07/05/2024

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Presentan documento oficial sobre las relaciones a través del Estrecho de Taiwan

16/08/1999

n respuesta a una pregunta durante una entrevista con la radioemisora Deutsche Welle en torno a que “el gobierno de Pekín considera a Taiwan como una provincia renegada”, el presidente Lee Teng-hui declaró que las relaciones a través del Estrecho de Taiwan son “relaciones especiales de estado a estado”.

La declaración del presidente Lee con respecto a la naturaleza de las relaciones a través del Estrecho está basada en la necesidad de proteger la dignidad y los intereses nacionales. Desde las perspectivas política, histórica y legal, él sencillamente aclaró un hecho existente. De ninguna manera, tergiversó o exageró la verdad, ni excluyó la meta de unificar a ambos lados del Estrecho en una China nueva y democrática.

Este punto de vista práctico y progresista expresa completamente las aspiraciones de los veintidós millones de habitantes de Taiwan. Ha sido diseñado para formar una base de igualdad para los dos lados; elevar el nivel del diálogo; crear un mecanismo para la interacción democrática y pacífica a través del Estrecho; y anunciar una nueva era en las relaciones a través del Estrecho.

Desde su fundación en 1912, la República de China siempre ha sido un estado soberano. Aunque su jurisdicción está actualmente limitada a los territorios de Taiwan, Penghu, Quemoy y Matsu, la República de China es la 19ª mayor economía y el 15º país comercial más grande del mundo. Estos son hechos.

La República Popular China fue fundada en 1949. En los últimos cincuenta años, las dos áreas situadas en ambos lados del Estrecho han sido gobernadas por separado, y ninguna de ella ha estado subordinada a la otra. Hasta la fecha, no han cambiado los hechos de una China gobernada por separado y la relación especial a través del Estrecho.

En 1991, tomamos la iniciativa para demostrar nuestra buena voluntad renunciando el uso de la fuerza para reunificar China, reconociendo el mandato de Pekín en China continental, y reemplazando la confrontación militar con los intercambios pacíficos y el diálogo. Sin embargo, con certeza Pekín no ha respondido con buena voluntad, sino que ha denigrado a la República de China calificándola como un gobierno local a través de su hegemónico “principio de una China”; ha rebajado la posición de la República de China en los intercambios a través del Estrecho; y se ha aprovechado del “principio de una China” como premisa para todas las negociaciones a través del Estrecho, para forzarnos a aceptar gradualmente la fórmula “un país, dos sistemas”.

Más aún, Pekín ha hecho todo lo posible para suprimir nuestro espacio para maniobrar en el ámbito internacional. Consecuentemente, la comunidad internacional se ha acostumbrado a los pronunciamientos de Pekín, mientras descarta el hecho obvio de un régimen igual y separado en los dos lados del Estrecho.

Precisamente debido a que los hechos han sido distorsionados por Pekín y desatendidos por la comunidad internacional durante muchos años, el anuncio del presidente Lee ha llamado mucho la atención de los diversos sectores, cuando él declaró claramente esos hechos sencillos. El hegemónico “principio de una China” de Pekín, que es la verdadera causa del problema, ha sido pasado por alto en la discusión.

A través de los años, la experiencia de países que han negociado con los chinos comunistas muestra que, durante la fase inicial de la negociación, los chinos comunistas siempre insisten en establecer “principios” ventajosos para sí mismos. Generalmente hablando, una vez que tales “principios” sean instituidos, es poco probable que los subsecuentes resultados excedan esos límites. Desde 1995, cuando China continental suspendió unilateralmente las consultas institucionalizadas, Pekín dejó sin atender asuntos sustantivos que son vitales a los derechos e intereses del pueblo en ambos lados y ha demandado obstinadamente negociaciones con el Gobierno de la República de China acerca de asuntos políticos altamente sensitivos.

Además, recurriendo a su presunto “principio de una China” en las negociaciones políticas a través del Estrecho y a su fórmula “un país, dos sistemas”, Pekín ha negado la existencia de la República de China al tratarnos como un gobierno local. El Gobierno de la República de China no teme a las negociaciones, pero no entraremos en negociaciones si no nos colocan en una posición de igualdad, o si somos presionados por un régimen hegemónico que asume conclusiones prefijadas.

