04/05/2024

Taiwan Today

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Simposio sobre la reunificación

06/09/1988
Diecisiete eminentes eruditos propusieron en un seminario efectuado recientemente que el gobierno levante gradualmente la prohibición sobre el intercambio directo de actividades entre ambas márgenes del Estrecho de Taiwan, entre toda una serie de sugestiones formuladas sobre los problemas políticos y económicos de la nación. El seminario fue auspiciado por la "Fundación Siglo 21" y en él los mencionados estudiosos elaboraron un informe según el cual el desarrollo de las relaciones entre ambos lados debe ser conducido en un proceso" paso a paso" . Durante cada una de las etapas, la prohibición "sobre el intercambio de actividades a través del Estrecho de Taiwan" debería ser levantada condicionalmente, bajo la premisa de que deberían haber compromisos y acciones correspondientes por parte de China continental, sugirieron los estudiosos, quienes agregaron que la meta final debería ser la realización de intercambios de actividades completamente directos y abiertos entre ambas partes. Los eruditos, entre quienes se contaban los profesores Lu Ya-li, Tsai Cheng-wen y Tsao Chun-han, de la Universidad Nacional de Taiwan, Chiang Ping-lun, de la Universidad Nacional de Chengchi y Lin Chia-cheng, de la Universidad de Soochow, dijeron que la primera etapa de los intercambios debería ser efectuada en forma indirecta. Ello incluye las visitas familiares y las actividades comerciales, culturales, académicas y atléticas, todas las cuales deberan ser aprobadas sobre la base de "caso por caso". La segunda etapa consistiría en el permiso para toda clase de actividades efectuadas indirectamente, y la etapa final sería el intercambio de actividades en forma completamente directa, manifestaron los eruditos. En la primera etapa, hicieron notar los estudiosos, los chinos comunistas deberán renunciar el empleo de la fuerza contra Taiwan y aceptar el acuerdo "una China, dos gobiernos" ante organizaciones internacionales, conocido asimismo como "modelo de reconocimiento dual". En la segunda etapa, dijeron los expertos, los chinos comunistas deberán abandonar sus "cuatro insistencias" y permitir la formación de otros partidos políticos. En la tercera etapa, se mantendrán discusiones entre ambas partes acerca de un modelo de reunificación de China durante un período de transición. Pero quizá lo más saliente observado a través del seminario es que los eminentes eruditos compartieron un concepto sin disidencias: La reunificación de China se va a realizar, y quienes discuten si Taiwan debe ser un país independiente, o no, deberían dejar de hacerlo. "La cuestión es como puede reunirse el país, y no si debe reunirse", fue la conclusión a que arribaron, taxativamente. Aquellos que están familiarizados con la Historia de China y con la situación por la que atraviesa el país desde la ocupación de la parte continental por los comunistas, no pueden sino compartir esa opinión. El pueblo chino, a través de toda su historia, ha concedido un elevado valor a la unidad nacional y, aunque a veces la nación ha estado dividida, durante la mayor parte de su existencia ha estado unificada. Ese sentimiento de unidad se halla claramente manifiesto en los escritos legados por el "Padre de la Patria" De. Sun Yat-sen, y el Generalísimo Chiang Kai-shek, y ha sido puesto de relieve en los foros internacionales por eruditos de la talla del Dr. Shaw Yu-ming, actual Director General de información y vocero oficial del gobierno chino. Todos ellos explicaron cómo, aún en las épocas en que el país estuvo secesionado, sus habitantes jamás dudaron de que formaban parte de una única nación y cómo, ya fuera en forma consciente o subconsciente, siempre dieron por hecho que iba a volver a estar unido algún día. En uno de sus libros más recientes, "Más Allá del Milagro Económico", Shaw Yu-ming da como una de las principales razones de ese sentimiento el tremendo poder cohesivo de la milenaria cultura china, que el materialismo dialéctico de los marxistas continentales no ha podido mellar, como así tampoco los movimientos separatistas fomentados desde el exterior. Pero ello no significó jamás la adopción de una actitud estática por parte del gobierno de la República de China. Por el contrario, sin renunciar a una política dinámica que a ultranza pudiere conducir a la reunificación de la nación, la conservación de la línea de "no mantener contactos, ni negociaciones ni compromisos", fue la reacción lógica ante la deshonestidad de Pekin en cuanto a la celebración de negociaciones para un acuerdo de reunificación porque, de hecho, Pekín no renunció nunca a su propósito de someter a Taiwan por las armas. En base a experiencias perfectamente visualizadas desde Taipei todas las "aperturas" de Pekín fueron rechazadas y por muy buenas razones. En primer lugar, porque los chinos comunistas jamás obraron de buena fe en sus tratos, ni con minorías étnicas (en realidad otras tantas naciones), ni con otros grupos políticos ni países. Un ejemplo clásico de esa falta de buena fe es lo ocurrido en 1961, cuando después de fumar un "Tratado de Amistad" con Jawaharlal Nehru tropas comunistas chinas invadieron la India, y otro el empleo de la fuerza contra el Tibet después de suscribir un acuerdo de no intervención en los asuntos internos de ese país. Por lo demás, la realización de conversaciones oficiales entre Taipei y Pekín pudo haber dado a los comunistas la oportunidad de crear internacionalmente la falsa impresión de que la República de China es sólo un gobierno local. Ello, sin hablar de los esfuerzos efectuados para aislar a la República de China de la comunidad internacional y de todas sus organizaciones políticas, académicas, culturales y hasta deportivas. Sin embargo, esas tácticas maliciosas fracasaron ante la flexibilidad del gobierno de la República de China, que dispuso la creación de una "fuerza de tareas" especial, que deberá deliberar sobre todos los asuntos referentes a China continental y planificar las formas más convenientes para encarar todas las eventualidades posibles. Uno de los objetivos principales de esa política flexible es, precisamente, evitar el aislamiento internacional de la República gestado desde Pekín y, a ese efecto, se dispuso el envío de una delegación no oficial a la celebración de la 22a. Sesión Plenaria del Consejo internacional de Uniones Científicas, que se celebrará este mes precisamente en Pekín. Esa decisión permitirá mantener un contacto estrecho con la comunidad científica internacional y al mismo tiempo refleja la resolución del gobierno de hacer frente a los problemas que se planteen de una manera tan firme como novedosa.

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