07/05/2024

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Taiwán Hoy

TREINTA PASOS A KENIA

01/09/2015
(Foto cortesía de los Ministerios Internacionales Paso 30)
Una organización no gubernamental de Taiwan lucha por mejorar el bienestar de las personas pobres en este país de Africa Oriental

Muchos niños en la región del monte Elgon, en el africano país de Kenia, deben caminar descalzos de dos a cuatro horas para llegar a la escuela. Este largo viaje a través de los caminos de tierra y piedras no sólo es agotador y doloroso, sino que está lleno de peligros. Sin zapatos, los estudiantes pueden convertirse en víctimas de la nigua o pique (Tunga penetrans [Linnaeus, 1758]), que vive en suelo caliente y seco, enterrándose en la piel para alimentarse de sangre. La infección por esos parásitos pueden conllevar a la pérdida de las uñas del pie, la deformación o amputación de los dedos, o en casos extremos, incluso la muerte. En esta parte rural de Kenia, como en muchas otras regiones donde abundan estas plagas, la verdad es que los zapatos salvan vidas.

Cuando Yang Yu-jen, de Taiwan, y su esposa, Kara Remley, una ciudadana canadiense, conocieron acerca de las dificultades y peligros a que tienen que enfrentarse estos estudiantes, se sientieron obligados a prestar ayuda. La pareja, que vive en la norteña ciudad de Taoyuan, Taiwan; decidió lanzar una campaña denominada Zapatos usados salvan vidas, con el fin de instar a las personas a donar sus calzados usados. Aunque se sentían optimista acerca de su iniciativa de ayuda, nunca se imaginaron la escala de la respuesta que recibirían. A pocos días de anunciar la campaña en el blog y el Facebook de Yang en abril del año pasado, ellos recibieron cerca de 15 mil pares de zapatos y siete toneladas métricas de ropa –suficientes para llenar un contenedor de transporte de 40 pies.

“Quedamos abrumados por la entusiasta respuesta de las personas y corporaciones en todo Taiwan”, dice Yang. “Inicialmente, esperábamos recoger suficientes zapatos y ropas para llenar un contenedor de 20 pies. Pero, para nuestra sorpresa, las donaciones llegaron tan rápido que muy pronto, nuestra casa, nuestra iglesia y la tienda de computadoras de mi hermano quedaron llenas hasta el techo”.

Yang lanzó la campaña Zapatos usados salvan vidas para ayudar a las personas pobres en la Kenia rural. (Foto cortesía de los Ministerios Internacionales Paso 30)

Yang fue inspirado a crear la campaña por su suegro, Allen Remlay, un técnico de construcciones y ex pastor que reside en Toronto. Remley usa el dinero que gana de sus obras de construcción para construir clínicas, iglesias y escuelas en regiones pobres del mundo, incluyendo partes de Kenia. Yang se informó acerca del problema de las niguas a través de una conversación con su suegro. Una vez que puso en marcha su campaña de donación de calzados, él decidió redenominarla Iniciativa Paso 30. El nombre tiene el propósito de resaltar el deseo de su esposa y suyo de seguir los pasos de Allen Remley e instar a la gente con menos de 30 años de edad a involucrarse en el trabajo de ayuda humanitaria.

Los mensajes de Yang fueron colocados en línea por primera vez en abril pasado, y desde entonces, han sido enviados incesantemente, conllevando a un constante flujo de zapatos y ropas. El joven misionero dice que está sorprendido por el poder del Internet para movilizar no sólo donaciones, sino también partidarios y voluntarios. “Al inicio, los zapatos llegaban tan rápido que la situación se estaba saliendo fuera de control, de modo que enviamos un SOS por Internet para que la gente viniera y ayudara a clasificar y empacar”, explica. “Nos sentimos emocionados al ver que tantas personas deseaban ser voluntarios para ayudar a nuestra causa”.

En julio del año pasado, el embarque inicial llegó a su destino en Kitale, un poblado agrícola situado entre el monte Elgon y los cerros Cherangani, a una altura de 1.900 metros en la parte occidental de Kenia. Yang realizó su primer viaje al país en noviembre pasado y se percató de la distribución de esos calzados, que fue manejada por su iglesia local, así como las condiciones de vida en la región.

“Originalmente pensé que había completado mi tarea una vez fuera enviado el embarque”, dice. “Sin embargo, cuando fui allá y ví a la gente viviendo en extrema pobreza, sentí que debo seguir ayudándoles”. Tras retornar a Taiwan, él estableció una organización no gubernamental (ONG), los Ministerios Internacionales Paso 30, y reclutó personal a tiempo completo para asistirle a él y su esposa.

Estudiantes del Colegio de Bachillerato Nacional de Chinos de Ultramar, en la ciudad de Nuevo Taipei, ayudan a clasificar y empacar los zapatos donados en enero de este año. (Foto cortesía de los Ministerios Internacionales Paso 30)

Isaac Chao, de 44 años de edad, trabajó como gerente de proyectos de una empresa de mercadotecnia en Taipei antes de involucrarse intensamente en la campaña de Yang el año pasado. “Cuando escuché por primera vez acerca de la petición de donaciones, recolecté viejos zapatos de mis ex-colegas y los mandé a Yu-jen y su esposa”, dice Chao, recordando su contacto inicial con la pareja. “Quedé conmovido por su benevolencia y dedicación, de modo que decidí unirme a sus esfuerzos”.

Chao, que trabaja ahora a tiempo completo para la ONG, viajó con Yang a Kenia en noviembre pasado y describe la visita como una experiencia emotiva e inspiradora. “Ver la felicidad en las caras de sus niños cuando se ponían su primer par de zapatos nos han motivado a hacer más”, dice.

