28/04/2024

Taiwan Today

Noticias de Taiwán

Pavimentando la vía para una Taiwan sostenible

26/05/2004

Honorables Jefes de Estado, miembros del Cuerpo Diplomático y dignatarios extranjeros, distinguidos huéspedes, queridos compatriotas:

n primer lugar, deseo agradecer a los honorables huéspedes locales y extranjeros que nos acompañan hoy en la ceremonia de toma de posesión del Undécimo Mandato Presidencial y Vicepresidencial de la República de China. Hemos venido a presenciar juntos los pasos progresivos de la democracia de Taiwan, así como la extraordinaria y realmente singular historia escrita conjuntamente por los 23 millones de ciudadanos de Taiwan.

En esta jubilosa ocasión de celebración nacional, asumiré el solemne deber confiado en mí por el pueblo. En estos momentos, no llenan mi mente las elocuentes palabras de gloria y exaltación, sino los pensamientos profundos de una responsabilidad más grande, una mayor humildad y una más profunda auto-reflexión.

En el último año del siglo XX, Taiwan atravesó un umbral histórico al completar su primera transferencia del poder entre partidos políticos e iniciar una nueva era en el desarrollo democrático de nuestra nación. En esos momentos de cambio entre un viejo siglo y uno nuevo, nuestra naciente democracia se encontró a sí tambaleante en un accidentado sendero de aflicciones. El viaje inaugural de Taiwan hacia el nuevo siglo estuvo lleno de turbulencias a medida que lo viejo y lo nuevo, el débil y el fuerte, la aparición de la crisis y el surgimiento de la oportunidad, chocaron entre sí en la coexistencia.

Ante los ojos de las sociedades de etnia china y otros países de reciente democratización, la democracia de Taiwan no sólo es un experimento de democratización, sino que simboliza un modelo ejemplar. El patrón de la democracia que se ha logrado en las naciones occidentales es el resultado comprobado de la prueba del tiempo. En comparación, la recién instaurada democracia de Taiwan, tras de pasar por tantas dificultades, ha surgido como un logro aún más precioso. Nuestra experiencia también sirve como un testamento de que la democracia no es algo que se encuentra ya hecho, ni un ideal utópico. No es un tren expreso que nos transporta directamente al destino final. El avance de la democracia se logra únicamente a través del esfuerzo constante y gradual, paso a paso.

En la etapa inicial de la democratización de Taiwan --desde el levantamiento de la ley marcial, a la reelección completa de la Legislatura Nacional y la elección directa del Presidente-- investimos la soberanía en el pueblo y comenzamos a promover la identidad nacional de Taiwan. En la segunda etapa, se hizo mayor hincapié en el establecimiento de una sociedad civil y en la reconstrucción de la unidad a través de un sentimiento de destino compartido.

Desde una mayor conciencia comunitaria y cívica a la más amplia participación en los asuntos públicos y en la decisión de la política nacional --incluyendo la celebración de un referéndum--, se han afirmado y posteriormente mejorado los derechos y deberes del ciudadano en una sociedad civil; y por lo tanto, se ha desarrollado una democracia más madura, racional y responsable. Debemos procurar establecer una sociedad civil, y a través de la participación conjunta y los esfuerzos colectivos, hemos de crear una identidad con esta tierra y una memoria común si deseamos trascender las limitaciones de etnicidad, linaje, lenguaje y cultura, para construir un sentimiento nuevo y unificado del destino compartido.

En la sociedad taiwanesa actual, las cuestiones étnicas y de identidad constituyen un asunto serio que no puede ser negado ni pasado por alto deliberadamente. Mis colegas y yo, en el Partido Democrático Progresista, como partido gobernante, dirigiremos el camino para enfocar en tales cuestiones. Tomaremos el primer paso y comenzaremos con una sincera reflexión.

Hace varios siglos, nuestros antepasados atravesaron el "canal de agua negra" (Estrecho de Taiwan) o cruzaron el mar para encontrar un refugio seguro en Taiwan. Indistintamente en qué momento llegaron, ni de cuáles hayan sido sus orígenes ancestrales o del lenguaje que hablan, incluso a pesar de sus diferentes esperanzas y sueños, todos nuestros antepasados se asentaron acá y se enfrentaron juntos a un destino común. Indistintamente sean aborígenes o inmigrantes, compatriotas que viven en el exterior, cónyuges extranjeros o trabajadores foráneos que laboran bajo el sol abrasador de Taiwan, todos han hecho contribuciones únicas a esta tierra y cada uno de ellos se ha convertido en un miembro indispensable para nuestra familia del "Nuevo Taiwan".

