05/05/2024

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El futuro de las funciones de agencia intermediaria no está claro

06/05/2000
Después de casi una década de manejar los diversos intercambios entre los dos lados del Estrecho de Taiwan, la Fundación para los Intercambios a través del Estrecho de Taiwan (SEF, siglas en inglés), se encuentra en una encrucijada.

Desde que en 1987 el Gobierno de la República de China permitió que los residentes de Taiwan viajaran a China continental, los dos lados han sido testigos de un impresionante crecimiento en términos de los intercambios privados en las áreas cultural, turística, empresarial y deportiva.

Establecida en 1991, la SEF es la única organización privada comisionada por el Gobierno para que maneje dichos asuntos a través del Estrecho dada la ausencia de lazos oficiales entre Taipei y Pekín. La fundación también se ha involucrado en la administración de problemas tales como contrabando, disputas pesqueras y la extradición de polizones de China continental.

Otra de las funciones de la SEF, y una de mucha importancia, ha sido la conducción de diálogos con su homóloga de China continental, la Asociación para las Relaciones a través del Estrecho de Taiwan (ARATS, siglas en inglés).

Pero ahora que por primera vez en la República de China una figura de la oposición ha sido elegida presidente, entre los funcionarios en ejercicio ha surgido una gran preocupación en cuanto a la política de la nueva administración hacia China continental.

A pesar de las repetidas promesas del presidente electo, Chen Shui-bian (del Partido Democrático Progresista), de que habrá una continuidad en dicha política, la tendencia tradicional del DPP hacia una autodeterminación para Taiwan, no sólo pone nervioso a Pekín, sino que también está preocupando a la SEF en cuanto al futuro de sus funciones.

Pero incluso antes de que Chen triunfara en las elecciones del pasado 18 de marzo, las relaciones a través del Estrecho ya eran turbulentas, y los diálogos entre los dos lados se habían suspendido durante varios meses. En una entrevista que la radioemisora alemana Deutsche Welle le hizo en julio de 1999, el presidente Lee Teng-hui describió la situación entre Taiwan y China continental como una “relación especial de estado a estado”. Su declaración provocó fuertes críticas de parte de las autoridades en China continental, quienes acusaron a Lee de promover el sentimiento independentista.

Pekín, que durante largo tiempo ha amenazado con atacar Taiwan si la isla se declara independiente, tiene una tolerancia extremadamente baja acerca de cualquier cosa que se refiera a la soberanía de Taiwan. Después de que Taipei rechazó la demanda de Pekín de que retractara la declaración hecha por Lee sobre la relación especial de estado a estado, China continental anuló el viaje que Wang Daohan, presidente de la ARATS, tenía proyectado realizar a Taiwan en otoño de 1999.

Esa no ha sido la primera vez que Pekín unilateralmente suspende los diálogos a través del Estrecho. Dada la situación, es posible que los funcionarios de la SEF se sientan impotentes, indicaron analistas políticos.

Ultimamente, la intensificada presión de Pekín para que Taipei acepte su fórmula de “una China” para alcanzar la unificación, sugiere que las autoridades en China continental están dejando poco margen para negociar. Los observadores ven ésto como una señal de que la SEF desempeñará menos funciones en el futuro.

Una gran interrogante acerca del futuro de la SEF se centra en cómo la administración de Chen manejará el concepto de “una China” adoptado por el Kuomintang durante los casi 55 años que ha gobernado Taiwan.

La posición oficial de Taipei es que una China unificada será libre y democrática, según se estipula en las Directrices para la Unificación Nacional, adoptadas por la República de China en 1991. Taipei también se refiere al acuerdo alcanzado en las negociaciones Taiwan-China continental de 1992, en el que cada lado tiene el derecho a su propia interpretación de “una China”.

El presidente electo Chen y sus asistentes hasta ahora permanecen sin comprometerse en el asunto de diferentes interpretaciones sobre el concepto de “una China”.