Desde que regresó a Taiwan, Chao ha usado sus conocimientos sobre administración para ayudar a Paso 30 a desarrollar estrategias para la recaudación de fondos, incluyendo la creación de una empresa social. “Procuramos diseñar y vender productos innovativos para ayudar a pagar el embarque, el entrenamiento de los miembros del personal y voluntarios, y los nuevos proyectos de ayuda”, explica. Por el momento, la organización ha comenzado a ofrecer productos de escritorio tales como libretas de apuntes y lápices personalizados en su sitio web.

Al igual que Chao, Mei Lin tuvo una próspera carrera corporativa antes de involucrarse con Paso 30. De unos treinta y tantos años de edad, ella trabajó anteriormente como ingeniera de costos para una compañía tecnológica en Taipei, pero no se sintió satisfecha con su trabajo. Después de renunciar al cargo y pasar algún tiempo viajando, ella comenzó a ayudar a Yang y Remley para administrar los asuntos financieros y recolección de fondos de su organización el año pasado. Ella aceptó un cargo a tiempo completo con la ONG en mayo. “Solía ser una adicta al trabajo y con frecuencia me sentía infeliz y desgastada. Con mayor frecuencia, me preguntaba cuál sería la vida que me deseaba vivir en los próximos 30 años”, recuerda Lin. “Me quedó claro que necesitaba hacer un cambio. Encontré una sensación de propósito desde que me involucré en la labor de ayuda humanitaria”.

Los niños de Kenia calzan zapatos que fueron donados a la organización de Yang por el pueblo en Taiwan. (Foto cortesía de los Ministerios Internacionales Paso 30)

Lin, quien ayuda a administrar los voluntarios del grupo, señala que una gran cantidad de estudiantes locales han dado su tiempo para asistir a la ONG. Según Yang, más de diez mil jóvenes de 25 escuelas locales han participado en la campaña de zapatos usados mediante el establecimiento de centros de donaciones en sus instituciones académicas o ayudando al grupo a clasificar y empacar los calzados.

Hasta la fecha, la ONG ha recolectado alrededor de 400.000 pares de zapatos, y ya ha embarcado cerca de la mitad de esta cifra a Kenia. “La mayoría de los taiwaneses son compasivos, como lo muestran sus generosas donaciones a las misiones de socorro en desastres y ayuda humanitaria dentro y fuera del país”, dice Lin. “Deseamos establecer una plataforma para facilitar el crecimiento de filantropía y volutariado”.

La campaña de zapatos usados de Yang y Remley también ha llamado la atención de Chou Wen-chin, director que ha estado dedicado en una docena de producciones durante la última década y que ganó el primer premio del Festival del Cine de la Ciudad de Nuevo Taipei 2014 por su documental Destellos en el Océano, que resalta un tradicional método de pesca taiwanés donde se usa fuego para atraer a los peces. El productor de cine dice que inicialmente deseaba donar zapatos para Paso 30, pero entonces pensó que podría servir mejor a la ONG filmando un documental acerca de sus esfuerzos de ayuda.

Chou comenzó a grabar las operaciones diarias del grupo en noviembre de 2014. El director y su equipo también se unió a los miembros del personal de Paso 30 cuando partieron en un viaje a Kenia en marzo del presente año. El equipo del documental filmó a los voluntarios durante los 45 días de su estadía y ayudó a llevar los artículos donados a comunidades remotas, limpiar y tratar las heridas de la gente local que sufrían de infecciones causadas por las niguas, y organizar clases para los alumnos de la escuela.

El director Chou Wen-chin (izquierda) filmó a los voluntarios durante su visita de 45 días a la nación africana. (Foto cortesía de los Ministerios Internacionales Paso 30)

El director espera terminar su película para fines de este año, y comenzar a proyectarla pronto en los cines locales y en festivales internacionales del cine. “Es mi deseo que este documental pueda despertar la preocupación acerca de las penurias que sufren las personas aflijidas por la pobreza en Africa”, señala. “Además, puede ayudar al público global a aprender acerca de lo que Taiwan y su pueblo hacen para llegar a los necesitados en una tierra bien distante”.

En la actualidad, Yang se prepara para lanzar otras iniciativas con el fin de ayudar a los necesitados en la Kenia rural, incluyendo proyectos para perforar pozos, ofrecer capacitación en habilidades de trabajo y convertir los contenedores usados donde se llevaron los zapatos donados en aulas de clase. “Creemos que la educación puede reducir, y tal vez eliminar la pobreza”, señala. “Al crear instalaciones y oportunidades de aprendizaje, deseamos darle a los niños desventajados una esperanza de un mañana mejor”, manifestó Yang.

Implementar esos nuevos programas requerirán de fondos considerables. Adquirir un contenedor de carga usado y transformarlo en un aula de clase, cuesta aproximadamente 4.840 dólares estadounidenses. En vista de ésto, la recién creada ONG ha acudido a las corporaciones locales para solicitar donaciones y ya ha logrado ganar significativos apoyo logístico y asistencia financiera de una importante empresa local. En mayo de este año, A.S.O., la mayor cadena de zapaterías al detal en el país, donó 32.260 de dólares estadounidenes a Paso 30 para ayudar a cubrir los costos de embarque y la conversión de los contenedores de carga. La empresa también permite que Paso 30 use sus casi 200 tiendas en todo el país como puntos de recolección para donaciones de zapatos.

“El crédito de todo lo que hemos obtenido hasta ahora debe darse a las compañías e individuos que han donado artículos, dinero y tiempo”, dice Yang. “Al lanzar esos proyectos, esperamos inspirar a los jóvenes de Taiwan a ayudar a otros, especialmente a los necesitados en Africa y donde sea. Confío que juntos podremos lograr una diferencia sustantiva en la vida de las personas”.

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