Debido a su diferente historia y distintivas subculturas, los diversos grupos étnicos sostienen entendiblemente opiniones y valores divergentes. Reconociendo tales diferencias inherentes, debemos abrazarnos unos con otros con mayor tolerancia y entendimiento. El gobierno autoritario del pasado explotó la desigualdad entre los diferentes grupos étnicos, reprimiendo las lenguas y culturas nativas. Sin embargo, debemos reconocer que a excepción de unas pocas personas en el poder, miembros de todos los grupos étnicos fueron perseguidos. El Incidente del 28 de Febrero y el "Terror Blanco", cuyas víctimas incluyeron ambos, los ben-sheng (taiwaneses) y wai-sheng (continentales), no son representaciones históricas de la subyugación por grupos étnicos, sino más bien, el abuso del poder por un gobierno de turno.

La fibra de la sociedad de Taiwan en el día de hoy está compuesta principalmente de diversos grupos inmigrantes. No es un estado colonial gobernado por una minoría; por ende, ningún grupo étnico en sí puede cargar inmerecidamente con el peso de la historia. Actualmente, no importa cuál sea el sitio de nacimiento de alguien --sea Guangdong o Taitung--, no importa el origen de la madre de uno --sea Vietnam o Tainan--, e indistintamente de si un individuo se identifica con Taiwan o con la República de China, todos compartimos un destino común con la misma paridad e igualdad. Por lo tanto, abandonemos nuestra diferenciación entre nativo y extranjero, y entre minoría y mayoría, ya que la descripción más complementaria y exacta del Taiwan del día de hoy es un pueblo "étnicamente diversificado, pero siendo una sola nación". Un sentimiento compartido de pertenencia se ha convertido en el común denominador entre los 23 millones de personas en Taiwan.

La elección presidencial de este año estuvo marcada por una campaña excesivamente exaltada, nunca antes vista en la historia. Los cercanos resultados han impulsado a los partidos de oposición a cuestionar el proceso y presentar demandas en desafío a los resultados de la votación. Como presidente titular, he expresado con mi mayor sinceridad mi más alto respeto por la independencia e imparcialidad de nuestro sistema judicial. También he jurado aceptar el resultado de su investigación indistintamente de cuál sea el resultado final. Creo firmemente que aceptar y obedecer el mandato de la ley constituye el único canal mediante el cual podemos resolver los conflictos, ya que si revocamos la confianza que el pueblo ha colocado en la democracia y la independencia judicial de Taiwan, entonces el resultado final será que "todos seremos perdedores".

La lluvia de hoy ha caído en buen momento, ya que servirá para enfriar los ánimos y permitir que nos tranquilicemos y despejemos nuestras mentes.

En un sistema democrático, las elecciones programadas están diseñadas para el ejercicio de la soberanía por parte del pueblo. Ellas también ofrecen un canal a través del cual se pueden reevaluar regularmente la voluntad popular y los valores sociales. La fuerte competencia ha hecho que los políticos hayan pasado por la forma más directa de evaluación, que con frecuencia sirve como su mayor fuente de inspiración. De igual manera, mi campaña, así como mi Administración, estuvo sujeta a un escrutinio más bien duro durante la elección, pero hemos aprendido y mejorado como resultado de ésto. En cualquier elección, resulta inevitable que aparezcan agudas diferencias entre las facciones políticas en contienda. Esto podría incluir ideologías en contraste, disparidad en las plataformas políticas, e incluso variación en los métodos utilizados para movilizar a los simpatizantes. Sin embargo, una elección democrática no es equivalente a una apuesta donde "el ganador se lo lleva todo"; ni tampoco debe conducir a un antagonismo azuzado a propósito entre los votantes. El sistema de controles y equilibrios de la política multipartidista constituye un sólido marco para la gestión de gobierno democrática. Un partido gobernante responsable y una oposición leal, representan juntos la voz del pueblo. Ambos son bienes políticos de una nación libre y de un pueblo libre. Sea el partido gobernante o la oposición, sus respectivos papeles han sido investidos por el pueblo como una oportunidad así como una responsabilidad.

