Por:Eusebio Fui Lin
Durante las cuatro décadas transcurridas desde su evacuación del continente, el gobierno de la República de China ha ejercido un sistema de control de divisas para asegurar el crecimiento económico de este bastión del resurgimiento, y gracias a ese control, los logros económicos han sido estables y sorprendentes para todo el mundo. El milagro alcanzado por un pueblo de nada más de 20 millones de habitantes ha sido objeto de admiración e imitación para los países en vías de desarrollo. Sin embargo, cuando los negocios con el extranjero fueron aumentando en gran escala y las reservas llegaron a más de US$70.000 millones, el control de divisas y el anticuado sistema económico resultaron inadecuados.
Para enfrentar el crecido proteccionismo y mejorar el desequilibrio de los negocios, el gobierno decretó el año pasado nuevas estipulaciones. No obstante, desde la promulgación por el gobierno de la liberalización, internacionalización y sistematización económica, se han recibido incesantes impactos y golpes en los campos agrícola, industrial y social. Al arribar a los puertos las primeras partidas de cigarrillos y vinos norteamericanos, hicieron romper el monopolio del gobierno en esos dos rubros y causaron irremediables pérdidas para los cultivadores de tabaco y uvas.
Por añadidura, los beneficios que los importadores sacaron de estas mercaderías de procedencia norteamericana, han servido como incentivo para hacer más importaciones, así que sucesivamente grandes cantidades de naranjas, manzanas, peras e incluso carne de pavo llegaron a nuestros puertos marítimos. Es una catástrofe para los cultivadores y criadores, puesto que los precios de estos géneros que se venden en los mercados locales son desastrosamente bajos. Como consecuencia, se ha originado una crisis financiera para los campesinos quienes, para proteger sus beneficios, salen inesperadamente a las calles para manifestar y protestar contra estas importaciones.
No menores daños han sufrido las industrias, puesto que la revalorización de nuestra moneda ha llegado hasta un 30 por ciento durante estos dos años, y ello ha hecho no competitivos a nuestros productos en los mercados extranjeros y causado la bancarrota de muchas empresas medianas y pequeñas. Los mayormente afectados son los empresarios que se dedican a la manufactura de juguetes, papelería, artículos eléctricos, cristalería, etc., que se habían beneficiado con la protección de los altos aranceles durante largo tiempo.
Estas complejidades constituyen rompecabezas, pero también son cruciales para nuestro proceso hacia la liberalización e internacionalización. No debemos retroceder ante estas importantes contrariedades, sino que debemos estudiar medidas positivas para disminuir los perjuicios hasta el mínimo.
Los estudios del profesor del Departamento de Economía Agrícola de la Universidad Nacional de Taiwan, Sr. Jiang jong-chi, nos presentan tres interesantes y valiosas sugerencias para encarar los problemas agrarios surgidos:
(1) Se debe investigar el carácter y la cantidad de nuestros recursos agrícolas para utilizarlos de mejor manera. Por ejemplo, debido a la limitada tierra cultivable, no podemos cultivar plantas que necesitan espacio inmenso y que no presentan alto rendimiento, tales como caña de azúcar, arroz y otros granos. Sin embargo, contando con alta tecnología, cuantiosos capitales, experto personal y la laboriosidad y frugalidad del pueblo, estamos convencidos de poder crear otros productos novedosos para nuestros consumidores.
(2) Los campesinos deben establecer el sistema de venta directa para evitar la privación de beneficios por los intermediarios. Quiere decir que los campesinos no sólo son productores sino también distribuidores de sus propios productos. Pero, el éxito de este nuevo sistema agrario habrá de depender del libre juego de la oferta y la demanda y los campesinos deben estudiar bien antes de que empiecen a producirlos, para no correr riesgos.
(3) El gobierno debe adiestrar a suficientes operadores de granos en el mercado internacional para cubrir la inminente demanda de esos talentos, puesto que en nuestros esfuerzos hacia la intemacionalización y liberalización, los productos agrícolas que no tienen competitividad van disminuyendo y cada día nos volveremos más dependientes de las importaciones de los mismos. En vista de que todavía no han sido eliminadas las amenazas comunistas, el papel que desempeñan estos operadores es sumamente
importante para la seguridad nacional.
Por la parte industrial, también se debe reajustar la estructura de producción, cancelando los artículos no competitivos y elevando la calidad de fabricación de los otros. Los industriales nunca deben buscar pretextos para quejarse, puesto que ha pasado ya la época de la tutela gubernamental con altos aranceles.
La liberalización y la internacionalización económica son sumamente importantes en nuestra transformación en un país desarrollado, cuyo éxito nos brindará un futuro luminoso, por eso, apoyamos con toda convicción y determinación la política del gobierno. Son inevitables los trastornos e impactos tanto comerciales, como industriales o sociales; sin embargo, sabemos que con paciencia, una virtud característica de los chinos, podremos llegar a un feliz término.