Si el Gobierno de la República de China realiza negociaciones con los chinos comunistas bajo tales circunstancias, mientras que reclamamos vagamente que somos solamente un “ente político”, estaríamos colocándonos en una posición desventajosa. Por ende, antes de comenzar cualquier negociación, debemos definir claramente las relaciones a través del Estrecho. Para poder entablar un diálogo significativo con la otra parte y proteger la dignidad de nuestro país y los intereses de nuestro pueblo, el Gobierno de la República de China debe superar el marco injusto donde un “ente político” trata con un “estado soberano”. Solamente cuando las consultas a través del Estrecho se lleven a cabo sobre una base de igualdad, se podrán ganar el apoyo del pueblo.

Taiwan y China continental siempre han tenido diferencias en sus definiciones sobre “una China”. Así, tras el establecimiento de la Fundación para los Intercambios a través del Estrecho de Taiwan (SEF, siglas en inglés) y la Asociación para las Relaciones a través del Estrecho de Taiwan (ARATS, siglas en inglés) en 1992, las conversaciones bilaterales han enfocado principalmente en la definición de “una China”. Solamente después de varias rondas de consultas, las dos partes llegaron finalmente al acuerdo sobre “una China, con cada lado autorizado para presentar su respectiva interpretación”. Es decir, los dos lados pueden expresar libremente su propia definición de “una China”.

Este es un planteamiento ideal que hubiera permitido a los dos lados continuar promoviendo las relaciones a través del Estrecho, mientras resuelven sus diferencias. Sin embargo, Pekín ha abandonado unilateralmente este acuerdo en los últimos años. Con frecuencia, se ha opuesto a la aplicación de este acuerdo en las relaciones internacionales. En ciertos momentos, Pekín ha declarado que el acuerdo se aplica solamente a las consultas técnicas y no a las negociaciones políticas en las relaciones a través del Estrecho. En otras ocasiones, Pekín incluso ha negado que se llegó a tal acuerdo en 1992. Posteriormente, en los últimos años, Pekín ha llegado hasta a oponerse al derecho de la República de China para declarar su propia definición.

En el marco del acuerdo de 1992, en el cual cada lado tiene el derecho a su respectiva interpretación, siempre hemos mantenido que el concepto de “una China” se refiere al futuro y no al presente. Los dos lados no se han unificado todavía, pero son iguales, gobernados separadamente. Ambos existimos concurrentemente. Por lo tanto, los dos lados pueden ser definidos en el sentido de que comparten una “relación especial de estado a estado” antes de la unificación. Las relaciones a través del Estrecho son “especiales” porque compartimos la misma cultura, orígenes históricos y lazos étnicos. El pueblo de ambos lados mantiene intercambios en las áreas social, económica, comercial y demás, siendo estas actividades incomparables a las de cualquier otra nación dividida.

Lo más importante es que los dos lados estén dispuestos a trabajar juntos y a sostener consultas en una base de igualdad para alcanzar la futura unificación de China. Si los dos lados pueden reconocer y apreciar esta relación especial y retornar al acuerdo de que cada lado tiene el derecho a su respectiva interpretación, entonces, a través de consultas basadas en la igualdad, podemos superar nuestras diferencias políticas para cooperar conjuntamente en la apertura de un nuevo capítulo en las relaciones a través del Estrecho, el cual conducirá a la unificación del país bajo la democracia.

El propósito de definir claramente la relación a través del Estrecho según la realidad es asegurar una posición igual para los dos lados del Estrecho de Taiwan. También, repetidamente hemos enfatizado que las diversas políticas pertinentes no serán cambiadas, especialmente aquéllas para promover los diálogos constructivos y los intercambios positivos entre los dos lados. Nuestra determinación para establecer una relación “triunfo-triunfo” y nuestra firme política de alcanzar la futura unificación de China bajo la democracia, la libertad y la prosperidad equitativa, no ha cambiado. Dado que no hay cambio en la política, indudablemente no hay necesidad de revisar la Constitución, las leyes, ni las Directrices para la Unificación Nacional.