En mi opinión, el desafío final de la pasada elección no radica tanto en ganar un mandato como en la valla post-electoral de superar la muralla del antagonismo y encontrar medios para reconciliar la profunda división causada por la desconfianza. No debemos permitir que el estrecho margen de victoria se convierta en una fuente de mayor conflicto en la sociedad. Por lo tanto, deseo prometer aquí que escucharé, entenderé, obedeceré las leyes y razonaré, así como lucharé por unificar el pueblo de Taiwan; de manera que podamos disipar la animosidad generada por la campaña y reconstruir un "puente de confianza" entre los partidos gobernante y de oposición.

Unir a Taiwan, estabilizar las relaciones a través del Estrecho, buscar la armonía social y revigorizar la economía. Esos son los deseos más sinceros del pueblo y constituyen la misión prioritaria de mi nueva Administración. Pero ninguno de esos objetivos pueden ser logrados a través de un esfuerzo individual, ni tampoco lo puede hacer un partido político solo. Debo recurrir al pueblo con una petición de apoyo, tal como lo estoy haciendo hoy, pidiendo a los partidos de oposición y a las voces de la opinión pública que se unan a mí en este esfuerzo histórico.

CREED EN TAIWAN. Debemos continuar impulsando la competitividad nacional y cultivar una atmósfera de humanitarismo, protección medioambiental y desarrollo sostenible. PERSISTID CON LA REFORMA. Debemos seguir adelante en respuesta a la demanda popular por la reforma de nuestros sistemas político y judicial, del sistema educativo, y de nuestras infraestructuras financieras y fiscales; por el mejoramiento de la calidad de nuestros medios de comunicación y por una abarcadora reforma social. Debemos estar fortalecidos con nuestra fe en Taiwan y debemos perseverar en la lucha por alcanzar nuestras metas. Los esfuerzos que hagamos hoy se traducirán en un duradero legado para las futuras generaciones: un nuevo Taiwan justo donde se materialicen la justicia social, la justicia económica, la imparcialidad de nuestro sistema judicial, la justicia entre los sexos y la justicia internacional.

Frente a la competencia cada vez más fuerte y vigorosa en el ámbito internacional, las tareas vitales para el desarrollo sostenible de Taiwan son incorporar el poder del pueblo y trabajar arduamente para mejorar la eficiencia de los mecanismos gubernamentales. Aún así, debemos tener en mente que las circunstancias históricas y políticas nos confinan a un existente marco constitucional que constituye ahora el impedimento más directo a nuestra efectiva gestión de gobierno.

La Constitución es la base legal suprema de una nación, simbolizando un primordial contrato entre el Gobierno y el pueblo. Nuestra actual Constitución fue promulgada bajo circunstancias que eran muy diferentes a la sociedad en que vivimos hoy, y la mayoría de los artículos en la Constitución ya no satisfacen las necesidades actuales --mucho menos las del futuro-- de Taiwan. La promoción de la reestructuración de la Constitución y el reestablecimiento del orden constitucional son tareas que corresponden a las expectativas del pueblo y van acorde con el consenso compartido por todos los partidos políticos.

El proyecto de reestructuración de la Constitución tiene como meta mejorar la gestión de gobierno y aumentar la eficiencia administrativa con el fin de garantizar una sólida base para el mandato democrático de la ley y promover la estabilidad y prosperidad a largo plazo de la nación. Existen muchos problemas en nuestra actual Constitución que requieren ser tratados, entre los cuales los más obvios e inmediatos incluyen: si debe existir una separación del poder en tres o cinco ramos; si adoptar un sistema de gobierno presidencial o parlamentario; si el Presidente debe ser elegido por la mayoría absoluta o una mayoría relativa; la reforma de la Legislatura nacional y los artículos relacionados; el papel de la Asamblea Nacional y su retención versus abolición; si suspender o abolir el gobierno provincial; bajar la edad para el derecho al voto; modificar los requerimientos del servicio militar obligatorio; la protección de los derechos humanos básicos y los derechos de los desventajados; y los principios que rigen sobre la administración de la economía nacional. De hecho, este será un proyecto de gran escala que con certeza tendrá un impacto significativo.

