"La vida nivela a todos los hombres; la muerte da a conocer a los eminentes."
George Bemard Shaw
Más de un millón de ciudadanos de todos los credos y edades, muchos de ellos sollozando apesarados, se reunieron a lo largo de calles, avenidas y carreteras de las ciudades de Taipei y Taoyuan, para darle el último adiós a su presidente Chiang Ching-kuo, en su último viaje hacia su morada temporal de descanso: Touliao, en el distrito de Taoyuan.
A lo largo de la ruta de 68 kilómetros, desde el Monumento a los Mártires de la Revolución en donde sus restos mortales permanecieron en capilla ardiente por espacio de una semana, para recibir el postrer tributo de homenaje por parte de más de 1.200.000 personas, no importándoles las inclemencias del tiempo y las largas horas que tenían que permanecer de pie formando una larga caravana de más de dos kilómetros hasta Touliao, la carroza fúnebre del extinto Presidente, pasó en medio de largas filas de dolientes personas, bajo el sol matinal y el humo de las barras de incienso que portaban en las manos, como tributo de homenaje póstumo a su querido líder.
Anteriormente, 2.950 funcionarios, dignatarios extranjeros, representantes cívicos y miembros de la familia Chiang, reunidos en el Monumento a los Mártires de la Revolución, escucharon un servicio fúnebre cristiano de 45 minutos, que fue transmitido en vivo por las tres estaciones de televisión.
Al presidir dicha ceremonia, el Reverendo Chow Lien-hwa, expresó: "Sr. presidente Chiang, bajo el cuidado de Dios, ya no le faltarán más las fuerzas cuando quiera ir a visitar a sus conciudadanos, ni tampoco su voz habrá de abandonarlo cuando desee dirigirse a su pueblo."
A las 8:50 a.m.,luego de cerrarse para siempre el ataúd de bronce que guarda los restos mortales del extinto jefe de estado, el presidente Lee, junto con otros altos funcionarios gubernamentales, ataviados con el traje tradicional negro y azul de los intelectuales chinos colocó una corona e inmediatamente el ataúd fue envuelto con las banderas del Kuomintangy de la República de China, procediéndose después a sellarlo definitivamente.
Luego de salir el féretro, en manos de los guardias personales que estuvieron al servicio del extinto Presidente, toda la nación observó un minuto de silencio, mientras se dejaron escuchar las sirenas y el repique de las campanas de los templos y el estallido de 21 cañonazos dejaba escuchar su estruendo, en homenaje de despedida al Primer Mandatario, iniciando así su largo recorrido, a los acordes de la Marcha Fúnebre de Federico Chopin, interpretada por una banda marcial.
Al llegar a la Casa de Huéspedes ahora llamado Lugar de descanso temporal de Touliao, el ataúd fue sellado en una bóveda de mármol negro, rodeada por paredes blancas y un techo de tejas rojas, en donde nuestro amado presidente descansa ahora el sueño eterno.