Finalmente, está el asunto de cambiar la posición (status quo), o causar problema. Esperamos que las partes en cuestión examinen el asunto desde un punto de vista razonable y objetivo. También, deseamos incrementar los contactos con cualquier parte para poder comunicar totalmente nuestras ideas, con el fin de que juntos podamos mantener la paz y la estabilidad del Estrecho de Taiwan y de la región de Asia y del Pacífico.

El acuerdo para la visita del Sr. Wang Daohan a Taiwan este año fue alcanzado durante las conversaciones Koo-Wang de octubre de 1998. Posteriormente, enviamos la invitación formal al Sr. Wang. En el transcurso de los últimos seis meses, la Fundación para los Intercambios a través del Estrecho de Taiwan, de Taipei, y su homóloga de Pekín, la Asociación para las Relaciones a través del Estrecho de Taiwan, han realizado intercambios y preparativos para este acontecimiento histórico. Deseamos reiterar que sinceramente damos la bienvenida al Sr. Wang para que visite Taiwan este otoño.

Sabemos que las autoridades de China continental han estado esperando sostener con nosotros diálogos sobre temas políticos sumamente delicados durante la visita del Sr. Wang a Taiwan. En este momento, hemos definido claramente la relación a través del Estrecho para las conversaciones, con el fin de que las dos partes puedan sostener discusiones a fondo sobre varios asuntos, incluyendo la definición de la relación entre los dos lados.

En el curso de las consultas a través del Estrecho, si los dos lados ofrecen diferentes posiciones y puntos de vista, ello deberá ser considerado como algo necesario en el proceso de la búsqueda de puntos en común, mientras que se resuelven las diferencias. Si una parte puede expresar su posición, también debe ser capaz de aceptar el hecho de que la otra igualmente puede expresar su posición. En realidad, precisamente porque existen diferencias, las consultas son sumamente necesarias ahora. Mediante las consultas, habrá oportunidades para comprender o resolver las diferencias. Si uno de los dos lados se niega a sostener diálogos debido a puntos de vista diferentes, la relación a través del Estrecho seguramente dará marcha atrás.

Creemos que éste no es el resultado que los dos lados y la comunidad internacional desean ver. Estamos seguros de que el diálogo Koo-Wang en Taipei puede permitir que cada lado comprenda el punto de vista general del otro y eliminar los malentendidos. Esto no sólo ayudará a reducir las tensiones entre los dos lados mientras que hay un avance en las discusiones a efectos de establecer un rumbo claro para las relaciones a través del Estrecho, sino que también contribuirá a la paz y estabilidad regional.

La estabilidad en el Estrecho de Taiwan directamente afecta la paz y la prosperidad en la región de Asia y del Pacífico. El mantenimiento de la paz en el Estrecho de Taiwan debe ser considerado el deseo común de los dos lados y de la comunidad internacional. La posición de las relaciones a través del Estrecho ahora está claramente definida y refleja realidades políticas y legales objetivas, ofreciendo una nueva oportunidad para la reanudación de una interacción positiva entre los dos lados.

Después de la normalización de las relaciones a través del Estrecho, un patrón de paz y estabilidad a largo plazo podrá ser desarrollado mediante diálogos constructivos, consultas institucionalizadas e intercambios. Este debería ser el objetivo común de los dos lados a medida que construyan una nueva China unida y democrática en el futuro. Una situación “triunfo-triunfo” luego será establecida para los dos lados del Estrecho de Taiwan. Los países de la región también se beneficiarán. La situación es compatible con los intereses a largo plazo de ambas partes y de toda la región de Asia y del Pacífico.

Hacemos un llamado a China continental para que haga frente a la realidad y reconozca nuestro deseo de promover las relaciones a través del Estrecho. Esperamos que Pekín sea pragmático y mantenga una mentalidad abierta para que los esfuerzos conjuntos de las dos partes puedan crear una nueva era de interacción constructiva en el siglo XXI.

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