Para evitar que se repitan los mismos errores de las pasadas administraciones --seis rondas de enmiendas constitucionales en un lapso de diez años--, el propuesto proyecto de reestructuración de la Constitución no debe ser monopolizado por una persona o un solo partido político, ni tampoco debe ser tomado meramente como algo a corto plazo. En el futuro, invitaremos a miembros de los partidos gobernante y de oposición, así como expertos legales, académicos y representantes de todos los campos y estratos sociales para colaborar en la formación de un "Comité de Reforma Constitucional". Nuestra meta será generar el más alto nivel de consenso social en el alcance y el procedimiento de la reforma constitucional, los cuales estarán abiertos al escrutinio público.

Para cuando complete mi mandato presidencial en 2008, espero entregarle al pueblo de Taiwan y a nuestro país una nueva versión de nuestra Constitución --una que sea oportuna, pertinente y factible--, esta es mi responsabilidad histórica y mi compromiso con el pueblo. En el mismo contexto, estoy muy al tanto que aún no se ha logrado un consenso en los asuntos relacionados con la soberanía nacional, el territorio y el tema de unificación/independencia; por lo tanto, permítanme proponer explícitamente que esos asuntos particulares sean excluidos del actual proyecto de reestructuración constitucional. En términos de procedimiento, debemos seguir las reglas establecidas en la existente Constitución y sus enmiendas. Por ende, después de la aprobación por la Legislatura nacional, se elegirán a los miembros de la primera, y también la última, Asamblea Nacional ad hoc, quienes serán encargados de la misión de adoptar la propuesta de reforma constitucional tal como ha sido aprobada por la Legislatura, abolir la Asamblea Nacional e incorporar en la Constitución el derecho del pueblo al referéndum sobre la revisión constitucional. Al proceder de esta forma, esperamos echar una base sólida para el desarrollo a largo plazo de nuestra democracia constitucional y el derecho del pueblo al referéndum sobre las propuestas legislativas para la revisión constitucional.

Durante los últimos cuatro años, hemos sido testigos de dramáticos cambios políticos y económicos en el mundo. Frente al nuevo orden internacional, Taiwan debe pararse firmemente y perseverar en nuestro actual esfuerzo para convertirnos en una nación mejor y más fuerte. También debemos esforzarnos para reubicarnos a nosotros mismos en una posición de equilibrio entre la competencia global y la cooperación internacional.

La amistad por tanto tiempo de Taiwan con Estados Unidos, Japón y nuestros aliados en el mundo ha estado fundamentada en la salvaguarda de nuestros intereses comunes. Más importante aún, ésta es una alianza de valores fundamentales que compartimos: libertad, democracia, derechos humanos y paz.

El desarrollo democrático de Taiwan, y la paz y estabilidad en el Estrecho de Taiwan, siguen siendo un punto de enfoque de la atención internacional. En nombre de nuestro gobierno y pueblo, deseo expresar una vez más nuestra sentida gratitud por la amistad que nos han extendido, recordándome del viejo adagio "juntos a pesar de estar lejos". El pueblo de Taiwan ama la paz. Está de más decir que la seguridad nacional de Taiwan nos preocupa más a nosotros que a cualquier otra persona en el mundo. Frente a una creciente amenaza militar a través del Estrecho, resulta imperativo para todo el pueblo, incluyendo los adversarios políticos, forjar una fuerte voluntad para defendernos, reforzando proactivamente nuestros equipos de defensa y mejorando nuestras capacidades de autodefensa. Es nuestro sincero deseo que nuestros amigos en el ámbito internacional continúen poniendo su valiosa atención y asistencia por la causa de la paz en el Estrecho de Taiwan y la estabilidad en la región de Asia y el Pacífico.

Les pido a todos los ciudadanos, indistintamente estén con el Gobierno o la oposición, que aplaudamos fuertemente para agradecer la amistad y el apoyo que nos han dado nuestros amigos y aliados en el ámbito internacional.