Sin embargo, Chen, quien asumirá la presidencia el 20 de los corrientes, está enfatizando que todo puede discutirse en los futuros diálogos a través del Estrecho, incluyendo la definición de Pekín de “una China”. No obstante, indicó que las autoridades en China continental no pueden pedir que “una China” sea un requisito para sostener negociaciones.

Claramente, la política del nuevo gobierno será el factor que determinará si las relaciones a través del Estrecho podrán ser nuevamente encaminadas hacia adelante.

Chen Rong-jye, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores que participó en los diálogos de 1992, dijo que la mejor política para la nueva administración será adherirse a “una China, diferentes interpretaciones”.

Incluso el presidente de la SEF, Koo Chen-fu, un importante negociador de los asuntos a través del Estrecho, no está seguro de la política que la próxima administración adoptará hacia China continental. Cuando después de que el presidente electo visitó a Koo a fines de marzo, unos periodistas le preguntaron a éste sobre los puntos de vista de Chen en cuanto a las relaciones Taipei-Pekín, Koo respondió que no tocaron el tema.

Koo señaló que él, como todos los demás, tendrá que esperar a que Chen presente su discurso durante el acto de toma de posesión para entender mejor su política al respecto.

Chen ha descrito a Koo como un negociador altamente competente. Aún así, los analistas políticos están especulando que las recientes declaraciones de Koo sugieren que el futuro gobierno no le dará una “mano fuerte” en la solución de las tensiones a través del Estrecho.

A mediados de abril, Koo pidió ausentarse dos meses de su cargo en la SEF por razones de salud. El dijo a la junta directiva de la SEF que no puede cansarse mucho, ya que recientemente se le extrajo un riñón. Así como todavía no está claro si Koo finalmente se retirará de las actividades de la SEF, el alcance de la interacción entre su fundación y el nuevo gobierno es igualmente incierto.

Mientras tanto, el DPP parece estar preparado para expandir sus propios canales de comunicación con China continental. Yen Wan-ching, director del departamento encargado de los asuntos con China continental del DPP, calificó a la SEF y a la ARATS de indispensables. Señaló que las dos agencias intermediarias no bastan para administrar los cada vez más complicados asuntos entre Taipei y Pekín.

Yen incluso llegó a decir que “espera ver un avance en la comunicación oficial entre Taiwan y China continental”.

No obstante, el mismo Chen sigue prometiendo que aprovechará los canales existentes para los contactos a través del Estrecho. Además, del mecanismo de la SEF y la ARATS, se ha hablado sobre usar los canales de comunicación de “dos carriles” y de “tres carriles”.

Las ideas del DPP han dado lugar a una serie de discusiones dentro de la SEF. Durante una reunión de la junta directiva, Koo enfatizó que la fundación es irreemplazable como un organismo intermediario de carácter privado autorizado por el Gobierno. Indicó que las comunicaciones de “dos carriles” y “tres carriles” deben ser consideradas como un método complementario para suministrar información al Gobierno con el fin de elaborar políticas.

“No es un asunto de reemplazo, sino de ayuda mutua”, manifestó Koo.

Jaw Shau-kong, miembro de la junta directiva de la SEF, arguyó que la fundación debe ampliar el alcance de sus operaciones. Sugirió que la SEF esté disponible para los intercambios privados entre los dos lados del Estrecho, además de sólo seguir las directrices del Gobierno.

Algunos miembros consideran necesario que la SEF refuerce su capacidad. En otras palabras, desean que la fundación obtenga más margen para operar por su cuenta mediante la integración de recursos privados.

Aunque están viendo una situación poco clara, muchos analistas políticos creen que la función y estructura de la SEF posiblemente no cambiarán mucho en el futuro cercano.

Claramente, la política del nuevo gobierno será el factor determinante para que las relaciones a través del Estrecho puedan avanzar.

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