Asiático cómo combinar el tejido de juncos con otros materiales como el cuero, que es otro de los ejemplos de cómo Liao intenta cultivar los recursos humanos locales.

Estudiantes universitarios del distrito de Miaoli ayudan a promocionar y vender objetos de junco tejido en mercados de fin de semana.

Mientras tanto, el equipo de Lu en Lanyu incorpora a tres mujeres tao y una de la etnia han venida de China continental, que viven en la isla. Dado que la revista está enfocada a ayudar a los jóvenes tao a interesarse por su cultura, el equipo también interactúa mucho con los ancianos tao, que son valiosas fuentes de conocimiento sobre costumbres y tradiciones locales.

Para asegurar que todos los fondos se gasten de la forma adecuada, el MOC tiene un sistema para dar seguimiento al progreso de cada uno de los proyectos. Un equipo de la Facultad de Artes en la Universidad Nacional Dong Hwa, en el distrito de Hualien, en el este de Taiwan, tiene la responsabilidad de realizar reuniones presenciales regularmente con los depositarios de los premios y subvenciones, a fin de comprobar el avance de su trabajo y ofrecer consejo. Los ganadores deben también enviar informes de su progreso y reportes finales. De hecho, ganar la competencia no garantiza el pago pleno de las ayudas, que se van proporcionando en tres fases a lo largo del año. El 30 por ciento inicial se pagó a finales de diciembre de 2014. Los que fracasen en implementar sus planes de forma adecuada tendrán que devolver parte o todos los fondos que ya hayan cobrado.

Por otro lado, una cierta cantidad de proyectos ya han obtenido resultados sustanciales en tan sólo unos meses desde que la primera fracción ha sido pagada. SEAMi en Taoyuan ya ha empezado a ofrecer cursos de los idiomas de Tailandia, Vietnam, Myanmar y Filipinas. El esfuerzo de Lin ha inspirado también a uno de sus compañeros de facultad a crear un centro parecido en Nueva Taipei, aunque no financiada por el MOC. Lin y su compañero de clase se dan apoyo mutuo intercambiando publicaciones que han ido recopilando.

Los esfuerzos de la Asociación Taiwanesa de Manualidades Yuan-Li para promocionar el tejido de juncos recibieron un estímulo cuando Lila Liao (arriba), la administradora del proyecto, obtuvo becas del MOC el año pasado.

A finales de abril, el equipo de Lanyu publicó el segundo número de 952 vazay tamo. Dado que el primer número resultó ser muy popular, especialmente entre los tao, Lu dice que decidieron expandir el formato de 48 a 60 páginas, e incrementaron la cantidad de copias de 500 a mil. “Pensamos en nuevas ideas para cada número”, dice refiriéndose a los temas cubiertos por la publicación bimestral. Hasta la fecha, 952 vazay tamo ha incluido secciones que van desde perfiles de jóvenes artistas y lenguaje tao hasta un debate sobre la apertura de la primera tienda de conveniencia en la isla en 2014.

Mientras que estos éxitos tempranos son esperanzadores, los depositarios deben pensar cómo mantener sus proyectos a largo plazo, porque el MOC no estará financiándolos permanentemente. Por ello, Lin comenta que está preparado para usar su propio dinero con el fin de mantener a SEAMi durante el segundo año, tras el que espera poder generar ganancias ofreciendo las instalaciones como centro para actividades y eventos culturales. “La gran mayoría de galerías en Taiwan buscan artistas de Estados Unidos y Japón. Yo puedo introducir artistas del Sudeste Asiático en Taiwan y exhibir sus obras en SEAMi”, explica Lin. El joven ya ha viajado por toda la región con cierto detenimiento en busca de oportunidades para tales acuerdos cooperativos. Ahora está hablando con un director de museo de Myanmar para presentar artistas de dicho país, actualmente en proceso de apertura democrática, en Taiwan.

Y en lo que respecta a 952 vazay tamo, Lu dice que la revista ya ha atraído la atención de donantes potenciales, así como de gente joven interesada en la publicación. “Cinco de las seis miembros del equipo tienen trabajos a tiempo completo, así que tienen que comprometer casi todo su tiempo libre con la revista”, afirma. “Esperamos poder establecer un estudio y contratar como mínimo un trabajador a tiempo completo en algún momento, para poder asegurar un futuro a largo plazo para la revista”, indica Lu.

El MOC dice que, en principio, el Proyecto de Desarrollo Cultural de Aldeas Juveniles volverá a estar activo este año, aunque la decisión final dependerá del seguimiento a los ganadores del año pasado. En efecto, la financiación del Gobierno puede haber sido suficiente para incitar a la gente joven a implicarse en proyectos culturales, pero el éxito llegará sólo a aquéllos capaces de hacer un buen uso del dinero. “Normalmente les recordamos que tienen que valorar la financiación gubernamental. Sólo porque no es su dinero no significa que puedan malgastarlo, y el éxito o fracaso del proyecto puede tener un fuerte impacto en sus vidas y carreras profesionales”, comenta Chen Kuan-fu. La afirmación del funcionario del MOC es pertinente, pero los primeros beneficiarios parecen estar haciendo un buen trabajo haciendo realidad sus sueños. Falta por ver cuán efectiva será la iniciativa del MOC, pero hay buenas razones para creer en su capacidad de liberar el potencial de los jóvenes taiwaneses.

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