Taiwan se encuentra lista para continuar asumiendo su papel como participante y contribuyente activo de la sociedad internacional --éste es el derecho de los 23 millones de ciudadanos de Taiwan; de igual manera, es también nuestro deber como ciudadanos de la comunidad mundial. En la campaña global en contra del terrorismo, Taiwan nunca ha estado ausente. Taiwan ha estado siempre presente en los esfuerzos internacionales de asistencia humanitaria. Otros logros recientes incluyen la fundación de la Alianza Democrática del Pacífico y el establecimiento de la Fundación para la Democracia de Taiwan. Podemos mostrar un vigoroso registro de nuestra participación en las organizaciones no gubernamentales internacionales, además de nuestra colaboración con otros miembros de la aldea global a favor y en defensa de los valores universales de la libertad, la democracia y los derechos humanos.

En la actualidad, Taiwan es la decimoquinta mayor nación comercial del mundo, con altas calificaciones en términos de la competitividad internacional. Aún así, nos tomó veinte años de arduos esfuerzos para que Taiwan se convirtiese en el 144º miembro de la Organización Mundial del Comercio. Seguimos luchando incesantemente para ingresar en la Organización Mundial de la Salud (OMS). El brote epidémico del SARS el año pasado le enseñó al mundo una dura lección, que todos somos iguales frente a la enfermedad y los malestares. Sin embargo, a pesar del credo de la OMS de que el cuidado de salud --que cubre la medicina, la salud pública y el control de enfermedades-- es un derecho básico de todos los seres humanos y no debe tener fronteras, Taiwan permanece injustamente excluido de la organización.

En esta oportunidad, quiero exhortarles a unir nuestra determinación y continuar con nuestros esfuerzos. Espero que dentro de los próximos dos años, podamos materializar nuestro deseo de ingresar a la Organización Mundial de la Salud.

Hace poco, la Unión Europea celebró calurosamente el ingreso de diez nuevos países miembros. Después de varias décadas de esfuerzos, respetando a cada país y bajo la libre voluntad de sus pueblos, la Unión Europea ha conseguido la valiosa experiencia de integrar los intereses comunes de los europeos. Esto ha tenido un gran impacto e influencia sobre la situación global en este nuevo siglo. La integración regional no sólo es una tendencia actual, sino también del futuro. Este tipo de integración regional junto con el desarrollo de la globalización han traído cambios estructurales en los principios de la soberanía nacional y el alcance de las fronteras nacionales que prevalecían originalmente en la sociedad humana. La armonía universal ya no será un ideal intangible.

En la búsqueda del mayor bienestar del pueblo en este nuevo siglo, los líderes en ambos lados del Estrecho deben hacer frente a la nueva tendencia y adoptar un pensamiento y modalidad totalmente nuevos para encarar los futuros asuntos a través del Estrecho.

Los pueblos en ambos lados del Estrecho comparten una común herencia ancestral, cultural e histórica. En los últimos años, ambos han sufrido de la represión de las potencias extranjeras y del dominio de gobiernos autoritarios. Nuestros dos pueblos comparten una inquebrantable determinación por levantarse y ser amos de sus destinos, un sentimiento que merece nuestro pleno entendimiento mutuo.

Podemos comprender por qué el gobierno al otro lado del Estrecho, debido a las complejidades históricas y sentimientos étnicos, no puede abandonar su insistencia en el "principio de una China". De igual manera, las autoridades en Pekín también deben comprender plenamente la firme convicción del pueblo de Taiwan para luchar por la democracia, amar la paz, perseguir sus sueños libres de amenazas, y procurar el progreso. Si el otro lado del Estrecho no logra comprender el honesto y sencillo deseo de los 23 millones de ciudadanos de Taiwan, si sigue amenazando a Taiwan con la fuerza militar, si persiste en aislarla diplomáticamente, si mantiene los esfuerzos irracionales de bloquear la participación por derecho de Taiwan en el ámbito internacional, solamente hará que los sentimientos del pueblo de Taiwan se aparten cada vez más y se ensanche la brecha en el Estrecho.

