07/05/2024

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La crisis de China Roja

06/12/1988
Pekín está sufriendo desesperadamente una CrISIS política que puede perjudicar sus metas de rejuvenecer el continente y tomar a Hong Kong y Macao en sus brazos, según un análisis especial del "Daily Telegraph" de Londres. El columnista Graham Hutchings escribió: "Con los entrados 84 años de Teng y la aparición de otra crisis de sucesión, China Roja parece estar desprovista de otras figuras competentes para esa tarea." "Hoy, a exactamente diez años desde el lanzamiento de las reformas económicas por Teng en 1978, China continental se encuentra con una inminente crisis en su estructura política y de autoridad que seguramente frustrará sus intentos de hacer resurgir la causa comunista y dificultará la reunificación con Hong Kong y Macao," agregó Hutchings. Debido a la permanente pugna entre reformistas y conservadores comunistas, las reformas de Teng Hsiao-ping enfrentaron constantes resIstencias desde un principio, especialmente de parte de los antiguos cabecillas de la cúpula militar como Chen Yin y Lee Shen-lien. Esa situación no solamente no ha mejorado en los diez largos años de reformas, sino que se ha convertido en un abierto conflicto, lo cual ha obstaculizado gravemente los intentos de Teng. Por añadidura, estimulados por la nueva política de Teng, los estudiantes e intelectuales han ensayado una serie de campañas pidiendo más libertad y democracia en todo el continente, lo cual amenaza directamente el poderío supremo del Partido Comunista Chino y constituye objeto de observación de los opositores militares y los conservadores dentro del partido mismo. Como consecuencia de tales manifestaciones estudiantiles, la largamente reprimida cólera de los campesinos y obreros también llegó a su auge y encendió la mecha de agitaciones violentas, cuyo preludio se desarrolló a mediados de este año cuando los campesinos de Fangshan bloquearon una fábrica química que emitió sus efluentes en los arrozales, y se encararon con una represión férrea de la autoridad comunista. Pero se prevé que otras "tempestades" azotarán la política de China comunista a corto plazo. Paralelamente, los problemas económicos son otro rompecabezas. Antes de las reformas, la planificación central de estilo marxista-leninista situó a la economía del continente en el estado de mayor apuro económico de su historia; sin embargo, las reformas tampoco han mejorado definidamente la situación, sino que han creado otros problemas inflacionarios y sociales. Según se informó, los precios del primer semestre de este año han subido un 40 por ciento, lo cual ha bajado substancialmente el nivel de vida de los chinos del continente, y los ciudadanos tienen que hacer más colas para comprar sus raciones diarias. Además, las malas condiciones del campo hacen que la población rural se reduzca de una forma tan precipitada que el régimen comunista se ve obligado a importar granos para el consumo de los mil cien millones de habitantes. Pero no son ésas las únicas dificultades del régimen, ya que está enfrentando otros desafíos tales como la corrupción desenfrenada y el boicot procedente de las autoridades locales. Con todos esos problemas, basta decir que los líderes comunistas no pueden celebrar su décimo aniversario de reformas con paradas o fiestas sino, por contrario, con unas medidas más severas para reinvindicar el control sobre la economía y reducir el rol del mercado libre. Es evidente que los problemas que surgen de las reformas de una década entera son mayores que los logros. La anticuada estructura política de Pekín y su ideología tendrán que reajustarse para adaptarse a los nuevos modelos de desarrollo económico. "Ese es un caso aún mucho más difícil que la decisión de abandonar la planificación central en favor del mercado libre," acotó el analista británico. Si Pekín decide poner un freno a sus intentos, todas las reformas se paralizarán, los ínfimos logros alcanzados durante los diez largos años quedarán en vano y los habitantes del continenete, que han sufrido durante más de 30 años, estarán destinados a seguir padeciendo sin saber hasta cuándo. Asímismo, los habitantes de Hong Kong y Macao rechazarán la integración con China comunista, ya que nadie quiere vivir en un país que es símbolo de pobreza y atraso. Por el contrario, China comunista no tiene ninguna razón de imponerles un sistema anticuado que ha arruinado la economía del contínente ni de obligarles a aceptar una vida que es mucho más atrasada. Aún si los comunistas siguen el camino reformista y obtienen algunos logros, correrán el riesgo de perder la prevalencia de la ortodoxia marxista-leninista y hasta de la descomposición del régimen comunista, porque se prevé que los chinos esclavizados tras la "cortina de bambú" pueden levantarse en violentas manifestación. "Ouedan dos alternativas para que escojan los líderes comunistas: continuar o no contlnuar las reformas. Ambas alternativas no les son fáciles, pero tienen que tomar una decisión ahora", finalizó el editorialista.

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