La existencia de la República de China en Taiwan, Penghu, Quemoy y Matsu es un hecho. La existencia de Taiwan en el ámbito internacional también es un hecho. Estos hechos no pueden ser negados por nadie, bajo ninguna razón. Aquí radica la voluntad colectiva del pueblo de Taiwan. En los últimos cincuenta años, los 23 millones de ciudadanos nuestros han trabajado juntos para forjar la "Experiencia de Taiwan"; cuyos frutos convalidan la existencia de la República de China, y más aún, se han convertido en bienes orgullosos no sólo de los pueblos en ambos lados del Estrecho, sino también de todas las sociedades de etnia china.

Motivos históricos han dado lugar al desarrollo de dos sistemas políticos muy diferentes, así como dos formas de vida disímiles en los dos lados del Estrecho de Taiwan. Sin embargo, si hacemos un esfuerzo concertado para encontrar algún aspecto positivo de nuestras diferencias y similitudes, tal vez descubramos una maravillosa oportunidad, un catalizador para desarrollar una relación de cooperación y mutuamente beneficiosa. Taiwan es una sociedad completamente libre y democrática. Tampoco un solo partido político o persona puede ser la opción final del pueblo. Si ambos lados desean, sobre una base de buena voluntad, crear un entorno de "desarrollo pacífico y libertad de opción", la República de China y la República Popular China --o Taiwan y China-- podrán establecer en el futuro cualquier forma de relaciones. Nosotros no excluiremos ninguna posibilidad, siempre y cuando cuente con el consentimiento de los 23 millones de personas en Taiwan.

Por más de una década, la interacción entre los pueblos en ambos lados del Estrecho ha sido cada vez más cercana e intensa. Este cambio acarrea gran significado y aumenta la importancia de fortalecer las relaciones a través del Estrecho. En el futuro, esperamos continuar impulsando las actuales medidas de liberalización a la vez que expandimos el intercambio a través del Estrecho a lo largo de un amplio espectro --desde el periodismo y la informática a la educación y la cultura, así como la economía y el comercio-- y promovemos el establecimiento de canales para reanudar el diálogo y la comunicación a través del Estrecho. De esta forma, procuramos cerrar las brechas y establecer una base para la confianza mutua.

Las dos primeras décadas del presente siglo serán un tiempo crucial para que Taiwan prosiga un abarcador programa de mejoramiento y transformación; también representa un momento oportuno en la historia para que China continental se mueva hacia la democratización y liberalización. Por lo tanto, los gobiernos en ambos lados deben aprovechar esta magnífica oportunidad para hacer frente a los desafíos de la competencia global, y defender el progreso y desarrollo en vez de insistir en el punto muerto del debate político. Hemos observado que los líderes del Partido Comunista Chino han hecho hincapié recientemente en la importancia del consistente desarrollo del bienestar para los 1.300 millones de ciudadanos de China continental, a la vez que han expuesto el "surgimiento pacífico" como modalidad para desarrollar las relaciones internacionales. No dudamos que las autoridades de Pekín reconocen que mantener el estatus quo pacífico en el Estrecho de Taiwan resulta de vital importancia para el desarrollo sostenible de nuestros respectivos lados y para la estabilidad en la región de Asia y el Pacífico como un todo.

Creo firmemente que ambos lados deben demostrar un dedicado compromiso con el desarrollo nacional, y establecer a través de las consultas un dinámico "marco de paz y estabilidad" para las interacciones; que debemos trabajar juntos para garantizar que no haya un cambio unilateral del estatus quo en el Estrecho de Taiwan; y, adicionalmente, debemos promover los intercambios culturales, económicos y comerciales --incluyendo los tres enlaces--, ya que solamente de esta forma podremos garantizar el bienestar de nuestros pueblos al mismo tiempo que satisfacemos las expectativas de la comunidad internacional.

Como presidente de la República de China, he recibido el mandato del pueblo en Taiwan para proteger la soberanía, seguridad y dignidad de esta nación; procurar el desarrollo sostenible del país; salvaguardar la paz y estabilidad en el Estrecho de Taiwan; procurar el consenso y obtener el apoyo colectivo de todas las personas; y administrar cuidadosamente las futuras relaciones a través del Estrecho. En el día de hoy, deseo reafirmar las promesas y principios que manifesté en mi discurso de toma de posesión el 20 de mayo de 2000. Hemos cumplido con esos compromisos, los mismos no han cambiado en los últimos cuatro años, ni cambiarán en los siguientes cuatro años. Sobre esta base, mi próximo paso será invitar a los partidos gobernante y de oposición, conjuntamente con representantes de todos los sectores de la sociedad para que participen en la creación de un "Comité para la Paz y el Desarrollo a través del Estrecho", combinando la intuición y sabiduría colectivas de todos los partidos y nuestros ciudadanos para redactar las "Directrices para la Paz y el Desarrollo a través del Estrecho". La meta será pavimentar el camino para la formulación de unas nuevas relaciones a través del Estrecho basadas en la paz, la estabilidad y el desarrollo sostenible.

Distinguidos huéspedes, queridos compatriotas: Si miramos el mapamundi, pareciera que Taiwan, Penghu, Quemoy y Matsu son unas pequeñas islas en las márgenes de la Cuenca del Pacífico. Pero, si observamos más detenidamente descubriremos una orquesta de cordilleras montañosas salpicadas con el canto de los ríos, adornando uno de los más ricos paisajes ecológicos del mundo. En medio de los exhuberantes bosques y abundante vida silvestre, encontramos una cadena humana que enlaza 23 millones de cálidas sonrisas que han descendido de un arco iris étnico, con una historia que cubre varios siglos y que refleja una miríada de herencias culturales juxtapuestas con la evolución política y transformación económica, suficiente como para llenar una enciclopedia. Taiwan es un país oceánico tolerante, una pequeña pero orgullosa isla conectada a todos los rincones del mundo. Unir todos esos atributos permitirá expandir nuestras visiones y remontar nuestras mentes mucho más allá del horizonte.

La historia de Taiwan conmueve los corazones de la gente. Pero, lo que inspira más respeto no es su belleza natural, sino el colorido que refleja la triunfante experiencia de superar las dificultades, pruebas y tribulaciones. Este es el "Espíritu de Taiwan", un don que ha sido pasado a través de las generaciones, un brillo que surge de las caras del pueblo en Taiwan.

Ahora, la antorcha de la historia ha sido pasada otra vez a mis manos; y cada uno de ustedes sostiene la antorcha con sus manos. Me he fijado una meta conmigo, siendo la misma que durante los próximos cuatro años, continuaré sosteniendo los principios de la sinceridad y honestidad, la compasión y benevolencia, así como la abnegación e imparcialidad al dirigir nuestro país a través de la "vía media". Le pido a mis compatriotas que me acompañen en este esfuerzo. Espero contar con su apoyo y estímulo.

Soy solamente un hombre común. Siempre he creído que no existe un gran presidente, sino que solamente existe un gran pueblo que ha creado un gran país. Impulsados por el poder del pueblo, trabajemos juntos. Asentemos conjuntamente las bases para nuestro desarrollo nacional a largo plazo, para la democracia sostenible, las reformas sostenibles, el humanismo sostenible y la paz sostenible. Procuremos que Taiwan, la República de China, marche hacia la solidaridad y la armonía, hacia la imparcialidad y la justicia, y hacia la prosperidad y la igualdad. La historia me ha impuesto esta responsabilidad. Es una misión que ha sido confiada en mí por el pueblo.

El 28 de febrero de este año, más de un millón de personas se pararon en la tierra de Formosa, sin distinciones étnicas, de edad o sexo. Mano en mano, ellos formaron una impresionante "muralla de la democracia" con unos 500 kilómetros de longitud a todo lo largo de la isla para conformar un impresionante retrato de Taiwan. Ha llegado el momento para que Taiwan se levante alta, para que se proyecte con valentía y convicción. Marquemos un sitio firme y sostenible en el mundo.

Mis queridos compatriotas, mostremos nuestro agradecimiento a esta tierra y presentemos nuestro tributo a la grandeza de su pueblo. Juntos, defendamos nuestro Taiwan, a medida que avanzamos orgullosamente a través del siglo XXI. De nuevo, vayamos agarrados de las manos para escribir el próximo capítulo de esta sumamente conmovedora historia de Taiwan en el siglo XXI.

Finalmente, hago votos por la prosperidad de la República de China. Y que la salud y la felicidad siempre acompañen a todos mis queridos compatriotas, a mis queridos amigos y distinguidos huéspedes.

¡Muchas gracias!

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